My friends are trying to kill me

[Waleska Sumpter]

Resopló, escupiendo algo de agua. "¡Bien!" Exclamó. Con toda la suavidad que pudo, colocó las dos palmas en el piso. Sintió como sus manos se hundían pero nada se rompió. Se impulsó hacia arriba, sacando el torso primero y luego rodando con cero gracia. Era difícil porque el suelo era inestable, no porque sus brazos no pudiesen con el resto de su cuerpo.

Logró sentarse, lejos de él, como un indio. "Eres un idiota." Le dijo, nada más para recordárselo. Hacía un frío horrible y no se sentía en condiciones de aparecerse en su departamento sin dejar algunas uñas detrás. Miró a Dante con rabia mientras sus dientes comenzaba a castañear. Seguro parecía un pollito remojado con maquillaje corrido. Un pollito emo remojado.

"Bien." Contestó. "Pero si intentas asesinarme y descuartizarme para meter mi cabeza en tu refrigerador, te mataré primero." Le avisó, señalándolo con un dedo índice tembloroso. Tal vez sonaba a broma pero no lo era. Nunca hay que jugar sobre Dante siendo psicópata.

[Waleska Sumpter]

Se abrazó a sí misma, sintiendo como la ropa, fría, se le pegaba al cuerpo congelándole la piel y la sangre. Merlín, iba a morir de hipotermia por una estúpida broma hecha por Dante Vaughan. Y eso que pensaba que ya le habían ocurrido suficientes desgracias para una vida.

"N-no lo sé. No s-sé cómo trabaja t-tu mente de psicópata." Le respondió, tiritando pero arreglándoselas para escupir las palabras de mala gana. "Vámonos. Ya." Demandó y extendió una mano, esperando a que Dante se estirara un poco y la tomara para aparecerse en su dichoso departamento.

Lejos estaba Waleska de saber el dilema existencial en el que estaba Dante. Para ella, él se había ofrecido en una forma de disculpa por haberla hecho caer al agua. Era mejor así, le gustaba pensar en Dante disculpándose por las cosas malas que le hacía.

[Waleska Sumpter]

Una sensación de calidez le cubrió el cuerpo entero cuando sintió el abrigo que aún poseía el calor de Dante. Por un segundo creyó incorrecto sentirse tan bien con algo tan íntimo como el calor corporal de su ex-compañero, pero al siguiente instante se dijo 'Al diablo, hace frío' y aceptó con mucha complacencia, acomodándoselo en la espalda un poco. Disfruto del momento un rato, cerrando los ojos y tratando de no temblar. No sabía cuál sería el siguiente movimiento de Dante, comenzaba a dudar que la llevara a su apartamento. Tal vez el abrigo era la única disculpa que iba a obtener. Todo bien si era eso, ella haría una hoguera con el sobretodo después, por mera satisfacción.

"Sólo para que sepas," Comenzó, tragando saliva y abriendo los ojos de a poco "el ministerio no cubre ningún seguro, así que si yo termino con alguna enfermedad vas a tener que pagar los tratamientos médicos. No trates de huir, tengo vecinos con negocios turbios a los que les caigo muy bien." Estaba bromeando, por supuesto, ni siquiera sabía si Dante entendería el aire muggle de todo lo que acababa de decir, pero no importaba.
Total que Waleska es muy mala para bromas.

[Waleska Sumpter]

Iba a contestarle, por supuesto, pero antes de que pudiera hacerlo ya estaba en el apartamento de Dante, sentada como estaba en el suelo de ese sitio tan molestamente bonito y acogedor.

De la impresión se puso de pie y miró a su alrededor, incrédula "¿Vives aquí?" Preguntó sin mirarlo pero enfocando sus ojos en la biblioteca llena de discos e instrumentos musicales, luego a la cama y la cocina "¿Tú lo hiciste?" Preguntó, de nuevo, incrédula. De repente se puso a comparar su apartamento con este y el resultado fue muy deprimente. Se le pasaron varias ideas por la cabeza, entre ellas era una disputa con Dante: 'Un duelo mano a mano, si te gano, me quedo con tu departamento' o 'Vamos a un campo de Quidditch, si te meto tres tantos, me quedo con tu departamento' o 'Dame tu departamento o secuestro a tu hermana'. Al menos las dos primeras eran un chance de ganar o ganar.

[Waleska Sumpter]

Se pasó el dorso por la frente para apartarse unos cabellos mojados, aceptando la ropa con una sola mano, estrechándola para sí. No le fue difícil encontrar el baño en ese departamento diminuto e insorpotablemente bien planificado. No sabía porqué se sorprendía tanto, es decir, convivió siete años con Dante, estuvieron en el mismo equipo de Quidditch por bastante tiempo. Claro que estaba al tanto de la inventiva de su ex compañero, pero tiene derecho a olvidar y sorprenderse de vez en cuando, así sea falso y con el objetivo de lastimar.

