Daño colateral

[Aimee Daughtrey]

Aimee había pisado San Mungo dos veces, la primera cuando un experimento de sus hermanos con alihotsy había terminado en Porter riendo incontrolablemente cuando tenían 14 años, la segunda este agradable día de octubre.
Estaba en el salón de té para visitas del quinto piso, bebiendo lenta y ocasionalmente de un vasito con el que estaba segura era el peor cappuccino en la historia del café. Kelsey, su compañera de piso, había sufrido un no muy grave caso de envenenamiento por belladonna mientras trabajaba en un artículo sobre pociones anti-arrugas. Según le habían dicho, Kelsey tendría que pasar la noche en el hospital, pero si esperaba un par de horas le darían oportunidad de verla durante unos minutos, así que esperaba pacientemente a que transcurriera el tiempo. Debería aprovechar para adelantar algo de trabajo, pero el ambiente de hospital no la inspiraba demasiado.

[Kevin Broadmoor]

El turno con la medimaga había sido cancelado (ella estaba embarazada de 4 meses, y se había sentido particularmente mal ese día) por lo que, sin tener ningún lugar al que tenía que estar en horario, decidió pasar por el salón de té para saludar a Mrs. Wickham (la ancianita encargada de la repostería). Sonrió y caminó hacia la barra, buscando con la vista a la adorable ancianita.
Su previa estadía de largo plazo en San Mungo le había dado la chance de conocer a varios de sus empleados, especialmente con los que no eran necesariamente medimagos. Siempre sintió que lo trataban con un poco menos de desconfianza aquellos que no tenían acceso a su historia clínica, pero bien podía ser paranoia suya.

[Aimee Daughtrey]

((¿Puedo saltar toda emocionada alrededor tuyo, puedo, puedo? XD))

Levantó la mirada cuando alguien entró al salón, con la vaga esperanza de que fuera el sanador que estaba atendiendo a Kelsey para decirle que ya podía pasar. Pero no. De cualquier forma, como la entrada de esa persona fue lo más novedoso que ocurría por ahí desde hacía 20 minutos (cuando una pareja decidió que aquel era el momento y lugar apropiado para discutir porque ella quería tener hijos y él no), se le quedó viendo. Si sirve, no era con interés de stalker, sino con la curiosidad y esperanza de ser entretenido con la que te sientas a ver un programa en la tele.
Y cuando lo observó dirigirse a la barra, donde podías ver pequeñas cajas con galletas, una voz en su cerebro comenzó una cantaleta. -Queremos galletas, queremos galletas, queremos galletas-.

[Kevin Broadmoor]

((Me preguntas como si yo tuviera la capacidad de negarte cosas, Aimée))

Tamborileó los dedos sobre la barra apenas se detuvo, mirando hacia ambos lados (e ignorando a la persona que estaba detrás de la barra) para saludar a Mrs. Wickham. Era inusual que la mujer no estuviera ahí, y cuando subió la vista para ver el reloj dejó los dedos quietos mientras hacía memoria. De la hora a la fecha, unió los puntos inmediatamente: claro que no estaba ahí, los viernes ((¿?)) eran su día libre. La persona que estaba detrás de la barra lo miraba expectante, así que pretendió que estaba interesado repentinamente en las cajas con galletas, pero necesitaba inspeccionar y deliberar seriamente antes de elegir.

[Aimee Daughtrey]

((Lo dices como si nunca me hubieras negado algo, cuando Aimée fue precisamente quien se quedó sin lo que quería, jajaja))

Se puso de pie como autómata, bajo las órdenes de esa cantaleta que había sido ligeramente modificada y ahora iba -queremos galletas con chispas de chocolate, queremos galletas con chispas de chocolate...-. Caminó con ese aire mecánico hasta la barra, donde estuvo a punto de soltar 'queremos galletas con chispas de chocolate', pero se detuvo a tiempo para volver a comportarse como una persona (que se dice) normal. Miró a Kevin, porque él había llegado primero y Aimee puede actuar paciente, y después comenzó a buscar las galletas con chispas de chocolate con la vista.

[Kevin Broadmoor]

((Eso entra dentro de mi propio sistema de hacer a mis personajes lo más infelices posible, no fue con intención de negarle nada a Aimée))

Como ya había pasado demasiado tiempo ahí como para poder darse media vuelta e irse sin comprar nada, agarró el primer paquete de galletas que rozó su mano derecha, sin siquiera fijarse de qué eran. Pero vio a Aimee por el rabillo del ojo, por lo que dio un paso atrás y la miró, gesticulando con la mano libre la barra como para dejar que la rubia hiciera su compra primero.

[Aimee Daughtrey]

((*Sigh*))

Notó que le estaban cediendo el turno y su primer impulso fue negarse a aceptarlo. Siempre le había incomodado tomar esas oportunidades para saltarse un paso (o las reglas) que le brindaba la vida. Después pensó que sería grosero decir que 'no, gracias' a un gesto de amabilidad. Sonrió a Kevin ampliamente como agradecimiento y accedió dando un paso al frente, estirando el brazo para alcanzar la ya localizada cajita de galletas con chispas de chocolate. -¡Chispas de chocolate, chispas de chocolate!-. Entonces se le ocurrió que debería comprar algo para Kelsey, pero su compañera era complicada porque tendrían que ser galletas 'saludables'. "¿Tienes galletas de avena?" preguntó a la hasta ahora ignorada persona detrás de la barra, quien después de sentir alivio por poder ser de ayuda para alguien, puso una cara de 'oops/disculpa' al tiempo que decía "lo siento, esa era la última" e inclinaba la cabeza para señalar el paquete en la mano de Kevin. Aimee no pudo evitar seguir la inclinación con la mirada y gesticular un bastante infantil '¡boo!'.

