Estimulante sin drogas

[Samuel McClain]

Portia tenía un buen instinto. Si bien Sam y su familia estaban mejor de ánimo, conversar de ciertas cosas sería algo demasiado deprimente para un fin de semana.
La pregunta con truco era perfecta para gente socialmente despistada como Samuel, así que le vino perfecto. "Justo terminé un capítulo", mintió. Una mentirita piadosa: no querría hacerla sentir mal como si le decía que estaba en una parte interesantísima del libro.
Dejó el libro sobre la mesita que tenía al lado del sillón, porque tantos años de vivir allí le enseñaron que nadie se robaba los libros. La comida sí, los libros jamás.

[Portia Southcott]

Muy triste no poder dejar tus ranas de chocolate ni 5 minutos, pero saber que un libro podría quedarse ahí esperando a tus nietos.
Le mostró una sonrisa porque la mentira piadosa funcionó bastante bien para librarla de cualquier cargo de conciencia. Se puso de pie de un salto y aprovechó para lanzarle un vistazo al libro. "No me suena lo que estás leyendo" comentó. Ella no era tan ratón de biblioteca como para decir que podría identificar 8 de cada 10 libros, mas… ¿tal vez 5 de cada 10? El detalle era que eso cambiaría a 1 de cada 50 si se trataba de literatura muggle.

[Samuel McClain]

Totalmente triste lo de los libros. Pero Sam piensa volver a buscar el suyo, no lo va a dejar allí como posavasos de futuras generaciones.
Apoyó la mano sobre la tapa del libro mientras se paraba al lado de la mesita. "Es de un autor muggle", le dijo, levantando los hombros apenas y mirándola. Sam no conocía la postura de Portia con respecto a los muggles, pero le interesaba hacerlo.
Dudó un momento en llevarse el libro en vez de dejarlo allí, pero su alma revolucionaria (o el pichón de...) le dijo que, si a alguien le molestaba que el libro fuera muggle, se la bancara.
Demasiado pensamiento para un solo libro, ¿no? ¡Ni que tratara de la quema de brujas o algo así!

[Portia Southcott]

"Ya" contestó, como si eso explicara por qué no registraba en sus archivos mentales como algo que debería conocer. "¿Y de qué se trata?" curioseó. "El nombre es como de almanaque, pero eso no puede ser" por razones obvias. Portia no tenía ningún problema con los muggles, sin embargo, desde su perspectiva, sus vidas y la propia eran bastante independientes, y la separación de ambos mundos le parecía algo tan inevitable como la gravedad, salvo cuando sus compañeros de sangre mezclada derribaban uno que otro ladrillo del muro, o cuando algún loco decidía que la cortina entre ambos lados debería ser de hierro sólo porque él decía.

[Samuel McClain]

Negó la cabeza para reafirmar lo que comentaba ella: no era un almanaque. "El autor lo escribió hace como 40 años, imaginándose cómo sería este año", le comentó, feliz de hablar del libro, aunque sea un poco. No se resistió y lo tomó nuevamente de la mesita, para abrirlo y chequear la fecha de publicación. "Es de 1949", le comentó. Claro que no tuvo en cuenta que el autor lo debería haber escrito mucho antes, pero para darse una idea de la época servía.
Estiró el libro hacia Portia, por si quería mirarlo. Después de todo, no era un libro que fuese a encontrar en la Biblioteca.

[Portia Southcott]

Levantó las cejas y extendió sus brazos para aceptar el libro, lo suficientemente interesada como para echar un vistazo con cuidado, como si éste pudiera abrirse en la última página automáticamente. "¿Y cómo se imaginaba" leyó el nombre del autor "George Orwell nuestro presente en los 40's, le atinó a algo?". Portia encontraba fascinante comparar las expectativas del futuro con la realidad; ella se escribía cartas anuales para abrir 5 años después, por lo que desde que tenía 10 podía leer algo de parte de su yo del pasado. Siempre era súper vergonzoso, pero genial.

[Samuel McClain]

Eso de las cartas es genial. Ojalá yo-player me hubiese escrito alguna vez... ¡Quizás empiece ahora!

"Horrible. Nada que ver con la realidad. Por lo que voy leyendo, el protagonista vive en Londres, pero la sociedad es muy represiva y controla a todos para que nadie sea feliz o piense libremente." Le comentó, cuidando de no contar nada puntual, por si ella lo quería leer luego de él.
Y luego de asegurar que no se parecía en nada a la realidad, tuvo que volver a pensarlo. ¿Realmente no era así el día a día de todos ellos, muggles y magos? -No lo sé-, se dijo a sí mismo. Quizás en unos años podría evaluar las cosas con más información acumulada en el cerebro y llevarse una sorpresa sobre las similitudes de la realidad con el libro. Similitudes no tan extremas, pero de todas formas existentes.