"Gracias." Soltó con tono tajante. Igual estaba mojada y tenía frío y era culpa de él. Una vez en el baño se miró en el espejo. El maquillaje se le había corrido y la sombra negra la hacía parecer un mapache. Se desabrochó la camisa y con ella se quitó lo que le quedaba de pintura de labios y sombra, contorneando sus ojos con la camisa. Luego el pantalón y se puso encima lo que le había dado Dante. Podría haberle quedado más grande pero era muy posible que fuese de la misma talla que él. La bota si le quedaba muy larga y llegaba al suelo.

Salió con su ropa doblada y mojada y el abrigo de él, poniéndolo en cualquier lado. Ya lo secaría con la varita en cualquier momento. Se tomó el atrevimiento de acercarse a la colección de discos, sacando algunos al azar. Todo muggle, poco que ella conociera. Abandonó ese espacio y se aproximó a la cama, apoyando las manos en la madera y encorvándose un poco. "Se ve muy cómoda." Afirmó, metiéndose dentro gateando y acostándose en una vuelta. "Lo es." Dijo, sonriendo con la cara mirando al techo de la cama.

Dante enloquecerá en 3, 2, 1.

[Waleska Sumpter]

Encontraba algo realmente acogedor allí y se sintió cansada de repente. ¿Tendrá algún tipo de hechizo la cama? Era normal para cualquier persona tener problemas para dormir, ella los tenía a veces pero nunca llegaba a encantar su almohada. Las mejores ideas se le ocurrían antes de acostarse o cuando todo el mundo dice cosas estúpidas y lo que sea que ella diga suena mil veces mejor. No sería conveniente quedarse dormida en la cama de Dante así que mejor no cerraba los ojos.

Levantó la cabeza en su dirección "¿Ah?" Preguntó porque no lo había entendido bien, ¿Dijo algo sobre su ropa interior? Asco, ella no quería saber. Y ahora se lo estaba imaginando en bóxers, no sabía porqué pero eran grises. Vaya, el Dante de su mente también era delgado y poco agraciado. Se apoyó con los codos para incorporarse un poco. "¿Y qué? ¿Vas a dormir ahora? Relájate Dante, si tanto de preocupan mis gérmenes cambias después las sábanas. Pasa que tengo algo de frío y tu cama da algo de calor. Demándame." Contestó, acostándose otra vez como si nada.

Waleska era confianzuda y conoce a Dante desde los once. Tiene ciertos derechos.

[Waleska Sumpter]

Aunque Waleska ignoraba los molestos sentimientos que aquejaban a Dante por su inocente presencia en su cama, era un poco injusta su reacción. Si tenía frío, era culpa de él, si seguían en esa supuesta cita, era porque él lo había permitido. No era propio de ella seguir la corriente pero no podía, cuando menos, haber sentido curiosidad cuando Dante quiso mostrarle lo que había hecho con el parque de escobas. No quería hacerse la víctima pero mucho menos iba a tomar la culpa por los trastornos obsesivos compulsivos de su ex compañero.

Volvió a levantar la cabeza para verlo y entornar los ojos con sus demandas. "Cuando esté listo el café me levanto. No pienso complacer tus manías sin sentido." Apuntó, volviendo a apoyar la cabeza sobre la cama, mirando hacia arriba. "Y serán dos de azúcar, si tampoco me dejas tocar tus utensilios de cocina." Agregó en tono fastidiado. Convivir con Dante era cansino, tenía demasiadas reglas y el aire alrededor de él era denso. Le gustaría poder quitarle un poco de su estrés, quizá para demostrar algo de superioridad si lo lograba, pero no encontraba manera de hacer eso.

[Waleska Sumpter]

Todos tienen capacidades de cambiar su carácter. Waleska lo ha hecho aunque eso no la haga tener más amigos. Es más, ahora que lo pensaba, su compañera de trabajo debía detestarla. ¿Cómo podía creer que podía si quiera sacar adelante una cita con un tipo como Dante? Era callado, sarcástico y amargado. Ella era ruidosa, literal y crítica. No veía por ningún ángulo posible que pudieran haber congeniado aún si no tuviesen un pasado tan agrio como el que tienen. Su compañera de trabajo debía ser retrasada, debía recordar eso si alguna vez le delega alguna asignación.

No me hagas recordarte que en Lilo y Stich había un pez que se llamaba Pato, así que decirle Rata a una Rata no era necesariamente obvio. Quizá habría sido el olor a café o la presencia de Dante lo que hizo que Rata saliera de su escondite, que resultaba estar en la pequeña sala encima de la cama. Waleska escuchó los pequeños pasos de un animal que se movía rápido sobre su cabeza. "¡¿Qué es eso?!" Exclamó, palpándose las caderas y las tetas en busca de su varita. Recordó que estaban con la ropa mojada y se levantó de golpe de la cama, corriendo hacia sus pertenencias y buscando entre las capas su varita. Al agarrarla apuntó a varios sitios sin localizar nada. "¡¿Dónde está?!" Le preguntó. No sabía que era una rata pero no era simpatizante de los roedores igual.

