Night shift

[Gerald Cowershof]

Como la vez anterior a Gerald no le molesto el silencio, principalmente porque estaba comiendo y era de mala educación hablar con la boca llena. El café llegó justo a tiempo para ayudarlo a pasar la comida.

Levanto la taza en dirección a Agatha, algo así como un brindis a la distancia y procedió a darle un sorbo corto a la bebida. Por alguna razón no le supo tan bien como la vez pasada y lo reflejó arrugando la nariz, porque decir 'puaj' era muy grosero.

[Agatha McGee]

Levantó la taza, imitando a Gerald y bebió de su té. Estaba tan bueno como el anterior, si bien Agatha no era ninguna conocedora del té o demasiado exigente. Alzó la mirada hacia Gerald, pensando que daba la impresión de ser un tipo muy decente. No que en su vida se haya topado con muchos patanes, aunque su hermano no era ninguna joya. Quizá era su lado de psicomaga que tenía ese presentimiento, y deseó poder leerle la mente para conocer más de esa April y la clase de persona que era para hacer que un tipo así de agradable y atractivo quisiera pasar el resto de su vida con ella. Pensó todo eso en una fracción de segundo.

"¿Mal café?" Preguntó, juzgando su cara. Era eso o le llegó un mal olor de alguna parte. Merlín, esperaba no ser la causante.

[Gerald Cowershof]

Sí, a mi también me gustaría saber que hizo.

Movió la cabeza de un lado a otro meditando que responder, podía culpar a la combinación de sabores que tenía en su boca (habia pasado de comer dulce a salado y luego café, todo muy confuso), pero sin descartar la mala calidad de la bebida. "Sí, uh, no, no estoy seguro" respondió y para confirmar volvió a beber, pero seguía igual que antes. "Debí servirme té está vez. Está bueno, ¿No?" preguntó con una risa corta, eran cosas que pasaban, quizá antes le había sabido bien porque su cuerpo necesitaba la cafeína y juzgaba el sabor con su mente nublada por la abstinencia.

[Agatha McGee]

Miró su té, dudando de su criterio para juzgar su calidad. "Está bien" respondió, yéndose por lo seguro. Desvió los ojos hasta la taza de Gerald y luego inclinó la cabeza un poco hacia un lado, meditando un poco lo que quería decir. "Podría intentar mejorarlo, si quieres. Me han dicho que soy buena barista" dijo, tratando de mantenerse dentro del rango de la humildad. Tampoco es que creía que tuviese una gran habilidad para hacer café, ni siquiera estaba segura de poder mejorar por mucho un café ya hecho, pero podría intensificar su sabor y quizá ponerle un toque de canela, nada extravagante.

[Gerald Cowershof]

A él le parecía que usar 'bien' para referirse a un alimento era demasiado condescendiente y su cerebro lo traducía como que la calidad era regular, en cambio un 'bueno' era, en efecto, bueno. Por eso no le causo mucha emoción saber que el té estaba bien, pero si que le agradó saber que Agatha podía hacer algo por el café y acercó la taza hacia ella "Por favor" pidió con una sonrisa. No tenía ni idea de lo que podía hacer porque él era un simplón con sus bebidas: café con/sin leche y azúcar, té solo, agua, cerveza. Todo lo demás era muy fino.

[Agatha McGee]

Alcanzó su varita con la mano derecha y se puso recta. Se le pasaron por la cabeza algunas de las técnicas que había usado antes pero las que le salían mejor eran las que más había practicado, que era la que le gustaba a Ashley y no necesariamente era la indicada para Gerald.
"¿Cómo te gusta el café?" Preguntó, mirándolo. Esperaba que no dijera especiado porque solo sabía ponerle un toque de canela. Quizá vainilla también le saldría bien pero sin promesas.

[Gerald Cowershof]

Creyó que Agatha haría algo de magia barista y le ofrecería un café sin pedir su opinión, por lo que se sintió fuera de base con la pregunta. No lo pensó mucho porque solo tenía dos opciones para ofrecerle y no le avergonzaba expresarlas, "Negro" respondió, encogiéndose de hombros "Pero puedes sorprenderme" y le sonrió amablemente. No importaba que le ofreciera, lo iba a aceptar sin quejarse porque provenía de la buena voluntad de su compañera.

[Agatha McGee]

Sintió mucha presión de repente, arrepintiéndose de haberse ofrecido en primer lugar. Respiró por la nariz e hizo un movimiento circular, haciendo que en el café de Gerald se formara un remolino en el medio y poco a poco se volvió más oscuro. No quiso hacerlo demasiado complicado así que al cabo de un par de segundos ya había acabado. Bajó la mano apoyando la varita sobre la mesa.
"Le llaman americano, es café oscuro con más agua de lo normal. No le he puesto azúcar pero si quieres le puedo poner" dijo, esbozando media sonrisa "Cuidado que está caliente" añadió, por si no veía el humo saliendo del café.
Ojalá Gerald no esperaba una cosa espectacular. Lo único que hizo fue mejorarlo, colocarlo a buena temperatura y quitarle lo que no hacía falta. Si los granos de café ya eran malos no había gran cosa que transformar. Lo miró con atención para ver su reacción.

