No más clientes por el día

[Tristan Jenkins]

Para no pensar en las cosas que no estaban a su favor en esa situación, diremos que con suerte el olor de los ingredientes y el depósito no se había impregnado a su ropa y estas seguían oliendo al suavizante que usaba que decía algo así como 'lavanda' pero que en realidad solo olía a limpio.

Apretó los labios, esa condición era demasiado complicada, con muchos si, peros y porqués que considerar, y donde lo que más le preocupaba era que ese no molestar se extendiera por un período demasiado largo. Decidió poner la caja en la parte más alta que alcanzaba del estante a su derecha, ella podía bajarla fácilmente con un hechizo, pero él esperaba que su respuesta fuese clara.

[Frankie Gibbs]

Clara así como clara no. Siguió con la mirada la caja con bezoares y la siguió viendo hasta pasados dos segundos de que Tristan la dejara ahí. ¿Qué significaba eso? ¿Que no se lo daba porque quería que lo siguiera molestando o no tenía nada mejor que hacer que ponerle la vida más difícil a sus clientes haciéndoles trabajar para conseguir sus ingredientes? Con tanta señal mixta Frankie estaba hecha un arroz con mango lío.

Quizá no era un movimiento muy arriesgado pero ya había tomado tanta iniciativa que solo le faltaba saltarle encima, así que levantó un dedo índice y lo puso sobre el pecho de Tristan, como diciéndole 'mira, te estoy tocando', solo para ver qué pasaba.

[Tristan Jenkins]

Seguramente no servirá de consuelo, pero él frecuentemente se recordaba que estaba siendo un idiota.

Ella ni siquiera estaba tocando su piel directamente y ese dedo en su pecho le estaba causando una sensación cálida y electrificante. Movió una mano hasta colocarla en el mentón de Frankie, con su pulgar acariciándole la mejilla muy cerca del labio. Quería besarla y hacerle muchas cosas innombrables justo ahí en ese lugar y momento, pero seguía estando en su trabajo y era algo que no podía olvidar, aunque le costara mucho luchar contra sus instintos.

[Frankie Gibbs]

Si había podido mantener a raya su ritmo cardíaco y su calentura, todo se fue por la borda cuando él la tocó. Aprovechó el acercamiento para tocarle el pecho con la mano porque un solo dedo le sabía a poco. Esperó pacientemente el beso pero él, aún sin alcohol, le gustaba el jueguecito de provocarla.

"¿Tengo que llenarte de alcohol para que me beses o cómo funcionas?" Preguntó con media sonrisa.

[Tristan Jenkins]

¿Qué tan malo podía ser besarla en el depósito de la tienda de su familia? O sea, siempre y cuando la situación no se saliera de control, no pasaría nada malo ¿verdad? Solo iba a repetirlo un par de veces más en su cabeza para convencerse, mientras movía una mano hacia el cuello de ella y con la otra le rodeaba la cintura, para no dejar nada de espacio y evitar que las cosas se le escaparan de las manos.
"No..." fue acercando su cara despacio como si luchara contra una fuerza invisible "No hace falta alcohol" murmuró cuando estuvo lo suficientemente cerca y la beso.

[Frankie Gibbs]

Alguna vez le habían dicho que la mejor parte de un beso era el previo, ese momento en el que el aire entre las dos personas va disminuyendo hasta que comparten el mismo oxígeno. Frankie estaría de acuerdo, porque entre una frase y otra estaba segura de que su ropa interior se prendió en fuego y luego se apagó con agua.

Obviamente le correspondió el beso, subiendo la mano del pecho al cuello y la otra le rodeó la cintura, apretándolo hacia ella. Era incluso mejor de lo que lo recordaba.

[Tristan Jenkins]

Diablos, señorita.

Ese acercamiento le estaba ayudando a recuperar algunos recuerdos, no solo en la parte física, sino en las sensaciones que había experimentado aquella vez. El alcohol y el tiempo le habían hecho olvidar algunas cosas, a pesar de que había intentado grabarlas en su memoria al repetirlas una y otra vez, pero a veces pensaba que no había hecho más que desgastarlas de esa manera.

Las manos sobre su cuerpo le parecieron una señal para profundizar el beso y el contacto, así que deslizó la mano que tenía en la cintura por debajo de la camisa de ella, creía que sus dedos estaban un poco fríos y decidió esperar un poco antes de aventurarse a tocarla un poco más.

[Frankie Gibbs]

Solo como detalle diré que Frankie llevaba una camisa manga larga color lila y una camiseta blanca debajo de esa, que justamente coincidía con la que había usado la primera vez con él. Ella no creía en esas cosas pero igual la denominará su camiseta de la suerte después de ese día.

No es que había sido célibe en esos seis meses pero casi se sentía así. Frankie le atraía hacia ella y besaba con muchísima urgencia, como si lo necesitara para respirar. Llevó las dos manos a su trasero, para hacer que sus caderas se juntaran aún más pero en el proceso golpeó con el codo un frasco. A ella le importaba bien poco lo que rompiera y si Tristan hacía caso omiso ella fingiría que eso nunca pasó.

