Contingencia

[Alastair Cunha]

((Reservado))

No hacía falta que le dijeran que hacer eso era de stalker. Bueno, quizás sí hacía falta, pero no iba a cambiar de parecer... especialmente ahora que estaba haciéndolo, ya. Solamente necesitaba verla, encontrarla, sentir esa química de nuevo. ¿Qué tipo de química iba a sentir mandándole un pergamino? Un par de egagrópilas de lechuza fermentadas no producirían en él el mismo efecto que un encuentro frente a frente.

Entró a un café, el que estaba frente al edificio que necesitaba mantener en vista, se sentó en una mesa junto al ventanal que daba a la calle, y miró por la ventana. Un compañero había tenido la amabilidad de comentarle que la había visto salir de ese lugar, porque 'ahí trabaja, o algo'. Bueno, tuvo esa amabilidad porque Alastair preguntó si sabía dónde trabajaba ella, pero era una amabilidad de todos modos. Esperaba que no le hubiera ido con el chisme.

Pidió un café con leche y tres (sí, tres) enormes medialunas, y comenzó a ejercitar una capacidad nueva que esperaba tener bajo control eventualmente: paciencia. En cuotas: paciencia para recibir su pedido, paciencia para ver si tenía la suerte de verla. A la casualidad había que forzarla un poquito.
¿Quién le hubiera dicho que sentarse a mirar por la ventana podía ser tan estresante? Había pedido la tarde de miércoles libre en el trabajo y nada le aseguraba que habría de verla pero, tal vez, tendría suerte.

[Caroline Rensselaer]

La buena noticia para Alastair es que no tuvo que esperar mucho, porque algo así como 10 minutos después, la puerta del edificio donde Caroline tenía un estudio en el segundo piso se abrió y ella salió, dándole la espalda casi de inmediato porque necesitaba cerrar la puerta con llave (reglas del edificio que, por cierto, rentaba espacios tanto a muggles como magos, por eso no podía simplemente cerrar con un hechizo y la puerta era completamente normal, nada de ingresar al lugar de trabajo usando un retrete, qué asco). Cuando terminó de cerrar volvió a girar sobre sus talones y comenzó a caminar hacia la izquierda sobre la banqueta, sin prisa, aunque tengo que decirte que sí tiene un destino y una hora de llegada.

[Alastair Cunha]

Realmente Merlín era bueno y generoso con los puros de corazón, ¿verdad? Alastair todavía estaba esperando las medialunas (el servicio era ridículamente lento) y lamentándose, internamente, que si quería tomerse las tres con el café, iba a tener que pedir al menos uno más. En esos diez minutos, como no se esperaba ver a Liney todavía, había pensado varias cosas para escenarios que no necesitaría vivir: que pagaría apenas terminara la primer medialuna, y que si tenía que ir al baño iba a tener que pedirle a alguien que mantuviera la mirada sobre la puerta de ese edificio por él.
Entrecerró los ojos cuando vio a Liney cerrar la puerta. -¿Es?- se preguntó, pegándose al vidrio. No estaba seguro. ¿Y si no era? Escuchó el ruido del plato que la mesera estaba dejando junto a su taza de café, ¿no era demasiado rápido y fácil encontrarla? Probablemente no era... -¿Y si es?- "¡Ya vengo!" exclamó, sacando del bolsillo del pantalón un billete de veinte libras. La mesera estaba entre la mesa y su silla, mirándolo sin moverse, lenta e ignorante sobre la urgencia de la situación.

[Caroline Rensselaer]

Había dado cinco pasos cuando se dio cuenta de que dejó algo en el estudio. Dio el sexto paso, tratando de decidir si realmente lo necesitaba. Para el paso número ocho tuvo que aceptar que sí, lo necesitaba, y muy a su pesar dio media vuelta para regresar. Odiaba cuando le ocurría eso, pero considerando que en el pasado ya le había tocado tener que regresar hasta tres veces intentando irse, ya estaba acostumbrada. Por supuesto, eso no evitaba que se sintiera fastidiada siempre.

