Nivel de destrucción: Medio

[Shannon Southcott]

Shannon sabía poco más que lo básico sobre lo que hacía un auror en su día a día. Hacía años, casi después de su egreso de Hogwarts, había salido con un ex-compañero que logró entrar al programa de reclutamiento, pero por obvias razones la relación no había sido un éxito (y quién podía culparlo, realmente, por querer enfocarse en su carrera en lugar de en los planes de fiesta que ella tenía prácticamente todas las noches). Ahora, mientras pasaba la mirada por la previamente agradable cafetería muggle semi-destruída, se preguntó qué sería de él y si de casualidad estaría ahí (spoiler: no).

Podía contar cuatro muggles que, además de ella, se encontraban ahí por su dosis matutina de café. Tres habían estado en la fila para ordenar y uno ocupaba una de las mesas. Además estaban el barista, la cajera y el supervisor. Siete muggles y una bruja. A los muggles imaginaba que tendrían que alterarles la memoria, ¿pero ella? Pasó la atención a su cappuccino y frunció el ceño. Cero le gustaba la idea de que quisieran modificarle la memoria. ¡Ni siquiera había visto o entendido qué pasó! Sólo sabía que se había escuchado la campanilla de la puerta anunciando el ingreso de una persona al establecimiento, luego había escuchado el distintivo sonido de varias personas apareciéndose y al siguiente instante encantamientos habían volado en múltiples direcciones. No tuvo ni oportunidad de sacar la varita, misma que llevaba guardada en el bolsillo interior del abrigo porque estaba en el Londres muggle, sin planes para usarla mientras tomaba un café.

Acercó el vaso desechable a sus labios y dio un traguito. Un par de personas, que asumía eran aurores, tenían sometido a un hombre. Pero Shannon no quería saber, lo que quería era irse. De preferencia con la mente intacta.

((Reservado))

[Jude Palmer]

Había sido asignado a una operación de vigilancia de un nivel de dificultad medio-alto junto a un equipo capaz y preparado, que tras varios días de planificación y seguimiento había logrado dar captura de un grupo de magos revoltosos que estaba haciendo negocios turbios en zonas muggles. Como llevaban tan buena racha, Jude no tenía dudas que ese día no sería diferente, pero lo que no habían calculado (porque ninguno sabía de adivinación) era que uno de los tipos entraría a una cafetería muggle en un intento de escapar, armaría un desastre y dejaría testigos.

Tras someter al tipo, su jefe había ordenado a un auror a revisar el lugar, a otro a comunicarse con el Ministerio para que enviaran a un desmemorizador y a alguien que supiera mentir dar excusas a los muggles y finalmente, a Jude y a una aurora más joven a que se encargaran de los muggles para que no entraran en crisis. Su compañera era mucho más creativa y veía más televisión rápidamente había propuesto hablar con los muggles como si ellos fueran parte de una fuerza policial especial.

Jude no tenía problemas con la idea que aportaba su subordinada, pero el actor en su familia era otro y a él se le iba a notar que no era ningún policía. Enderezó la espalda para sentirse más confiado y se acercó a la persona que tenía más cerca, sí justo la señorita que bebía café, y si la cosa no funcionaba la iba a aturdir. Tenía autorización para hacerlo, era parte del manual.