Las cosas como son

[Emma Goulding]

Todo el mundo afronta el duelo como puede, aunque no todos pueden hacerlo como quieren, como fue el caso de Emma. Las personas promedio tienen un tiempo para llorar y luego la obligación de volver a la realidad y trabajar. Otros siguen adelante porque tienen hijos por los que luchar o simplemente una motivación importante, como no es el caso de Emma.

Emma lo único que hizo por un tiempo fue dormir y leer, no mucho más. No salió de casa por semanas y bajó un poco de peso. Le deprimía incluso el ver cómo la vida seguía a su alrededor, ¿No pueden detenerse un momento? ¡Su padre acaba de morir! Pero como sucede siempre, las cosas siguen su curso y Emma un día se levantó con ganas de arreglarse y bajar a cenar, y de ahí todo fue mejorando lentamente.

Nadie tenía que decirle que su relación con Aldrich podría ser mucho mejor pero a la vez podría ser mucho peor. Emma vio como primas se casaban con hombres horrorosos, muy poco corteses con ellas y lo peor, con hijos que las esclavizaban en casa. Aldrich no era el amor de su vida, pero al menos no la obligaba a hacer cosas que ella no quería y le daba libertad para hacer lo que quisiera. Era cortés y salían bien juntos en las fotografías. Ya era infinitamente más feliz que sus primas.

Estaba en su despacho leyendo cuando su elfina le dijo que Aldrich la llamaba. Emma no estaba pensando mucho esos días, como si todo lo hiciera con algo de inercia, aunque nada le había exigido hasta ahora que pisara los pies en la tierra.

Tocó dos veces y al escuchar la respuesta entró. "¿Me llamabas, cariño?" Preguntó.

[Emma Goulding]

Lentamente se despertó la vena de la curiosidad en ella pues Aldrich no solía llamarla para hablar de nada, mucho menos estos días, lo que la llevó a pensar que sucedía algo malo con la empresa y se le había negado esa información por la muerte de su padre, lo cual tenía mucho sentido. Empezó a sentirse ansiosa porque lo último que quisiera sería poner en riesgo la empresa de su padre, de la cual ella era dueña la mitad, toda la mitad Goulding. Charlie se quedó con otras propiedades.

Tomó asiento y lo miró caminar hacia el mini bar. "No, gracias, estoy bien" Respondió. Había tratado de alejarse del vino porque se conocía muy bien para saber que podría abusar de él en sus peores días. Lo miró con el ceño fruncido. "¿Pasa algo malo?" Preguntó directamente. Emma no era de esas que les gustaban alargar las cosas, y si conocía un poco a Aldrich sabía que él tampoco. Le causaba ansiedad innecesaria.

[Emma Goulding]

Emma tardó un rato en darse cuenta de lo que estaba sintiendo porque ni en las más disparatadas películas mentales que se hace cuando está aburrida o preocupada pudo anticipar que ella y Aldrich podrían tener esa conversación. Sin embargo, después de identificar el mal sabor en la boca dado que no había sentido otra cosa que no sea tristeza y soledad por los últimos meses logró deducir que lo que sentía no era más que indignación.

A lo mejor si Aldrich se lo hubiese dicho de otra manera, una en la cual ella no se sintiese como si fuese simplemente un bonito adorno al que él le había permitido, casi como gesto altruista, lucirse en el mejor lugar de la casa, a lo mejor ella no se hubiese ofendido. O quizás si tuviese la menor idea de lo que él hablaba porque, sinceramente, para ella, su matrimonio podría considerarse un completo éxito.

No obstante, pese a que su visión estaba claramente empañada por los sentimientos que la han envuelto los últimos meses, Emma notó que Aldrich no se percató que sus palabras carecían de algún sentido para ella o que ofendieron su papel en la relación, así que ahora lo único que podía hacer era ayudarle a darse cuenta de lo equivocado que estaba porque para eso era su esposa.

"Cariño," Hizo una pausa "Creo que no veo lo que tú estás viendo" Le dijo, sonriendo con condescendencia. "En primer lugar, no te sigo con eso de que me has dado tiempo, ¿Tiempo para hacer qué, exactamente? Considero que he cumplido con mis obligaciones con la empresa, las cosas van bien, hasta lo último que supe, y creo que no te he visto acabar ebrio en un basurero ni hemos terminado en San Mungo por los duelos, intentos de envenenamiento o competencia de quien es capaz de lanzar el objeto más punzante al otro, lo que significa que estamos mucho mejor que la mitad de los matrimonios arreglados" Le dijo con total calma, hasta con un dejo de humor.