Entrega a domicilio

[Agatha McGee]

Cada piso debía tener su propia sala de descanso, y aunque Agatha había entrado algunas veces en la que le corresponde, no le gustaba pasar tiempo allí. Se sentía una impostora al no ser sanadora como tal. Pasaba sus tiempos muertos en la cafetería y de vez en cuando echaba un vistazo si no había nadie para echar una siesta, una inquieta y no muy reparadora por el miedo de que alguien entrara por la puerta.

Al llegar, por fin, a la sala de descanso, Agatha esperó a que Gerald entrara primero, como quien enseña su casa a un invitado.

[Gerald Cowershof]

Para entrar se requería identificación con varita que consistía en apuntar al pomo y si este la reconocía como la de algún trabajador del piso se abría con un leve 'clic'. Una vez la puerta se abrió, Gerald terminó de empujarla con una mano y extendió otra para ceder el paso a su acompañante, "Adelante, por favor" dijo. Y no, no estaba siendo educado, si no le hacía la invitación Agatha no iba a poder entrar. Era la manera más efectiva que habían ideado para evitar los visitantes inesperados.

Desde fuera de la sala se podía ver el poco orden con el que contaba: había una mesa con pergaminos y libros, un par de literas con las sabanas mal puestas y un sillón con una túnica olvidada. Los lockers se encontraban al fondo, inesperadamente ordenados.

[Agatha McGee]

No es que no se le pasó por la cabeza insistir que él pasara primero, es que recordó al último segundo cómo era que funcionaba la cosa.
"Gracias" dijo porque no estaba de más y entró.

Era diferente en algunas cosas de las de su piso, pero se notaba que los muebles los habían hecho en el mismo lugar y tenían la misma edad. En su sala había más estanterías pero la vibra que daba era la misma: era un lugar de paso, impersonal y silencioso. Caminó unos pasos y esperó a que Gerald entrara para saber qué quería hacer. No esperaba que la sala estuviese vacía, se puso ligeramente nerviosa por eso.

[Gerald Cowershof]

La puerta se cerró a sus espaldas, una vez que dio un par de pasos para adentrarse en la sala. Le dio un poco de vergüenza el estado en que se encontraba el lugar (porque cuando había visitantes las cosas se veían peor), pero no tenía muchos ánimos de limpiar el desorden de otros. Al menos agradecía que oliera bien.

"Puedes sentarte, Agatha" dijo, señalando una de las sillas de la mesa y entonces movió su varita para darle algo de orden a los objetos que estaban sobre ella y liberar espacio; luego, caminó en dirección a los lockers. "Voy a buscar un termo con café de hoy, unas tazas y unas galletas, no tengo azúcar pero puedo conseguirla" le comentó, esperando que no se sintiera incomoda por verlo moverse de un lado a otro sin saber que hacía.

[Agatha McGee]

Le hizo caso y se sentó, dejando colgando su bolso en el respaldar de la silla. Le miró mientras limpiaba, reprimiendo el impulso de decirle que no era necesario. Tiene la suerte que, dentro de las muchas manías que pudo haber desarrollado a raíz de su trauma, ser adicta a la limpieza, fobia a los gérmenes, o solo TOC, no era parte de sus cualidades. Pánico a los silencios incómodos por otro lado, si era un problema.

No dijo nada a su declaración, aunque se le ocurrieron varias respuestas, como volver a sacar que el hechizo no funcionaba con sólidos pero se le ocurrió que solo quería buscar algo con que acompañar el café.

"¿Es cómodo?" Preguntó mirando el sofá. Podía parecer que estaba preguntando si podía dormir allí, o que le preocupaba la espalda de Gerald y el resto de sanadores de ese piso, pero no. Solo quería llenar el silencio.

[Gerald Cowershof]

No tardó mucho en conseguir dos tazas blancas de cerámica que estaban limpias y las mandó a la mesa con otro movimiento de varita, el termo lo metió en el bolsillo de su túnica y tuvo que usar un Accio para que las golosinas salieran de donde estaban escondidas (por seguridad) en el locker y las guardó en su otro bolsillo.

Entendió que le preguntaba por la sala en general, pero no podía dar su honesta opinión porque el Hospital le había dado mucho (una profesión y un empleo) y él no era desagradecido. "He dormido en lugares peores. Una vez fui de excursión a Los lagos con unos amigos y dormimos en un hostal con pulgas y chinches.." contestó y se sacudió un poco como si el recuerdo las pudiese traer de vuelta. Aún le faltaba el azúcar, por lo que se acercó al locker continuo al suyo para saquearlo buscar un poco.

[Agatha McGee]

Sonrió un poco a su reacción, que para ella eso es casi una risa. "Suena divertido" dijo con honestidad. Agatha no tenía ninguna historia parecida, y aunque no envidiaba el dormir con pulgas y chinches porque su pelo no lo soportaría, irse de viaje con amigos sonaba como un sueño. "El viaje, no los insectos" agregó después de un rato, quizá más de lo socialmente permitido.
Estiró una mano para tomar un taza y miró en su interior para verificar que estuviese limpia, no que no confiara en Gerald pero sí acababa de decir que durmió en un hostal de higiene dudosa, quizá tenía los estándares bajos.

[Gerald Cowershof]

Dudo un par de veces antes de meter su mano en el locker porque nunca se sabía quien tenía hechizos anti-robo y quien no y como lo mejor era prevenir, murmuró un 'Prometo devolver el azúcar que tome' que se sobrepuso con lo que Agatha decía e hizo que perdiera el hilo de la conversación.