[Portia Southcott]

Es bastante cool, mi única advertencia es que, conforme te haces más viejo, las expectativas de tu yo-del-pasado se vuelven cada vez más difíciles de cumplir (dicho eso, nunca tuve un pony; decepción total).

Gracias, Sam, por no destriparle la trama del libro de un golpe. Frunció el ceño ligeramente, procesando las palabras de su compañero. Igual era demasiado temprano para ponerse filosófica, así que sonrió de costado. "¿Me lo prestarías cuando termines? Prometo leerlo rápido y podríamos discutirlo" propuso. Porque era muy frustrante terminar libros y no tener con quién hablar de ellos. Estiró el brazo derecho para regresarle su ejemplar.

[Samuel McClain]

Lo de los ponys siempre me pareció un deseo algo perverso. Quizás porque los únicos ponys que vi en mi vida tenían muchísimas cosas colgando de la montura y los tenían todo el día parados en una esquina, con la gente pagando para montarlos y sacarse una foto. Y eso siempre me pareció extremadamente cruel.
Sam tomó el libro y lo dejó de nuevo en la mesita junto al sillón. "Apenas lo termine te lo doy, ¡me encantaría discutirlo con alguien!" ¡NERD ALERT! Y cambiando de tema al que pensaba que preocupaba más a Portia, juntó las manos para señalar la puerta con ambos índices y le consultó: "¿Crees que tu gato habrá salido?" Y apenas dijo eso, se dio cuenta de que eso no era posible, así que se respondió en voz alta. "Ah, no creo... Nadie abrió la puerta desde que bajé..."

[Portia Southcott]

Eso suena demasiado cruel; puedo asegurarte que yo no deseaba un pony para tenerlo en una esquina y cobrar por fotos, yo lo quería para correr, en aquel entonces, cuando no me daba un ataque de pánico si los caballos aumentaban la velocidad.

Sonrió ampliamente porque Sam accedió a improvisar un pseudo-club de lectura. Pasó la mirada a la puerta cuando su compañero la señaló y enarcó una ceja, pensando que si Lakur había salido, podría estar en el pasillo esperando a que alguien le permitiera escurrirse de regreso al interior de la sala común. "No sería la primera vez" contestó, aunque Sam había aclarado que nadie había abierto. En realidad, cabía la posibilidad de que el gato hubiera salido la noche anterior. Comenzó a avanzar hacia la puerta, porque nada se perdía con echar un vistazo.

[Samuel McClain]

Yo me adhiero para toda la vida al peatonismo. Como mucho andaré en bicicleta o patines, porque dentro de todo me dejan que los maneje.

Se apresuró a seguirla, esquivando la mesita para rodear el sillón por el lado opuesto a ella.
"¿Sueles encontrarlo en algún lugar en especial?" preguntó, asumiendo que él, tan inmerso en la lectura, podía no haberse dado cuenta de que alguien abría la puerta para el gato.

[Portia Southcott]

Negó con la cabeza un par de veces. "No" apuntó en voz alta, complementando innecesariamente el gesto. Se detuvo y miró a Sam. "Sospecho que mi gato tiene una vida secreta sobre la que no sé nada" declaró, y enarcó ambas cejas como para enfatizar que estaba exagerando. O bromeando, quizá, porque 'sospechar' no es el verbo que se usa cuando uno se refiere a un hecho comprobado.
Reanudó el paso y llegó hasta la puerta que planeaba abrir.

[Samuel McClain]

Sam levantó un poco las cejas en una breve imitación del gesto de ella, sin poder evitar sonreírse de lado ligeramente con las sospechas de su compañera.
"Oh... ¿como otro dueño en otra casa?" preguntó, también bromeando. La siguió hacia la puerta, sin objetar nada más sobre el hecho de que nadie la había abierto en su presencia.
Claramente el gato tenía sus recursos para hacer lo que se le antojaba por el castillo.

[Portia Southcott]

"Exacto" confirmó, mientras abría la puerta para asomarse al pasillo. "La peor parte, Samuel, es que temo que le gusta más lo que le dan de comer allá" agregó, volteando para mostrarle a su compañero su mejor cara de dueña-de-gato-sufriendo-infidelidad durante unos segundos.
Y como seguramente Lakur la está pasando súper bien donde sea que esté, no hizo acto de presencia en este momento. Portia se quedó mirando el pasillo, decidiendo si después de todo quería salir o no.

[Samuel McClain]

Supongo que esa cara es la misma que la de dueño-de-perro-que-ve-que-le-mueve-más-la-cola-al-vecino, así que Sam comprendió más o menos la expresión.
"Quizás tendrías que tener algún alimento que le guste, para cuando veas que está cambiando lealtades" le dijo, mientras la veía asomarse afuera de la puerta. El tono era serio, pero obviamente el contenido era en broma. Broma o no, quizás le daba una idea para cambiar de alimento por alguno que sea más tentador para el felino, ¿quién sabe?