[Tristan Jenkins]

Tristan no era una persona muy activa en esos aspectos y toda la acción que hubiese tenido en ese tiempo había sido por cuenta propia. Así que, que le tocara el trasero le causo una ola excitación tan grande que hizo que sus sentidos se agudizaran y entonces, pudo escuchar el golpe al estúpido frasco. Lo siguiente que escucho fue otro frasco, en un estante más adelante, caer y hacerse añicos contra el suelo. Una alarma se encendió en su cerebro, como si aquello se tratara de una advertencia y con mucho esfuerzo dejó de besarla, mirando en dirección al lugar donde provenía el ruido. Sin embargo, no pudo separar sus manos o su cuerpo del de Frankie, porque necesitaba un poco más de autocontrol para eso.

Pero... ¿Era realmente una camiseta de la suerte si en realidad lo que conseguía era atraerles interrupciones? Para pensar.

[Frankie Gibbs]

A mi no se me da bien pensar con este personaje, pero si consigue sexo por segunda vez, es de la suerte.

Cuando él se separó ella mantuvo los ojos cerrados, esperando a que volviera a besarla y cuando no sucedió abrió los ojos, girando la cabeza hacia donde él miraba, viendo los frascos rotos en el suelo y la verdad es que no podía importarle menos.

"Luego lo reparamos" dijo subiendo las manos hacia su cara para atraerlo hacia ella y retomar el beso.

[Tristan Jenkins]

Buena suerte con eso.

Muchas cosas pasaron por su cabeza mientras su vista se enfocaba en los pedazos de cristal y el líquido en el suelo. No se trataba de simples pociones que ponían reponer por otras, eran horas y horas de trabajo y dedicación invertidos (y dinero, no podía olvidarlo) que terminaban regados en el piso como si nada. A demás, podía tener el mismo apellido que el nombre de esa empresa y eso no le aseguraba absolutamente nada, su padre había tenido cuatro hijos al borde de la pobreza solo por no hacer lo que su abuelo en su momento quería ¿Y qué pasaba si su tía-abuela se enteraba? Él creía que era una mujer muy severa.

Separó sus manos de Frankie para poder apretarle las muñecas suavemente y alejarla. "Lo siento.." murmuró, echando su cuerpo hacía atrás, lo suficiente como para poder apoyar su frente contra la de ella "Esto no está bien" estaba prácticamente entre la espada ella y la pared, así que si no cedía le iba a costar mucho salir de ahí.

[Frankie Gibbs]

Cerró los ojos cuando él apoyó la frente en la de ella, lo que le dio un momento para pensar porqué él le estaba diciendo que no podía. Los frascos, claro.

"Yo los puedo pagar" dijo sin saber si eso llevaba unos ingredientes carísimos y difíciles de encontrar. "Y quizá deberíamos salir del depósito" añadió separándose. Ella tenía dinero pero su papá le mataría si de repente tiene que pedirle cientos de galeones por romper muchas pociones, en especial cuando él pensaba que ya se había enderezado y ya no hacía cosas irresponsables, aparte de ponerse en peligro con su puesto de trabajo. Menos mal ya tenía otro hijo.

[Tristan Jenkins]

Apretó una sonrisa pequeña y negó "No, no es solo dinero..." se interrumpió con un suspiro a la vez que le soltaba las muñecas, no tenía porque explicarle todo el proceso, ese no era el lugar adecuado, además que era muy fastidioso e intenso de su parte.

Asintió, ciertamente necesitaban salir de ahí, pero antes tenía que arreglar algunas cosas. "¿Puedes esperar afuera?... Necesito revisar eso" hizo un gesto en dirección al frasco roto, también necesitaba bajar su calentura y entre más distancia entre los dos hubiese mejor.

[Frankie Gibbs]

Dio medio paso hacia atrás y miró el suelo con los cristales rotos. Quiso preguntar porqué no se resolvía solo con el dinero si al final todo lo que fabricaban allí era para vender pero decidió no presionar, para variar.

Inhaló una gran cantidad de aire por la nariz, apretando los labios mirándolo. No estaba conforme con que él la echara de su lado porque no quería que el momento se perdiera, aunque quizá era un poco tarde para desear eso.

"Vale" dijo y salió del depósito hasta ponerse en la parte interna del mostrador. La tienda seguía vacía y Frankie consideró el cerrar las persianas y poner que estaba cerrado. Veía un pequeño espacio en el suelo donde si no se movían mucho no iban a romper nada. Un poco incómodo pero debía bastar.

[Tristan Jenkins]

Al verla salir del depósito soltó un largo suspiro, tenía que enfriar su cabeza e iba a comenzar con la poción perdida. Limpió el desastre con un movimiento de varita, pero no había mucho que hacer para salvar la poción, tendría que anotarla para que la descontaran de su salario.

Regresó al estante anterior y tomó la caja con los bezoares, después se detuvo frente a un estante con pociones, buscando una con efectos calmantes pero quizá solo debía pensar en cosas no excitantes como su jefe del laboratorio, Lettie la encargada de la tienda, los cajones de cristales desordenados luego de un día de ofertas, su tía-abuela enojada si lo descubría teniendo relaciones sexuales con Frankie en cualquier lugar de la tienda. Uff, sí, funcionaba. Solo necesitaba unos minutos más.