Morning Routine

[Cecile Greengrass]

Cuando Cecile cumplió los doce años le regalaron un reloj despertador. Era todo bonito, de oro, importado de Suiza y demás. Tenía los números de un lado y del otro su nombre y el de sus compañeras de habitación grabados (lo cual no le encantó en su momento), junto con cinco agujas. Cada mañana Cecile preguntaba a qué hora se debía levantar cada una, dado que el despertador solo le sonaba a aquellas que la aguja indicaba. El reloj tenía un sonido agudo, de platillos chocando, y levitaba hasta las camas de quienes debían despertarse, de forma que solo había una forma de apagarlo: estirándose lo suficiente para tocarlo en la parte de arriba. Era una maldición, pero era muy difícil llegar tarde con semejante aparato.

Los miércoles tenían clase de pociones en el primer período y a Cecile le gustaba arreglarse con tiempo así que lo configuró para que sonara a las seis. El sonido, que inició como si fuese parte de su sueño, se fue acrecentando hasta despertarla. Tenía todo el pelo en la cara y estaba boca arriba, con la sábanas hasta el pecho. Estiró el brazo buscando el despertador, pero luego de probar con ambos lados de la cama y no poder alcanzarlo, entreabrió un ojo. El reloj no estaba sonando cerca de ella, sino en la cama de al lado.

"Kinsey" la llamó con voz ronca, y se volteó completamente hasta que la almohada le tapara la cara.

((Reservado))

[Kinsey Weston]

Es muy probable que al principio ella no estuviera encantada tampoco con el regalo que recibió Cecile, pero imagino que con el tiempo tuvo que aceptar que era útil y, visto desde cierto ángulo, muy considerado.

Por lo general, Kinsey no tenía mucho problema con reaccionar y levantarse en cuanto comenzaba a sonar un despertador (despertarse ya era otro tema, por no hablar de comenzar a funcionar como persona), así que no había pasado ni un segundo desde que Cecile pronunció su nombre cuando ya se había sentado en su cama, con los ojos cerrados, y estaba estirando el brazo derecho para tocar el reloj. Después de eso iba a bajar el brazo y quedarse así, en modo zombie inactivo, al menos un minuto. Pero ya no se iba a acostar otra vez.

[Cecile Greengrass]

Cecile se despertaba por partes; primero tenía que crear incomodidad en la cama así que lo primero que hizo después de volver a ponerse boca arriba fue desarroparse, hasta que el frío la forzara a moverse. Abrió y cerró los ojos hasta que fue capaz de mantenerlos entreabiertos y se sentó sobre la cama, frotándose la cara. Unas lagañas le molestaban así se dedicó un minuto para quitárselas con cuidado de las pestañas.

Supongo que hay que establecer que existe un baño en la habitación, que debía tener al menos una ducha y un lavamanos. Cecile miró a Kinsey para saber su estado. Quiso preguntarle si se iba a duchar, y las palabras se formaron perfectamente en su cabeza, pero no llegaron a su garganta, así que se le quedó viendo. En algún momento saldrán.

[Kinsey Weston]

Tantos años y jamás pensé en cómo serán los baños en las habitaciones. Voto porque haya al menos dos regaderas y lavabos tipo así, porque tener sólo uno de cada cosa en un dormitorio de cinco mujeres suena a que los fundadores tenían ganas de que corriera sangre cada mañana.

El estado de Kinsey seguía siendo zombie, pero del tipo que ya había detectado brains en las cercanías, porque había levantado la mano derecha para quitarse un mechón de cabello de la cara e intentar medio acomodarlo detrás de su oreja para que dejara de picarle. Sin embargo, todavía tenía los ojos cerrados y un rastrito delator en la comisura de los labios de había estado babeando su almohada. En breve va a recordar quién es, dónde está y por qué.

[Cecile Greengrass]

Secundo la votación.

La pregunta que le iba a hacer a Kinsey se le olvidó por completo en una fracción de segundo, como si su inconsciente hubiese meditado que no era relevante saber esa información y se la ocultara sin preguntar. Levantó los brazos estirándose y algunas zonas de su columna sonaron con un placentero crack. Arrastró las piernas hacia fuera de la cama y apoyó los pies sobre el suelo. Si el resto de sus compañeras estuviesen despiertas podrían encender la luz y sería más fácil levantarse, pero digamos que el futuro de ellas no incluía la necesidad de ver pociones o les gusta saltarse el desayuno.

Se había girado del lado de la cama de Kinsey y la observó en su estado zombie. Sonrió de medio lado. Le gustaba saber cuándo la gente sufría como ella por las mañanas.

