Entrega a domicilio

[Gerald Cowershof]

Gerald esperaba que la mayoría los objetos que caían en sus manos tuviesen cierto grado de magia en ellos, así que cuando ella le dijo que había marcado una página, asumió que lo había hecho como normalmente lo hacían los magos: con magia. Así que sacó la varita de su bolsillo y le dio un golpe con ella al libro, esperando que se abriera mágicamente en la hoja señalada para revisar el de la vez pasada.
Volvió a golpearlo y nada pasó, así que antes de intentar la tercera es la vencida, miró a Agatha con un gesto confundido para que lo ayudara porque era la dueña debía saber que estaba mal con su libro.

[Agatha McGee]

En el momento en que lo vio sacar la varita abrió la boca para intentar advertirle pero no salió ningún sonido. Se encontró con su mirada y caminó hasta ponerse a su lado, estirar una mano y agarrar la cuerdita roja que sobresalía del libro cerrado, esperando que entendiera que lo único que tenía que hacer era abrirlo justo ahí. Se sintió un poco avergonzada de no haberlo marcado con magia, pero viendo que tenía un marcapáginas incorporado, le salió natural hacerlo así, porque para eso estaba hecho.

Levantó la mirada hacia Gerald para chequear si había captado su gesto o de lo contrario lo abriría ella misma.

[Gerald Cowershof]

Se sintió tonto cuando vio la cuerda, claro que sabía cuál era su función, era solo es que estaba tan acostumbrado a que todo fuera mágico en su día a día que olvidaba que existían cosas que se hacían de manera regular y simple.
Apretó la boca y guardó la varita, porque le pesaba de la vergüenza que tenía, antes de tomar el marcapáginas y moverlo para abrir el libro."Ah, pero qué fácil" murmuró con algo de gracia, porque no le quedaba de otra más que reírse de sí mismo.

[Agatha McGee]

Esbozó media sonrisa y se separó de él para volverse a poner de frente, buscando recuperar un poco de espacio personal sin saber si era por él o por ella.
Ver cómo se reía de si mismo con tanta naturalidad le hizo recordar aquella vez que le echó el guante a una revista estudiantil de una escuela de psicología muggle, donde clasificaron ciertas personalidades en base a comportamientos de algunos animales. El estudio no debía tener ninguna base científica o lo que sea que usen los muggles, pero en ese instante Gerald le daba la impresión de ser un Golden Retriever.
"El hechizo es muy sencillo" explicó. "La clave es el movimiento fluido de la muñeca" dijo haciendo un círculo con su mano cerrada como si estuviese revolviendo un café.

[Gerald Cowershof]

Agatha estaba leyendo la versión inglesa de la revista Tú y encontró uno de esos test de ¡Descubre cuál animal te representa! Y las opciones eran víbora, gato, conejo y perro. No tengo dudas al respecto.

Se tomó un momento en leer el título -Americano- cierto y luego le dio una ojeada a la receta, pero prefirió prestarle más atención a la explicación de su colega porque después de todo ella era quien lo había probado y podía aprender más de ella que del libro.
Imitó el movimiento con su muñeca como si estuviese revolviendo una mezcla espesa con una cuchara invisible, "¿Así está bien?" preguntó, es que la gente de su contextura hacia las cosas con fuerza por instinto.

[Agatha McGee]

O puede que los estudiantes de psicología se copiaran de la revista Tú. No tengo pruebas tampoco dudas.

Pudo haber hecho varias cosas. Por un lado pudo haberlo dejado así y decirle que lo estaba haciendo perfecto, solo que sabía que con ese movimiento se le iba a quemar el café o lo volvería espeso, una de dos. También pudo haber repetido su demostración, pero al final pensó que lo más efectivo era mostrarle su error, y la mejor forma que pensó era tomándole el dorso de la mano con cierta fuerza, y girándola contrario a la manecillas del reloj, haciendo una circunferencia más contenida que la de él. "Tienes que soltar un poco más la muñeca, debería ser un movimiento sin esfuerzo" explicó, aflojando el agarre un poco para que él lo hiciera solo, como quien enseña a montar en bicicleta: Agatha lo había agarrado por atrás para que no se cayera y ahora lo estaba soltando para que fuese solo.

[Gerald Cowershof]

No pensó mucho en que ella lo estaba tocando porque los pacientes se la pasaban en eso cada vez que tenía que tratarlos y la mitad de los profesores que había tenido hicieron lo mismo. No entendía muy bien qué pasaba, creía que tenía problemas para realizar hechizos con movimientos delicados. Pero la verdad era que Gerald agradecía la corrección, porque se imaginan ¿cómo se sentiría cuando al prepararse un café terminará quemándolo? Una tragedia.

Movió hacía atrás sus hombros en cuanto ella dijo que debía soltar más la muñeca, quizá estaba muy tenso y eso se reflejaba en todo su brazo ¿No? Al menos hacía el intento. "Bueno, bueno... ¿Qué tal este?" repitió el movimiento circulo más pequeño y más rígido, luego la miró a la expectativa que le dijera que estaba bien y le diera un premio.

