Te apuesto lo que quieras

[Tristan Jenkins]

Entre agarrar un pecho o un trasero (con consentimiento), estos últimos estaban mejor vistos socialmente.

Abrió la boca y la cerró segundos después, no veía sentido en repetirle que no tenía hambre cuando su cuarta neurona en funcionamiento le decía que ya empezaba a sonar muy forzado. Qué más daba, igual podía comer algo más. Lo más inteligente que se le ocurría hacer era no responder directamente, "Tú también tienes hambre. De comida" insistió, para que a su cabeza no volviera el recuerdo del baño y lo que él creía que ella pensaba podía hacer ahí.

Las primeras citas eran para agarrarse las manos y, con suerte, besarse. Y sí, ellos ya se habían saltado un montón de pasos, pero... No había nada de malo en querer ir lento por una vez ¿No?

[Frankie Gibbs]

Pero Tristan no le va a agarrar ni uno ni el otro, porque le gustan las manos aunque a Frankie le cause alergia.

Lo miró fijamente, queriendo encontrarle sentido a esa conversación. "Podría no comer comida ahora, ya lo sabes" dijo con seriedad. Podría hacer otro intento de ser toda críptica y seductora pero lo cierto es que no le había funcionado antes y todavía seguía pensando en el tipo que le había chocado sin disculparse así que no tenía demasiada paciencia. "No sé lo que estoy haciendo, Tristan. Y no pareces entender lo que quiero" dijo, intentando ser lo más directa posible por el bien de ambos. Seguro eran imaginaciones suyas pero sentía que la mano que estaba entrelazada con la de Tristan le estaba palpitando.

[Tristan Jenkins]

Soltó un suspiro corto devolviéndole la mirada a Frankie, pero comenzando ha sentirse ¿Inquieto? Por el rumbo que estaba tomando la situación. "No. Yo entendí, es solo que..." dio un paso atrás, sentía que estar muy cerca de ella le nublaba el juicio y necesitaba un poco para lo que diría a continuación "No es que no quiera hacer contigo... cosas, porque sí quiero, pero quisiera esperar un poco más porque esta es solo la primera cita" le costó un poco mantenerle la mirada a Frankie y la bajó hacia sus manos aflojando el agarre de sus dedos "Podríamos tomarlo con calma" sugirió finalmente.

Él no era una persona conservadora, pero su plan para ese día no incluía terminar en el baño de un hipódromo satisfaciendo sus necesidades más rudimentarias y esperaba que ella aceptara eso.

[Frankie Gibbs]

Aprovechó ese momento que él aflojó el agarre para soltarle la mano. No lo hizo lento pero tampoco fue brusca, porque Frankie tampoco podía pensar teniéndolo tan cerca y además con los dedos pegados a los suyos.

Lo escuchó pero entendió lo que quiso. O mejor dicho, no entendió nada. "Pero" dijo, haciendo un esfuerzo por ordenar sus ideas "eso es como, no sé, querer caminar cien kilómetros a pie si ya sabes aparecerte y sabes a dónde vas" admitió, y si Tristan no entendió, es porque ella tampoco. "O sea, quiero decir" suspiró, porque no sabía qué quería decir exactamente. "Para qué quieres ir más lento si ya fuimos rápido, mejor seguir desde ahí, ¿no?" Le preguntó, rascándose la base del cabello. Qué complicado era todo, y ella solo quería coger en el baño.

[Tristan Jenkins]

Movió sus dedos en el aire arrepintiéndose de haberla soltado. Él era más listo que eso, debía haber previsto lo que pasaría y solo Merlín sabía cuando tendría otra oportunidad de tomarle la mano.

Para su sorpresa, sí entendía lo que había querido decir. "Pero a veces necesitas caminar todos esos kilómetros para apreciar la recompensa que recibes al final" contestó, sin saber si esa era una buena metáfora para la situación en la que se encontraban. Podía pensar en otra: "Es como cuando haces una poción que requiere un largo tiempo de cocción... Si alteras las condiciones para que esté lista más pronto, puedes estropearla". Miró a Frankie otra vez, queriendo confirmar que le entendía. Es que ese era un lugar muy público para tener esa conversación llamando las cosas por su nombre.

[Frankie Gibbs]

Le escuchó, mirándolo con atención, cruzando los brazos sobre su pecho, como si se quisiera proteger de lo que vendría después. La primera metáfora no la entendió, porque si se relacionaba con la suya, jamás iba caminar cien kilómetros si se podía aparecer. Luego la segunda, muy a su pesar, sí la entendió.

"Estas diciendo que si no cocinamos esto lento, ¿la poción no va a salir?" Preguntó, sabiendo la respuesta pero sin querer escucharla.

[Tristan Jenkins]

Asintió lentamente, "Eso es lo que creo" respondió, queriendo dejar en claro que era su opinión, pero probablemente no la única valida. En el fondo, le daba algo de tranquilidad que entendiera su metáfora con pociones potque habían probabilidades que comprendiera su punto de vista, sin embargo, debía recordarse que quizá solo él era quien quería que eso que tenían funcionara.

[Frankie Gibbs]

Se sintió un poco estúpida porque no es que esta información fuese nueva, Tristan le había dejado muy claro que él quería hacer todo el tema de novio/novia pero fue como si cayera en cuenta ahora de todas las implicaciones.

"Yo..." dijo, bajando la cabeza para mirarse los pies, como si ellos tuvieran una respuesta "tengo que ir a recoger el dinero" soltó, huyendo se la escena lo más rápido que pudo, esquivando gente para avanzar hacia las taquillas.

