Night shift

[Agatha McGee]

Esperaba no haber dado la impresión de ser una de esas mujeres que lee sin falta la Corazón de Bruja, porque no lo era. Las recetas eran útiles pero no podía sentirse identificada con el resto de los temas que tocaba. Si tenía revistas en su casa era porque eran mandatorias en las salas de espera.

"¿Cuándo tienes turnos por lo general? Para saber cuándo traértelo" dijo, apresurando la última frase para que no pensara que quería stalkearlo. Tampoco era esa clase de persona.

[Gerald Cowershof]

Si de algo servía, a él le parecía que para Agatha leer la Corazón no era más que un placer culposo, pero tenía muy poco de conocerla y no iba a juzgarla por leer o no una revista. Solo no quería tener que leerla él.

Bebió otro trago de café antes de contestar, lamentablemente no trabajaba de nueve a cinco como lo estipulaba su contrato y el calor del líquido le ayudaba a recordar cómo había quedado su horario esa semana. "Por lo general estoy en el tuno diurno en la Planta de mordeduras de siete a siete" contestó, supuestamente ya no era un esclavo ahora que era un especialista sus horas de trabajo disminuían, pero por alguna razón solo aumentaban. "Y a veces estoy hasta un poco más tarde" se encogió de hombros con gracia, porque en esos casos tenía que aplicar la de reír para no llorar.

[Agatha McGee]

Frunció el labio hacia un lado, un poco para contenerse de preguntar lo que seguramente no era su problema y que no tenía ni el más mínimo derecho de saber, pero se le ocurrió que quizá nadie se lo había preguntado y podría querer hablar de eso con alguien, quién sea.

"¿Te quedas por elección o porque crees que tienes que hacerlo?" Preguntó, mirándolo atentamente, preparándose para decirle que no tenía que responderle, para no hacerle sentir incómodo.

[Gerald Cowershof]

No tenía problema con responderle, pero si tuvo que tomarse unos segundos para pensar si era buena idea ser muy honesto y decir que se quedaba porque era tonto y siempre lograban convencerlo para intercambiara algunos de sus turnos por otros menos favorecedores. Un poco de pena si le daba reconocer que, aun a la edad que tenía, era incapaz de decir no y trabajar horas normales.

Movió la cabeza de un lado a otro, "Puede ser que me guste mi trabajo y ayudar a los demás..." hizo una pausa "Y las horas extra no caen mal", que era lo que siempre se repetía cuando se encontraba demasiado cansado a mitad de un turno que no le correspondía.

[Agatha McGee]

"¿Puede ser?" Preguntó, entornando los ojos. Había sido una elección interesante de palabras y Agatha se encontró muy metida en la conversación como para dejarlo pasar. No es que no creyera que Gerald amaba su profesión y le gustaba ayudar a los demás, pero tampoco se le veía como la clase de persona que es definida por su trabajo. Puede que lo estuviese poniendo en un pedestal influenciada por su compañera con falta de cariño, había aprendido que era malo hacer conclusiones precipitadas de la gente solo por su intuicion, pero no se había graduado todavía así que se lo tenían que perdonar.

[Gerald Cowershof]

Asintió con un gesto seguro "Eso es" respondió, él no tenía dudas respecto a su profesión y se sentía contento al atender y sanar personas, sin embargo, era muy tarde y él estaba muy cansado como para profundizar sobre qué lo motivaba a ejercer su profesión. Lo que sí podía hacer era darle un consejo, "Pero, cuando puedas elegir cuales turnos hacer y cuales no: procura escoger los diurnos. No importa cuantos galeones extra recibas, jamás podrás reponer las horas de sueño" dijo con pesar, perder la costumbre de dormir unos pocos minutos para tener que seguir trabajando era dificil.

[Agatha McGee]

Sabía que ese lugar estaba lejos de ser un espacio seguro y que Gerald no le estaba pidiendo una sesión. Vaya, que ni licenciada estaba, pero antes de arrepentirse y seguir su miedo al fracaso prefería centrar la conversación en Gerald y en eso que ella sentía que no le estaba diciendo.
"Es decir que tú has tomado esos turnos extras por el dinero" dijo como afirmación, no pregunta. Después se le pasó por la cabeza que quizá su situación económica no era buena y ese era el único motivo, que quizá lo que había dicho le ofendiera de alguna manera. Se mantuvo en silencio, solo para ver qué decía mientras preparaba una disculpa.

[Gerald Cowershof]

La miró por unos segundos mientras parpadeaba con lentitud, intentaba descifrar si le había hecho una pregunta o no, su cerebro no diferenciaba muy bien los tonos después de tantas horas de estar despierto y alerta. Además, él pensaba que esa parte ya había quedado clara: las hacía porque era incapaz de decirle que no a sus compañeros de trabajo... No, no, que era porque el dinero extra le sentaba bien. Se acercó la taza a la boca y volvió a asentir, cuidando de no echarse el liquido encima, para que la no-pregunta no quedara sin respuesta.