[Kevin Broadmoor]

Fijó la vista en el paquete con seriedad mientras escuchaba la conversación, pretendiendo que repentinamente estaba interesadísimo en leer los ingredientes como si él realmente fuera tan selectivo con esas cosas. Alzó la vista cuando escuchó la palabra 'avena', y alzó una ceja.
Miró a Aimee, recuperando ese paso que había dado momentos atrás como si ese fuera su momento de entrar en la escena. "Huh" un total intento de captar la atención de la rubia.

[Aimee Daughtrey]

De acuerdo, se pondría de rodillas para gritar al cielo (raso) 'NOOOOOO' si Kevin tuviera la última caja de galletas con chispas de chocolate, pero Kelsey jamás tendría que enterarse de que se quedó sin galletas de avena, así que estaba OK. Ya iría a comprarle otra cosa después, tal vez una poción antiarrugas no-experimental. Estaba por informarle a la persona encargada que no había problema cuando escuchó el 'huh'. Volteó para prestarle la atención solicitada, mostrando otra vez una nada disimulada curiosidad.

[Kevin Broadmoor]

Le sonrió a Aimee cuando obtuvo su atención, alzando mínimamente la mano con la que sostenía las galletas de avena como para hacer un poco más evidente su oferta. Bah, no, ¿para qué andar por la vida con hints?
"¿Las quieres?" preguntó, como si no acabara de presenciar todo el intercambio, y ahora sí estiró el brazo hacia la rubia para que se sintiera libre de tomar el paquete.

[Aimee Daughtrey]

Bajó la mirada al paquete y... honestamente no recuerdo si Aimee era fácil de hacer sonrojar, pero digamos que dos gestos de amabilidad de parte de un completo extraño eran suficiente para que se sintiera avergonzada. ¿Cómo le iba a arrebatar de las manos su paquete de galletas? Puedes aceptar un asiento en el autobús noctámbulo, un lugar más adelante en la fila para pagar en la tienda o la última botella de jugo de calabaza frío en el día más caluroso del año, pero jamás, jamás puedes dejar a alguien sin galletas, es pecado mortal. "No te preocupes, está bien" respondió, nuevamente sonriendo con agradecimiento. "De todas maneras sigue inconsciente, nunca se va a enterar" agregó, como si Kevin supiera de qué o quién estaba hablando.

[Kevin Broadmoor]

Con el último comentario de Aimee, él se puso repentinamente serio, porque no había forma de tomarse ese comentario a la ligera en su experiencia. Volvió a extender el paquete hacia ella, buscando dejárselo en la mano como para que ni siquiera fuera algo negociable a esta altura.
"No, por favor, con más razón para comprarlas" insistió, ya agarrando otro paquete al azar con la mano libre como para demostrarle que estaba todo bien con que se llevara las galletas de avena. Si no fuera porque estaba el empleado ahí, le hubiera dicho que ni siquiera le gustaban las de avena como para que no tuviera problemas en tomarlas, pero tampoco quería arriesgarse a ofender.

[Aimee Daughtrey]

Por si a alguien no le quedaba claro que Aimee es de esas personas afortunadas a las que jamás les ha ocurrido algo horrible y que, como mencioné, sólo han tenido que pisar San Mungo dos veces, en circunstancias que permanecían muy abajo en la escala de gravedad. Fue por eso que ni siquiera procesó que 'estar inconsciente' puede ser algo muy malo. -Tendría que haber dicho que está dormida-.
En fin, se dio cuenta de que era una situación en la que lo más conveniente era que tomara las galletas para dejar de causarle problemas a todos los involucrados, así que aceptó el paquete sin alegar más. "Gracias" dijo. Más le valía a Kelsey sentir el mismo agradecimiento cuando despertara.

[Kevin Broadmoor]

Asintió con la cabeza antes de soltar un solemne "De nada", un poco aliviado de que la rubia había aceptado las galletas para la persona inconsciente a la que estaría visitando. Ya estaba imaginando posibles escenarios, por lo que se enfocó en el nuevo paquete de galletas en su mano -Chocolate con almendras- para no dejar que su mente se fuera por callejones oscuros.
Se colocó detrás de Aimee, como para pagar y quizás preguntar cómo estaba Mrs. Wickham. Levantó la vista, mirándole el cabello a la muchacha.

[Aimee Daughtrey]

Mostró los dos paquetes, uno en cada mano, y sonrió al empleado, que ingresó la información en la caja para hacer el cobro. Le preguntaron si quería una bolsa de papel, a lo que respondió que sí, por favor, pasándole al encargado las cajitas. Y tal vez sintió la mirada, o quizá sólo le dieron ganas de echar un vistazo al amable desconocido, a quien realmente no puso atención durante todo el intercambio, pero trató de hacerlo discretamente por encima de su hombro. Eso puede funcionar sólo cuando la otra persona no tiene la vista sobre ti.