((Libre para Medimagos/as))
El estar estudiando y trabajando en un laboratorio de Alquimia ((Nombre a inventar en el futuro, disculpen)) hacía más que feliz a Manon, que pasaba de un proyecto a otro gracias a la diversidad de investigaciones que se llevaban a cabo allí. El proyecto anterior había sido el de perfeccionar los hechizos de silencio en la madera, para hacer de las bibliotecas el lugar perfecto para estudiar con tranquilidad. Habían logrado reducir un 30% el sonido emitido por la gente hablando cerca de las estanterías y las mesas hechizadas, por lo que el proyecto había sido un completo éxito.
Si bien le había gustado trabajar en busca del silencio (a pesar de no ser la más fanática de sostenerlo), el proyecto en el que estaba trabajando actualmente le ENCANTABA: crear nuevas gamas de colores para las tinturas de cabello de una reconocida línea cosmética del mundo mágico. Ese mes tocaba probar en una peluca natural el nuevo color violeta, al cual habían llamado 'violeta pasión' por el tinte rojizo y los brillos esporádicos que le habían agregado. El accidente había sido bastante estúpido, a decir verdad: se le había enganchado la punta de la peluca en el pincel que tenía en una mano, y en su desesperación por que la peluca no se cayera, Manon se había volcado parte del contenido del frasco que tenía en la otra mano... en el escote. Era tristísimo el hecho de que su primer aparición en el San Mungo hubiese sido digna de una película triple X, pero no le había quedado más opción que ir a atenderse allí para que le devuelvan el color natural a su piel.
Era su segunda visita a la tercera planta del edificio, ya que les era difícil encontrar los productos correctos para desmanchar algo teñido con un líquido experimental, pero al menos era invierno y Manon podía ir por la vida con camisetas de cuello alto. Estaba en la sala de espera, esperando (justamente) a que la atendiera la Medimaga de su primer visita, cuando la vio pasar corriendo hacia las escaleras.
'Señorita Craig, consultorio número cinco' escuchó retumbar en el ambiente, como todos los anuncios de turnos.
-¿O sea que me va a atender otra persona?- pensó Manon, no demasiado feliz con la idea, pero acercándose a la puerta correspondiente, para abrirla y entrar.
Beyond Hogwarts RPG - Foro de rol Play-By-Post ambientado en el mundo de Harry Potter
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Violeta pasión
- Manon Craig
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Re: Violeta pasión
((Braaaaiiiiins... braaaaaainnnnnssss))
El verdadero problema con solicitar favores es que, tarde o temprano, te los cobran. En la muy personal opinión de Hannah, era todavía peor cuando el beneficiario se tomaba su dulce, dulce tiempo, y un día, sin previo aviso, llegaba corriendo mientras visitabas a tu paciente con fiebre de dragón para preguntarte si recordabas que hace tres años habías necesitado urgentemente que alguien te prestara un cambio de ropa porque cierto joven enfermo te había bañado en algo que ya no querías recordar cómo apestaba, y por más que la magia solucionara algunas cosas, no podías concebir seguir usando lo que te habías puesto por la mañana. Y lo malo era que sí, sí te acordabas, y sí, habías estado muy agradecida.
Así que ahora estabas aquí, sentada frente al escritorio del consultorio número cinco, en la tercera planta, extendiendo por varias horas tu turno en el hospital, devolviendo un favor.
Echó un vistazo al formulario que, imagino, la señorita Craig tuvo que llenar cuando llegó a San Mungo y se levantó de la silla (que le resultaba incómoda por el simple hecho de no ser la suya), para esperar a Manon de pie junto al escritorio. La hoja decía que tenía 21 años, unos cuantos menos que ella, pero no podía recordar a nadie de nombre Mariè-Louise.
El verdadero problema con solicitar favores es que, tarde o temprano, te los cobran. En la muy personal opinión de Hannah, era todavía peor cuando el beneficiario se tomaba su dulce, dulce tiempo, y un día, sin previo aviso, llegaba corriendo mientras visitabas a tu paciente con fiebre de dragón para preguntarte si recordabas que hace tres años habías necesitado urgentemente que alguien te prestara un cambio de ropa porque cierto joven enfermo te había bañado en algo que ya no querías recordar cómo apestaba, y por más que la magia solucionara algunas cosas, no podías concebir seguir usando lo que te habías puesto por la mañana. Y lo malo era que sí, sí te acordabas, y sí, habías estado muy agradecida.
Así que ahora estabas aquí, sentada frente al escritorio del consultorio número cinco, en la tercera planta, extendiendo por varias horas tu turno en el hospital, devolviendo un favor.
Echó un vistazo al formulario que, imagino, la señorita Craig tuvo que llenar cuando llegó a San Mungo y se levantó de la silla (que le resultaba incómoda por el simple hecho de no ser la suya), para esperar a Manon de pie junto al escritorio. La hoja decía que tenía 21 años, unos cuantos menos que ella, pero no podía recordar a nadie de nombre Mariè-Louise.
- Manon Craig
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Re: Violeta pasión
En el camino hasta el consultorio que le habían asignado, Manon se llenó de temores. ¿Y si la atendía algún ex-compañero? Supuso que los tiempos daban para que alguien de su edad ya atendiese algunos pacientes con o sin supervisión... ¿Y si tenía que mostrarle el escote azul a uno de sus ex-compañeros? Sería horrible y hasta ella se pondría violeta, pero violeta vergüenza. A pesar del miedo, hizo una nota mental para proponer como futuro proyecto en el trabajo una solución momentánea para las mejillas coloradas de los adolescentes.
-Eso se vendería muchísimo- pensó mientras abría la puerta del consultorio al que la habían llamado. Se asomó adentro, primero el torso y luego el resto del cuerpo. "Hola, ¿la cierro?" preguntó, refiriéndose a la puerta.
La sonrisa que le dedicó a Hannah fue sincera: ¡no era un ex-compañero!
-Eso se vendería muchísimo- pensó mientras abría la puerta del consultorio al que la habían llamado. Se asomó adentro, primero el torso y luego el resto del cuerpo. "Hola, ¿la cierro?" preguntó, refiriéndose a la puerta.
La sonrisa que le dedicó a Hannah fue sincera: ¡no era un ex-compañero!
