Constancia

[Anisa J Arkwright]

Suspiró mientras doblaba por el medio su ejemplar de Corazón de Bruja y lo escondía entre su pierna derecha y el apoyabrazos del amplio sillón donde estaba sentada. Era un martes por la tarde y Anisa no tendría clases el resto del día hasta la noche, cuando fuera el turno de subir a la Torre de Astronomía.

Debería repasar las notas para ir más preparada pero no sentía ganas. Luego, tal vez. Estaba sentada con la espalda muy recta en el sillón, pasándose las manos por las rodillas como tratando de desarrugar la falda que no estaba arrugada. Porque no por azar estaba sentada en ese sillón, sino porque sospechaba que Regulus también gustaba de sentarse allí. Y lo esperaba, disimuladamente y en silencio, mirando la chimenea apagada frente a ella.

[Anisa J Arkwright]

((Feliz Aniversario, amor))

Anisa contuvo el suspiro profundo que, de haber tenido asegurado que él no oiría, hubiera dejado escapar libremente. Pero lo mantuvo dentro de sí, como todos sus sentimientos frustrados por él y dejó escapar un suave y educado "Buenas tardes, Regulus" porque cualquier excusa para poner su nombre en los labios era más que buena.
Exhaló el aire disimuladamente por la boca, de a poco y en silencio mientras se llenaba los ojos de él. Solamente mirarlo era razón suficiente para sentir que haber vivido hasta ese día valió la pena. Era patético, en realidad, que midiera su vida en cosas relacionadas con él. Pero estaba completamente obsesionada, y sentía por él un amor que, aunque poco saludable, era verdadero.

[Anisa J Arkwright]

-Esperaba a ver si tenía la suerte de encontrarte- pensó su respuesta más sincera y se llenó los pulmones del perfume de Regulus antes de quitar la neblina de su mente y responder con un poco más de tacto y lógica "Nada, leía una revista" y generalizó porque lo último que quería es que Regulus viera que leía Corazón de Bruja. Y lo peor: que viera que en la portada de dicha revista estaba Dallas.
Ya de por sí todas las mujeres del universo eran sus enemigas por ser posibles intereses románticos para Regulus, así que no quería servirle en bandeja la oportunidad de que el cuerpecito semidesnudo de Dallas fuera a tentarlo. No señor. "¿Tú?" sabe lo que estuvo haciendo antes de la ducha, pero pregunta igual para no quedar como una stalker.

[Anisa J Arkwright]

((Me harías muy feliz si lo hicieras, pero después de todo yo también me demoro...))

Regulus se podía extender en el tópico que más le gustara. No sólo porque Anisa ama escucharlo sino que, cuando Regulus habla de cosas que ella ya sabe o conoce, siempre encuentra algo para disfrutar: tratar de leerle los labios, fijarse qué sílabas hacen que las comisuras de la boca se le curven, cuándo le brillan los ojos, los diferentes tonos de la voz, fijarse qué tan seguido mueve las manos. Era hermoso y fascinante, aunque estuviera hablándole de recoger excremento de crup.
"Estoy más que segura que ellos no podrán hacer nada contra ustedes" y aparte los Hufflepuff no son tan geniales ni fuertes ni magníficos como Regulus. De hecho, seguro que Regulus podía contra todo el equipo él solo. Porque él es así de genial. Amén.

[Anisa J Arkwright]

Espera, espera. Déjame releer ese hermoso post una vez más, porque aparentemente debo absorver el hecho de que Regulus le prestó verdadera atención por primera vez. Sintió que su corazoncito acelerado de fangirl se le subió hasta la garganta con la sonrisa de Regulus y el hecho de que estaba mirándola a los ojos -Tan, tan, tarán; tan, tan, taráan...- wedding bells.
"Sólo confío en ustedes porque sé que tienen un excelente capitán, Regulus" le dijo, haciéndose la tonta "No sé si confiaría tan ciegamente en el management de otro" de hecho, si alguien le quitaba el puesto a Regulus, Anisa se encargaría personalmente de que tuviera la colitis más dolorosa y larga del mundo durante el primer partido.

[Anisa J Arkwright]

No había explicación para la oleada de adrenalina que bañó el torrente sanguíneo de Anisa viéndolo así, tan cerca, todo sonriente y atento y ¡sólo para ella! Ni para Andromeda ni Rebecca ni para Rabastan ni para... quien sea con quien Regulus también hablaba. Esta vez era sólo para ella, era exclusiva. "¿Ni cuando egreses?" tonteó todavía muy a propósito, como muchas chicas reducimos nuestro coeficiente intelectual para parecer más adorables y desprotegidas ante el objeto de nuestro afecto. "Me vas a hacer recursar años, Regulus" le dijo, cruzándose de brazos haciéndose la enfadada con una sonrisita mientras lo miraba con los ojos entornados -¡Me gustas TANTO, por Salazar!- en su imaginación ya se le tiró encima y le llenó la cara de besos.

[Anisa J Arkwright]

Si dependiera de Anisa colocar los títulos a las personas en el Anuario de Hogwarts, habría un 'Sex God' abajo de todos los otros méritos que Regulus se ganó justamente. Lo del 'Sex God', lamentablemente, no podía hacer más que imaginarlo, soñarlo y sospecharlo el 70% de su tiempo libre. ¡Es que es tan lindo y sensual!
"¿Estás bien?" descruzó los brazos acercándose hacia él que ya no estaba enfrentándola, con su tosecita ¡y más vale que no fuera por el Quidditch porque sino se armaba la podrida y Anisa iba a tener que tejerle un sweater y una bufanda! "¿Te hizo mal el cambio de temperatura?" estaba preocupada de verdad.

