Beyond Hogwarts RPG - Foro de rol Play-By-Post ambientado en el mundo de Harry Potter
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Watchdog
- Irina Lewis
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Re: Watchdog
Estaba pensando en la posibilidad de cambiar la cerradura de su departamento hacía rato. El edificio donde vivía era un infierno pero Irina no quería mudarse antes de que terminara el contrato de alquiler, porque así de obsesiva podía ser, además le molestaba sentir que sus vecinos se habían salido con la suya. Ni la pareja gritona de al lado ni el pelado fiestero del departamento de abajo tenían derecho a molestarla y sacarla de sus planes, de su eje. Para Irina había pocas cosas más importantes que la planificación y si ella había organizado todo para vivir allí dos años, eso haría. Pero los carteles pegados en el ascensor, las quejas, los supuestos robos... toda la paranoia contenida dentro de esas paredes, la estaba enloqueciendo de apoco. Necesitaba hacer algo, cambiar la cerradura por si era cierto que entraban tan seguido a robar en los departamentos y, sobre todo, mantener su privacidad lejos del portero acosador.
Iba caminando rápido por la calle hacia su trabajo, hasta que el cartel en forma de llave sobre uno de los locales le llamó la atención y le recordó su pequeño asunto pendiente. Se detuvo al ver que el local tenía vidriera y se puso a observar los diferentes tipos de llaves y cerraduras que había expuestos. Nunca creyó que un lugar así necesitara vitrina, al igual que Dolovo pensaba que había ciertas cosas que las necesitas y las querías, o no, pero nunca estaba de más mirar para poder elegir.
El saludo del empleado la sobresaltó porque estaba inmersa mentalmente en la decisión de cambiar la cerradura de una vez o seguir de largo para no llegar tarde a la oficina. Alzó la cabeza para verlo y entre abrió la boca obligándose a hablar, aunque estaba incómoda por la interrupción. ¡Cuánto apuro! ¿No podía esperar a que entrara al local?
"B-buen día" saludó "Eh... Estaba pensando en cambiar la cerradura de mi casa, ¿puedo ver qué tienes?" preguntó entonces, más obligada por la presencia del perro guardián de la cerrajería que por voluntad propia.
Iba caminando rápido por la calle hacia su trabajo, hasta que el cartel en forma de llave sobre uno de los locales le llamó la atención y le recordó su pequeño asunto pendiente. Se detuvo al ver que el local tenía vidriera y se puso a observar los diferentes tipos de llaves y cerraduras que había expuestos. Nunca creyó que un lugar así necesitara vitrina, al igual que Dolovo pensaba que había ciertas cosas que las necesitas y las querías, o no, pero nunca estaba de más mirar para poder elegir.
El saludo del empleado la sobresaltó porque estaba inmersa mentalmente en la decisión de cambiar la cerradura de una vez o seguir de largo para no llegar tarde a la oficina. Alzó la cabeza para verlo y entre abrió la boca obligándose a hablar, aunque estaba incómoda por la interrupción. ¡Cuánto apuro! ¿No podía esperar a que entrara al local?
"B-buen día" saludó "Eh... Estaba pensando en cambiar la cerradura de mi casa, ¿puedo ver qué tienes?" preguntó entonces, más obligada por la presencia del perro guardián de la cerrajería que por voluntad propia.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
Lo sé, pero lo triste es que no es invento xD está basado en terroríficos hechos reales (?).
Algo incómoda por el examen visual tan descarado, Irina tensó la mandíbula sin notarlo y buscó mirar a cualquier lado menos a ese tipo. Ni siquiera había entrado y ya estaba arrepentida de haberse detenido a mirar las llaves, debió seguir de largo y comprar la cerradura cuando saliera del trabajo. Ahora no sólo iba a llegar tarde, algo en lo cual era muy cuidadosa, sino que estaba atrapada en ese local donde tenía que aunque sea fingir que miraba las cerraduras porque ya había abierto su enorme boca. Creo que igual me causa algo de gracia la enorme ironía que resultaba comprarle una cerradura a un asesino a sueldo.
Irina no pretendía que ellos se la instalaran, creía que podía arreglárselas perfectamente sola, ¿qué tan difícil podía ser quitar un par de tornillos, encastrar la cerradura nueva y volver a atornillar? Si la puerta se rompía sería lo de menos, ya ese edificio del mal no la dejaba dormir algunas noches, totalmente podía pasarse la noche del viernes haciendo guardia para que no entraran a robarle y matarla.
