The sponsor

[Agatha McGee]

Estimada Agatha,

Espero que estés bien y que el examen de herbología haya sido sencillo. Supongo que los nervios pre-exámenes son comunes, ojalá no duren más allá del tiempo que lleva responder las preguntas y entregar el pergamino. Aparte de eso, ¿cómo fue todo en la escuela para el fin de clases? ¿En septiembre empiezas el último año, cierto? ¿Cómo te sientes al respecto?

¿Te parecería vernos el martes 16 de julio en la entrada de la cafetería del San Mungo después de las cuatro de la tarde? Si te resulta incómodo el día, la hora o el lugar, por favor avísame.

Por cierto, encontré un libro muy interesante que podría interesarte. ¿Prefieres que te lo mande por lechuza o que te lo dé cuando nos veamos?

Que estés bien, nos vemos pronto.

Kevin Broadmoor.

No sabía si estaba bien haber llegado treinta minutos antes, o haberse puesto un vestido o peinarse, aunque tal vez hacerse una cola no contaba como peinarse. Muchas cosas le parecían incorrectas para la más joven de los McGee, más no dejó de hacerlas por ese asunto llamado incertidumbre. Quizá no estaban tan mal después de todo.

Él le dijo que la esperaría en la entrada de la cafetería así que ahí estaba. Encima de la puerta había un reloj que marcaban las 3:57 pm. Bien, ya debía faltar poco. Tenía mucho tiempo sin verlo, desde diciembre si mal no recordaba. Aggy era buena recordando rostros así que podía ver a Kevin detrás de sus párpados con solo cerrar los ojos. Se preguntó si aún conservaría la barba que lo hace ver más pobre y despreocupado de lo que realmente es. Se preguntó si usaría su suéter azul marino o si se pondría perfume. Le gustaban los tipos que huelen bien, aunque eso debía ser un común denominador mundial.

Reloj. 3:58 pm. En un minuto se preguntó todo eso y lleva allí más de veinte, el resto del tiempo solo se dijo como mantra -Don't fall for your sponsor, don't fall for your sponsor- solo como un pequeño recordatorio.

[Kevin Broadmoor]

Había salido del cuarto de sesiones a las cuatro en punto, con un libro en la mano que le había prestado la terapista para que leyera más sobre cómo lidiar con compulsiones. La verdad es que las pequeñas compulsiones por contar o los pensamientos invasivos más sencillos eran todo un logro comparado con las obsesiones que había logrado disminuir hasta hacerlas desaparecer. Estaba orgulloso de sus logros, y por eso creía que otros también podían lograrlo, cada uno a su ritmo. Él casi que ya tenía una vida normal, podía pensar en el pasado con consciencia, con más objetividad.

Caminó a paso apresurado por los pasillos que ya casi conocía de memoria hasta llegar a la cafetería, cerrando el libro y buscando a Agatha con la mirada ya antes de pasar por las puertas de entrada. Hacía casi un año que no la veía (¿tal vez más?) por lo que no estaba seguro de que pudiera reconocerla con todo el tiempo que había pasado. También esperaba que ella se sintiera mejor que la última vez que la vio en persona, aunque las cartas lo habían dejado con una impresión más que positiva.

[Agatha McGee]

En primer lugar, no podía creer que realmente se había puesto el suéter azul que había imaginado. En segundo lugar, tenía la barba más larga que última vez pero aún la conservaba. Y en tercer lugar, ¿Cómo era posible que no la hubiese visto si estaba al lado de la puerta y estaba usando un vestido casi rojo? Agatha tuvo la necesidad de dar un paso adelante y casi lo tocó pero se avergonzó en el último segundo. Terminó suspirando y entrando a la cafetería después de él.

"Mr. Broadmoor" Lo llamó, seria porque no le salió en el momento ser de otra manera. Realmente le gustaba mucho verlo, lástima que no le salió una sonrisa.

