Monmouth Coffee

[Elena Sorokoletova]

En su última carta, Elena había comunicado a Veselko que el puesto de intérprete que había obtenido en el ministerio británico había sido lo mejor que le había pasado en el mundo (después de lo de Gabe, claro) y que no sólo estaba trabajando sino aprendiendo algo nuevo, un idioma más: Francés. La demanda del idioma en el trabajo cada vez era más grande y sabía que si no se volvía competitiva, se volvería una inútil en el futuro, sin oportunidades de crecer ni nada. Por eso se metió a clases de francés los sábados en la mañana 4 horas seguidas, así tendría las tardes libres.

Pero lo sorprendente no fue todo eso que les platiqué sino la respuesta de su amigo: ¡que estaría en Londres ese fin de semana y el próximo! ¿Pueden imaginarse la alegría que estaba viviendo Elena en ese momento? ¿Tener la oportunidad de volver a encontrarse con su mejor amigo? Oh vaya, se sentía tan genial. ¡Después de casi un año sin verse! Estaban a finales de mayo de 1985 y lo había dejado de ver en julio de 1984, ya hasta se había olvidado de lo del juego ese que había provocado que Gabe le dejara de hablar (de cual por cierto lo perdonó desde septiembre pasado).

Se habían quedado de ver el sábado después de su clase de francés en Monmouth Coffee sobre Park Street. Elena venía llegando emocionada y con suficiente energía, a pesar de las miles de tareas que tenía que hacer de la Academia; como francés era básico, las tareas no eran tan pesadas todavía. Entró por la puerta y lo primero que hizo fue fijarse en las mesas por si había un rostro conocido.

[Veselko Tsolov]

Veselko había tratado de cambiar, mucho, desde que habían egresado. Algunas cosas para bien, otras quizás estaban empeorando, pero Veselko tenía buenas intenciones en realidad. Le daba gusto saber de Elena, pero también le daba miedo sentir que quizás al verla tendría una regresión a su comportamiento escolar, a volver a sentir una necesidad de depender de los que lo querían. Veselko ahora confundía la independencia con depender de extraños, pero creía que eso era progreso.

Se vistió lo mejor que pudo, usando lo más caro que poseía: una chaqueta usada de cuero que una señora le había regalado cuando él se quedó en su casa. ¿Quería impresionar a Elena? ¿Hacerle creer que estaba muy bien tratando de arreglárselas solo? Todo eso, y quizás más.

Veselko estaba sentado en una mesa alejada de la ventana, cerca de donde estaba la mesada para poner las tazas y platos sucios. No era el lugar más bonito, pero era el que él consideraba que le daría mayor privacidad dentro del local. Había pedido un vaso con agua mientras explicaba que esperaba a alguien, y pretendía que estaba leyendo el menú otra vez. Había llegado demasiado temprano, probablemente, y por eso ya no levantaba la vista cada vez que la campana de entrada anunciaba la llegada de otro cliente.

[Elena Sorokoletova]

((<333))

Veselko se ve muy hipster para la época pero se ve hermoso <3 Pues, Elena no se vistió con lo más caro pero sí con lo más casual que encontró dentro de su armario. No quería usar ropa formal ni mucho menos porque estaba cansada de vestir así para la oficina, pero tampoco iba a usar cualquier cosa que la hiciera verse fodonga porque tampoco era su estilo.

Se adentró al lugar, sintiendo de inmediato el aroma a café golpear su cara y miró las mesas del fondo. Tardó un poco en dar con Veselko, pero cuando lo hizo, un sinfín de mariposas atacaron su estómago. No sabía si era por alegría o por gusto, pero le agradó el sentimiento. "¡Selko!" le gritó desde lejos apresurando el paso para acercarse a la mesa. Estaba dispuesta a glompearlo hasta que cayera de la silla. Lo extrañaba demasiado.

[Veselko Tsolov]

Cuando escuchó que alguien llamaba su nombre (no, su nombre no: su apodo) no era más que evidente que se trataba de la voz de Elena. Soltó el menú y la miró mientras sonreía tanto que las mejillas le achicaban los ojos.
"¡Lena!" exclamó, y no le importaba armar toda una escena en el medio del café, deberían estar agradecidos de tener clientes tan multiculturales, jovenes y atractivos. Que les tomen una foto y la pongan en la próxima edición del menú. Abrió los brazos, aunque estaba la mesa de por medio, así que dio un paso al costado.