Incómoda también por tener que pasar delante de él, entró por la puerta, deteniéndose para mirar hacia donde él le señalaba. "Gracias" murmuró entonces, caminando hacia donde había un par expuestas. En realidad Irina no entendía nada, para ella todas eran lo mismo, si elegía iba a ser por el tamaño y porque a sus ojos inexpertos alguna le parecería más fuerte que otra. Hubiera dado cualquier cosa porque el dueño viejito la atendiera y le explicara en lugar de ese chico intimidante al que no pensaba preguntarle nada más, y eso que no tenía idea de que mientras ella intentaba medir la resistencia de una cerradura por el grosor del metal, Dolovo medía la resistencia de su cabello no quiero saber con qué fines.
Algo incómoda por el examen visual tan descarado, Irina tensó la mandíbula sin notarlo y buscó mirar a cualquier lado menos a ese tipo. Ni siquiera había entrado y ya estaba arrepentida de haberse detenido a mirar las llaves, debió seguir de largo y comprar la cerradura cuando saliera del trabajo. Ahora no sólo iba a llegar tarde, algo en lo cual era muy cuidadosa, sino que estaba atrapada en ese local donde tenía que aunque sea fingir que miraba las cerraduras porque ya había abierto su enorme boca. Creo que igual me causa algo de gracia la enorme ironía que resultaba comprarle una cerradura a un asesino a sueldo.
Irina no pretendía que ellos se la instalaran, creía que podía arreglárselas perfectamente sola, ¿qué tan difícil podía ser quitar un par de tornillos, encastrar la cerradura nueva y volver a atornillar? Si la puerta se rompía sería lo de menos, ya ese edificio del mal no la dejaba dormir algunas noches, totalmente podía pasarse la noche del viernes haciendo guardia para que no entraran a robarle y matarla.
Incómoda también por tener que pasar delante de él, entró por la puerta, deteniéndose para mirar hacia donde él le señalaba. "Gracias" murmuró entonces, caminando hacia donde había un par expuestas. En realidad Irina no entendía nada, para ella todas eran lo mismo, si elegía iba a ser por el tamaño y porque a sus ojos inexpertos alguna le parecería más fuerte que otra. Hubiera dado cualquier cosa porque el dueño viejito la atendiera y le explicara en lugar de ese chico intimidante al que no pensaba preguntarle nada más, y eso que no tenía idea de que mientras ella intentaba medir la resistencia de una cerradura por el grosor del metal, Dolovo medía la resistencia de su cabello no quiero saber con qué fines.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
No no, me faltó aclarar que es un edificio normal y corriente en el que se desarrolla la historia de terror que me robo para que sea la casa de Irina xD
El problema era que Irina no quería preguntar nada, aunque estaba llena de dudas. Alzó la mano queriendo tocar una de las cerraduras, como si al tacto pudiera saber si era buena, pero se detuvo y apenas la rozó con la yema de los dedos, pensando en que el perro guardián que sentía respirándole en la nuca, le iba a ladrar o morder por tocar la mercadería. ¿Y si la obligaba a comprarla solamente por haberla tocado?
Se giró rápido entonces, para verlo, notando que todavía la miraba como bien se estaba imaginando. Dios, la ponía nerviosa la mirada y la cara de ese tipo. ¿A cuánta gente habría atendido? ¿Vendería siquiera una de todas las cerraduras y llaves que tenían si a todos los trataba así? Quizás pensaba que ella buscaba robar o algo, quizás algo en ella no le había gustado y por eso le tenía desconfianza y la estaba observando tanto. "¿Esta cuánto sale?" preguntó haciéndose la interesada en la cerradura que había tocado y obligándose a mirarlo a los ojos. Era dorada y grande, creía que podía entrar en la puerta de su departamento sin problemas.
No, Irina todavía no había notado los cuchillos sobre el mostrador, si no ya hubiera salido corriendo de ahí, pero todavía sentía el compromiso de comprar algo pese a la incomodidad que le generaba que el muchacho no hablara ni fuera amable, además de estar haciéndole una radiografía con los ojos.
El problema era que Irina no quería preguntar nada, aunque estaba llena de dudas. Alzó la mano queriendo tocar una de las cerraduras, como si al tacto pudiera saber si era buena, pero se detuvo y apenas la rozó con la yema de los dedos, pensando en que el perro guardián que sentía respirándole en la nuca, le iba a ladrar o morder por tocar la mercadería. ¿Y si la obligaba a comprarla solamente por haberla tocado?
