The Chilly Wizard

[Shannon Southcott]

La heladería en la esquina de High Street y Gosport Lane era, en definitiva, su lugar favorito en todo Lyndhurst. No sólo porque su helado de menta con chispas de chocolate era tan delicioso que hacía quedar mal a prácticamente todas las otras versiones que había probado en su vida, sino porque podía evocar un buen recuerdo si miraba en cualquier dirección. En esa mesa se había sentado cuando su padre la llevó a comer helado hasta el hartazgo cuando cumplió 8 años, y en la mesa de al lado se había sentado con Clifford cada vez que entraron al local durante el último verano que pasaron en casa antes de egresar de Hogwarts.

Era un domingo de octubre, alrededor de las 11 de la mañana, y Shannon estaba sentada en una mesa para dos personas junto a la ventana principal de The Chilly Wizard.

((Cómo me gustaría decir que inventé que existe una heladería con ese nombre, pero no. Anyway, dejo a tu elección si ya estás ahí, si vas llegando, si te diriges a la mesa con un helado triple para Shannon, como quieras :D))

[Clifford Solomon]

Shannon seguramente podía ver a Clifford afuera, o al menos podía ver parte de su espalda, apoyado contra el vidrio de la heladería y la pared lindante mientras terminaba su cigarrillo. Una mujer le había prometido traerle unas sobras si él iba a estar ahí toda la noche, y Clifford no había contestado porque no había terminado de entender si ella estaba hablando con él o no, porque no se enteró que luce como un indigente. Se agachó, apagando el cigarrillo contra el piso (a falta de cenicero) y sacó una bolsa del bolsillo para colocar la colilla. Le hizo un nudo a la bolsa y poniéndose de pie, caminó hacia la entrada de la heladería. Si Shannon lo estaba mirando cuando él pasó, Clifford le dedicó un intento de sonrisa.

((Hahaha, re tenemos que ir a The Chilly Wizard a tomar un helado algún día))

[Shannon Southcott]

((Jajajajaja. Reitero: eres una muy mala persona XD Y sí, hay que ir por helado a ese lugar, aunque nos decepcionemos si no hay magos :( :P))

Voy a dar por hecho que Shannon ya había visto a Clifford con su nuevo look homeless-chic, y por eso no gritó o salió corriendo para preguntarle si estaba bien, si recordaba su nombre y que tenía una regadera casa a la que regresar (es decir, ¿qué tal si sufría amnesia y llevaba meses dando vueltas por Lyndhurst sin tener idea?).
Devolvió el intento de sonrisa con una sonrisa completa, de esas que usarías en una audición para comercial de crema dental, y acompañó el gesto agitando la mano en su dirección. -¡Helado!-.
Dicen que el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

[Clifford Solomon]

((Yo no debería estar aquí a esta hora, pero no puedo no postear))

Yo creo que Clifford comenzó una conversión a zaparrastroso tan progresiva que ni él se dio cuenta, pero eso no quita que Shannon se merezca un premio Nobel (el de la paz, porque no sé si tiene otros talentos) por seguir hablándole.
Entró a la heladería y sin notar la expresión de alerta de la persona que alzó la vista para darle la bienvenida, caminó directo a la mesa donde estaba Shannon. Volvió a mostrarle el intento de sonrisa, súbitamente preocupado por si olía a tabaco.

[Shannon Southcott]

No sé, para eso son los amigos de la infancia, para poder verte en tus peores momentos sin juzgarte y seguir invitándote una cerveza (o un helado, si son las 11 de la mañana).
Shannon se puso de pie de un salto para rodear la mesa y colocarse frente a él. Puede que quiera darle un abrazo, puede que quiera checarlo de pies a cabeza para asegurarse de que sigue completo y que lo homeless-chic es sólo el look, no el estilo de vida. "Hey, Clifford" saludó, todavía con la sonrisa al máximo.

[Clifford Solomon]

Quizás tendría que haber aclarado esto antes, pero Clifford sigue bañándose a diario, como antes. Ahora sustrajo la parte de peinarse y afeitarse, y quizás no le importa tanto si la chaqueta o el sweater está un poco sucio, pero te puedo asegurar que no tiene piojos ni oculta un sarpullido sospechoso bajo todo ese pelo.
"Shannon" saludó cubriéndose la boca con la mano, quizás pensando que era un gesto totalmente normal que ella no notaría. Movió la mano, como un saludo también, y la bajó dos segundos después de pronunciar su nombre.

