Alguien en la puerta

[Tristan Jenkins]

Pasó saliva tras escucharla, deseando poder salir corriendo al baño y meterse bajo la ducha con agua helada, lamentablemente no podía hacerlo, o sea, si podía, pero su pobre orgullo iba a sufrir por mucho tiempo.

"Ok, está bien, la camiseta" dijo, tomándola de las manos de ella y observándola como si fuera muy interesante, aunque solo estaba pensando como podría ponérsela. Le parecía un trabajo muy complicado: ella iba a tener que mover el brazo y él necesitaría tocarla mucho. "¿Quieres una de mis pijamas? Tengo de abotonar" ofreció, además, una de sus camisas seguro le cubría más cuerpo y le daba más paz.

[Frankie Gibbs]

Bajó la mirada hacia su camiseta. A ella le gustaba mucho, la usaba no solo para dormir sino para salir, era muy versátil, pero entendía que una camisa de botones podía requerir menos movimiento de su brazo, el cual seguía pegado a su cuerpo dado que no podía estirarlo.

Además, la idea de ponerse algo de Tristan le parecía sensual, en vista de que no iba a conseguir nada más de él. "Está bien" dijo, estirando la mano para que le regresara su camiseta. Quizá se la pondría al día siguiente debajo del jersey, para ver si pasaba un poco menos de frío.

[Tristan Jenkins]

Nada en contra de la pobre camiseta colorida, solo era poco funcional.

Asintió, devolviéndole la camiseta y apuntó con su varita a uno de los armarios de la habitación, de allí salió la pijama más nueva que tenía, de esas de algodón grueso apropiadas para el frío, y que era tan nueva que solo creía haberla usado una vez.

La camisa se desabotonó sola y cayó junto al pantalón sobre la cama, de donde Tristan la tomó, arremangó y luego la extendió hacia Frankie para ayudarla a meter primero el brazo lastimado. Él no se había levantado de la cama pero si mantenido a una distancia prudencial desde la cual podía ayudarla sin acercarse tanto, aunque no iba a ser necesariamente cómodo.

[Frankie Gibbs]

Hizo un movimiento un poco inútil con la camiseta al tomarla de Tristan y dejarla sobre la cama, como si él no hubiera podido hacer lo mismo. Siguió con la mirada el pijama que usaría, admitiéndose que se veía cómodo y caliente.

Estiró el brazo hasta lo máximo que pudo sin sentir dolor por la abertura de la manga, luego se dio la vuelta para cubrirse la espalda y metió el brazo bueno sin necesidad de ayuda por la otra manga, después volvió a ponerse de frente a Tristan para que él empezara a cerrarle los botones. Y claro que lo iba a observar atentamente mientras lo hacía.

[Tristan Jenkins]

Para que quede constancia, le era muy difícil mirarla a la cara cuando tenía el pecho descubierto frente a él, era sin duda una de las situaciones más difíciles a las que se había enfrentado, aun con los moretones y heridas de por medio era una atracción inmediata. Pero bueno, como ella se había puesto la camisa sola, algo que en el fondo agradecía, cerrársela iba a ser más fácil ¿No? Ujum.

Comenzó arreglándole el cuello y después le fue cerrando los botones con cuidado, estirando lo más que podía la tela para que sus dedos no rozaran la piel de Frankie, además, se estaba fijando en los detalles de la tela. Una vez terminó los botones del pecho, el trabajo se le hizo más rápido. Ahora solo tenía que esperar que ella se pusiera el pantalón.

[Frankie Gibbs]

Se veía tan concentrado que Frankie se imaginó que, si fuese una poción, así le miraría Tristan todos los días y no era capaz de decidir si eso era bueno o malo. Debía ser malo porque acabó muy pronto y ni siquiera sintió un dedo en ella. No tenía heridas en los pechos, ¿no podía siquiera acariciar uno? Qué falta de respeto.

Apretó los labios y en vista de que él no hizo ademán de querer ayudarla con el pantalón se sentó en la cama y se lo puso, ayudándose con los pies para abrir las aberturas y pasar las piernas, terminando se subirselo de pie. Le quedaba bien de caderas pero arrastraba el ruedo por el suelo, como era de esperarse.

Se giró para volver a tomar la camiseta de colores y lo miró. "¿Me voy a la otra habitación?" Preguntó, sintiendo que se le iban las oportunidades muy rápido.

[Tristan Jenkins]

Que se pusiera los pantalones hizo que él sintiera mucha paz, es decir, sin ellos se veía como salida de uno de sus mejores sueños, pero con ellos puestos los malos pensamientos iban calmándose. El pijama completo tenía un efecto apaciguador en su mente, a tal magnitud que podía reconsiderar ese baño de agua helada que había contemplado minutos atrás.

Suspiró, regresando a la realidad en la que se encontraba, ahora tenía más ropa encima, pero Frankie seguía estando en su habitación, llena de heridas y moretones. Ah, sí, claro, para eso había sacado su botiquín. "No" respondió sin levantarse de la cama, "¿Puedo poner algo en tus heridas?" y acercó el botiquín con un hechizo, porque lo había dejado un poco lejos.

[Frankie Gibbs]

Por un segundo, solo un segundo, sus deseos se vieron exacerbados con ese 'no', pensando que quizá, de una forma retorcida, verla vestida era más excitante que verla desnuda, pero todo se vino abajo muy pronto con la siguiente frase. Se le aceleró el corazón para nada.