Mientras preparaba las llaves para abrir, repasaba mentalmente si había olvidado hacer otra cosa. Por experiencia se echó un vistazo a los zapatos. Ok, sí se había cambiado, gracias a Merlín no salió en calcetas.

[Alastair Cunha]

Se puso de pie e hizo ese movimiento bambaleante de quien necesita moverse ya, ¡ya! La mesera empezó a decir algo sobre la calidad de las medialunas que Alastair no escuchó, así que dijo un "Perdón, perdón" y la agarró suavemente de los hombros para girarla y dejar un espacio por donde salir apurado por entre las mesas.
-¿Y si es?- se repitió, moviéndose como evitando obstáculos imaginarios hasta abrir la puerta del café. ¿Qué pasaría si cruzaba por la mitad de la calle sin mirar? No, no podía morir atropellado por un vehículo muggle justo en ese momento, porque ¿y si no era Liney? Nunca se iba a enterar que lo estaba buscando. Miró a los lados, la camioneta de una cerrajería estaba acercándose por la derecha. Esperó en el lugar, rebotando suavemente sobre sus talones con ansiedad.

[Caroline Rensselaer]

Quizá, ya que estaba regresando de todas formas, debería aprovechar para agarrar su paraguas. No estaría de más cargarlo, en caso de que comenzara a llover mientras se encontraba en un espacio muggle. Había insertado la llave en la cerradura cuando una mujer de unos cuarenta años que se acercaba por su derecha la saludó a un par de metros de distancia con un '¡Hey!" súper amistoso, haciendo que Caroline levantara la vista. Era la inquilina del piso de arriba, alguien con quien definitivamente no tenía una relación cercana pero sí cordial, porque la persona del piso de arriba siempre puede hacerte la vida imposible de algún modo u otro. "Hola" respondió, sonriendo de lado. No dijo más porque no era necesario, así que la mujer simplemente siguió caminando para alcanzar la puerta en lo que Caroline abría.

[Alastair Cunha]

El camión de la cerrajería se acercaba... y se acercaba... -Podría haber cruzado- miró para el otro lado y, finalmente, hacia la puerta del edificio donde estaba la joven. Cuando la vio de perfil, sonriendo de lado... "¡Liney!" exclamó. Si no era ella, ¿qué más daba? No lo podían arrestar por andar gritándole apodos cariñosos a la gente, hasta donde tenía entendido. Estaba más que preparado para mentir y decir que tenía Tourettes.
El camión pasó delante de Alastair y siguió su camino. Alastair corrió hasta el otro lado de la calle.

[Caroline Rensselaer]

La puerta estaba abierta y la vecina del piso de arriba murmuró 'gracias', aprovechando lo que interpretó como Caroline cediéndole el paso para entrar al edificio sin dejar de caminar por un segundo. Lo que en realidad había pasado era que Caroline se congeló y casi deja caer las llaves al piso porque su cerebro acababa de tener un accidente. Por un segundo le pareció que escuchaba la voz de Alastair Cunha llamándola por el apodo con el que le había gustado fastidiarla en Hogwarts. Y no estaba en Hogwarts. No estaba en Hogwarts desde hacía años, y Alastair Cunha no estaba ahí... miró por encima de su hombro, sólo para checar, y entonces sí, las llaves se fueron al suelo. "¿Alastair?". Pregunta estúpida, como si no fuera lo más obvio del mundo que ese cruzando la calle era su ex compañero.

[Alastair Cunha]

Se apresuró a cruzar la calle, aunque era más por finalmente llegar a la vereda donde estaba Caroline que por evitar que lo atropellen. Mente de un solo carril.
Se detuvo cuando subió al cordón y exhaló, una agitación de la que culparía a cruzar la calle si necesitara explicarla. Años atrás ya hubiera acortado la distancia para pasarle un brazo sobre los hombros, pero se quedó donde estaba. Alzó una mano "Hey" saludó, y usó esa misma mano para señalar el piso, sonriendo "se te cayó algo".