Ya sabía la respuesta que iba a darle, pero no quería lidiar con las consecuencias de su decisión.

[Tristan Jenkins]

"Frankie..." la llamó justo cuando ella terminó de hablar, pero fue demasiado tarde y ya se había escapado. Sintió una presión en su garganta, no estaba molesto sino más bien decepcionado consigo mismo por no haber previsto esa respuesta y lo peor es que ni siquiera esperaba que le diera una. Era un tonto, siempre él y su bocota.

No se creyó capaz de ir tras ella de inmediato y guardó las manos dentro de su abrigo mientras esperaba que su mente se calmara. Y tampoco quería que se sintiera presionada.

[Frankie Gibbs]

A mitad de camino de las taquillas, Frankie sintió un impulso de irse corriendo del lugar, de dejarlo todo; el dinero, Tristan, todo. Se detuvo en seco, y luego empezó a caminar hacia la salida, también esquivando personas que se iban o venían para las siguientes carreras. Reconsideró su decisión cuando tuvo la salida a la vista. Maldijo por lo bajo y se regresó.

En las taquillas había una pequeña cola de gente recolectando o haciendo nuevas apuestas. Frankie se puso en una, sin revisar si era la más larga. Se llevó las manos a la cara. Estaba hecha un lío.

[Tristan Jenkins]

Encontró interesantísimos sus zapatos y decidió contar lentamente hasta cien porque a veces le funcionaba para tranquilizar su ánimo y despejar pensamientos negativos de su mente. Al terminar había llegado a la conclusión que necesita un nuevo par de zapatos de 'vestir' y, aunque seguía sintiéndose patético, que estaba preparado para ir tras Frankie.

Alzó la mirada buscando algo que le indicara donde cobraban las apuestas (su primera opción era donde las realizaban, pero qué iba a saber él), dio un paso en la dirección de las taquillas y luego, se acobardó. Había pensado en la posibilidad de que ella se hubiese marchado y si bien a esas alturas ya debía estar acostumbrado, después de las veces que había salido de su casa a hurtadillas, sin embargo... Esa vez era diferente y definitivamente no podía afrontarlo. Iba a esperar un poco más, ella regresaría y si no lo hacía, entonces, él se iría.

[Frankie Gibbs]

Bajó las manos con desgana y avanzó lentamente en su fila. Al parecer había elegido la que tenía más apostadores y pocos recolectores como ella. Empezó a tamborilear el suelo con impaciencia, aunque tampoco es que tenía muchas ganas de enfrentar a Tristan.

Después de algunos minutos (unos diez o quince), llegó su turno. Debía decir si iba a apostar o a recoger, a lo que dijo recoger. Frankie sacó su monedero y fue metiendo los galeones que se aparecieron ante ella. Había ganado ciento cincuenta, así que es como si no hubiese apostado nada. Suspiró y se apartó de la fila.
Ese día no le estaba dando ninguna ganancia.

El camino hacia Tristan se había despejado un poco dado que la siguiente carrera estaba cerca y la gente debía estar buscando sitio. Caminó lento, solo por si todavía le daban ganas de huir.

[Tristan Jenkins]

Se acercó a una columna y apoyó la espalda contra ella, no estorbaba donde se encontraba antes, pero había comenzado a sentirse fuera de lugar ahí, solo, de pie, mirando hacia las taquillas a la espera de Frankie y de vez en cuando a la entrada preguntándose si debía irse.

Ahora miraba a la entrada (en esa dirección, al menos, si no estaba equivocado) y solo podía pensar lo poco que le gustaba ese lugar, las apuestas y las carreras. Para él, el tiempo pasaba muy despacio y eso hacía que el efecto tranquilizador de contar hasta cien fuera reemplazado por molestos arrepentimientos por lo que había dicho, hecho y lo que no. Uhg. Se llevó una mano a la frente, medio escondiendo su cara -Uno, dos, tres, cuatro..- quizá esa vez debía contar hasta doscientos.

[Frankie Gibbs]

No lo encontró donde lo había dejado y por un segundo pensó que se había marchado. De haber sido así le habría causado mucha gracia, pero solo tuvo que mover un poco la cabeza para encontrarlo apoyado en una pared. Parecía casi tan cansado como ella, y al verlo supo lo que tenía que hacer.

Avanzó con un paso más decidido que antes y esbozó media sonrisa. "En realidad no gané nada pero recuperé el dinero. Podemos ir al restaurante de aquí o podemos salir y buscar otra cosa. Lo malo es que la oferta de locales que aceptan galeones es muy limitada" dijo, mirándolo pero sin hacer contacto con sus ojos demasiado tiempo.

[Tristan Jenkins]

Por lo menos pensar le hacía pensar en otras cosas, -Ciento treinta y ocho- quizá no necesitaba zapatos nuevos, esos no estaban tan mal y por lo general recibía ropa por su cumpleaños, -Ciento treinta y nueve- no quedaba mucho tiempo, entonces iba a tener que dejarles pistas por allí -Ciento cuarenta- y esperar que ninguno de sus hermanos se saliera de la norma de regalos familiares y... La voz de Frankie lo regresó a la realidad.

La miró por unos segundos en silencio, mordiéndose la lengua para no decir nada respecto a las fallidas apuestas -Ciento cuarenta y uno..- Ah, no, ya podía dejar de contar porque ella estaba de vuelta y no lo había dejado plantado. "Tengo un poco de dinero muggle" alzó la mirada, como si estuviera recordando cuánto exactamente tenía "Pero no conozco está ciudad" y se encogió de hombros, aunque le gustaba la idea de irse de allí tampoco era que le encantaba. Ahí le regresaba la pelota para que decidiera ella.