[Kevin Broadmoor]

Cuando escuchó su nombre se giró en dirección a la voz que lo llamaba y tardó unos momentos en reconocerla. Por un lado su cerebro le decía que era obvio que tenía que ser Agatha, pero por el otro también había dudado. Pero la expresión de ella, su rostro en su totalidad, lo hacía evidente.
"¡Agatha!" sonrió, acercándosele con un brazo (el que llevaba libre) extendido hacia ella. "Perdona, ¡casi que no te reconozco!" exclamó alzando las cejas, para invitarla a que le permitiera estrecharla brevemente de costado.

[Agatha McGee]

Agatha estaba apunto de darle un abrazo a Kevin cuando se detuvo en seco luego de escuchar su último comentario, llevándose las manos directo a la falda del vestido.

"Es demasiado, lo sabía." Comentó, sintiéndose una idiota. Claro que era demasiado, ¿De cuando acá uno se pone un vestido para ir a una cafetería en San Mungo? Todo para querer impresionarlo. ¿Dónde había quedado su mantra de no enamorarse de su sponsor? Quiso saber ella. A veces no se entendía a sí misma.

[Kevin Broadmoor]

-¿Eh?- no entendía a qué se refería Agatha, ¿demasiado qué? No era culpa de ella ni algo evitable que hubiera crecido y cambiado desde la última vez que se vieron, ¿era por eso que ella lo decía?
Le rodeó los hombros con un brazo y le dio un suave apretoncito para luego soltarla. "Te ves bien, ¿cómo te sientes?" preguntó con una sonrisa, tratando de animarla y distraerla de lo que fuera que la había hecho sentir incómoda momentos atrás.

[Agatha McGee]

Como no tuvo mucha opción, se dejó abrazar, dejando los brazos caídos a los costados. Kevin se separó demasiado rápido para dejarla razonar en que debía colocar las manos en su espalda, corresponderle el abrazo como una persona normal pero ya era demasiado tarde. Además que su perfume la distrajo pero esa es otra ramificación de sus pensamientos.

-Un poco idiota pero nada lejos de lo usual- Le contestó para sus adentros "Bien." Dijo simplemente, enfocando la vista en las mesas "¿Nos sentamos?" Preguntó, señalándolas.

[Kevin Broadmoor]

Sonrió ante la respuesta de Agatha, estaba sorprendido de lo mucho que había parecido madurar en ese año. Esperaba que más allá de su apariencia también hubiera logrado hacer cambios internos para sentirse mejor consigo misma.
"Claro, donde más gustes" asintió con la cabeza, haciéndose a un costado para que ella eligiera y él pudiera seguirla. "¿Llegaste muy temprano, Agatha?" preguntó de buen humor.

[Agatha McGee]

De repente la cafetería de San Mungo le parecía un lugar enorme. El sitio no estaba particularmente lleno, había algunas personas en bata, suponía pronto de dar de alta porque no permitirían que cualquiera ande por ahí si está muy mal o en algún grado contagioso, pero en su mayoría eran personas normales, vestidos como magos, con túnicas y demases.

Después de caminar unos tres pasos hacia adelante, se decidió por una mesa cerca de la caja. Lógicamente era la más práctica, pensó. Si pedían un café o algo no tenían que caminar demasiado hasta sus asientos. Se sentó en la silla más cercana a ella.

"Me parece que llegué a tiempo." Le contestó. No quería admitir que había estado muy temprano, no sabía porqué. Colocó las manos sobre la mesa y se le quedó viendo a Kevin, imaginando que él sería el moderador de la conversación. No porque ella no tuviese preguntas pero le daba vergüenza hacerlas.

[Kevin Broadmoor]

Sonrió antes de decir "Buen punto" en voz baja, sintiéndose un poco culpable por haber llegado tarde. De todos modos era un alivio saber que ella no estaba enojada con él por haberla hecho esperar.
"¿Qué vamos a pedir?" preguntó en plural, sin saber si necesitaban acercarse hasta el mostrador a ver qué había (él ya se había probado casi todo lo que la cafetería del hospital tenía para ofrecer, pero no sabía si Agatha también) o simplemente hacer un pedido sencillo. Dejó el libro sobre la mesa, con la portada hacia abajo, para que no fuera tan distractor.