Se giró rápido entonces, para verlo, notando que todavía la miraba como bien se estaba imaginando. Dios, la ponía nerviosa la mirada y la cara de ese tipo. ¿A cuánta gente habría atendido? ¿Vendería siquiera una de todas las cerraduras y llaves que tenían si a todos los trataba así? Quizás pensaba que ella buscaba robar o algo, quizás algo en ella no le había gustado y por eso le tenía desconfianza y la estaba observando tanto. "¿Esta cuánto sale?" preguntó haciéndose la interesada en la cerradura que había tocado y obligándose a mirarlo a los ojos. Era dorada y grande, creía que podía entrar en la puerta de su departamento sin problemas.
No, Irina todavía no había notado los cuchillos sobre el mostrador, si no ya hubiera salido corriendo de ahí, pero todavía sentía el compromiso de comprar algo pese a la incomodidad que le generaba que el muchacho no hablara ni fuera amable, además de estar haciéndole una radiografía con los ojos.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
Instintivamente cuando él se acercó, Irina dio dos pasos para alejarse de las cerraduras y, obviamente, del tipo ese. Se hizo la interesada en mirar lo que le mostraba y no pudo evitar agrandar los ojos cuando escuchó el precio de la que él le ofrecía. No podía pagar eso, además de que le parecía una cerradura un tanto exagerada para la puerta de un simple departamento de dos ambientes.
Volvió a mirarlo, algo ofendida, cuando él la apuró para tomar una decisión. No le extrañaba que no hubiera nadie más en ese local, ¿quién le había enseñado a vender? "¿No hay algo intermedio?" preguntó entonces, hasta ella que era una estructurada de lo peor sabía que en la vida había grises "¿Qué tal esa?" estiró el brazo para señalarle levemente una que estaba debajo de las otras que el chico le había mostrado. Intentó mantener su mano alejada de él, igual, porque seguía poniéndole nerviosa la cercanía y que la mirara tan insistentemente "Es que no necesito cambiar el mango" se sintió en la necesidad de justificar por qué no quería la que supuestamente era la mejor, además de que no le alcanzaba el dinero y si gastaba eso en una cerradura, iba a vivir como mendigo el resto del mes.
Volvió a mirarlo, algo ofendida, cuando él la apuró para tomar una decisión. No le extrañaba que no hubiera nadie más en ese local, ¿quién le había enseñado a vender? "¿No hay algo intermedio?" preguntó entonces, hasta ella que era una estructurada de lo peor sabía que en la vida había grises "¿Qué tal esa?" estiró el brazo para señalarle levemente una que estaba debajo de las otras que el chico le había mostrado. Intentó mantener su mano alejada de él, igual, porque seguía poniéndole nerviosa la cercanía y que la mirara tan insistentemente "Es que no necesito cambiar el mango" se sintió en la necesidad de justificar por qué no quería la que supuestamente era la mejor, además de que no le alcanzaba el dinero y si gastaba eso en una cerradura, iba a vivir como mendigo el resto del mes.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
¿Qué? ¿Cómo podía ser que una cerradura sin tanto firulete, sin ni siquiera la manija inmensa que le mostraba en el otro modelo, saliera el triple? Todavía no había digerido esa sorpresa y la molestia que comenzaba a sentir por el tiempo que llevaba perdido en ese lugar terrorífico, sino que el comentario siguiente del chico la terminó de enojar.
Irina arrugó levemente los ojos, mirándolo notoriamente de mal humor, ya cansada de su falta de amabilidad "¿Qué?" le preguntó sin poder creer que tuviera trabajo o que si quiera el local siguiera abierto si espantaba a todo el mundo así, con esos consejos que demostraban que lo último que le interesaba era vender "Creo que no te interesa vender nada, así que voy a tomar tu consejo y mejor busco en otro lugar" continuó, con todo el valor que pudo reunir por el enojo que sentía e improvisó una sonrisa falsa porque estaba dispuesta a dar media vuelta e irse. Dios, ese tipo estaba loco.
Irina arrugó levemente los ojos, mirándolo notoriamente de mal humor, ya cansada de su falta de amabilidad "¿Qué?" le preguntó sin poder creer que tuviera trabajo o que si quiera el local siguiera abierto si espantaba a todo el mundo así, con esos consejos que demostraban que lo último que le interesaba era vender "Creo que no te interesa vender nada, así que voy a tomar tu consejo y mejor busco en otro lugar" continuó, con todo el valor que pudo reunir por el enojo que sentía e improvisó una sonrisa falsa porque estaba dispuesta a dar media vuelta e irse. Dios, ese tipo estaba loco.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
¿Idiota? Si había algo que Irina sabía, era que era inteligente. Y lo más inteligente en ese momento era irse de allí porque ese tipo era no sólo raro, sino un pésimo vendedor que no la estaba tratando bien. Sin embargo, se detuvo un instante al escucharlo, sin saber las barbaridades que Dolovo pensaba. De sólo escucharlo decir que las mujeres morían por ser abusadas se hubiera llenado de odio.
