Estimulante sin drogas

[Portia Southcott]

Sonrió de lado. "No, si se queda conmigo, debe ser porque me quiere a mí y a mi comida" sentenció, exagerando el tono dramático en su voz. Espero que siempre conserve ese modo de pensar, en caso de que el tema de la infidelidad se traslade a otras áreas de su vida. Pero divago.
Giró para mirar a su compañero. "Creo que buscar por todo el castillo no es una idea práctica" comentó. Además, estaba segura de que si salían, aunque fuera a recorrer sólo el pasillo, resultaría que su gato estaba justo bajo el sillón en el que se había sentado, porque así pasa.

[Samuel McClain]

No sé qué tanto duran los matrimonios a base de comida de lata, pero es cuestión de que pruebes y compares al futuro Mr. Southcott con Mr. Lakur. Después nos cuentas los resultados a Winston y a mí, como para que sepamos un poco más del tema.

Negó con la cabeza, torciendo la boca apenas, en una leve mueca de pena. "¿Tampoco tiene un horario en especial en el que aparece?" preguntó, redondeando el tema de que el gato no tenía un lugar de preferencia para dejarse encontrar por su dueña.

[Portia Southcott]

((¿Te molesta si cerramos? Podemos abrir uno que no lleve más de un año :O Jaja))

Echó la cabeza ligeramente hacia atrás y pasó la vista el techo, pensando en cómo responder de su compañero. "No, a menos que consideres 'cuando se le da la gana' un horario" dijo, y miró de reojo a Sam para sonreír a medias. Ciertamente esta empresa de buscar a Lakur no había rendido muchos frutos en cuanto a descubrir el paradero del gato. Por lo menos Portia había matado el tiempo, y hasta había conseguido la promesa de un libro en préstamo. Si eso no es éxito, entonces no sé qué podría serlo.

[Samuel McClain]

((Cerremos :P Te veo en el futuro, entonces!))

Sam se llevaba algo ganado también: la posibilidad de charlar sobre uno de los libros que leía por gusto y no por tareas del colegio.
La acompañó en busca de Lakur hasta que ella le dio el ok para irse y volver a la lectura. No la iba a dejar sola con esa tarea, una vez que se había ofrecido a ayudarla.
Le caía bien Portia, aunque sentía que todavía no la conocía demasiado. Era increíble que, aunque vivieran todos juntos (y ya llevaban ¿cuántos años?), a veces las tareas diarias les impedían conocer a fondo a todos sus compañeros y compañeras de casa.