¡¡Dia extraño!! ¿Muy extraño?

[Bree]

Las vacaciones de verano eran uno de los acontecimientos que Bryanne esperaba con mayores deseos durante el año, se había acostumbrado a pasarlas de gira con el equipo de su padre, o en sus entrenamientos, incluso, jugando con ellos.

Pero este año parecía que las cosas serían distintas, no la dejaban entrar en la mayoría de los entrenamientos del Puddlemere United, y para horror propio, no era sólo una decisión de Frederick, sino, de los dueños del equipo. No le habían dado ninguna razón, aunque ella había concluido en que estaban probando la nueva escoba de carreras que sería lanzada al mercado y de la que tanto se hablaba, esto no ayudaba a mejorar su humor ya que moría en deseos de volar aquella enigmática escoba.

Como si aquella limitación en el quidditch fuera poco, su padre había decidido no tolerar, aquel año, las constantes vivistas al Ministerio debido a las violaciones a la limitación de la magia en menores de edad por parte de la muchacha, lo cual había concluido en sacarle la varita cuando la veía en ánimos de usarla, e incluso a amenazarla con sacarle la escoba, aunque esto último no se había animado a hacerlo.

Esa tarde era una de aquellas en las que Frederick le había quitado su varita a Bryanne, y la muchacha, algo ofuscada había decidido salir. Religiosamente, había visitado artículos de calidad para el quidditch, pero ninguna escoba nueva estaba siendo anunciada, y luego de un helado un recorrido por varios negocios, se había metido por la pequeña callejuela que daba al Callejón Knockturn.

[Bree]

((Los dos vamos a sexto... Creo que tendríamos que conocernos XD))

Aquella tarde amenazaba con concluir como todas las otras calurosas tardes de verano, sin nada productivo ni divertido que hacer. Casi sin darse cuenta se encontró extrañando Hogwarts, al resto del equipo y a los compañeros de su casa. Aquel pensamiento le trajo un nombre que pronunció casi sin darse cuenta. "Pilkington" ¿Cómo podía haberlo olvidado? Iba al mismo curso que ella y alguien le había comentado de la tienda que tenían en aquel Callejón.

Prestó atención, por primera vez en aquella tarde, a los carteles de los negocios hasta que encontró el nombre que buscaba. Por la puerta se escabullía un muchacho que le parecía conocido. Emprendió su marcha hacia aquel negocio mientras vociferaba. "¡William!"[/b]

[Bree]

"Todo bien, ¿y tu?" Respondió tranquilamente, como siempre que hablaba con los Slytherins. Su rostro giró unos segundos hacia el interior de la abarrotada tienda. "Esto del Señor Oscuro... Debe venirles como anillo al dedo a tus padres, ¿no?" Hacia aquella mención con la tranquilidad que podía darle dos padres magos, hijos de magos.

Notó el tartamudeo y sonrío. Se había dado cuenta porque no se había acordado antes de visitarlo. Él estaba poco con las chicas, y cuando se acercaba a alguna siempre le sucedía lo mismo, los otros chicos opinaban que simplemente no podía con sus nervios. "Intento pasar los días, es el primer año que mi padre no me deja ir a los entrenamientos, no encuentro nada para hacer nunca... Vos, ¿viniste a ayudar a tus padres?"[/b]

[Bree]

El rostro de la muchacha mostró un claro interés en las palabras del muchacho. "¿El mismo señor oscuro?" Comentó asombrada mientras se cruzaba de brazos. "¿Tus padres son de aquellos que le siguen... esos mortífagos...?" Su voz no mostraba temor al mencionar aquel nombre, más bien, parecía ser una mezcla de curiosidad con deseo.

