Atrapada sin entrada

[Melwyn Blackwood]

Dió un paso fuera de la sala común y sus ojos se abrieron grandes, cayendo en cuenta de lo que acababa de hacer. Se giró, pero la entrada ya se había cerrado. -Nononono- sintió que su ansiedad estaba aumentando a cada segundo, y apoyó las manos sobre la pared, tratando de hacer memoria: ¿cuál era la contraseña nueva?
Melwyn había tenido un mal día desde el principio. Se había despertado para encontrar que le había salido un granito en la barbilla, y cuando había tratado de cubrirlo con maquillaje quedaba más obvio todavía. ¡Era una verguenza! Había tratado de esconderlo con una bufanda, pasó varios minutos mirándose en el espejo del baño tratando de pensar en formas de ocultarlo. Y cuando ya todas sus compañeras de cuarto habían ido a desayunar, ella se había quedado en la habitación considerando decir que estaba enferma y que no podía ir a clases. ¡Pero no quería que Moira o que las demás compañeras de cuarto notaran el granito y la tomaran de mentirosa de ese día en adelante!
Ya se había perdido el desayuno y tenía que ir a clases, por lo que salió de la sala común con apenas 15 minutos para llegar al salón y pretender que estaba todo bien. Pero apenas salió de la sala se dio cuenta que se había olvidado su bolso y su varita sobre la cama. Tanta preparación y tantos nervios para arruinarse todavía más el día. ¡Y ahora no podía ni entrar a la sala! Sumado a la verguenza que le hacía pasar su cuerpo, ahora su cerebro se ponía en su contra también. Se mordió el labio inferior, fuerte, y cerró los ojos apoyando la frente contra la pared -¿Qué hago?-.

[Chase Huffington]

Chase vivía con granos, para él eso no era un problema, ya había aprendido a convivir con ellos y empezaba a pensar que lo acompañarían para siempre (vea foto adjunta en la firma).

Él se había levantado también con poco tiempo esa mañana, había bajado a desayunar y, por casualidad cuando un compañero le preguntó algo sobre la tarea de Historia de la Magia, se dio cuenta que en su mochila tenía los libros y pergaminos incorrectos. Básicamente porque había dejado las mismas cosas que el día anterior, así que tenía todos los apuntes de las materias equivocadas. Al terminar de desayunar decidió correr a la sala común para cambiar las cosas y dirigirse a clase esta vez con los materiales correctos.

Al bajar a las mazmorras, vio a la chica pelirroja de espaldas pegada a la puerta pero sin entrar. Sonrió divertido mientras se acercaba... "¿Puedo yo también jugar a las escondidas?" preguntó al verla así apoyada con la frente en la pared como si estuviera contando mientras el resto se escondía. También había barajado la posibilidad de asustarla pinchándole la cintura con sus dedos pero tenía el presentimiento de que eso terminaría mal... para pesado ya estaba Seth en el curso.

[Melwyn Blackwood]

Se sobresaltó cuando escuchó la voz, porque pensó que no vendría nadie a la sala común a esa hora, y se giró. ¡Al menos no era un extraño! Pero al mismo tiempo eso no ayudaba en nada sus nervios porque ¡alguien que la conocía! La única persona que podría haber causado una calma pura en Melwyn hubiera sido Moira, pero la suerte no estaba de su lado.
Abrió la boca para hablar, para suplicar que abriera la entrada de la sala común, pero recordó su horrible granito en el mentón... y se lo tapó con la palma de la mano. Menos disimulo imposible. Lo miró, nerviosa, y se hizo a un lado como para desbloquear la puerta. ¡Sentía mucha verguenza!

[Chase Huffington]

Alzó ambas cejas al verla tan... ¿asustada?

"Tranquila, soy yo" dijo alzando las manos y caminando hacia la puerta "Pensé que no era tan feo" bromeó por verla tan horrorizada que se tapaba la boca con la mano. "¿Estás bien?" preguntó porque evidentemente no estaba jugando a las escondidas (?)

[Melwyn Blackwood]

Tomó aire por la nariz, obligándose a dejar de parecer una demente. No bajó la mano del rostro, porque la vanidad aprendía requerida práctica todo el tiempo, pero miró a Chase tratando de mostrarse más compuesta.
"Sí, eh... ¿vas a la sala?" preguntó, moviendo el rostro hacia el lado opuesto de él mientras buscaba con la mano la ubicación exacta del granito para poder cubrirlo con más disimulo, si es que tal cosa existía.

[Chase Huffington]

Chase la miró extrañado porque Melwyn se portaba rara. Le causaba gracia y curiosidad que fuera así... como si él le diera vergüenza, justo con ÉL que carecía completamente de eso.

"Sí..." respondió más entretenido en buscarle el rostro a la chica que en la puerta de la sala común "¿tú también?" quiso saber para que en ese caso entraran juntos.

[Melwyn Blackwood]

Melwyn odiaba ser rara, y a veces parecía rara en su desesperado intento por parecer lo que según ella sería normal. No ganaba nunca así, pobre. Miró a Chase cuando él confirmó que iría a la sala, con más emoción de la que sería normal. ¡Estaba salvada!
"Sí, sí" asintió con la cabeza para darle aún más énfasis. Se movió de su lugar mientras hablaba, colocándose detrás de Chase como haciendo fila para entrar "Por favor, te lo agradecería" se ponía en evidencia sola. Si no fuera porque todavía le daba verguenza, le hubiera dado un empujoncito amistoso en la espalda, para que abriera la puerta de la sala lo antes posible.