[Anisa J Arkwright]

"Claro" le dijo con preocupación, cerrando la mano y acercando el puño al mentón mientras su cabeza pensaba cuántas horas podría estar despierta por día para poder hacerle un sweater super gruesito e impermeable a Regulus para evitar que vuelva a enfermársele. Porque no tiene gracia que se enferme y no la deje cuidarlo.
"¿Quieres que vaya a buscarte un té a las cocinas?" le preguntó "¿U otra cosa?" ya estaba poniéndose de pie, sintió la revista moverse contra su pierna y el apoyabrazos del sillón.

[Anisa J Arkwright]

Casi se hace pis ahí mismo. Menos mal que estaba el sillón inmediatamente detrás de sus pompis porque allí es donde se dejó caer. Regulus, el hombre de sus sueños, la había tomado del brazo. La había tomado del brazo con su mano viril y hermosa para pedirle que no se vaya, en otras palabras.
Se sentó con las piernas bien apretadas: para que no le temblaran y para no hacerse encima de la emoción. Lo malo de amar a Regulus es que las cosas más interesantes de su día eran sus interacciones, por lo cual no había mucho que pudiera decirle "Terminé de tejer unas medias para un tío" le dijo sonriendo y con la voz muy baja, hablando solamente para no quedarse mirando el brazo que él le había tomado momentos atrás. Lo miraba con los ojos casi vidriosos.

[Anisa J Arkwright]

Se pasó una mano por los ojos para borrar cualquier rastro de lágrimas que fueran a amenazar con escapársele. ¿No se da cuenta Regulus lo emocionante del contacto con alguien como él? Él podría ser indiferente, pero Anisa y todo su amor enfermizo y obsesivo se aferraban a los más pequeños signos de afecto.
"Puro amor, por supuesto" dijo bajando ambas manos para colocarlas sobre las piernas. Las propias, lamentablemente. "En realidad ni sé cómo se llama, no hablan mucho de él en casa" ¿y será porque está preso en Bulgaria? Al menos hablar de medias parece más divertido que discutir el Expreso de Hogwarts y sus dos únicas estaciones, aunque acepto sugerencias.

[Anisa J Arkwright]

Miró a Regulus con una sonrisa, porque le estaba haciendo muchas preguntas y la escuchaba y la miraba y estaba sentado a su lado y ¡la tomó del brazo momentos atrás! Ese debía ser el día más feliz de su miserable y aburrida vida.
"No he pensado en eso todavía" le dijo sin darle demasiada importancia al tema, no porque tuviera un retraso mental sino porque simplemente guardaría las medias hasta que algún día tuviera la información suficiente como para hacérselas llegar. Así como comenzaba a tejer regalos de Navidad en Marzo. "Pero no te preocupes" agregó, porque ojalá él se preocupara como ella por él.

[Anisa J Arkwright]

Si hubiera un concurso de risas nerviosas, la de Anisa hubiera ganado un premio. Sonrió de forma incómoda haciéndole doler la boca, con la mandíbula hacia adelante y la risa saliendo como toses de los pulmones sin siquiera pedir ayuda a las cuerdas vocales para que suene como algo normal.
Que Regulus le preguntara sobre eso era igual o más embarazoso que si él le preguntara si se rasuraba las piernas por él o por que el uniforme reglamentario la obligaba. Sus mejillas se pusieron rojas "Sí" respondió en voz muy baja, casi en un susurro. No lo miró, clavó la vista en el sillón bajando la cabeza. Quería llorar.

[Anisa J Arkwright]

Para Anisa, ahora estaban hundidos hasta el cuello en la piscina de la conversación marital. No es que ella quisiera salir, pero no lo sentía cerca. Ni siquiera un desliz freudiano, nada. Regulus parecía estar hablando en tercera persona de ese tal marido cuando tenía que estar refiriéndose a sí.
"No le va a pasar nada a quien se case conmigo" le aseguró. "Puede que hasta ahora me esté dedicando a tejer y hacer manualidades... pero yo defendería con mi vida a mi marido" habló como si tuviera uno. Lo miró seria, a los ojos -Yo me moriría por ti-.

[Anisa J Arkwright]

Y Anisa suspiró, porque... ¿a que Regulus no es el hombre perfecto? No sólo tiene sus prioridades bien organizadas como hombre, sino que también las tiene como marido en potencia.
"Solamente me queda esperar encontrar a alguien como tú, entonces" y de haber podido lo hubiera codeado hasta que se le desgastara la piel para que Regulus entendiera que se estaba muriendo de ganas de ser su mujer. De no ser posible, su novia. Su amante, su mejor amiga, cualquier puesto que estuviera disponible.
"¿Quién de las chicas de sexto hallas más bonita?" preguntó, y abrió bien grandes los ojos mientras lo miraba fijamente.

[Anisa J Arkwright]

-Así sé a quién tengo que meterle ácido en el perfume- "Por curiosa" le dijo a Regulus, sonrisita mínima, mientras dejaba de mirarlo un segundo y ponía la vista al frente encogiéndose de hombros. "No es que realmente me importe..." relajó los hombros y volvió a mirarlo, de reojo, mientras se acomodaba tratando de mantener una pose relajada en el sillón. Quería saber, se moría por hacerlo. Pero tenía que lograr disimular, alguna vez, el obvio deseo cuando se trataba de Regulus.