Camino de Regreso

[Elena Sorokoletova]

Ok, ok, ok, todo esto aplicaba para los hombres nada más ¿verdad? No me imagino a Elena elevando anclas o girando el timón, gritando o haciendo cualquier esfuerzo físico que la dejara tirada en el suelo.
Seguramente esto se trataba de hombres, sí. Nada más.
Además, el orgullo Durmstrang no permitiría que las mujeres condujeran un barco y menos sabiendo que podía ser así de peligroso... aquí no aplicaba tal igualdad ¿cierto?

Heike, Nastia, ella y... cualquier otra Durmstrang que no haya salido a la luz pública, podían fácilmente esperar sentadas cómodamente en los interiores del barco, admirando el hermoso paisaje debajo del agua. Elena precisamente hacía eso, evitando el contacto humano de cualquiera de sus compañeros, principalmente de Dmitriy y de Veselko, tras lo sucedido el último día de clases en Hogwarts (gracias por tenerlos ocupados en la proa... o en la popa, donde sea, con tal de no verlos durante todo el viaje). Estaba triste y con los ojos más hinchados que un boxeador, tanto que pudo haber causado una inundación.

Extrañaba tanto a Gabe. Pero la discusión fue lo que más le dolió. Esas crueles palabras. Lo bueno es que estaba sola en una de las habitaciones de descanso que se formaban dentro del barco, no esperando visitas ni mucho menos.

Tenía los pies estirados sobre los asientos del sillón y la espalda recargada en el respaldo acojinado. Un libro semiabierto sobre la mesa. Lo único que hacía era ver un punto cualquiera de las paredes y suspirar, pensar. Llorar, no de hecho no, sólo sacaba muy de vez en cuando una lágrima, pero casi no. Había llorado lo suficiente la noche anterior como para seguir haciéndolo. Ya estaba seca, no podía sacar más. Pero triste sí estaba.

[Elena Sorokoletova]

Ah, entonces si te digo que Elena lo vio y le dijo Y TÚ QUÉ ESTÁS HACIENDO AQUÍ, REGRÉSATE A REUBICAR EL TIMÓN, ¿le creerías? Porque para empezar no tenía el humor ni mucho menos el carácter. O quien sabe, tienes razón podía desquitar el pseudo enojo que sentía por Gabe (por aquello de las palabras crueles y la falta de decisión) con alguno de sus compañeros, principalmente con uno muy odioso que le caía mal, ejem.

Respecto al salón, pues, no tenía ni idea. Cuando se metió, como lo vio vacío, ni se preocupó. A estas alturas del partido lo de las Stratas ya lo había superado, contrario a lo que sentía por Gabe que aún seguía metido en sus entrañas. Dramas a mi.

Notó la presencia de Wolf porque cuando éste se volteó para ver algo en la puerta, Elena lo captó con su mirada camaleónica (?). -No puede ser- tan tranquila que estaba. Retiró de inmediato la vista y tomó rápidamente el libro que había dejado abierto sobre la mesa, actuando como si estuviera muy entretenida leyéndolo. -Por favor que se vaya, por favor que se vaya, ¡por favor que se vaya!- esperaba que Wolf estuviera perdido y que sólo se hubiera detenido para recordar el camino que ojalá fuera lejos de ahí. Pobre ilusa.

Ay, sus ojos, le dolían horrible por tanto tallarse las lágrimas.

[Elena Sorokoletova]

ORGSH. No me refería a Siegfried. ¡Cuántas ganas tenía Elena de hacerle un hechizo desmemorizante a Wolf para borrarle la memoria de ese día! Y hablando de Wolf, si dices que la vio antes de cerrar por completo los ojos, seguramente lo que vio no fue su rostro sino el libro que a propósito había posicionado frente a ella para que no la viera. No quería que la viera llorando, no quería contestar preguntas sobre por qué estaba llorando o si eso tenía que ver con Gabe, demasiado dolor le había ocasionado ya la discusión que había tenido el día anterior con él como para todavía recordarlo a modo de resumen con Wolf. Que no estaría mal para Elena desahogarse, pero creo que todavía no estaba preparada.

Ahora, como no escuchó ningún saludo o palabra alguna por parte de su compañero, frunció el ceño. Se le hacía demasiado raro que Wolf se quedara callado ¿acaso estaba esperando a que ella saludara primero o qué? Bajó lentamente el libro para ver al chico por sobre la portada y entonces fue cuando se dio cuenta que tenía los ojos cerrados. Fiu. Por un momento se tranquilizó, no quería encontrarse con un Wolf que la mirara fijamente.

[Elena Sorokoletova]

Dio un respingo por el repentino comentario soez de su compañero, espantándose al mismo tiempo por que no se esperaba un movimiento así de la nada. "¡¿Que qué?!" preguntó casi gritando e indignada porque, o sea, ¡¿qué fue lo que le dijo?! ¿Que no estaba disponible para qué? Orgh. ¿Por qué siempre tenía que salir con una embajada como esa? SOEZ.

"No sé de qué hablas" contestó haciendo como que volvía a su libro, de haber sido una persona más agresiva hubiera golpeado la mesa o aventádole el libro, pero noup, Elena era tranquila. Sin embargo, no quitaba que Wolf fuera vulgar y desgraciado. Ni Gabe le decía esas cosas... y para el caso, no creo que suceda jamás. Porque ya no estaba con Gabe. Eso la puso horriblemente triste de nuevo. Gracias por recordárselo Wolf, ahora otra vez estaba llorando y como no podía controlarlo, se tapó de nuevo con el libro.

Le dio vuelta a la hoja, sólo por si acaso.

[Elena Sorokoletova]

Cosita él que creía que Lena lloraba por él. Es decir, no todo el mundo gira alrededor tuyo ¿eh? mi querido amigo con nombre de pianista famoso.

Pero bueno, el escudo que creyó haberse colocado con el libro al parecer no había funcionado porque aún con éste Wolf pudo distinguir que estaba llorando. Que tampoco vamos a negar la opción de haberla escuchado, ya que las palabras que dijera venían aparejadas de cortos sollozos y cortados lloriqueos. Eso sí no era controlable. "... no" contestó pero con la voz un poco más aguda y quebradiza. Obvio que estaba llorando, pero su libro no lo bajó con tal de que no la viera.

Y sí tenía sentimientos, no era Heike o Nastya que podían estar por la vida mandando aún con el corazón roto, o como los hombres que no tienen sentimientos.