[Kinsey Weston]

No es por nada, pero la gente que funciona perfecto nada más se despierta (y es temprano, no mediodía) inspira un montón de desconfianza. No es normal.

En cuanto las cosas comenzaron a tener sentido para ella, recordando que era estudiante, que estaba en Hogwarts y que tenía clase, abrió los ojos. Sí, lo que veía a su alrededor era su dormitorio en el colegio. Y esa persona que estaba sentada en su propia cama era Cecile. Cecile, la que tenía el artículo infern... el reloj despertador. Tragó saliva y subió el dorso de su mano derecha para pasarlo con la menor brusquedad posible por su ojo del mismo lado. "Buenos días" saludó, la voz todavía evidentemente amodorrada.

[Cecile Greengrass]

Conozco a una y me cae mal. Es mi hermana.

Echó los hombros hacia atrás como para acostumbrar a su cuerpo a estar derecha y se mantuvo en esa posición. Se pasó una mano por el pelo, echándoselo detrás de los hombros. "Buenos días" respondió, su voz un poco más grave de lo normal. Tuvo un flashback de algo que había soñado pero no le encontró el sentido en el momento. "¿Te vas a duchar?" Consultó, después de que la pregunta volvió a formularse en su mente.

[Kinsey Weston]

Ducharse... sí, ducharse era una buena idea. Así era como terminaba de despertarse, generalmente.
Comenzó a mover la cabeza afirmativamente al tiempo que ocultaba un mega bostezo cubriéndose el rostro con el brazo derecho, pero como no sabía si Cecile la estaba mirando, agregó una confirmación hablada. "Sí, voy a ducharme. Ahora" agregó, innecesariamente y sin moverse durante los próximos cinco segundos. Sin embargo, una vez pasados esos cinco segundos, iba a apartar toda la ropa de cama con un movimiento muy determinado y a levantarse de la cama. Si no lo hacía así, no lo haría jamás.

[Cecile Greengrass]

En realidad, no había razón para que Cecile le preguntara a su compañera si se iba a duchar más allá de una extraña curiosidad mañanera. Eso no iba a impedir que hiciera lo mismo, porque siempre se duchaba si tenía que levantarse muy temprano, solo para despertarse.

"Igual" respondió, poniéndose de pie para buscar su varita. La usó para sacar de su baúl su bata de baño y neceser, que se quedaron suspendidos en el aire esperando a que Cecile caminara al baño para seguirla. Imagino que Hogwarts proporcionaba a sus estudiantes shampoo, jabón y todo eso, pero Cecile usaba sus propios productos, lógicamente.

[Kinsey Weston]

Este thread me está haciendo pensar por primera vez en muchas cosas. Tal vez hay un shampoo y un gel de baño tamaño extra mega familiar, como los que dejan en los hostales o airbnb, para que los use quien lo necesite. Pero Kinsey, al igual que Cecile, prefería usar sus propias cosas, que conservaba en una cesta portátil dentro del baúl. Ella no usó la varita para sacarla; todavía estaba demasiado dormida y en su historial había un pequeño accidente en el que había hecho explotar un tarro con crema corporal por tratar de usar magia cuando seguía en modo zombie.

Se dirigió al baño y supongo que ahora la pregunta es cuánto tiempo les va a tomar estar listas. Kinsey no es una persona rápida, una disculpa de antemano.

[Cecile Greengrass]

Es de las cosas más cotidianas de lo que tenemos menos información y nos toca inventar más. Yo imagino a Cecile como una completa inútil sin su varita. La usa para todo, desde para pasar las páginas de los libros hasta para atarse los zapatos. Sería un completo peligro alrededor de muggles dado el riesgo de que cometa un desliz, aunque lo niegue hasta el final.

Después de dar un par de pasos se dio cuenta que estaba caminando descalza, así que se regresó para ponerse las pantuflas, dejando que Kinsey entrara primero al baño. Dado que ya establecimos que hay suficiente duchas para ambas, Cecile, luego de mirarse en el espejo solo para comprobar que no tenía buen aspecto y que eso se tenía que arreglar, entró en uno de los cubículos, arrastrando el resto de sus cosas.

No sé qué tan necesaria sea la descripción detallada de cómo se baña Cecile. Quizá mencionar que es tan eficiente en la ducha como en el resto de actividades. Le gusta el agua muy caliente, se echa shampoo dos veces y prefiere el jabón en barra en vez del líquido, por decir algo. Al salir de la ducha estará completamente despierta.