Un peculiar salón de té

[Claude Twilley]

Uno de sus amigos había estado muy insistente en arreglarle una cita a ciegas y aunque no contemplaba la idea de reunirse con un desconocido con demasiada emoción, pensó que era algo que tenía que experimentar alguna vez en la vida y terminó aceptando. Además, el asunto tampoco parecía tan complicado: debía asistir en el día y la hora acordadas al salón de té que su amigo había escogido y ya. Sencillo, ¿No? Sin embargo, nada más al llegar se sintió incómodo y tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no marcharse de inmediato. Se trataba de un sitio peculiar y no lograba dar con lo que le desagradaba más, quizá era que los gustos de su amigo eran terribles, que la decoración era demasiado sobrecargada para su gusto o que él no estaba preparado para tener una cita. Por más que estaba intentando ser más proactivo en su proceso de superar el despecho, no era un camino fácil de recorrer.

Eventualmente, consiguió sentarse en la mesa más cercana a la puerta y pedir un vaso con agua para tener que hacer mientras esperaba. Tenía una descripción muy vaga de la persona con la que se reuniría (sociable y con gustos similares a los suyos, ¿Qué significaba eso?) y esperaba que lo reconocieran a él primero, aún con sus lentes de sol y su cara de nada expresión neutra.

((Reservado. Cualquier sábado/domingo de la primera quincena de agosto con pocas posibilidades de lluvia y unos 22°C. Esta es la referencia para el salón de té.))

[Cecile Greengrass]

Todo era culpa de Irene. Si no hubiesen ido a esa tienda de música en su último año, Cecile no tendría una obsesión por el rock ahora, mucho menos habría dejado que unas entradas para un festival (solo porque saldría Nirvana) la llevaran a aceptar un arreglo como este.

Cruzó las puertas del café unos cinco minutos más tarde de la hora acordada, fashionably late. Se repitió en su cabeza lo que había hablado con su ex compañera (que a estas alturas no sabía si eran amigas, porque no sabía lo que debía sentir al tener una). -Soy Irene Spurway, trabajo en una tienda de ropa, quiero ser pocionista, me gusta la comida italiana y estoy aquí porque soy idiota. No, otra vez. Estoy aquí porque mis amigos creen que necesito salir más- pensó mientras miraba a su alrededor, buscando a alguien con la descripción que le habían dado.

Después de algunos segundos, después de darse cuenta que el lugar le recordaba a un café parisino y le gustaba, vio hacia la esquina y encontró a alguien que podría ser quién le habían descrito, aunque no habían mencionado nada sobre unos lentes de sol.

Se acercó caminando con seguridad. Solo le habían dicho que usara algo rosa, y tal vez no debió esforzarse tanto pero, era Cecile. "¿Claude?" Le llamó cuando lo tuvo prudencialmente cerca.

[Claude Twilley]

Entendible que hiciera cosas solo por Nirvana, es decir, él también habría hecho cosas por Kurt Cobain si la oportunidad se le presentaba.

Como él sí había llegado puntual y el agua se le iba a acabar pronto, optó por distraerse contando las tazas y teteras que estaban sobre el piano para no seguir mirando fijamente la entrada. Minutos atrás, había entrado una señora con algo rosa y aunque no le molestaba intentar algo con alguien mayor que él, una persona de la edad de sus abuelos era un rotundo no.

Iba por la taza número diez cuando escuchó su nombre. Giró su cabeza, aprovechando que los lentes ocultaban sus ojos para observarla de arriba abajo y concluyó que era bonita y se veía más joven que él. Se enderezó en su asiento "Un gusto" respondió, extendiendo una mano "¿Irene?" preguntó solo por hacerlo, ya asumía que se trataba de ella con tanto rosa a la vista.

[Cecile Greengrass]

¿No iba a quitarse los lentes de sol? Esperaba que no tuviese ninguna afección contagiosa porque eso no estaba incluido en el trato.

Sonrió y extendió una mano con el dorso hacia arriba, como quien espera un beso, y tomó la de él con suavidad. "Si, Spurway" respondió. Se sintió horrible al decir que era Irene, como un insulto a su persona y contempló la idea de admitir de una vez quién era, pero Nirvana era más importante que su ego.

"Es un lindo sitio" comentó al sentarse frente a él, echándose el cabello hacia atrás con una mano. No podía decir si era atractivo o no hasta que no se quitara los lentes. No que eso importara, claro, ella no estaba allí buscando una cita, solo quería pasar el día.