Que intentara negociar la hizo sentir que recuperaba un poquito el poder en la conversación, o que al menos el chico alguna vez había escuchado que el cliente siempre tenía la razón. Irina había pensado en instalarla ella misma, se creía totalmente capaz porque en su casa siempre habían hecho todo a pulmón, pero la oferta sonaba tentadora aunque no podía gastar tanto en una cerradura. Lo pensó un instante, volviendo a mirar las cerraduras y soltando un suspiro. Odiaba perder el tiempo y salir de ese local con las manos vacías lo sería.
"Llevo la primera" le señaló la más barata "Y me enseñas a instalarla" negoció. Sí, no era tan tonta como para meter a ese tipo a su edificio, ya bastante tenía con los vecinos dementes como para meter a un loco que hablaba de armas a su casa.
Que intentara negociar la hizo sentir que recuperaba un poquito el poder en la conversación, o que al menos el chico alguna vez había escuchado que el cliente siempre tenía la razón. Irina había pensado en instalarla ella misma, se creía totalmente capaz porque en su casa siempre habían hecho todo a pulmón, pero la oferta sonaba tentadora aunque no podía gastar tanto en una cerradura. Lo pensó un instante, volviendo a mirar las cerraduras y soltando un suspiro. Odiaba perder el tiempo y salir de ese local con las manos vacías lo sería.
"Llevo la primera" le señaló la más barata "Y me enseñas a instalarla" negoció. Sí, no era tan tonta como para meter a ese tipo a su edificio, ya bastante tenía con los vecinos dementes como para meter a un loco que hablaba de armas a su casa.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
Irina quería sentirse segura dentro de su departamento, no tener a un matón trabajando para ella. Quizás el fin fuera el mismo, pero los "servicios" de Dolovo no eran el medio que elegiría nunca.
La incomodó una vez más que él se acercara, lo mismo que todo lo que decía, porque Irina se sentía en la obligación de aceptar, no sabía cómo decir que no una vez que había entrado a un local a mirar algo, pero a la vez no quería meter a ese tipo en su edificio. Lo pensó unos segundos, mirándolo sin poder disimular la desconfianza. "Está bien, tenemos un trato" cedió, pesando que tenía el resto del día para arrepentirse o idear un plan B, quizás alguna amiga pudiera acompañarla para no estar sola cuando ese tipo fuera a instalar la cerradura. Claro, si Irina tuviera amigas. "¿Puedes a la tarde? ¿A las siete?" era la hora en que generalmente volvía del trabajo, aunque quizás no era bueno darle esa información a él.
La incomodó una vez más que él se acercara, lo mismo que todo lo que decía, porque Irina se sentía en la obligación de aceptar, no sabía cómo decir que no una vez que había entrado a un local a mirar algo, pero a la vez no quería meter a ese tipo en su edificio. Lo pensó unos segundos, mirándolo sin poder disimular la desconfianza. "Está bien, tenemos un trato" cedió, pesando que tenía el resto del día para arrepentirse o idear un plan B, quizás alguna amiga pudiera acompañarla para no estar sola cuando ese tipo fuera a instalar la cerradura. Claro, si Irina tuviera amigas. "¿Puedes a la tarde? ¿A las siete?" era la hora en que generalmente volvía del trabajo, aunque quizás no era bueno darle esa información a él.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
Para Irina las siete eran todavía la tarde, que ya estuviera oscuro no significaba que fuera la noche, en su mundo cuadrado la noche empezaba a las ocho, claramente (?).
Observó con desconfianza la mano de Dolovo por un instante y luego, algo insegura, estiró la suya para tomarla y cerrar el trato. Claro que pensaba pagar, pero sólo le dejaría un poco más de la mitad del valor de la cerradura, el resto se lo pagaría una vez que la instalara y le explicara cómo hacerlo sola si volvía a necesitarlo. Cuando él llegara esa tarde al edificio, posiblemente pensara que Irina era una flojita que no podía aguantarse vivir con un par de locos y las puertas rotas, que inseguridad era otra cosa, pero ese era su pequeño infierno y para Irina era suficientemente malo tal como era.
