Soltando la sopa

[Kevin Broadmoor]

Había sido el consejo de uno de sus amigos que era mejor llevarla al restaurant, aunque fuera tailandés, que invitarla a Laos a tomar la sopa. Kevin se lo había comentado medio en broma, pero de verdad le resultó útil saber que sería raro en mal plan hacer algo así para una primera pseudo-cita.
En fin, se había puesto en contacto con el restaurant tailandés no porque él fuera tan racista e ignorante como para pensar que todos los restaurantes asiáticos eran exactamente lo mismo, sino porque le habían informado que la esposa del tailandés-británico dueño del lugar era, de hecho, laosiana y que estaría más que dispuesta a prepararles tom yam exclusivamente para ellos. El amigo de Kevin también había sido sabio en comentar que sería mejor que vayan a comer cuando el restaurant estaba abierto y había otras personas en el local, en vez de aceptar la oferta de la mujer de servirles la sopa después de que el restaurant cerrara sus puertas al público después de la hora del almuerzo.
Así que ahí estaba, esperando afuera del local con las manos en los bolsillos (con la derecha se distraía contando una y otra vez las llaves) luciendo como un sin hogar probablemente, casi media hora antes de la hora acordada por lechuza. Le había aclarado que el restaurant era muggle, pero había agregado la ubicación de una chimenea cercana por si ella no era fan de aparecerse.

[Aimee Daughtrey]

Creo que Kevin le debe a su amigo un regalo de agradecimiento por compartir su sabiduría con él y no permitirle cometer dos errores que habrían freakeado a Aimee un montón. No que tenga algo de malo que te inviten a comer sopa a Laos o a un restaurante cerrado para los demás… cuando llevas un par de años de casada o muchos meses saliendo y te van a proponer matrimonio. Cuando sólo tuvieron una conversación en el salón de té de San Mungo, costó trabajo que te revelara a qué se dedica y ni siquiera te dijo su apellido, es una muy mala señal.
Quince minutos antes de la hora acordada, Aimee caminaba acercándose al local desde la derecha, aceptando la ayuda brindada por las vitrinas con un reflejo. Iba directo del Daily Prophet, lo que hacía nada más cinco minutos le había parecido normal, porque sólo iban a comer sopa, pero tal vez así funciona la mente de las mujeres, sembrando inseguridades al último momento.

[Kevin Broadmoor]

Bajó la vista unos momentos, mientras trataba de recordar todo lo que le había dicho su amigo y lo que había leído sobre Laos y la sopa que estaban por probar. No quería parecerle un ignorante a Aimee, y afortunadamente él carecía de la memoria audiovisual como para recordar frases enteras.
Dejó de contar las llaves cuando se dio cuenta que se le había llenado la boca de saliva que no se sentía cómodo tragando. Era una estupidez, sabía que era una estupidez, se forzó a tragar saliva y miró hacia los lados una vez más con una mezcla de ansiedad y preocupación.

[Aimee Daughtrey]

Cuando se terminó la vitrina y el siguiente local sólo ofreció pared, volvió la vista al frente para caminar como las personas. Estando a un par de metros de Kevin metió velocidad para llegar junto a él antes de que tengas oportunidad de hacer que se le escurra la baba por la comisura de los labios sin más demora. "Hola" dijo, porque no era el saludo más original en la historia, pero funcionaba. Y tienes chance de quitarle esa expresión ansiosa y preocupada antes de que ella la note y pregunte, comente o piense, por alguna razón inexplicable, que se equivocó de día o de hora y que está crasheando otra cita culinaria.

[Kevin Broadmoor]

El verla le resultó como una refrescante oleada de tranquilidad momentánea, haciendo que sacara las manos de los bolsillos y las dejara relajadas a los costados del torso.
"¡Hey! Viniste" apuntó lo obvio con una sonrisa, tragando saliva forzadamente otra vez. La miró con atención, parecía tan despreocupadamente bonita que no sabía si ella siquiera hacía algún esfuerzo para lucir como lo hacía. Misterios femeninos.

[Aimee Daughtrey]

Genes aparte, estoy segura de que Aimee hace un esfuerzo consciente cada mañana para no verse como un zombie.
Hizo como que titubeaba al dar los dos últimos pasos que la dejarían a una distancia socialmente aceptada de su compañía. "¿No se suponía que lo hiciera?" preguntó, terminando con una sonrisa con la boca cerrada. Esperaba que él bromeara, porque qué mal si pensaba que podría simplemente no presentarse (y sin por lo menos avisar).

[Kevin Broadmoor]

Aimee debería hacer más que un esfuerzo para parecer zombie, seguramente, más que esforzarse para evitarlo. Bah, no sé, su belleza me abruma.
"Sí, sí se suponía" le aseguró. "Me alegro que hayas venido, es todo" explicó, moviendo un brazo para señalar la entrada del restaurant, por si ella ya quería entrar o sentarse.