[Agatha McGee]

No es que no haya visto que asintió, es que para ella eso no era una respuesta muy buena, por no decir que no era una en lo absoluto. En su corta experiencia, cuando alguien respondía con señas o gestos era solo para salir del paso y ya no quería hablar del tema. A lo mejor se estaba proyectando pero mira, ya era muy tarde para decirle a su cerebro que dejara de pensar.

"Lo siento, no debería hacer preguntas tan personales" apresuró a decir, sintiendo una opresión en el pecho y la garganta. Si no supiese que sería peor levantarse e irse ya habría huido hace dos sorbos de té.

[Gerald Cowershof]

La miró confundido desde detrás de la taza -¿Lo siento?- no había dicho nada por lo que tuviera que disculparse, él no era de esas personas a las que les molestaba hablar del dinero que ganaba o no... Ah, pero claro, ella no lo sabía. Volvió a bajar la taza "No, no, no pasa nada" dijo, moviendo una mano como si eso le ayudara a quitarle importancia al asunto "No estoy pasando por una situación económica difícil o algo así" continuó, sin tan siquiera detenerse a pensar que quizá eso era demasiada información para alguien a quien básicamente estaba conociendo esa noche "Solo me gusta tener ingresos extra y-" ¿cómo decir que no sabía decir que no de una manera más agradable? "Me gusta ayudar a los demás" y sonrió. Listo, Agatha no tenía que disculparse por nada, no había dicho nada malo.

[Agatha McGee]

Una vez que entraba en el ciclo de la disculpa, le costaba salir de él. No podía aceptar que a Gerald no le importaba que le hiciera preguntas personales, no se conocían de nada y no podía ser guapo, mega simpático y un altruista que prefiere estar en el hospital cuidando de gente mordida en vez de con su esposa, a la que claramente no le gusta que esté siempre en el hospital. La suma no da, Gerald.

"No, no, de verdad discúlpame. No estamos en una sesión de psicomancia, no debería asumir cosas y preguntarte lo que no me corresponde." Ya no sabía qué hacer con sus manos así que las bajó y entrelazó, metiendolas entre sus muslos.

[Gerald Cowershof]

En su defensa, su esposa también pasaba mucho tiempo en su mazmorra tienda preparando pociones. Pero no descartemos que sí sea un problema porque no puedo poner palabras en los dedos de otros.

Pensó en decirle que no era necesario que se disculpara y que, de nuevo, no había problema porque él comprendía que era difícil olvidar los hábitos laborales y no incluirlos en su día a día; así que abrió la boca dispuesto a hacerlo y dudo, y volvió a apretar una sonrisa con un gesto tranquilo. Es que acababa de recordar que repetir una y otra vez que no había problema podía llegar a ser cansino. "Bueno, siendo así, aceptó tu disculpa" comentó para después regresar su atención a lo que le quedaba de café en la taza.

[Agatha McGee]

Decir que se le quitó un peso de encima no era muy exacto porque Agatha sentía un peso perenne sobre ella, pero sí es verdad que aceptar su disculpa era el mejor resultado que podía esperar. Tras sus palabras esbozó media sonrisa y sacó las manos de debajo de la mesa, agarrando los bordes con los dedos.

"Si algún otro día me ves, puedes pedirme que te arregle el café si es tan malo como hoy" dijo, considerando luego que era un ofrecimiento un poco atrevido. Era otra forma de disculparse sin decírselo explícitamente.

[Gerald Cowershof]

Dejó la taza ya vacía sobre la mesa y asintió mientras se apresuraba a responder "Claro que sí" dijo, más por educación que por atrevimiento, la verdad era que no creía posible que la siguiente vez que se encontraran fuese en una situación similar. Es decir, ¿cuántas veces podía caer en la trampa del mal café del hospital? No se podía ser tan ingenuo, además, iba a comenzar a traer café preparado desde su casa como medida preventiva. "... Y recuerda que me prestarás el recetario" agregó, juntando sus manos como si fuera a orar una petición muy importante.

[Agatha McGee]

Esbozó una mínima sonrisa, imperceptible para los que no conocían su cara de culo neutral, al ver que se había acabado el café, como si fuese un hito logrado. En su opinión, el café de la cafetería nunca iba a mejorar, y un encuentro similar dependería de qué tan precavido era Gerald para traerse su propio café. Tal vez era su complejo de salvadora hablando pero le gustaba pensar que él necesitaría su ayuda en el futuro.
Asintió, aunque no se le iba a olvidar. "Sin problema" contestó. "En el caso de que no coincidamos, ¿tienes algún compañero a quien pueda dejárselo?" Preguntó al pensar en esa probabilidad.