Giró con el frasquito de azúcar en la mano, "Sí, fue divertido" respondió porque según él, le había preguntado eso. "Quitando la experiencia con los bichos, es un lugar agradable. Hay muchos paisajes y senderos para recorrer. Lo más interesante es visitarlo como si fueras un muggle" mientras hablaba caminó hasta la mesa y dejo las cosas que cargaba sobre ella. Le faltaban cucharillas, pero eso era un lujo que no recordaba.

[Agatha McGee]

Giró la cabeza ligeramente hacia un lado, como si lo que Gerald le acababa de decir fuese una cosa extrañísima. "¿En qué sentido?" Preguntó sin aportar más contexto. Esperaba no sonar purista porque no lo era, y de serlo sería muy hipócrita de su parte. Solo no estaba acostumbrada a que un mago dijera de hacer cualquier cosa 'a lo muggle'. Ella misma disfrutaba muchas cosas muggles pero no se sentía cómoda al admitirlo públicamente, no tanto por miedo sino porque la mayoría no entendería. "Quiero decir, seguro que en una posada mágica no hubieras tenido problemas de chinches y pulgas" añadió después.

[Gerald Cowershof]

Apretó los labios alargando un 'Mmm' mientras pensaba como explicar a qué se refería con muggle, porque el viaje había ocurrido hacía mucho tiempo atrás y no lograba recordar con detalle lo que habían hecho. Decidió comenzar a servir el café y dar una respuesta obvia "Ya sabes sin usar magia para todo" llenó las tazas hasta la mitad y se le ocurrieron unos ejemplos "Pagando con billetes, caminando a todas partes, haciendo como que entiendes un mapa..." colocó frasquito con azúcar y las golosinas en medio de las tazas. Para finalizar colocó el recetario sobre la mesa y ya que todo estaba en orden podían comenzar con la clase.

[Agatha McGee]

Dejó de mirarlo en cierto momento y observó cómo servía el café viejo en las tazas. No olía mucho a café, y cuando acercó su taza para tomarla con las dos manos por costumbre para calentarse las manos, la sintió fría, y la arrastró de nuevo a donde estaba antes, como si ya no la quisiera.
"Los billetes pesan mucho menos" agregó, porque Gerald no es el único que puede decir cosas obvias. "¿Haciendo que entiendes los mapas?" Preguntó porque le hizo gracia. Se imaginó un Gerald muy serio, mirando las líneas azules, rojas y verdes de los mapas, solo para taparse la varita y usar un hechizo de ubicación. No se si los mapas tienen líneas de esos colores, soy millenial.

[Gerald Cowershof]

Asintió dándole la razón con los billetes, quiso agregar más cosas favorables respecto a su uso... pero debía controlarse un poco, porque nunca sabía que tan entusiasta al respecto podía mostrarse en su lugar de trabajo sin que llegaran a tacharlo de raro.

"Sí, pones una cara de concentración" imitó el gesto e intentó recordar los detalles de un mapa que tenía de souvenir en casa "Y haces como que sabes la diferencia entre una línea y otra, dónde está el norte o el punto de hidratación más cercano... Después te pierdes y tienes que esperar a que te rescaten" terminó con una sonrisa y por suerte a él no le había pasado porque a pesar de ser hombre no era tan necio como para no pedir ayuda con las direcciones.

[Agatha McGee]

Le observó con atención y sonrió cuando tuvo sentido. Se hubiera reído de no estar tan tensa. Gerald se le hacía el alma de la fiesta en cualquier reunión social y podía entender cómo tenía muchos amigos. Sintió una pizca de envidia en ese momento. "De haber estado allí te hubiera creído" admitió. "Incluso te hubiera pedido direcciones" añadió después de un momento. "Yo no hubiera salido de mi casa sin saber exactamente por dónde ir." Porque no era aventurera ni abierta a pedir ayuda para no ser un inconveniente. Tampoco hubiera dudado en usar hechizos de localización o aparición a la mínima de sentirse perdida. Gerald parecía ser lo opuesto.

[Gerald Cowershof]

Soltó una risa corta y baja porque le había causado gracia que dijera que le pediría direcciones. La habría ayudado con la mejor intención del mundo, por supuesto, pero seguro le daba la peor indicación que hubiese escuchado en su vida. Para él era muy fácil llegar a los lugares, sin embargo, de ahí a saber explicar cómo... Nada que ver.

"Honestamente, desde esa vez no he hecho viajes de ese tipo" comentó, por si acaso Agatha llegaba a pensar que él era un explorador aventurero. "Supongo que cuando eres joven y tienes tiempo y energía, es más interesante ser aventurero. Pero ahora..." suspiró con pesar, ahora no era más que un couch potato que solo quería llegar a su casa a dormir o jugar con sus mascotas.

[Agatha McGee]

Ella era joven, tenía tiempo, dinero y en teoría energía y no hacia esas cosas. De repente se sintió inadecuada, como si estuviese viviendo mal. Se acomodó en su asiento y esperó a que la emoción pasase porque se sentía así más o menos seguido.
"¿Estás cubriendo a un compañero otra vez?" Preguntó sin pensarlo demasiado. Asumía que estaba cansado pero no por la cara porque tenía la misma que la vez anterior. A lo mejor sus ojeras son por deshidratación, quién sabe.