Pelota-pared

[Madeleine Carondolet]

No supo cómo contestar al concepto de la pelota decidiendo por sí misma volar hacia ella. Para saludar. Observó a su compañero recuperarla, y entonces cambió la postura, pasando de estar completamente recostada boca abajo, estómago haciendo contacto con el sillón, a ladearse, permitiendo que su espalda tocara el respaldo. "Fue una visita breve, entonces, sólo pasó a saludar pero no quiso quedarse a tomar el té" deliró. En voz alta, eso nunca es bueno.

[Ashley Hogan]

"A veces pasa, sí. Uno cree que es buen anfitrión y...", levantó los hombros, divertido. ¡Qué mejor que una compañera con facilidad para el delirio cuando uno está así de aburrido! El sillón de él apuntaba al mismo punto central que el de ella, por lo que estaba de forma casi perpendicular. Ash se sentó un poco más erguido, para seguir viéndola a la cara, porque iban a charlar, ¿no? Y si no charlaban, él le iba a tirar la pelotita de nuevo para llamar su atención.

[Madeleine Carondolet]

Madeleine tenía un doctorado en delirio, el problema era que sólo ejercía en su mente, nunca con algún colega. Tomó aire por la boca, como si el coraje para seguir hablando viniera con el oxígeno. "Tú claramente no lo eres tanto, si la pelota te abandona a cada rato en busca de mejores opciones" comentó en voz baja, sin mirar a Ashley y canalizando toda su inseguridad en un movimiento de su mano izquierda, que repasaba despacio una de las orillas de su libro.

[Ashley Hogan]

Se sonrió de lado, ¡Maddie le estaba hablando! ¿Iría a llover o volvería el Invierno? Qué importa... ¡Maddie hablaba!
"Es que, al lado mío, cualquier opción es mejor", dijo lanzando la pelota hasta casi el techo, tratando de que siga una línea recta y vuelva a su mano.

[Madeleine Carondolet]

Acababa de usar su cuota de palabras para todo el mes. Lo observó inexpresiva, tratando de decidir si las palabras de su compañero eran en broma o si estaba evidenciando baja autoestima. Desvió la mirada de regreso a su libro. Y no, no era para darle la razón, mandándole el mensaje de que prefería volver a su lectura que seguir hablando con él, pero hey, en este mundo la gente es libre de malinterpretar las acciones de otros.

[Ashley Hogan]

Tomó la pelota, que se había desviado un poco, y volvió a mirar a su compañera. "¿Ves?", le dijo señalando con manos y pelota hacia ella, "Hasta tu libro es mejor opción... ¿qué hago ahora con mi ego herido?" Al menos había gastado la cuota de todo el mes con él, ¡sería algo para contar a sus nietos!
Sus, sí: 'de ellos', para cuando pregunten por qué la abuelita no habla.

[Madeleine Carondolet]

Quiero suponer que si llega a abuela es porque superó su fase de aislamiento social. Sería un desperdicio si no le habla a sus nietos, porque seguramente relataría los mejores cuentos para ir a dormir.
Sintió que se le calentaban las orejas. ¿No podía volver a ser invisible, por favor? Apretó los labios, en parte porque era un gesto apenado, en parte porque así prevenía que saliera algún sonido indeseado (risa o palabras en general). Arrastró los ojos hacia Ashley. "No es un atentado contra tu ego, este libro es verdaderamente bueno". Según ella no era insulto cambiarlo por lectura de calidad. Si lo cambiara por una Corazón de Bruja sería diferente.

[Ashley Hogan]

Ahora que lo veo de ese modo, ¡sería una abuela genial!
Y no sólo no podría volver a ser invisible mientras Ashley esté cerca (a no ser que huya a la habitación de mujeres, obvio), sino que iba a perder un poquito de espacio personal, porque él se levantó del sillón pegando un saltito para caer parado y se acercó para sentarse en el apoyabrazos que Madeleine tenía más cerca del libro. "¿Y de qué trata?", dijo mirándolo.