[Elena Sorokoletova]

No pasó ni un segundo que Elena, cuando estuvo a centímetros de él, se abalanzó y lo abrazó tan fuerte como pudo, como si se tratara de un hermano perdido. Después se desprendió de él lentamente y lo miró a los ojos. "¿Cómo estás? ¡Tanto tiempo sin verte!" le preguntó muy animada en alemán porque desde que se conocían habían ocupado ese idioma para comunicarse (?!)
"¡Santo Petrov! ¡Qué delgado estás!" o sea ya no sabía ni qué decir primero o qué respuesta esperar porque todas las ideas se le venían a la cabeza de golpe. Perdónala, anda alborotada. Por cierto su cumpleaños va a ser el 10 de junio ¿eh? No se le vaya a olvidar.

[Veselko Tsolov]

La gente del café seguro pensaba que acababan de participar como personajes de fondo en una novela rumana o algo así, aunque tanto Elena como Veselko estaban vestidos demasiado normal como para algo así.
Le devolvió el abrazo y sintió una cosa alegre en el estómago (que aseguro que no es hambre) y otra no tan alegre en la garganta. ¿Nervios? ¿Angustia? No sabe, pero igual ya pensará en eso luego. Estaba enfocado en verla ahora y cambiar el idioma de su cerebro a alemán. "¡Y tú más bonita que nunca!" exclamó con una sonrisa, porque no quería explicar porqué estaba tan delgado.

[Elena Sorokoletova]

Se chiveó por el halago pero ¿qué tanto te puedes sonrojar por un comentario hecho por un amigo? Dejó de mirarlo por un segundo pero luego volvió a verlo con una amplia sonrisa como de esas de comercial de dentífrico. "Muchas gracias Selko, tú también luces muy bien" y la táctica del chico para que Elena olvidara lo de su apariencia delgada funcionó, no volvió más al tema.
"¿Acabas de llegar o te hice esperar mucho tiempo?" porque les juro que en algunas partes optó por trotar para llegar más rápido. Miró de reojo la silla más cercana y la jaló para sentarse, esperando que Veselko hiciera lo mismo.

[Veselko Tsolov]

Bajó la cabeza como si de repente fuera muy tímido cuando ella le devolvió el halago, pero volvió a mirarla con la pregunta como si nada hubiera pasado.
"Uh, no, recién llego" mintió con una sonrisa inocente, porque aunque sí era cierto que había estado esperando largo rato, había sido porque él no tenía nada mejor que hacer que llegar temprano. ¿Para qué decirle la verdad a Elena, arriesgando a hacerla sentir mal, si él mismo era el culpable de haber tenido que esperar? Aparte ni le molestaba, no tenía nada mejor que hacer. "¿Estabas estudiando, no?"preguntó imitándola y arrastrando la silla hacia sí para sentarse.

[Elena Sorokoletova]

Me da no sé qué que los dos sean tan tiernos entre ellos, como si fueran dos chicos que se acaban de conocer o algo por el estilo. Dmitriy ya se hubiera aburrido de ambos o haría lo que Gnar en el segundo 20. ((XD))
Asintió con la cabeza mientras que con la mirada observaba el vaso de agua que tenía enfrente Veselko. ¿Le abrá mentido sobre estar mucho tiempo esperándola? Porque, a juzgar por el contenido, parecería que ya tenía rato. Pero no dijo nada. "Vengo de clases, de hecho. El francés es una lengua difícil" no más difícil que el alemán o el latín, claro, pero igual lo sentía de esa forma. Eso de estar distinguiendo la lengua eslava de la germánica y ahora de las lenguas romances...