[Caroline Rensselaer]

Fue 100% un reflejo cuando levantó la mano para corresponder al gesto, como si fuera cosa de todos los días ver a Alastair en la banqueta saliendo de su estudio y regresarle los saludos agitando la mano. Estaba pasmada, era la única explicación, pero igual siguió con la vista lo que le señalaba, y cayó en cuenta de sus llaves en el suelo. "Ah, sí, gracias" contestó, de nuevo como si fuera lo más casual del mundo. Se agachó para recogerlas en lo que su cerebro se apresuraba para ponerse al corriente con la situación. "¿Qué...?" La pregunta era '¿qué estás haciendo aquí?', pero eso sería algo que diría Caroline de 16 años, en el plan más frío y grosero posible. Así que la cambió por... silencio. Silencio y una expresión mezcla de confusión, sorpresa y un intento de sonrisa amable.

[Alastair Cunha]

Aprovechó a acercarse a ella cuando estaba recogiendo las llaves, como si temiera que si se acercaba cuando lo estaba mirando ella fuera a correr y encerrarse en el edificio. Si no fuera que pensaba que era una posibilidad real, algo así le hubiera causado gracia.
"Okay, sé que esto es raro" le mostró las palmas de las manos, mirándola sin poder desprender la sonrisa de los labios "pero" bajó una mano y con la otra dejó el dedo índice extendido hacia arriba "hola".

[Caroline Rensselaer]

No puedo culpar a Alastair por sospechar que era perfectamente posible que Caroline se metiera al edificio y cerrara la puerta, porque todo en su historial apuntaba en esa dirección. Así que eso, no lo culpo.
Enarcó las cejas; ni siquiera había llegado todavía al punto de pensar que lo que ocurría era raro, pero ahora que él lo había puesto sobre a mesa, la idea se instaló en su mente. Paso la mirada por sus manos, entendiendo que el mensaje era 'soy inofensivo'. Alastair nunca le había resultado inofensivo, así que dio un pasito hacia atrás, sin poder evitarlo. "Hola" respondió, tratando de no sonar tan tensa como se sentía de repente. "Esto no era necesariamente raro hasta que lo mencionaste, por cierto" comentó.

[Alastair Cunha]

"¿Cómo no es raro?" preguntó, bajando ambas manos y guardándolas en los bolsillos del pantalón. ¿Ves? Súper inofensivo, pero raro. "Hace como... mucho que no nos vemos. Yo diría que esto es raro" explicó, dando un paso hacia ella.
Ah, Merlín, se sentía extraño viéndola otra vez. Era difícil poner en orden sus pensamientos para hablar, porque solamente quería tener un minuto para mirarla bien.

[Caroline Rensselaer]

-¿Y si dejas de repetir que esto es raro?-. Consideró alejarse el paso que él se había acercado, pero eso implicaría básicamente entrar al edificio, y no le parecía la mejor de las ideas no conservar esta interacción en la banqueta, al menos de momento, mientras él insistiera en recalcar lo raro que era. "Podría ser no raro si esto es una coincidencia. Por ejemplo, acabas de mudarte a esta cuadra o trabajas por aquí, y me viste cuando ibas pasando" refutó. ¡No sería raro reconocer a alguien del colegio al otro lado de la calle! ¿No? Ella reconoció una vez a Gerald Cowershof en San Mungo, y no le pareció raro porque aunque jamás hablaron, pasaron 7 años estudiando juntos.
Alastair Cunha, Caroline también quisiera un minuto para mirarte bien. Pero por ahora está un poco freakeada.

[Alastair Cunha]

-Podría- pensó, mientras tensaba la boca e inhalaba entre los dientes apretados haciendo un ruido de desaprobación -pero no es- y ladeaba la cabeza. Si podía evitar decirle explícitamente que ese no era el caso, mejor.
"Quería verte" dijo, como si con eso explicara toda la demencia de su presencia ahí, frente a la puerta del edificio donde trabajaba.