[Claude Twilley]

-Spurway- se repitió sin sentir la necesidad de decirle su apellido. Le dio un apretón suave en a la mano a la vez que la movía de arriba a abajo como un saludo cualquiera y sí sintió que la posición era un tanto incómoda, pero mucho menos que besarle la mano a una desconocida.

Sonrió mientras la observaba sentarse, porque encontró gracioso que dijera que el sitio era lindo. Para él entre más lo miraba peor estaba, aunque que con esos adornos cursis en las paredes y el techo era lindo para las chicas ¿No? Seguro por eso su amigo lo había elegido. "Tiene una decoración curiosa" aportó, al no encontrar otra palabra para describirlo sin que sonara grosero. Luego, se quedó callado, habían pasado varios años desde su última cita y ya no recordaba que seguía en esa interacción. Quizá era el momento de buscar al mesero y ordenar, sí, eso podía regalarle unos minutos para decidir de que hablar.

Los lentes iba a tardar en quitárselos, se le había olvidado lo raro que era usarlos en interiores, lo bueno era que no tenía ninguna infección, solo ojeras.

[Cecile Greengrass]

Mejor no mencionar cuando fue la última cita de Cecile porque entonces la premisa de que necesitaba una cita arreglada era más plausible para ella que para Irene, claro que esto no se le pasó por la cabeza. Cecile se estaba tomando toda la situación como un evento protocolar, como una fiesta de dos personas. Solo tenía que ser agradable, decir 'podríamos hacer esto otro día' y hasta luego.

Le pareció una selección extraña de palabras porque no había nada de curioso en ese lugar. "Me parece que es francés" respondió, pasando las manos por su falda, aplanándosela. Tal vez Claude nunca había ido a Francia y por eso le parecía diferente. "¿Tienes algún problema en la vista?" Preguntó al no poder contenerse más. No iba a pasar toda la tarde mirándole la nariz o insegura si le estaban prestando atención.

[Claude Twilley]

((It's FRENCH!))

Solo pudo encontrar a un mesero, que parecía estar ocupado con otra mesa por lo que abortó su misión y no tardó mucho en regresar su atención a su acompañante. De hecho, solo sabía cosas muy básicas de Francia y como le daba la impresión que ella tenía más conocimientos que él, iba a creerle. A demás, gracias a su aporte, acababa de ampliar su repertorio de eufemismos para cuando no quisiera decir que algo era espantoso.

La pregunta lo tomó por sorpresa y aunque le pareció un poco grosera, no quiso armar un gran lio de un malentendido. "No, mi visión está bien" respondió, llevándose una mano a los lentes para quitárselos de la cara "Solo protegía mis ojos. Hace un buen día con mucho sol" explicó, señalando al exterior como si ella no hubiese estado afuera minutos atrás. No solo hacía mucho no tenía citas, hacía mucho no tenía citas con mujeres.

[Cecile Greengrass]

Necesito ver Fleabag.

Tuvo que ahogar el comentario de 'pero estamos en interiores, genio' porque había quedado en no hacer quedar mal a Irene. Además, ahora que lo veía sin lentes admitía que no era del todo feo. Quizá tenía las ojeras un poco pronunciadas, ¿será que no dormía bien? Otra pregunta para guardarse.

"Hace buen día, si" comentó, sabiendo que debía cambiar de tema muy rápido porque empezar a hablar del clima es dejar morir la conversación y era demasiado pronto para eso, solo llevaban qué, ¿dos minutos? Podía hacerlo mejor. "Entonces, Claude, ¿A qué te dedicas?" Preguntó ladeando la cabeza un poco, demostrando mucho más interés del que sentía.

[Claude Twilley]

Los lentes los dejó sobre la mesa, por unos segundos se arrepintió de quitárselos porque era consiente del aspecto cansado que tenía y el poco tiempo que había dedicado a esconder sus ojeras. Y también le gustaba el aire misterioso la privacidad que le daba usarlos.

Entrelazó las manos en su regazo, pensando que era una pena que su tema comodín hubiese sido desechado tan pronto. Sonrió con los labios apretador "Soy Sanador, en San Mungo" respondió, esperando no tener que dar más información de la necesaria. No era paranoia, pero existía la pequeña posibilidad que esa cita no saliera bien, terminara hablando de más y luego quién sabe qué haría ella si sabía exactamente donde trabajaba "¿Qué hay de ti, Irene?".