[Veselko Tsolov]

¡Esperemos que no! Igual Dmitriy seguro que tenía muchas distracciones en forma de atractivas chicas de esas que siempre se le abalanzaban, así que no tenía derecho de quitarle el pequeño placer a Veselko de ser así con Elena de forma platónica.
"Hmm" ladeó la cabeza, él no entendía porqué Elena quería aprender más idiomas todavía. Ya bastantes con los que sabía, ¿no? Ella siempre le había parecido súper culta e inteligente, él siempre sufría en clases tratando de aprenderse la terminología en tantos idiomas distintos. Por eso siempre sonaba tan informal, nunca iba a aprenderse ningún idioma en serio, a nivel universitario. "Eres muy trabajadora, apenas terminamos la escuela y ya estás estudiando otra vez" le dijo con una sonrisa.

[Elena Sorokoletova]

Dmitriy está encantado con tu forma de pensar.
Dio un largo suspiro como si estuviera a punto de dar un largo discurso y lo miró. "El trabajo, mi amigo" comentó de inicio. "Sé muchos idiomas y eso, pero en el trabajo la demanda del francés es cada vez más grande. O sea, sentía que me estaba quedando atrás si no hacía algo" agregó demostrando su angustia. Para ella no ser competencia en el trabajo pegaba duro en su autoestima. No que no lo fuera, pero estaba con otros, muchos, iguales a ella y así es difícil competir.
"Ahora que si lo dices por la Carrera de Embrujos en la Academia, sólo te puedo decir que ayuda mucho no tener al novio cerca. Si no, no sé cómo le haría para dividirme" confesó.

[Veselko Tsolov]

Ya Elena mencionaba a su novio, sintió que se hundía un poco en su silla, pero le sonrió de todos modos. No le sorprendía que alguien como ella pudiera enamorar a alguien para que estén juntos a pesar de la distancia, pero le decepcionaba un poco que siguiera siendo el chico de Hogwarts.
"Trabajo, estudio, pareja... tienes todas las categorías que hacen a un hijo ideal, debería robarme la historia de tu vida" bromeó, esperando que ella entendiera que admiraba todo lo que hacía. Ahí se les acercaba la camarera, con un vaso de agua para Elena y dos copias del menú. Esperaba que ordenaran algo, porque si se le instalaban sin pedir como Veselko seguro que el manager se iba a enfadar.

[Elena Sorokoletova]

¿Por qué? Tan lindo y sobreprotector, manipulador, celoso y hermoso que era Gabe todo el tiempo... Para ella era su todo, su universo entero.
Sonrió ampliamente por el halago de su amigo, ruborizándose de inmediato. "No, amigo. No soy tan genial tampoco" es como cuando uno platica de todas sus chocoaventuras exagerándolas para que los demás nos eleven el ego con ese tipo de halagos, para después llegar al trabajo y ser pisoteado por los demás que han logrado muchas más cosas que nosotros. Es como que volteas a ver hacia atrás tu pasado y apenas está llena la bolsa a la mitad. "¿Y tú qué has hecho? ¿Sí estuviste viajando por todo el mundo como querías?" a olvidarse de ella que Veselko seguro tenía cosas más interesantes que contar.

[Veselko Tsolov]

La mesera estaba acercándose con el menú y un vaso de agua para Elena, pero Veselko no se preocupaba porque total dudaba que estuvieran entendiéndolos.
"El mundo es tan grande..." comentó casi como lamentándolo, en un año sentía que no había logrado hacer todo lo que quería: en realidad viajar era una excusa para no enfrentar su paso a la adultez y que tenía que tomar responsabilidades en la vida. "Pero pude ir a muchos lugares geniales, aunque siempre termino regresando aquí y a Yugoslavia" admitió, se sentía atado a ambos lugares por sus relaciones. Veselko era demasiado emocional y dependiente de las personas como para empezar de cero solo en otro lugar.

[Elena Sorokoletova]

Agradeció a la mesera por el vaso de agua y acto seguido lo tomó para empinarse un buen trago. Estaba sedienta, y tenía ahora más hambre que sed. No había podido pasar a comer algo antes de entrar a clase de francés así que estaba con el estómago vacío.
Luego escuchó las palabras de su amigo las cuales consideró que se escuchaban un poco tristes al final. "¿Por qué aquí?" preguntó nada más porque le dio curiosidad. "¿Te gusta venir a Londres?" es decir, ¿que ya había venido con anterioridad y Elena no se había enterado?