Pisando huevos

[Debbie Peers]

Si bien el vivir en el campus de la Universidad y el tener una beca le facilitaban muchísimo las cosas a nivel económico, Debbie seguía recibiendo algo de dinero de sus padres todos los meses. Esas últimas vacaciones había decidido que ya estaba lo suficientemente grande como para ayudarlos, al menos ocupándose de algunos de sus gastos. Lo que había generado ese cambio en ella había sido ver cómo su tío decidía que la mejor forma de invertir las ganancias del día de su madre era en comprarle dos cajones de cervezas al dueño de un bar que estaba cerrando. Además de vivir gratis en su casa, malgastaba a su antojo dinero que no era de él. Un caradura total.
Debbie entonces decidió conseguir un trabajo y contarle únicamente a su madre, para que utilice ella el dinero que le mandaban. Aunque ahora se estaba arrepintiendo bastante de haber aceptado ese trabajo en especial, porque quizás generaría más gastos que ganancias.
En su primer día en el bazar ya la habían reprendido cuatro veces por demorarse en hacer lo que le pedían. Avanzaba entre las estanterías llenas de cosas frágiles casi en cámara lenta, mirando hacia todos lados antes de moverse un poco. '¡Necesitamos esa fuente para hoy!', aulló el dueño del lugar, que la había mandado a buscar una fuente de vidrio redonda para mostrarle a una clienta.
Como para agravar más la situación, pasó delante de uno de los letreros que decía 'El que rompe, paga' y se puso más nerviosa. -Supérate, Debbs-.

[Debbie Peers]

((¡Gracias por entrar!))

En una de sus miradas a los estantes que tenía alrededor se encontró fugazmente con los ojos de Alfie y se murió de vergüenza. Sabía que seguramente se veía ridícula caminando así sin tener ningún impedimento físico real. Hizo una mueca extraña, entre resignación y pánico, y decidió darle una oportunidad a su suerte. Respiró hondo y caminó en línea recta hasta el final de esa góndola, frenando en el pasillo que la cruzaba. Tuvo la certeza de que escucharía detrás suyo algo cayendo y rompiéndose, pero después de unos segundos se dio cuenta de que no había sucedido nada. -¡Bien!- Una línea de góndolas más y llegaría a la de las fuentes de vidrio.
'¿Acaso dije para mañana?' le gritó nuevamente el dueño, y luego se rió, porque por lo visto la clienta había encontrado gracioso el comentario. Y el cliente siempre tiene la razón.

[Debbie Peers]

Miró hacia atrás, hacia su jefe, con el timing justo para ver la maniobra de Alfie. Y no te creas que lo aplaudió o algo así. Su expresión fue más similar a estar shockeada.
Caminó un par de pasos alejándose de Alfie pero aún mirándolo, por lo que cuando se dio vuelta de nuevo se encontró de frente a un estante de pequeños y peligrosos souvenirs de porcelana. Piensen un momento como ella para entender el por qué se alejó así: si ese tipo quería dedicarse a romper cosas, que sea lejos de ella.

[Debbie Peers]

Evitó tirar los souvenirs y ya estaba por la mitad del pasillo, alejándose de Alfie, cuando el dueño se le acercó desde atrás y le dijo un risueño (risueño porque al parecer la clienta le caía bien) 'La fuente la busco yo, tú vete a atender al muchacho'. Lo que siguió a eso fue Debbie dándose vuelta y quedando de frente al dueño, con el cual bailó tres pasitos del clásico vals del 'no sé por qué lado pasarte y dejá de espejarme por favor que esto es embarazoso'. Después del tercer pasito de baile, el tipo la agarró de los hombros y la corrió a un lado, para pasar negando con la cabeza, otra vez enojado con su torpeza.