[Aimee Daughtrey]

Aprobó la respuesta asintiendo con la cabeza y sonriendo. Le pareció que no venía al caso decir que a ella le alegraba estar ahí, así que lo cambió por un "gracias" al aceptar la invitación a entrar. "¿Habías venido antes?" preguntó, girando un poco la cabeza para dirigirse a él sin dejar de moverse. Una disculpa si él había mencionado sí o no cuando le pasó los datos del lugar.

[Kevin Broadmoor]

La miró casi sobresaltado cuando ella se giró, pero luego captó que seguramente estaba pareciendo súper raro, y que tenía que relajarse.
"No, es la primera vez que vengo" admitió, sin saber si debía explicar que había hablado por teléfono con los dueños y que no estaba yendo a ciegas. "¿Tú?" preguntó con una sonrisa ladeada, porque vaya uno a saber, quizás ese era su restaurante tailandés preferido.

[Aimee Daughtrey]

Una vez dentro del restaurante dejó de caminar, porque aunque nunca había entrado a este en particular, su experiencia indicaba que, en general, lo normal es esperar a que alguien te reciba y te acompañe hasta tu mesa.
Negó con la cabeza. "Jamás" respondió. "Pero eso es bueno, la idea era probar cosas nuevas, ¿no?" agregó, refiriéndose a la conversación que había originado esta cita culinaria.

[Kevin Broadmoor]

"El que te recomendó la sopa no está en San Mungo con un agujero en el estómago, ¿no?" le dijo con un falso tono de preocupación que la sonrisa totalmente disolvía de su mala actuación.
Cerró la puerta tras de ellos, y como bien sospechabas ahí se acercaba una mujer para saludarlos y preguntarles algo, pero Kevin enseguida alzó dos dedos en el aire "Broadmoor, mesa para dos" quizás un poco más apresuradamente de lo que parecería cool de un adulto con práctica.

[Aimee Daughtrey]

"No… que yo sepa. La verdad no le pregunté" contestó lo más honestamente que pudo. Pero era lógico asumir que si no había parado de hablar de la deliciosa sopa era porque no había tenido que visitar San Mungo o el baño después de consumirla, ¿no? Y suerte que apareció la mujer para recibirlos, antes de que Aimee tuviera chance de agregar eso que escribí en voz alta para alimentar su verborrea.
Sonrió mirando a Kevin y después a la mujer. Ja, ahí estaba el apellido. No que ella no lo supiera ya, claro, porque su personalidad puede más que yo.

[Kevin Broadmoor]

Y, como siempre, muy típico que ni mi personaje ni yo captamos lo del apellido hasta que no lo digas clarísimo. Así que él sigue sin darse cuenta, mejor todavía.
La mujer les dió la recibida al restaurant, les comentó que era un gusto tenerlos y que había preparado tom yam ella misma y exclusivamente para ellos. Kevin no habló, dedicándose a sonreír y asentir con la cabeza, porque literalmente no sabía qué decir. Tragó con dificultad, sintiendo la saliva pesarle mientras bajaba por la garganta, hasta que llegaron a la mesa que les tocaba, porque el restaurant no era muy grande. La mujer no les ofreció un menú, aunque la wine list estaba debajo de las servilletas, y Kevin no sabía si le tocaba correrle la silla a Aimee o qué.

[Aimee Daughtrey]

No hay problema, Aimee se lo notifica cuando sea el momento menos pertinente. Si sirve de algo, seguro lo hará de una manera que ella considere simpática (aunque no lo sea).
Se mostró sorprendida cuando escuchó lo de la sopa preparada personal y exclusivamente para ellos, porque había asumido que estaban en un lugar donde el platillo era parte del menú. Miró de reojo a Kevin, pero mantuvo la sonrisa en su lugar mientras comentaba algo como que estaba sumamente agradecida porque la mujer se hubiera tomado la molestia por ellos.
Cuando les mostraron la mesa, Aimee resolvió el conflicto eligiendo una silla y separándola de la mesa para sentarse. Porque la caballerosidad se agradece y aprecia, pero ella tiene dos manos, y si él no se le adelantó, no se iba a quedar esperando con una ceja arqueada tirándole la indirecta. Además eso era lo que hacían los hombres en citas románticas, y nunca había sido establecido que ésta era una de esas, ¿cierto?

[Kevin Broadmoor]

Kevin en ese instante estaba tan nervioso que no sabía si quería que la señora se quedara o se fuera inmediatamente. ¿Por qué se ponía nervioso? Era completamente irracional.
Tomó aire por la boca e imitó a Aimee separando la otra silla para tomar asiento. -Te calmas- se ordenó a sí mismo, sonriendo. La mujer les preguntó si ya sabían qué iban a querer beber, mientras les servía agua de la jarra con hielos que ya estaba sobre la mesa, y Kevin miró a Aimee. Él no trabajaba, por lo que podía tomar cualquier cosa en cualquier cantidad (no que fuera a hacerlo, pero...).