[Agatha McGee]

Difícilmente Aggy se molestaría con Kevin por cualquier razón. Podría asustarla, decepcionarla, incomodarla o hacerla sentir triste, pero nunca molesta. Con el tiempo, Agatha logró identificar cada sentimiento o emoción que pudiese embargarla, como una especie de autoconsciencia, y de todas le parecía que el enojo era la más inútil. Si muriera hoy, lo último que quisiera sentir es enojo.

Agatha también había probado todo lo que ofrecen en la cafetería, pero no quería elegir por él. Es más, su peso indicaba que podía comer lo que sea. En el último año, Agatha había aumentado uno tres o cuatro kilos, lo cual se veía en sus brazos y piernas. No le desagradaba su apariencia, aunque sentía que la hacía ver más mayor de lo que era. "Cualquier cosa está bien para mi." Le contestó, mirándolo a los ojos por breves instantes, luego miró su boca. Nunca podía sostener la mirada por mucho tiempo.

[Kevin Broadmoor]

"¿Cualquier cosa?" repitió simpáticamente, como si se estuviera asegurando de haber escuchado bien. Asintió con la cabeza, levantando una mano para pedirle a la mesera (que también preparaba los cafés, pobre, estaba trabajando sola ese día) que se les acercara, con una sonrisa. "Entendido" dijo antes de volver a prestarle su atención a Agatha.
"¿Cómo viniste?" preguntó mientras la mesera se acercaba, pensando que sería una respuesta relajada para ir conversando antes de ser interrumpidos por el servicio de mesa.

[Agatha McGee]

Colocó una sonrisa en su rostro que le duró poco menos de dos segundos ante la repetición de su declaración. Miró en dirección a la mesera, volviendo la vista de inmediato. El servicio la ponía un poco nerviosa a menos que no sea el de su casa, que ya era demasiado grande para lo que ella y su hermano necesitaban.

"Red flu." Contestó, bajando la mirada. La mesera ya estaba a su lado para tomar su orden pues el mostrador estaba bastante cerca. "Le dejo elegir." Dijo, estrechando la palma hacia él, dándole el permiso con el gesto. Tenía ganas de hacerle la misma pregunta (cómo había venido) pero no podía hacer nada mientras alguien más estuviese ahí.

[Kevin Broadmoor]

-Red flu- se repitió para sus adentros, de repente una oleada de nervios interna hizo que dudara si lo dijo en voz alta o si lo pensó. -Red flu- volvió a decirse a sus adentros, para comprobar si había pronunciado algún sonido. -Red flu- insistió mentalmente. Aparentemente no, fue un pensamiento solamente. No llegó a escuchar lo segundo que dijo Agatha, pero el gesto de ella ayudó a que sonriera, más relajado, y girara hacia la mesera.
"Un café cortado y dos croissants" ordenó, casi por instinto. Eso hacía las cosas más fáciles. Miró a Agatha, sin saber si ella ya había ordenado o no, porque se había perdido esos segundos de interacción.

[Agatha McGee]

Un momento de alarma. ¿Acaba de ordenar solamente para sí mismo? Tal vez ya sabía que Agatha no tomaba café y uno de los croissants era para ella, no estaba segura. La mesera apuntó la orden y miró a Agatha esperando su pedido '¿Nada más?' quiso saber, a lo que Aggy no dijo nada pese a querer un jugo de calabaza y una torta de zanahoria. Era más difícil cuando no quería decir nada estúpido, como si sus gustos sobre los jugos y las tortas fueran terribles y hablaban muy mal de sí misma. La mesera se fue con un 'Okaaaay' dudoso diciendo que ya vendría con la orden, y Agatha pudo al fin levantar la vista sin aún separar los labios.