Deshizo en seguida el agarre de sus manos porque Irina era algo asquerosa para el contacto físico y lo miró antes de ponerse a buscar algo en su cartera "¿Conoces la estación de Lambeth North?"le preguntó para que se orientara, Irina vivía ridículamente cerca de las vías de Waterloo y aunque estaba a dos cuadras aún así se escuchaba el sonido del tren. Tomó dinero y le dio cien libras como adelanto "Te pagaré el resto luego de que termines el trabajo" y si sonó mandona es porque estaba acostumbrada a ser insoportable en la oficina y sonar como jefa con sus compañeros "Vivo sobre Frazier Street, puedo anotarte la dirección" no lo conocía, así que no podía confiar en la memoria del chico.
Observó con desconfianza la mano de Dolovo por un instante y luego, algo insegura, estiró la suya para tomarla y cerrar el trato. Claro que pensaba pagar, pero sólo le dejaría un poco más de la mitad del valor de la cerradura, el resto se lo pagaría una vez que la instalara y le explicara cómo hacerlo sola si volvía a necesitarlo. Cuando él llegara esa tarde al edificio, posiblemente pensara que Irina era una flojita que no podía aguantarse vivir con un par de locos y las puertas rotas, que inseguridad era otra cosa, pero ese era su pequeño infierno y para Irina era suficientemente malo tal como era.
Deshizo en seguida el agarre de sus manos porque Irina era algo asquerosa para el contacto físico y lo miró antes de ponerse a buscar algo en su cartera "¿Conoces la estación de Lambeth North?"le preguntó para que se orientara, Irina vivía ridículamente cerca de las vías de Waterloo y aunque estaba a dos cuadras aún así se escuchaba el sonido del tren. Tomó dinero y le dio cien libras como adelanto "Te pagaré el resto luego de que termines el trabajo" y si sonó mandona es porque estaba acostumbrada a ser insoportable en la oficina y sonar como jefa con sus compañeros "Vivo sobre Frazier Street, puedo anotarte la dirección" no lo conocía, así que no podía confiar en la memoria del chico.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
Terminó de escribir su dirección exacta en el papel y, acercándose unos pasos, se lo dejó a Dolovo sobre el mostrador. Recién ahí notó los cuchillos que él había estado afilando y se le tensó un poco el rostro. Su cerebro le dijo rápido que levantara la mirada e hiciera de cuenta que ahí no pasaba nada, que era lo más normal del mundo. Quizás dentro del local tenían una cocina... o algo, y estaba afilando el cuchillo para ¿cocinar?. Mejor no pensaba en eso.
"Ok, nos vemos allí" murmuró intentando sonar normal y moviendo levemente la cabeza en señal de saludo, dio media vuelta y se fue caminando del local, ya bastante tarde se le había hecho para llegar a su trabajo. Algo le decía que estaba cometiendo un error pero ya era tarde para deshacerlo.
Lambeth,
19 horas
El edificio donde vivía Irina era uno de los más modernos de la calle, la mayoría de las edificaciones en Londres eran antiguas y no tenían un ascensor como aquel, sólo unas escaleras empinadas. Pero pese a lo lindo y nuevo que pudiera verse en el exterior, el edificio tenía un defecto importante: sus habitantes. El lugar parecía un pote de miel que había atraído como abejas a lo peor de la ciudad. No sólo eran ruidosos, también constantemente se denunciaban por robos en los espacios comunes como los pasillos.
Ella vivía en el noveno piso y estaba habituada ya a conocer todo sobre la vida amorosa de su vecina, que tenía un novio italiano con el que vivía discutiendo, y el pelado del piso de abajo que organizaba reuniones con sus amigos todos los días de la semana, además de traer a una chica distinta todos los fines de semana. Ok, y ella quizás era un poco chusma, pero eso es otro tema.
Irina había llegado a su casa un rato antes de lo previsto, por lo que aprovechó a subir su departamento para cambiarse de ropa por una más cómoda y servirse jugo de naranja antes de que Dolovo llegara.
Por un instante se asustó al escuchar el timbre pero le agradó que fuera puntual. Quizás, sólo quizás, no había hecho mal en contratar a un desconocido adorador de cuchillos para cambiarle la cerradura.
Se apuró a bajar por el ascensor con las llaves en la mano, dispuesta a abrirle la puerta de calle. Se sintió algo incómoda al encontrar a Dolovo del otro lado y darse cuenta que ahora que ella ya no llevaba tacos, el chico le llevaba veinte centímetros de diferencia. No le gustaba observar a la gente desde abajo y la genética era malvada, Irina apenas llegaba al metro sesenta.