[Waleska Sumpter]

Porque tiene sentido y yo te creo todo, diremos que si.

Waleska no tenía un juicio propio de las personas de su generación porque la verdad nunca se tomó el tiempo para hacerlo. Nunca tuvo demasiados amigos y hoy en día podría llegar a contar uno solo, que vendría siendo Edward y de él puede decir solo cosas buenas. Juzgar a las masas se le hacía muy mal, en cambio criticar individualmente era mucho más sensato, como hacía con Dante cada segundo.

Y bueno sí, se sintió un poco tonta al ver que se trataba de la mascota de Dante y de a poco bajó la varita, mirando a Rata y a Dante intercaladamente. "Si, bueno, no me gustan los roedores." Contestó con mala gana. "Y no puedo creer que aún la tengas. Me parece que ya tuvimos un encuentro así alguna vez, varita y Rata y ¡Joder! ¡Está enorme! ¿Con qué demonios la alimentas?" Preguntó, luego se giró para dejar la varita en donde estaba y regresó con Dante. "¿Cuál es el mío?" Preguntó, señalando los cafés.

[Waleska Sumpter]

Miró con desagrado que tenía que compartir mesa con alguien con una rata en su regazo, pero no dijo nada porque al fin que era su casa y ya le estaban dando café. Tomó asiento frente a él y abrazó la taza con sus manos, para calentarse un poco, luego sopló y bebió un sorbo. No estaba mal.

"Yo no conservé a mi lechuza, pero ahora tengo un teléfono. Sería genial que los magos lo usaran pero ya se que es mucho pedir." Se encogió de hombros y volvió a beber. Dentro de todo hubiese preferido chocolate caliente pero dudaba mucho que Dante tuviese algo dulce en su alacena. Por alguna razón no lo ve como un tipo al que le guste el azúcar de ninguna clase, tampoco podía recordar si comía postres en el colegio o no. Era bastante increíble como se iban olvidando cosas que pudiste ver todos los días por siete años.

"Por cierto, ¿Vas a querer que te envíe la ropa por lechuza o quieres tener otra cita exitosa conmigo?" Quiso saber poniendo una sonrisa burlona en el rostro. Si es por ella la botaba al llegar pero no sabía el valor que le tenía Dante.

[Waleska Sumpter]

Ella tenía teléfono un poco por presión social, y otro poco porque le recordaba a su casa. Todos sus vecinos son muggles así que el que ella no tuviera un teléfono les parecía muy raro, así que se consiguió uno porque en la casa de sus papás había y lo sabía usar. No recibía muchas llamadas, para no decir ninguna, pero estaba ahí en el caso de que lo necesitara.

Lo miró con mala cara cuando habló sobre su imposibilidad de conseguir novio, y estaba a punto de contestar pero algo captó su atención. Tenía la taza arriba porque recién había bebido un sorbo pero la bajó con expresión de extrañeza. "¿Qué regla de los tres días?" Preguntó. No es de sorprender que Waleska no tenga idea de las convenciones sociales detrás del mundo de las citas, por algo acababa de salir con un ex compañero de clases que no le agradaba en una triste cita a ciegas.

[Waleska Sumpter]

Dante sabía de esas cosas probablemente porque él estudió en una Academia rodeado de gente de su edad y Waleska se fue directo al mercado laboral con gente en su mayoría grande, con esposas o esposos y que no tenían una cita desde los sesenta. Ella estaba un poco aislada, y su personalidad, aunque mucho más extrovertida que la de Dante, no la ayudaba a conocer gente.

Se quedó en silencio por un par de segundos, pensando en lo que él le acababa de decir, dándole la vuelta de mil formas. "Pero, ¿Qué pasa si estás ocupado a los tres días y para cuando puedes volver a escribirle ella ya perdió el interés? ¿Qué pasa si es ella la que está ocupada? ¿Y si te gusta mucho la chica realmente tienes que esperar los tres días? ¿Y qué hay de ella? ¿Las mujeres no podemos decidir esas cosas también? No lo entiendo" Le dijo, hablando rápidamente. Posiblemente no fue intención de Dante pero Waleska volvió toda la conversación a un tono sexista.