[Madeleine Carondolet]

No descarto la opción de que termine por levantarse y corra a esconderse debajo de su cama. Se le aceleró el pulso al percatarse de las intenciones de su compañero. -Nononononono-. El calor se extendió de sus orejas a sus mejillas, y si hubiera podido volverse una con el sofá, ese habría sido un buen momento. Por lo pronto, sólo se pegó al respaldo de éste como si su supervivencia dependiera de ello. "Es la" le falló la voz. "Es la autobiografía de un vampiro". Y no, no era la ridícula historia de amor entre el mencionado vampiro y alguna muggle idiota.

[Ashley Hogan]

Te creo que no lo sea, ese adornito de navidad no debe saber escribir ni su nombre...
Giró la cabeza tratando de leer al menos una línea, o simular que lo hacía. "¿Es algo que nos tomarán para alguna clase?", preguntó, aunque suponía que, conociendo sus hábitos de lectura, ese libro ni siquiera debería ser del colegio. Hizo caso omiso del colorete y el falsete a propósito, no estaba ahí para reírse, sino para dialogar con ella. Y el diálogo, que se había puesto en los últimos momentos como meta, era mucho más difícil.

[Madeleine Carondolet]

((Jajaja, adornito de Navidad XD))

El problema de Madeleine no era que se rieran de ella, si no que la miraran, le hablaran, le pasaran lista en clase... puedes darte una idea.
Negó con la cabeza una vez, separando los labios para agregar un 'no' oral, pero cambiando de idea al último instante. Torció los labios. "Lo recomendaron en El Profeta hace unas semanas" explicó, observando con toda la atención una manchita de tinta en el brazo del sofá.

[Ashley Hogan]

((XD Pobre Cedric...))

Tremendos problemas tenía, es cierto. Ni me quiero imaginar cuando algún profesor sádico le daba la pila de exámenes corregidos para repartir. Directo a la enfermería con convulsiones, ¿no?
Ashley la miraba de reojo ahora, era como tratar de mirar una ardillita en un árbol sin que se espante. Siguió la mirada de ella al brazo del sofá pero al instante volvió al libro. Bah, a los libros, en general. "Sólo por curiosidad... ¿cuántos libros piensas que habrás leído este año?". Ya que le hablaba se sacaría varias intrigas que la chica le generaba.

[Madeleine Carondolet]

((En mi mente son personas diferentes. Cedric, al que amaré eternamente, y el otro, al que no XD))

Exacto, por eso en clase, cuando corre peligro, se pega al pupitre igual que ahora se está pegando al sofá, en un intento desesperado de camuflarse mientras recita en su mente 'mi nombre no, mi nombre no, mi nombre no'. Total que no es el más original en Hogwarts, ¿no?
Arrugó un poco el entrecejo, tomándose la pregunta seriamente. "¿Contando los de la escuela?". La manchita seguía siendo súper interesante.

[Ashley Hogan]

Su nombre quizás no, pero ¿qué hace cuando le piden que deletree su apellido porque no lo saben decir? Qué bien que le vendría una capa de invisibilidad... si se porta bien quizás Santa y le deje una abajo del abolito. Y de paso tire y pise el adorno ese que lo encandila.
"Si, si te los acuerdas...", porque él no. Con más razón le interesaba saber cuánta información había almacenado ella en el mismo período de tiempo en el que él había hecho un par de amigas nuevas como logro extraordinario.

[Madeleine Carondolet]

Tiene pedacitos de pergamino preparados en la mochila con su apellido escrito en perfecta caligrafía; de este modo evita tener que pronunciar más sílabas de las estrictamente necesarias. La capa de invisibilidad es para ella lo que, no sé, una escoba último modelo es para cualquier jugador de quidditch. Pero una vez el jefe de su casa le explicó que no pueden dejarla asistir a clases oculta bajo una de esas.
Atrapó su labio inferior con los dientes y subió la vista al techo, haciendo cuentas mentales. "Unos... ¿treinta?". No estaba segura. Tal vez más. Cuando leer es tu única actividad extracurricular, cambiar de libro como de calcetines es normal.