"Hola" dijo igual de seria que a la mañana, mientras se hacía a un lado de la puerta "Pasa, por favor"
"Ok, nos vemos allí" murmuró intentando sonar normal y moviendo levemente la cabeza en señal de saludo, dio media vuelta y se fue caminando del local, ya bastante tarde se le había hecho para llegar a su trabajo. Algo le decía que estaba cometiendo un error pero ya era tarde para deshacerlo.
Lambeth,
19 horas
El edificio donde vivía Irina era uno de los más modernos de la calle, la mayoría de las edificaciones en Londres eran antiguas y no tenían un ascensor como aquel, sólo unas escaleras empinadas. Pero pese a lo lindo y nuevo que pudiera verse en el exterior, el edificio tenía un defecto importante: sus habitantes. El lugar parecía un pote de miel que había atraído como abejas a lo peor de la ciudad. No sólo eran ruidosos, también constantemente se denunciaban por robos en los espacios comunes como los pasillos.
Ella vivía en el noveno piso y estaba habituada ya a conocer todo sobre la vida amorosa de su vecina, que tenía un novio italiano con el que vivía discutiendo, y el pelado del piso de abajo que organizaba reuniones con sus amigos todos los días de la semana, además de traer a una chica distinta todos los fines de semana. Ok, y ella quizás era un poco chusma, pero eso es otro tema.
Irina había llegado a su casa un rato antes de lo previsto, por lo que aprovechó a subir su departamento para cambiarse de ropa por una más cómoda y servirse jugo de naranja antes de que Dolovo llegara.
Por un instante se asustó al escuchar el timbre pero le agradó que fuera puntual. Quizás, sólo quizás, no había hecho mal en contratar a un desconocido adorador de cuchillos para cambiarle la cerradura.
Se apuró a bajar por el ascensor con las llaves en la mano, dispuesta a abrirle la puerta de calle. Se sintió algo incómoda al encontrar a Dolovo del otro lado y darse cuenta que ahora que ella ya no llevaba tacos, el chico le llevaba veinte centímetros de diferencia. No le gustaba observar a la gente desde abajo y la genética era malvada, Irina apenas llegaba al metro sesenta.
"Hola" dijo igual de seria que a la mañana, mientras se hacía a un lado de la puerta "Pasa, por favor"

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
Si supiera que estuvo tomando cervezas toda la tarde y que así pretendía hacer un trabajo para ella, se quejaría, obvio. Irina era algo obsesiva y estructurada. Beber alcohol antes de hacer un trabajo le parecía una falta de profesionalismo terrible. Como no tenía manera de saberlo, estarían bien.
Lo siguió hacia el ascensor que aún estaba abierto, aflojando un poco la incomodidad que solía sentir con los desconocidos ante el comentario de Dolovo, tentada de responder con sarcasmo también "Es casi como un carnaval" murmuró mientras marcaba el noveno piso para que las puertas se cerraran y comenzara uno de los viajes en ascensor más largos de su vida. Los carteles hablando de robos y reclamándose cosas entre vecinos se sucedían. En el espejo del ascensor alguien pedía que devolvieran cosas que se habían robado de los espacios comunes, y aunque Irina hubiera querido cubrir el cartel con su cuerpo era imposible que Dolovo desde su altura no lo viera. Quizás ahora entendiera por qué estaba tan insistente con cambiar la cerradura de su departamento.
Lo siguió hacia el ascensor que aún estaba abierto, aflojando un poco la incomodidad que solía sentir con los desconocidos ante el comentario de Dolovo, tentada de responder con sarcasmo también "Es casi como un carnaval" murmuró mientras marcaba el noveno piso para que las puertas se cerraran y comenzara uno de los viajes en ascensor más largos de su vida. Los carteles hablando de robos y reclamándose cosas entre vecinos se sucedían. En el espejo del ascensor alguien pedía que devolvieran cosas que se habían robado de los espacios comunes, y aunque Irina hubiera querido cubrir el cartel con su cuerpo era imposible que Dolovo desde su altura no lo viera. Quizás ahora entendiera por qué estaba tan insistente con cambiar la cerradura de su departamento.

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Re: Watchdog
Odiaba los viajes en ascensor con desconocidos, pero al menos no tenía la obligación a hablarles, en cambio con Dolovo sentía la presión de decir algo. Evitó mirarlo y movió la mano con las llaves, haciendo algo de ruido como para romper el silencio hasta que por fin las puertas se abrieron en el anteúltimo piso del edificio. Arriba del departamento de Irina sólo estaba la terraza... y ella que creyó que así tendría tranquilidad.
Salió del ascensor murmurando un "Gracias" casi inaudible y se acercó a la puerta blanca que tenían frente a ellos para abrirla. Sólo compartía el piso con un departamento pero su vecina era una pesadilla, esperemos por su bien que Dolovo no tuviera el placer de conocerla.