[Gerald Cowershof]

Aunque ella no hubiese tardado mucho mejorando el café, Gerald aprovechó para comer otro pancito que masticó con rapidez y por lo cual no se fijó en lo que le había hecho a la bebida.
Prestó atención a lo que Agatha decía, conocía el americano, pero si de tomar café con mucha agua se trataba preferia un expreso largo. Sin embargo, no diría nada, a caballo regalado, no se le mira diente. Sonrió y llevó una mano a la taza, cuidando no quemarse "Gracias" le dijo, ahora acercandose para soplar el líquido, iba a esperar unos segundos para no quemarse.

[Agatha McGee]

Bajó la mirada después de darse cuenta que lo estaba observando con demasiada intensidad y Gerald se estaba tomando su tiempo para beberse el café, como es lo normal después de decirle que estaba caliente. Bebió de su té, tratando de calmar sus nervios por la presión de impresionar a Gerald con sus dotes de barista. No se imaginó que le iba a importar tanto su opinión y se reprochó por ello. Lo acababa de conocer, no podía darle tanta importancia. Seguramente, en cuanto Gerald volviera a su trabajo, se olvidaría de su nombre y ni la saludaría por los pasillos.

[Gerald Cowershof]

Un segundo, dos segundos, tres segundos... Acercó la taza un poco más, sintió el vapor caliente contra su nariz y decidió esperan otro segundo más. Es que visitar emergencias por una quemadura en la lengua a esa hora no sonaba como un buen plan. Finalmente se atrevió a tomar un sorbo, silencioso y corto, del café. La temperatura no le permitió saborearlo mucho, pero hizo su mejor esfuerzo y terminó cerrando su otro puño con el pulgar hacia arriba, para indicarle que estaba bueno.

De haber sabido que toda esa ceremonia innecesaria le causaba nervios a la muchacha, se habría apresurado y sido más comunicativo al expresar su agrado por el café.

[Agatha McGee]

No se imaginó que tendría pensamientos intrusivos justo ahora y empezó a sentirse un poco ansiosa. Suerte que Gerald levantó su dedo justo antes de que Agatha tomara la decisión de irse, dándole la validación que tanto deseaba. Le miró y sonrió, sin dejar de creer que igual estaba siendo amable y su café sabía horrible.
Se concentró en su té, como si fuese la única cosa en el mundo, tratando de simplificar sus pensamientos para no parecer desequilibrada frente a Gerald.

[Gerald Cowershof]

Tomó otro trago del café, que en esa ocasión intentó degustar con más atención y bajó la taza a la mesa. Definitivamente, había mejorado el sabor del mismo y se atrevía a pensar que estaba más bueno que el que él mismo preparaba. Aún tenía un pancito a medio comer y lo agarró para terminárselo, sin embargo, antes de ocuparse la boca con comida, le preguntó: "¿Dónde aprendiste eso?".
Quería saber que tan difícil sería hacer un hechizo como ese porque le parecía muy útil para sobrevivir en lugares con cafés de dudosa procedencia.

[Agatha McGee]

Levantó la vista y luego la dirigió hacia un lado, tratando de recordar dónde había leído como hacerlo la primera vez. "Mmm" murmuró con la boca cerrada, solo para llenar el silencio y que no se volviera incómodo mientras pensaba. "Me parece que fue en una revista, las de la Corazón, una edición de hace algunos años." Asintió una vez, convencida que ese había sido el origen de todo. "Después compré un libro de cocina que casualmente tenía una sección de bebidas y ahí aprendí a hacer más cosas, pero ahora no recuerdo el nombre" Admitió con un poco de vergüenza. "Pero lo tengo en casa y te lo puedo prestar, si quieres" ofreció, pasándose el cabello de un lado detrás de las oreja.

[Gerald Cowershof]

Masticó su pancito con calma, mientras la escuchaba. Se sintió aliviado al enterarse que ese tipo de trucos no se encontraban exclusivamente en la Corazón y existía la posibilidad de aprenderlos sin tener que comprar esa revista que no le interesaba para nada. Volvió a beber de la taza y al bajarla asintió con una sonrisa grande, "Sí, claro que quiero" dijo contento, un libro de cocina sonaba como algo muy útil y no podía dejar pasar la oportunidad de tenerlo en préstamo y decidir si valía la pena conseguir su propia copia o no.