[Cecile Greengrass]

Asintió. Cecile siempre había respetado a los Sanadores pero creía que era un trabajo demasiado sacrificado y que no tenía glamour ni poder. Que fuese sanador explicaba las ojeras si había trabajado la noche anterior, y le hubiese gustado saber esto si él no le hubiese preguntado qué hacía.
Se acomodó en el asiento, incómoda. "Trabajo en una tienda de ropa" respondió, odiando cada palabra. Casi nunca tenía la oportunidad de presumir a desconocidos lo que hacía y ahora cuando la tenía, no podía. Cómo te odia, Irene.
"¿Tuviste guardia anoche?" Preguntó rápidamente, queriendo huir de hablar de la vida de Irene.

[Claude Twilley]

¿Estaban haciendo una ronda de 20 preguntas con respuestas más largas? Bien, también podía aprovechar la situación.

Una tienda de ropa, le sonaba a un trabajo que tendría alguien joven que había salido no hacía mucho de la escuela o alguien que no sabía que hacer con su vida. Ambas situaciones le parecían desfavorecedoras. "No, por lo general tengo el turno diurno" contestó encogiéndose de hombros, aunque eso no lo excluía de ser un turno agotador. "¿Qué tipo de ropa venden?", en su mente había una gran diferencia entre trabajar en una tienda de ropa cara y una departamental

[Cecile Greengrass]

Entonces si no había trabajado de noche, no explicaba semejantes ojeras, tal vez no tomaba suficiente agua o sufría de insomnio. Arrugó la nariz en un gesto involuntario, como si le dieran asco las ojeras, que no, pero quería saber porqué las tenía.

Cecile también consideraba que había una pequeñísima diferencia entre trabajar en una tienda de ropa normal y una cara, el tema es que no sabía exactamente en donde trabajaba Irene, debió preguntar. "Es ropa de diseñador, de mujer" dijo, porque qué más daba una mentira más. "Pero es temporal" añadió, porque no podía quedar tan mediocre.

[Claude Twilley]

Sus ojeras eran hereditarias y aunque hacía lo posible pero le era muy difícil hacerlas desaparecer, así que con el tiempo había aprendido a vivir con ellas. Por suerte, no llegó a ver el gesto de la muchacha porque intentó nuevamente llamar la atención del mesero, que esa vez llevaba la orden de otra mesa y le devolvió un gesto de reconocimiento.

"Temporal, entiendo" dijo, pensando que era una respuesta muy ambigua por más que se tratara de ropa de diseñador (y no quería preguntar cuál, era un tema desconocido), sonaba a que era la verdad o que llevaba mucho tiempo haciendo lo mismo e intentaba convencerse que era temporal. "¿Qué piensas hacer después?" preguntó, sin arrepentirse de haberle quitado el turno de hacer una pregunta.

[Cecile Greengrass]

Agarró una bocanada de aire porque lo siguiente que iba a decir le daba mucho dolor, pena ajena, vergüenza propia, todo a la vez. "Estoy esperando respuesta de la Escuela de Pocionistas. En cuanto entre, me dedicaré a los estudios" dijo con una sonrisa pequeña. Patética, Irene, patética. Como se notaba que no habían sido amigas durante el colegio, Cecile jamás se habría juntado con malos estudiantes. Y sí, tal vez estaba siendo demasiado dura o exagerada porque las notas finales de Irene no estuvieron tan mal, pero eso es poner el listón demasiado bajo.

"¿Hace cuánto que eres Sanador?" Preguntó, viendo que ya le tocaba saber algo más de él.

[Claude Twilley]

Alzó ligeramente las cejas como si encontrara admiración en la elección de carrera de la rubia. De hecho, todo lo relacionado a las pociones era algo complicado, pero desconocía si esa escuela tenía tanta demanda como para poseer una lista de espera. Irene tenía un aire de haber sido buena estudiante, no había razones para pensar en malas calificaciones.

Movió los dedos contando cuánto tiempo atrás había sido su graduación, "Pronto se cumplirá un año, pero ahora estoy especializándome en una Planta" respondió, asumiendo que ella conocía la estructura del Hospital. "¿Por qué pociones?" era genuina curiosidad, había conocido a varios pocionistas en situaciones desfavorecedoras (en camas, malheridos o con efectos desagradables) y deseaba saber que impulsaba a una persona a dedicarse a esa profesión.