"Pasa" le dijo una vez que abrió la puerta y la sostuvo, imaginando que él ya no iba a cerrarla porque iba a comenzar a trabajar con la cerradura "¿Quieres algo para tomar?" le preguntó intentando sonar natural mientras tiraba las llaves sobre la mesada de la cocina. Su departamento era pequeño pero Irina tenía pocos muebles, mucha ropa y mucho desorden. Había poca luz natural por la hora del día que era, pero tenía un pequeño balcón y otra habitación más donde Irina dormía y donde seguramente estaría su gato merodeando o durmiendo.
Salió del ascensor murmurando un "Gracias" casi inaudible y se acercó a la puerta blanca que tenían frente a ellos para abrirla. Sólo compartía el piso con un departamento pero su vecina era una pesadilla, esperemos por su bien que Dolovo no tuviera el placer de conocerla.
"Pasa" le dijo una vez que abrió la puerta y la sostuvo, imaginando que él ya no iba a cerrarla porque iba a comenzar a trabajar con la cerradura "¿Quieres algo para tomar?" le preguntó intentando sonar natural mientras tiraba las llaves sobre la mesada de la cocina. Su departamento era pequeño pero Irina tenía pocos muebles, mucha ropa y mucho desorden. Había poca luz natural por la hora del día que era, pero tenía un pequeño balcón y otra habitación más donde Irina dormía y donde seguramente estaría su gato merodeando o durmiendo.

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Re: Watchdog
((Sus servicios son muy requeridos por estos lados, no es mi culpa xD))
Irina no moría de miedo. Quizás tuviera algo de temor que entraran a robarle algo mientras no estaba, pero su mayor drama con ese edificio era la gente que vivía en él. No les temía, los odiaba en silencio por ser tan escandalosos y problemáticos. Ella no molestaba a nadie y esperaba lo mismo a cambio. Quizás si fuera más miedosa, y un poco más inteligente, no hubiera metido a Dolovo en su casa, pero no tenía manera de saber que él estaba calculando la manera de meterse en su departamento desde el balcón. Tampoco sabía que él era mago para poder sortear las dificultades y aparecerse en un noveno piso sólo para matarla. Creía que con una cerradura nueva sería suficiente para estar a salvo por un tiempo de los locos con los que convivía.
Frunció el ceño ante el pedido, molestándole un poco que pretendiera tomar alcohol mientras se suponía que trabajaba. "No tengo" dijo la verdad, las pocas amigas que tenía no tomaban cerveza, si había algo de alcohol en la heladera sería algún trago de esos embotellados, bien de chicas. Caminó hacia la heladera y abrió la puerta para ver qué tenía para ofrecerle. "Jugo de naranja, agua o coca" enumeró omitiendo el detalle de que la coca seguramente era light. Eso no era un bar, era un departamento de una chica sola. Cero bebidas masculinas.
Irina no moría de miedo. Quizás tuviera algo de temor que entraran a robarle algo mientras no estaba, pero su mayor drama con ese edificio era la gente que vivía en él. No les temía, los odiaba en silencio por ser tan escandalosos y problemáticos. Ella no molestaba a nadie y esperaba lo mismo a cambio. Quizás si fuera más miedosa, y un poco más inteligente, no hubiera metido a Dolovo en su casa, pero no tenía manera de saber que él estaba calculando la manera de meterse en su departamento desde el balcón. Tampoco sabía que él era mago para poder sortear las dificultades y aparecerse en un noveno piso sólo para matarla. Creía que con una cerradura nueva sería suficiente para estar a salvo por un tiempo de los locos con los que convivía.
Frunció el ceño ante el pedido, molestándole un poco que pretendiera tomar alcohol mientras se suponía que trabajaba. "No tengo" dijo la verdad, las pocas amigas que tenía no tomaban cerveza, si había algo de alcohol en la heladera sería algún trago de esos embotellados, bien de chicas. Caminó hacia la heladera y abrió la puerta para ver qué tenía para ofrecerle. "Jugo de naranja, agua o coca" enumeró omitiendo el detalle de que la coca seguramente era light. Eso no era un bar, era un departamento de una chica sola. Cero bebidas masculinas.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
No era sana la obsesión de Dolovo con relacionar cada aspecto de la vida con ataques. Que Irina no tuviera alcohol ese día en su casa se podía deber a muchísimas cosas, quizás a que no era el fin de semana y no era común para ella beber en días de trabajo... de todas las posibilidades la única que jamás se le hubiera pasado por la cabeza a la chica era no comprar cerveza porque quería estar sobria por si la atacaban. Era una suerte que no pudiera leer la mente de Dolovo porque se volvería paranoica y no saldría nunca jamás de su departamento.