Sin embargo, parecía que el muchacho prefería hablar de otras cosas, y al preguntar sobre los tatuajes de Bryanne de seguro despertó la locura de la muchacha por el arte sobre su propio cuerpo. "¿En serio te gustan? Yo los adoro, aunque algunas personas creen que son grotescos..." Sus palabras estaban cargadas de la típica amabilidad que tenía al hablar con otros miembros de su casa, sobre todo, porque esperaba que William dejase de tartamudear, al fin y al cabo, ya habían pasado cinco años como compañeros, y medianamente se conocían.

Corrió la manga izquierda de su camiseta y dejó a la vista, sobre su hombro, un kani japonés. "Mi primer tatuaje... El símbolo de la muerte... Era pequeña cuando me lo hice, y no es mágico, pero no me arrepiento, me recuerda lo que era vivir con mi madre." Se giró y dejó a la vista unas extrañas escrituras sobre su omóplato izquierdo. "Escritura khmer, trae buena suerte y salud." Señaló el dragón que tenía sobre el brazo, levantó un poco su remera, señalo otro dragón en su estómago, y por último, un tercero en su espalda. "Me gustan los dragones habrás notado... El tigre siberiano que está en mi espalda representa mi patronus, y esos símbolos tribales a los costados significan "Una ventana abierta"

"Por último, están los que son escrituras." Señaló unas palabras en latin sobre su estómago. "Lo que me alimenta también me destruye." Corrió su pelo y dejó a la vista otra frase en su nuca. "Lo hice para dejar en claro el derecho de tener sangre mágica en las venas, y que esa sangre sea un legado de generaciones. Después le señaló la cara interna de su brazo derecho, donde no había nada. "Ah... Claro, así no se verá..." Metió la mano en su bolsillo y sacó un galeón, y donde había señalado antes aparecieron una escrituras árabes. "Dice Nivel de Riqueza."

[Bree]

((Por cierto... Bree no es mestiza, odia a su madre porque su familia simpatiza con los muggles, pero son todos magos :p))

La expresión de William al escuchar sobre los tatuajes era tan extraña, y al mismo tiempo, demostraba un asombro tal, que la muchacha comenzó a reírse sin poder hacer nada para no llamar la atención de aquellos que entraban y salían del negocio.

"A mi también me gustan mucho..." Dijo intentando dejar de reírse para que se entendiesen sus palabras. "¿Doler?" Repitió en voz alta, como si aquel concepto le fuese extraño y alejado. "Digamos que no es como dibujarse las manos con una pluma... Duelen un poco, pero nada que no pueda soportarse, aunque lo peor es ver cuales son sus cualidades mágicas. ¿Viste los tribales en mi espalda? Tienen la cualidad de ser un tatuaje frío, fue una sensación bastante fea, pero valió la pena."

Como un reflejo llevó sus manos hacia aquellos tatuajes fríos, ya se había acostumbrado a sentirlos y no le prestaba atención, pero la sensación de pasar su mano por encima y sentir la variación de la temperatura en su piel siempre le parecía interesante.

"Odié vivir con mi madre y con mis abuelos, son los típicos magos que consideran que nuestro deber es ocultarnos de los muggles, y que debemos vivir en armonía, y que los sangres sucias tienen nuestros mismos derechos, por eso es el tatuaje japonés, era pequeña, y quería demostrarle que no me dejaba vivir, entonces, me tatué la muerte." Su voz tenía una nota de resentimiento al hablar de su madre, aunque lo hacía muy seriamente.

Su rostro se iluminó, y negó levemente como intentando alejar algún recuerdo desagradable. "El tribal en la espalda, me lo hice cuando me fui a vivir con mi padre, como tributo a que me hubiese sacado de aquel infierno, son dos etapas de mi vida, no creo que sea necesario que aclare cual de las dos me agrada más." Tenia una sonrisa en el rostro, aquella que era típica en si misma.