[Chase Huffington]

"¿También te equivocaste de materias y debes buscar los libros?" preguntó animado, de paso contándole por qué había vuelto a la sala común. Ok, Melwyn seguía haciendo cosas raras, ahora parándose detrás de él como si fuera su escudo humano.

"¿Te imaginas si la clave fuera algo así como DeboAprenderaHablarenPárcel?" bromeó sin tener en cuenta el apuro de la chica "Siempre pensé que las contraseñas debían ser más graciosas" Ok, ya deja de divagar... esperalo.

"Ophidia" murmuró exagerando un acento latín del que carecía porque no podía evitar hacerse el payaso y menos delante de Mel. La puerta se abrió despacio mostrando el pasadizo hacia la sala común de Slytherin, por lo que Chase se corrió a un costado "Primero las damas..."

[Melwyn Blackwood]

Asintió con la cabeza dos veces, sin realmente estar escuchando a Chase hablar, porque lo que ella se moría por saber era la contraseña y si llegaría a tiempo a agarrar sus cosas con una sola mano (porque no pensaba dejar su granito al aire libre) y volver a salir antes de que empezara la próxima clase.
"¡Ophidia!" exclamó, ¡claro que era ophidia! Se había ido a dormir la noche anterior pensando en lo que le recordaba al personaje de Ophelia del libro ese que leía su mamá. "Gracias, ¡ya vengo!" exclamó, aprovechando que él dejaba que ella pasara primero. Nunca se había sentido tan acelerada. Corrió hacia la habitación de las chicas, sin mirar hacia atrás.

[Chase Huffington]

La observó correr después de repetir la contraseña como enajenada.. Ok, hoy Melwyn estaba más rara de lo común pero aún así a él le caía bien, sentía una simpatía muy profunda y extraña, era como que mientras más raro actuaba la chica, más curiosidad le generaba y mejor le caía.

Él la imitó yendo hacia su habitación para cambiar los libros pero de forma lenta, era como si todo el apuro que había tenido para llegar hasta la sala común se había disipado. Moviendo la cabeza al ritmo de alguna canción demencial en su cabeza abrió su mochila, sacó todo y luego tiró dentro un par de pergaminos y libros que estaban sobre el escritorio. Cuando salió miró que todo estuviera en su lugar (es decir, desordenado y patas arriba) y salió... se preguntó si Melwyn lo estaría esperando en la sala común o si había huido despavorida.

[Melwyn Blackwood]

Corrió hacia su habitación, y encontró su bolso sobre la cama. ¡Qué tonta había sido de olvidárselo! Caminó apurada hacia la puerta, y se le ocurrió una idea para despreocuparse al menos momentáneamente por el granito en su barbilla: ¡una bufanda! Se colocó la bufanda alrededor del cuello, cuidando que le cubriera la barbilla y parte del labio inferior.
Salió de la habitación hacia la sala común, y miró alrededor para ver si Chase estaba o si ya se había ido. Se acercó a la salida de la sala, abrió la puerta y asomó la cabeza hacia afuera, por si él estaba ahí o lo veía de espaldas ya alejándose. No se imaginaba que él no tenía apuros.

[Chase Huffington]

Al regresar a la sala la buscó con la mirada hasta encontrarla de espaldas asomada a la puerta. Sonrió acercándose despacito a Melwyn con el propósito de asustarla. Tiene cinco años, lo sé.

"¿Me buscabas?" preguntó pinchándola con los dedos índices en ambos lados de la cintura. Si saltás o gritás se va a reír todavía más fuerte.

[Melwyn Blackwood]

Decir que se asustó sería poco: cuando sintió los dedos de Chase en la cintura dió un salto en el lugar, sin gritar, pero llevándose las dos manos a la boca con los brazos temblando como si fuera de gelatina. Igual duró un segundo, porque recuperó la compostura tensándose con el corazón todavía acelerado y encontrando cero gracioso que él se estuviera riendo.
Infló las mejillas como una ardilla, enfadada. ¿Pero qué se le decía a alguien que te hacía una broma así? ¡No sabía cómo actuar! Extendió un brazo y le dio un empujoncito diciendo "¡Oye!", nada más.

[Chase Huffington]

Además de reír por verla saltar en el lugar, lo que le indicaba que su broma había funcionado a la perfección, la miró sonriendo porque le había parecido de lo más tierno del mundo que inflara los cachetes para demostrar enojo.

"Sólo soy yo" dijo llevándose una mano a donde ella lo había empujado como si hubiera recibido una bala y sintiera un dolor muy profundo "Lo siento..." mentira, no estaba arrepentido de haberla asustado, había sido genial "¿Vamos?" le preguntó porque ambos iban a la misma clase.

[Melwyn Blackwood]

Se sintió conforme con la disculpa, porque a ella se siente segura con las cortesías por más falsas que fueran, así que exhaló para calmar su pulso y su casi enojo.
"Sí, no quiero llegar tarde" comentó preocupada, alzando als cejas como si acabara de recordar que tenía que llegar a clases. Le quería agradecer por haberle abierto el acceso a la sala, pero ahora no estaba segura de querer decírselo tan pronto. No entendía porque no se lo agradecía y ya, pero le dió la sensación de que tenía que guardárselo para después. Caminó hacia la salida apresurada, más relajada ahora que la bufanda le cubría el mentón.