"De nada" y también se sintió raro decirlo. Irina, al contrario, estaba acostumbrada a agradecer, era algo mucho más normal en su trabajo y en todos lados a los que iba y solicitaba algo. Ser ella a la que agradecían era algo nuevo.
La verdad era que la ponía algo nerviosa que él le diera golpes a su puerta, aunque entendía que debía saber lo que hacía era tan desconfiada en algunos aspectos que siempre esperaba lo peor de los demás. Seguro que Dolovo iba a romper la puerta porque en realidad quería estafarla y cobrarle todavía más. Destapó la botella y sirvió un vaso para el chico. Luego esperó a que bajara un poco el gas para servir un trago más y alcanzárselo, sin poder evitar mirar la puerta y lo que estaba haciendo de reojo.
"Aquí tienes" murmuró ofreciéndole el vaso. Esperó a que lo tomara y, como su mente era inquieta, se acordó de algo muy importante: todavía no le había dado de comer al gato! Así que Dolovo tenía suerte, no iba a estarle encima mucho tiempo más.
"De nada" y también se sintió raro decirlo. Irina, al contrario, estaba acostumbrada a agradecer, era algo mucho más normal en su trabajo y en todos lados a los que iba y solicitaba algo. Ser ella a la que agradecían era algo nuevo.
La verdad era que la ponía algo nerviosa que él le diera golpes a su puerta, aunque entendía que debía saber lo que hacía era tan desconfiada en algunos aspectos que siempre esperaba lo peor de los demás. Seguro que Dolovo iba a romper la puerta porque en realidad quería estafarla y cobrarle todavía más. Destapó la botella y sirvió un vaso para el chico. Luego esperó a que bajara un poco el gas para servir un trago más y alcanzárselo, sin poder evitar mirar la puerta y lo que estaba haciendo de reojo.
"Aquí tienes" murmuró ofreciéndole el vaso. Esperó a que lo tomara y, como su mente era inquieta, se acordó de algo muy importante: todavía no le había dado de comer al gato! Así que Dolovo tenía suerte, no iba a estarle encima mucho tiempo más.

- Irina Lewis
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Re: Watchdog
En la teoría era Coca Cola, pero con edulcorante. Tampoco le parecía tan terrible, o Irina estaba tan acostumbrada a su sabor que ya no sabía diferenciar una coca dulce y común de la light. Inconsciente de que seguía sumando puntos para que Dolovo la quisiera matar, Irina lo dejó tranquilo y se puso a buscar en su desorden la bolsa de comida para gatos.
"Rubio!" llamó de repente en voz alta a su gato que extrañamente ese día no había aparecido aún a reclamarle alimentos ni a husmear al desconocido trabajando en la puerta del departamento. "¿Dónde estás?" volvió a hablar como si el animal pudiera contestarle, hasta que se dio cuenta que estaba encerrado en el balcón y por eso no había aparecido aún. Le abrió la puerta y el gato entró rápidamente, disparado hacia la cocina, ignorando completamente a Irina y a Dolovo.
"Rubio!" llamó de repente en voz alta a su gato que extrañamente ese día no había aparecido aún a reclamarle alimentos ni a husmear al desconocido trabajando en la puerta del departamento. "¿Dónde estás?" volvió a hablar como si el animal pudiera contestarle, hasta que se dio cuenta que estaba encerrado en el balcón y por eso no había aparecido aún. Le abrió la puerta y el gato entró rápidamente, disparado hacia la cocina, ignorando completamente a Irina y a Dolovo.

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Re: Watchdog
Comenzó a caminar en dirección a la cocina para detener al gato y servirle una porción en su platito cuando un golpe seco en el suelo la frenó de un susto. A pocos centímetros de sus pies había caído un destornillador. Irina abrió grande los ojos y lo miró a Dolovo que parecía en posición de ataque con una llave plateada y bastante pesada. Alzó las cejas sin comprender qué estaba pasando, pidiéndole una explicación. No podía imaginarse que en la mente perturbada del chico todo era un posible ataque, hasta un gato deambulando.
"¿Pasó algo?" preguntó intentando recuperar la calma y agachándose a tomar la herramienta para devolvérsela.
"¿Pasó algo?" preguntó intentando recuperar la calma y agachándose a tomar la herramienta para devolvérsela.
Última edición por Irina Lewis el 18 Dic 2016 19:45, editado 1 vez en total.