Vio como acercaba el botiquín e iba a protestar pero quizá ese era el único contacto que iba a tener con él. Ahora lamentaba no tener heridas en los pechos. "¿No era mejor que me curaras antes de que me pusieras la camisa?" Preguntó medio burlona.

[Tristan Jenkins]

Ya estaba sacando el ungüento que quería echarle cuando escuchó la pregunta y sí, en efecto, ella tenía razón y se sintió un poco tonto. De todas maneras, no iba a reconocer que el orden de los factores sí afectaba el resultado en esa situación.

Se aclaró la garganta, "No, porque pasarías más frío" dijo, siendo esa la mejor excusa que se le ocurría en el momento. Igual la camisa le quedaba lo suficientemente grande como para descubrirle algunos moretones y heridas, ya se había fijado en eso, y también podía soltarse unos botones y... No, mejor si no la desabotonaba.

[Frankie Gibbs]

Le parecía una excusa un poco sin sentido pero lo dejó estar porque le daba gracia y bufó como respuesta. Se sentó frente a él subiendo una pierna flexionada, la otra pierna en el suelo, dejando a un lado la camiseta.

Se preguntó si ese ungüento era especial y le curaría todas las heridas pero dudaba que fuese así. Se llevó la mano buena al primer botón, tardando un rato en poder soltarlo y si no la detenías iba a seguir con el siguiente. Las heridas más graves las tenía en el brazo, lo lógico para ella es que fuese directo ahí.

[Tristan Jenkins]

Abrió el pote y lo puso a un lado sobre una mesita de noche, para que no terminara desparramado por toda la cama por accidente. Ah, pensándolo bien, era mejor colocar todo el botiquín en la mesita.

Regresó su mirada a Frankie y la encontró desabotonándose, "No hace falta que..." dijo, poniendo una de sus manos sobre la de ella. No, no, que eso le había costado mucho hacerlo como para que su esfuerzo se perdiera tan rápido. "Puedes estirar un poco la camisa, no pasa nada" agregó, y con su otra mano tomo algo del ungüento. Jaló el cuello de la camisa para poder tener más acceso a la herida del hombro y fue colocando la crema alrededor, se suponía que le iba a ayudar con el dolor.

[Frankie Gibbs]

Frunció el ceño cuando detuvo el desabotonamiento, que no es una palabra pero debería. Estás situaciones le eran muy confusas: se habían acostado, le había ayudado a desvestirse, la había visto bañarse, ayudado otra vez a ponerse ropa, ¿ahora no se puede soltar los botones? Necesitaba un manual para entenderlo.

"¿No me vas a echar en las heridas del brazo?" Preguntó inclinando el cuello hacia el lado contrario al que Tristan le estaba echando el ungüento, que por cierto estaba frío.

[Tristan Jenkins]

((La desabotonación.))

Se habían acostado siete meses atrás, habían pasado meses sin verse y ella había aparecido de la nada en su lugar de trabajo e intentado hacer cosas indebidas (él era una pobre inocente palomita, claro), y ahora ella llegaba toda maltrecha a la puerta de su casa y esperaba... ¿Qué? ¿Qué actuara como una persona coherente? Pues no, mi linda, pues no.

Asintió como respuesta, ya había terminado con el hombro así que le acomodó el cuello lo mejor que pudo y le arremangó la camisa hasta que encontró la herida del antebrazo en la cual también aplicó el remedio con cuidado. Lo bueno era que el ungüento secaba rápido y el efecto era inmediato aunque no permanente, lo más probable era que mitigara el dolor por unas cuantas horas como para que pudiera moverse al dormir pero no lo suficiente para lanzar una pelota o levantar peso.

Al terminar, le acomodó la manga y la miró a la cara con una sonrisa pequeña, estaba esperando que le dijera algo sobre el ungüento, lo habían hecho en su trabajo.

[Frankie Gibbs]

Al menos no le ordenó a volverse abotonar, ya era algo. Exhaló fuerte por la nariz cuando tocó las heridas en carne viva pero la sensación de ardor se apaciguó a los segundos y después era como si le hubiese aplicado algún tipo de anestesia. Se atrevió a mover un poco el brazo y se sorprendió al poder extenderlo más que antes. No se había arreglado del todo pero había mejorado.

"Quizás te robe ese ungüento" le dijo con una sonrisa. "¿Tienes algo para esto?" Preguntó, señalándose la costra del labio. En San Mungo le dijeron que se la podían tratar pero dijo que no hacía falta, ahora se arrepentía.

[Tristan Jenkins]

Arrugó un poco la nariz haciendo que la sonrisa desapareciera, no entendía si debía tomarse como un cumplido que ella insinuara que iba a robarle algo o no, pero por las moscas regreso el pote al botiquín. Existía la pequeña posibilidad de que personas con dolor constante desarrollaran dependencia hacía ese tipo de ungüentos, por eso solo los recetaban en el Hospital, mejor prevenir que lamentar.

Puso una de sus manos en el mentón de Frankie y le movió la cara de un lado a otro como si la estuviera examinando, la costra podía ser un problema pero si aún tenía un corte debajo de ella... "¿Has probado un hechizo sanador?" sugirió, se refería a los básicos que aprendían en el colegio que igual servían para reparar una nariz rota, un dedo o un labio.