Watchdog

[Irina Lewis]

Contestar con un monosílabo en el mundo de Irina seguía haciéndolo quedar como un grosero, o un demente. Ella se quedó un instante más quieta, intentando entender qué había pasado y, aunque le sonaba totalmente extraño, eligió pensar que había sido un accidente. Quizás se le había resbalado o la había pateado sin querer. "Ok" contestó no muy segura pero decidiendo volver a la cocina. Si podía mantenerse lejos y sin tener que hablarle hasta que terminara, mejor. De repente se sintió muy ansiosa por lo que se fuera, pero prefirió distraerse dándole de comer al gato.
Agarró a Rubio (para ella era el mejor nombre de gato del universo, después de Félix) en contra de su voluntad y lo subió a la mesada de la cocina para poder servirle una parte en su plato. Una vez que terminó, lo observó comer y cuando ya se aburrió de estar prisionera en su propia casa, mirando al gato comer con tal de esconderse del loco que tiraba herramientas, decidió comenzar a ordenar. Iba a mantenerse lejos de Dolovo hasta que escuchó una voz conocida que la hizo fruncir el ceño algo molesta. -¿Ahora qué?- pensó acercándose a la puerta.

Cuando llegó reconoció al portero que, chusma como siempre, había aparecido para ver qué eran esos ruidos de golpes y chapa. Irina lo miró con poca paciencia "Estoy cambiando la cerradura" respondió simple y concreto por si aún no se había dado cuenta "¿Qué tiene de malo?" preguntó deseando morir ya que para mudarse de edificio ya era un poco tarde.

[Irina Lewis]

Miró incrédula al portero cuando le empezó a recriminar por haber metido gente externa al edificio para hacer un trabajo, que debió pedírselo a él, y un montón de tonterías más. Tomó aire, molesta por no tener ni siquiera la libertad de poder cambiar una cerradura en paz en ese edificio del mal, pero cuando iba a intentar dar por terminado el asunto diciéndole que lo resolverían luego o que no tenía sentido quejarse porque el trabajo ya estaba casi hecho, Dolovo respondió primero. Irina lo miró algo sorprendida de que interviniera y que quisiera conciliar. Por un instante dudó pero se dijo que quizás entre hombres se entendían mejor y a él le haría caso, a ella en cambio seguiría poniéndole excusas para seguir discutiendo.

Se mordió el labio inferior, cansada. Lo último que quería después de haber trabajado todo el día era tener más problemas. Quería que Dolovo terminara su trabajo de una vez y quedarse sola y tranquila. Bueno, con su gato. Los observó irse hacia el sector de las escaleras y, agotada como estaba, volvió a la cocina a tomar un trago de jugo sin imaginar lo que podía estar haciendo Dolovo. En otra situación nunca le hubiera delegado un problema a un desconocido, era algo que le costaba trabajo incluso en su oficina, pero por una vez decidió confiar. Grave error.

[Irina Lewis]

Casi nadie piensa que alguien a quien contrata para hacer un trabajo es un psicópata. Puede desconfiar, puede tomar medidas de seguridad para protegerse pero al cabo de un rato se termina por confiar. Irina nunca pudo pensar que Dolovo era quien era y que podía reaccionar así con el encargado. Lo vio volver y, aunque le costaba imaginar cómo habían llegado a un acuerdo con un hombre tan molesto y metido como el portero, quería creerle. Necesitaba que algo alguna vez le resultara fácil y se hubiera solucionado sin ella teniendo que interceder y posiblemente salir perdiendo.

"¿Qué le dijiste?" le preguntó entonces, por curiosidad, para saber cómo proceder cuando volviera a cruzarse al hombre. No sabía que no iba a verlo ni a fastidiarla nunca más ni todos los problemas que tendría apenas abriera los ojos al día siguiente.

[Irina Lewis]

La respuesta le pareció simple, nada que no le hubieran dicho ya al hombre que le gustaba meterse en la vida de los demás, pero quizás Dolovo había conseguido convencerlo con esos trucos que tenían los hombres. Hacerse los simpáticos, hacerse los amigos, los que entendían. El chico no parecía ser para nada de esa clase de hombres pero ¿quién sabe? También podía haberse puesto firme y haberle dado un poco de miedo.

"Lo siento" le dijo entonces porque no le parecía bien que él haya tenido que hacerse cargo de sus problemas "La gente de este lugar es algo... complicada" comenzó a buscar el dinero que faltaba en su billetera mientras hablaba "Aunque supongo que ya te diste cuenta por los cartelitos del ascensor". Una vez que tuvo el dinero en la mano, buscó las llaves para bajar a abrirle.
Irina se acercó, de mejor humor porque ya todo había terminado. Tenía cerradura nueva y por fin podía descansar después de un día largo. Le extendió el dinero "Muchas gracias por todo" le dijo al dárselo para luego salir al hall y llamar al ascensor.

[Irina Lewis]

-¿La cárcel?- Lo irónico fue que en primer lugar se sintió ofendida porque comparara su edificio (que claramente era un manicomio, no una cárcel!) con algo tan horrible. Sus vecinos podían estar locos y ser molestos, su portero un acosador y un idiota, pero no eran asesinos ni ladrones.
Una vez que entró al ascensor se dio cuenta que esa oración significaba que Dolovo había estado en una. Lo miró de reojo. La sonrisa debió tranquilizarla, porque significaba que estaba de buen humor, y al fin de cuentas ya se estaba yendo de su casa, pero siguió con el cuerpo un tanto rígido, sintiendo el peso de haber metido un desconocido allí. ¿Y si el portero tenía razón?
Con los ojos buscó el indicador de los pisos y deseó llegar a planta baja cuanto antes. Una vez allí abrió la puerta y dejó que Dolovo fuera el que la cerrara, mientras ella le abría la puerta de calle para hacer más rápido.

"Bueno... nuevamente gracias" murmuró esta vez insegura e incómoda ¿cómo se saludaba a un extraño que había estado en la cárcel?

((Cerrado para mí))