[Agatha McGee]

Que no dijera en voz alta que los pacientes se la pasaban tocándolo, sonaba a un problema para recursos humanos.
Agatha le soltó la mano y alejó la cara un poco, mirándolo con ojo crítico como si estuviese analizando una cirugía y no un hechizo para mejorar una taza de café. "No estoy segura" admitió con honestidad. "Puedes probar a ver qué sale, al final es cuestión de práctica" dijo pensando en esbozar una sonrisa que al final no se materializó en su cara. "Si tienes un café empezado creo que es una buena forma de practicar" sugirió.

[Gerald Cowershof]

No se que te hace pensar que lo tocan en lugares que requerirían la intervención de recursos humanos.

No eran muy alentadoras las palabras que le daba, aunque fuese la verdad. Nunca se perdía la esperanza de hacer todo bien al primer intento. Cerró el libro y señaló con su otra mano hacía la dirección en la que estaba la sala de descanso del piso, "Por allá debe de haber" dijo, no muy seguro de si ya estaba empezado o tan siquiera preparado, pero café en algún estado debía haber. "¿Vamos?" preguntó, por si acaso estaba ocupada o tenía algo más importante que hacer que ayudarlo a preparar café.

[Agatha McGee]

El contexto es lo que me falta.

Agatha compartía los deseos de Gerald de hacer las cosas bien a la primera, porque de las pocas cosas que podía controlar se hallaba su desempeño. En cierta forma, el que él pudiera efectuar el hechizo correctamente se había convertido su responsabilidad también, por lo que, pese a dudar un segundo, asintió a su invitación. ¿Qué tanto podía tardar en enseñarle a mover la varita?

[Gerald Cowershof]

A ver pues, le tocaban el brazo.

Que bueno que considerara que era su responsabilidad ayudarlo, porque aunque Gerald pensara que lo ayudaba nada más por no tener nada que hacer, eso la hacía ser a sus ojos como una mejor persona.
Sonrió ante el asentimiento y comenzó a caminar, "No tengo panecillos, pero creo que si algunas golosinas en mi locker" dijo, no porque quisiera pagarle la ayuda con eso, pero al menos así no parecería un mal anfitrión que solo le iba a ofrecer café feo a cambio de sus conocimientos y unos cuantos minutos de su noche.

[Agatha McGee]

Trató de mantenerse a su lado al caminar, quizás solo un poquito más atrás porque no quería parecer que sabía dónde estaba su sala de descanso, aunque antes buscándolo le había pasado por delante algunas veces.
Al escuchar lo que dijo, se le quedó mirando. "El libro es solo para bebidas" le aclaró porque ahí si no sabía las consecuencias de hacer el hechizo en sólidos. Tal vez conseguían hacerlos más ricos o directamente los desintegraba, sin experimentos no se llega a ningún sitio. No obstante, Agatha no tenía ganas de quemar sus cejas, aunque fuese una posibilidad de muchas.

[Gerald Cowershof]

Agatha iba a tener que perdonarlo si sus pasos eran más largos y apresurados que los de ella, era culpa de la costumbre de moverse rápido por el hospital, a veces porque había emergencias y otras porque necesitaba escapar de alguien.

Le pareció extraño que hiciera la aclaratoria, pero decidió limitarse a sonreír y asentir porque responder le parecía grosero ¿qué iba a decir? 'Ah, sí, ya lo leí' Para nada. A demás, desde su perspectiva, el comentario sobre la comida se debía a que si había café, tenían que tener con qué acompañarlo ¿No? No era su corazón gordito pensando en un snack de media noche.

[Agatha McGee]

Si bien Agatha era de esas que caminaba rápido para parecer que estaba ocupada o que tenía un sitio a donde ir para que la gente no se le acercara, le costó un poquito seguirle el paso porque no tenía piernas tan largas. Se quedó pensando con temor a que Gerald quisiera experimentar usar el hechizo en todo lo que viera, ¿Para qué sacar a relucir lo de los panecillos y golosinas sino? Debía ponerse firme, explicarle con calma que aunque estuviese en San Mungo no estaba bien ponerse en peligro. No es como si estuviesen en la planta de heridas hechas por hechizos, ¿y si se morían en el camino de una planta a otra?
Cerró los ojos. Estaba teniendo pensamientos catastróficos otra vez. ¿Ya llegaron a la sala? Es que Agatha necesitaba pensar en otras cosas.

[Gerald Cowershof]

Pobre Agatha con sus pensamientos, mientras Gerald intentaba recordar que era lo que había en su locker y se lamentaba no poder hechizar los alimentos para multiplicarlos o transformarlos en otras cosas. Es que con suerte creía poder encontrar unas galletas que no estuvieran muy viejas y unas cuantas chupetas que solía regalar a los pacientes más jóvenes para alegrarles el ánimo, y honestamente, era un agradecimiento demasiado humilde.

Para tranquilidad de Agatha, no faltaba mucho para llegar, dos puertas más adelante se podía visualizar una con un cartel de 'SALA DE DESCANSO. SOLO PERSONAL AUTORIZADO'.