[Shannon Southcott]

Tendrías que haberlo aclarado, pero gracias, más vale tarde que nunca.
Por supuesto que notó la parte en la que se cubrió la boca, mas decidió no comentar y, ya que sabemos que sí se bañó, eliminar el espacio que los separaba de un brinco, para rodearlo con los brazos. "¡Quiero helado de menta con chispas de chocolate!" exclamó, mientras le daba un apretoncito.

[Clifford Solomon]

Se dejó abrazar (o apretujar), olvidándose de su aliento al escuchar las palabras figurativamente mágicas de Shannon. Se le notaba el entusiasmo en los ojos, mucho más abiertos.
"Permíteme comprártelo" pidió, y cuando digo que pidió, no me refiero a una oferta caballerosa o algo por el estilo. No, él necesitaba ser útil, y ser útil se presentaba de forma sencilla en ese acto, por lo que se deleitaba ante la posibilidad.

[Shannon Southcott]

No voy a mentir, si Shannon conoce a Clifford (y lo conoce), sabía exactamente lo que iba a pasar después de su solicitud. Pero no lo hacía por ser deliberadamente abusiva, era la costumbre. Abusiva habría sigo agregar '¿doble?'.
Lo soltó, dando un paso hacia atrás, y asintió con la cabeza. "¿Te gusta esta mesa o prefieres otra?" preguntó, porque ella estaba junto a la ventana para distraerse mientras se encontraba sola; ya no necesitaba la vista.

[Clifford Solomon]

"Cualquier mesa está bien" respondió antes de dar media vuelta, como para dejarlo totalmente en sus manos, porque realmente le daba igual en qué mesa sentarse. Si le decían que tenía que ir a comer al baño, también aceptaba.
Caminó hacia donde estaba el heladero, ya sabiendo de memoria lo que iba a pedir y cuánto costaba. Hizo el pedido (uno de menta con chispas de chocolate y uno de crema granizada) y sacó el dinero de la billetera para pagar con el cambio justo. Por si alguien lo estaba mirando, pagaba con el cambio justo para ser buena persona y simplificarle el trabajo a quien atendía, no porque no tuviera dinero. ¿Los indigentes tienen billeteras? Imagino que no.

[Shannon Southcott]

Decidió que la mesa donde se encontraba estaba bien, así que recuperó su silla y dividió su atención entre lo que ocurría en la calle y lo que hacía Clifford. Quien, espero, recuperará el respeto del encargado cuando saque la billetera y demuestre que no entró sólo para usar el baño o para escapar del frío algunos minutos.
Y sí, ok, se está planteando si debe comentar algo sobre esa barba.

[Clifford Solomon]

Paseó la vista por entre los sabores disponibles mientras esperaba los helados, como esperando encontrar algo nuevo. No había ninguno que no reconociera, pero aunque lo hiciera las chances de que fuera a probarlo eran bastante bajas. Tomó algunas servilletas y la voz del encargado hizo que regresara a la realidad. Pagó, recibió los helados y se giró para caminar cuidadosamente hacia Shannon, el helado de ella en su mano derecha.

[Shannon Southcott]

Cuando notó que ya venía de regreso se levantó, impaciente o hiperactiva, como prefieras, para encontrarlo a medio camino entre el mostrador y la mesa, ya levantando su brazo izquierdo para tomar su pedacito de gloria. "Yaaaaay, gracias, Clifford" celebró bajando la voz y alargando algunas vocales para darle el efecto 'multitud en el estadio' al comentario. "Eres lo más".

[Clifford Solomon]

Hizo una mueca que parecía una sonrisa mientras le extendía el helado a Shannon, porque claro que le gustaba que ella estuviera complacida, pero por otro lado se sentía incómodo recibiendo un cumplido de tales dimensiones.
"Traje servilletas" anunció, como si fuera algo de suma importancia, levantando la mano donde sostenía su propio cono entre los dedos índice y pulgar, con las servilletas entre el medio y anular, para mostrárselo a Shannon.

[Shannon Southcott]

Lo dirás con sarcasmo, pero Clifford era un genio por pensar en las servilletas. Los helados en cono no se disfrutan igual si no armas un pequeño desastre pegajoso. Le mostró su mano derecha con el pulgar hacia arriba como gesto de aprobación, porque su boca ya estaba ocupada con el delicioso postre. Comenzó a caminar en reversa, de regreso a la mesa. "Por Merlín, esto es el triple de bueno de lo que recordaba" comentó, usando un tono que me hizo reír porque además releí eso de que a él le gusta que ella esté complacida. Sigh.