Negó ante el pedido de algo para la cabeza y se encogió de hombros. "Podríamos ir a ver en el local de pociones, tal vez tengan algo, o sino, en Slug & Jigger... Yo vine... Bueno, en realidad quería salir de casa, ¿has escuchado el rumor sobre una nueva escoba voladora? Creo que el Puddlemere las está probando y no me dejan estar en los entrenamientos, lo cual consiguió que este verano se convirtiese en algo sumamente tedioso." Se cruzó de brazos mientras hablaba con cierto tono de resentimiento. "Y como si fuese poco, ya he ido unas seis veces al Ministerio por citaciones... Que no debo usar magia fuera del colegio... Que no puedo dejar que me vean volando en escoba... Blah.. blah.. blah..."

[Bree]

"No definitivamente no tienen los mismos derechos, habría que ver si acaso tienen algún tipo de derechos." Se había cruzado de brazos hablaba de forma seria, con el entrecejo fruncido, como si se tratase de algo que había estado meditando durante las vacaciones y al fin tuviese la posibilidad de comentarlo. "Lo estuve pensando sabes, con todo esto del Señor Oscuro en boca de todos, dentro de todo, no está tan mal, ¿no? El no quiere que quienes no lo merezcan tengan la posibilidad de tomar algo que nos es tan preciado, no puede ser una idea tan loca." Hablaba como si buscase ser aprobada o rebatida, no del todo segura de lo que decía.

Lo hablé con mi padre, aunque él sólo se ha reído y me ha dicho que cuando termine el colegio podría ver lo que quería. Aunque no lo comprendo... Lo he visto varias veces hablando con algunos Balcks, incluso creo haberlo visto con Abraxas Malfoy... Y ellos, bueno, tengo entendido que son grandes impulsores de las reivindicaciones de la sangre, ¿no?" No podría negarse que la muchacha había utilizado sus aburridas vacaciones para informarse lo mejor posible.

Nuevamente, al notar que el muchacho prefería no mantener aquel tema como el principal decidió seguir hablando de lo que él lo estaba haciendo. "Vayamos." Dijo con gran entusiasmo, casi saltando, y pasando su brazos alrededor del cuello del muchacho obligándolo a caminar hacia la tienda de Pociones de aquel Callejón. "¿Gastar bromas? ¿A los sangres sucias? Será un honor.

"¿No te has interesado en una nueva escoba?" Negó levemente con la cabeza. "Ya sabes que nunca entenderé a los que no se emocionan con el quidditch." Sonrío ante el comentario sobre la magia fuera de Hogwarts. "Lo sé, es detestable. Aunque ya he descubierto como funciona la cosa, si haces magia alrededor de otros magos no saben que eres tu el que hace magia, así que no te molestan. Por eso mi padre tomó la costumbre de sacarme la varita siempre que no vaya a estar cerca de él. Le he interrumpido varios entrenamientos con notificaciones ministeriales, aunque la mayoría fueron por dejarme ver volando, una estupidez a decir verdad. Aunque no se enoja, creo que lo hace por el bien económico."

[Bree]

Cuando el muchacho no rebatió sus palabras, un breve suspiro de alivio y una pequeña sonrisa, demostraron la necesidad que había tenido de encontrar aceptadas sus palabras. "¿El negocio de tus padres? Es excelente, lo he visitado una vez, aunque como estaba tan atestado de gente, me fue complicado ver algo." Había cierta nota de emoción al hablar de aquel lugar. "De seguro ellos pueden ayudarte a convertirte en animago... Por mi parte, mientras pueda tener una escoba en la mano seré feliz."

Había decidido soltar el cuello del muchacho, ya que no mostraba señal de querer oponerse en dirigirse hacia el negocio de pociones, y, en cambio, caminaba a su lado con las manos en los bolsillos de su pantalón cortado. "No lo dudo, todos los sangres limpias estamos siempre conectados de alguna manera. Somos una gran familia, y todo queda dentro de ella."