[Waleska Sumpter]

Si tan solo Waleska prestara más atención a lo que la gente dice a su alrededor que al sonido de su voz o el del rasgar de su pluma cuando anota memos quizá habría escuchado todas las reglas de hombres y mujeres sobre las citas, porque cuando lo quieres controlar todo pues tiendes a tener nada que controlar. Ella saldría si la invitaran, pero no es la más popular en su departamento, a muestra un botón pues la habían arreglado con Dante. Posiblemente todo fuese una broma de mal gusto, o realmente le tenían mucha lástima, cualquiera de las dos eran válidas.

Hizo una mueca burlona arrugando la nariz y sacando un poco la lengua, en respuesta a su sugerencia de sacarse un set de reglas. Pensó que no era justo que existieran las reglas generales, porque ella no quería sentirse obligada a hacer lo que hace todo el mundo nada más para caer bien y que no la tomaran por loca desesperada, pero después empezó a considerar lo que él le estaba diciendo, mientras tomaba un poco de café. Por lo menos ya no tenía frío.

"¿Qué hubiese pasado con nosotros si no nos hubiésemos conocido y detestado con anterioridad? ¿Me hubieses pedido una segunda cita a los tres días o habrías hecho cualquier cosa para caerme mal y no volverme a ver?" Preguntó entrecerrando un poco los ojos, con una sonrisa en los labios.

[Waleska Sumpter]

No quiso hablar de inmediato, así que decidió tomarse su café completo y con calma. De no haber tenido la taza en los labios se hubiera reído. ¿Cómo no ofenderse con todo eso? Pero tuvo que recordarse que realmente no le importaba. Ahí estaba, tomando café en la casa de un tipo, usando su ropa, pero hacía apenas un par de horas estaban insultándose. El giro de eventos la arrolló de repente y casi se echa a reír por eso, pero no lo hizo, porque estaba bebiendo café.

Dejó la taza sobre la mesa y lo miró. Alguna vez le dijeron que tenía los ojos grandes y expresivos, y ahora seguramente expresaban enojo, porque eso era lo que sentía en un grado muy leve. Enojada consigo misma por haberse prestado a esto, por terminar en casa de Dante y por dejar que las palabras de él le llegaran, pero así era ella, tomándoselo todo a pecho.

"No me importaba, era solo curiosidad" Le dijo, hincando un hombro "Y también por curiosidad, cuando dices que no te sientes atraído románticamente hacia nadie, ¿Es solamente a mujeres, o sea que te gustan los hombres, o a ningún ser humano en general? ¿Animales quizás? ¿o simplemente nada de nada?" Preguntó. En su voz se percibía el enfado si se prestaba atención.

[Waleska Sumpter]

Tardó unos segundos en recordar quién era Kitty Heartshape pero el recuerdo del fatídico día del partido de egresados le llegó al poco tiempo. Su cara se le hacía borrosa y su cuerpo mucho más, solo se acordaba de una chica de cabello oscuro sobre una escoba que es más o menos como se imagina a la mayoría de la gente, incluso si nunca las había visto jugar. A veces hacía eso, porque le costaba un montón no asociar todo al Quidditch, pero era más frecuente cuando se aproximaban las fechas de los mundiales.

Subió el labio inferior por unos segundos y luego negó con la cabeza. "Tenía muy pocos intereses en el colegio, y saber qué hacía la zorra del momento no era uno de ellos" Fue su respuesta, y no logró relacionar la anécdota hasta que siguió hablando. De nuevo trató de no ofenderse, pero le estaba costando un poco porque no estaba viendo las cosas como debería. Waleska debería ver como algo positivo que alguien como Dante no se fijara en ella porque solo Merlín sabía qué clase de chicas podrían gustarle. Probablemente eran personas tan extrañas como él y ella no quisiera estar en la selección. Pero en cambio, se sentía mal por el hecho de que no podía gustarle, de ninguna forma, a alguien como Dante, no porque quisiera algo con él sino porque él era uno dos y ella era, al menos, un siete. Era una cuestión de autoestima que para una chica como ella que no ha tenido una relación desde la secundaria podía afectarla.

No supo qué decir aunque tenía muchas cosas en la cabeza. Quería decirle que no le importaba no estar en su minúscula clasificación de mujeres cogibles, que ella también era muy selectiva y que él tampoco estaba en la lista, pero nada más pensarlo le sonó ridículo. Se sentía pequeña y absurda y deseaba no tener que llegar a una casa vacía.

Soltó un suspiro. "Iba a decirte que siendo tan selectivo puedes terminar solo pero no creo que tengas problema alguno con la soledad" Le dijo con la vista puesta en la taza. "Y que no importaba si me decías que eras gay, eso tenía más sentido para mi que todo lo demás que dijiste, pero si a estas alturas no lo sabes es porque no lo eres o me estás mintiendo, ¿Pero para qué lo harías, no? Total, seguramente esta es la última vez que nos veamos" Hizo una pausa para sonreír. "Y a mi me habían dicho que yo no sé hablarle a la gente pero tú, tú me ganas por mucho" Dijo y se rió.