El cartel del negocio de pociones se veía un poco más adelante, aquello le hizo recordar su última visita a un negocio de pociones. "Después visitemos la tienda en del Callejón Knockturn, el tendero no estará muy feliz de verme... Hace unos días un francés estúpido hizo estallar varias pociones sobre mí, imaginarás el desastre en el que quedó el lugar. Igual, nada que un poco de dinero no pueda arreglar." Esbozó una sonrisa. "Hay una poción deshidratante, seca al que la bebe, o aquello sobre lo que se derrama. si intentas arreglarlo bebiendo agua, sus efectos empeoran." Hubiese sido difícil saber si la muchacha era consciente de lo que tales efectos podrían producir, o sí, simplemente, el odio que había acumulado con respecto a todo lo muggle la hacía tener aquellos pensamientos.

Al notar la cortesía que el muchacho tenía en abrirle la puerta, le dedicó una sonrisa divertida junto con una pequeña reverencia, que indicaban que, más allá de sus aspecto algo tosco y varonil había sido educada en la buenas maneras. "Yo tengo bastante presupuesto..." Dijo una vez dentro dirigiendo su mirada hacia las pociones que se encontraban detrás de gruesos vidrios.

[Bree]

"De seguro, trabajar en un negocio en el Callejón Knockturn debe ser excelente..." Una leve nota de emoción envolvía su voz, aunque por su tono ascendente se notaba que era por lo que se encontraba próxima a decir. "...por mi parte, espero poder jugar quidditch. Aunque no creo que se me complique, siendo hija de un jugador de la selección... Y seamos sinceros... Soy muy buena volando." ¿Humildad? Aquella palabra estaba fuera del vocabulario para la muchacha que había sido invitada a un par de entrenamientos de las Holeyhead Harpies.

"Una vez mi padre me dijo, que si armásemos el árbol genealógico familiar notaríamos que todas las familias que hemos hecho lo imposible por no mezclar nuestra sangre estaríamos relacionadas. Tiene sentido... Ya que nadie quiere mezclarse. Imagínate, la magia potenciándose de una generación a otra." El brillo en sus ojos, el tono de orgullo, y aquella sonrisa autosuficiente. Bryanne Johnson era definitivamente todo aquello que podría pedirse de una bruja para si misma.

Acompañó las risas del muchacho al contar aquella pequeña aventura, ahora que lo pensaba, si, había sido algo gracioso. "Claro, te ríes porque a ti no se te abrió una llaga en el rostro." Algunos clientes habían comenzado a mirarlos extrañados, sin mencionar al tendero, que al escuchar las palabras 'frascos de pociones explotando' comenzó a seguirlos con la mirada como si se tratasen de un peligro.

Asintiendo el comentario del muchacho con una sonrisa, se dirigió hacia las estanterías agarrando algunas cosas entre sus manos: esencia de Belladona, un paquete de cucarachas muertas, y colmillos de serpiente.

[Bree]

Al escuchar la propuesta de buscar ingredientes en la sección mejor cuidada del negocio la muchacha alzó su rostro inmediatamente en busca del tendero. Sabía muy bien que por ser menor de edad no le permitirían comprar allí, pero tal vez, sólo tal vez, la cantidad de gente que se disponía a ingresar distraerían al vendedor y no le permitirían notar lo que pretendían comprar.

"¿Algún tío lejano en común, tal vez?" Comentó sonriente, como intentado disimular sus intenciones, había notado que desde los comentarios de explotar frascos de poción, el vendedor no quitaba sus ojos de ellos. "William... Las Holeyhead Harpies son un equipo enteramente femenino, mi padre juega en el Puddlemere..." Dijo como queriendo corregirlo, aunque con la seguridad de que nada serviría ya que el interés del muchacho en aquel deporte era notoriamente nulo.

Mientras tomaba algunos ingredientes más, bien porque le parecían útiles, o bien, porque eran los que el muchacho señalaba, la posibilidad de salir de las miradas incriminatorias logró hacerse visible. Aquel grupo que había señalado William había logrado distraer al vendedor. "Excelente" Comentó mientras se escabullía hacia el sector retirado de la tienda siguiendo a su compañero. "Venenos... Allá vamos..."