Abs...olutamente inocente

[Kinsey Weston]

Durante la última clase de ese día ((que puede ser cualquiera entre semana)), uno de los miembros del equipo de quidditch de Slytherin había mencionado que algunos de ellos iban a tener un 'entrenamiento' casual con ciertos jugadores de los equipos de otras casas. La realidad era que la palabra 'entrenamiento' en ese contexto parecía más una forma de evitar alertar a cualquier figura de autoridad, porque sonaba completamente inocente y en el espíritu deportivo, no como una competencia a muerte entre rivales de toda la vida.

Kinsey se había dejado arrastrar por un grupo de personas con complejo de porristas que querían ir a 'animar' a sus compañeros, y ahora estaba en las gradas del campo de quidditch siguiendo con la mirada a los mejores jugadores. Sí, los que tenían las mejores... eh, jugadas. Por supuesto que no tiene nada de raro sonrojarse sólo por ver a un bateador del equipo de Gryffindor ejecutar un revés con la bludger. Escuchó a un par de sus compañeros de planear bajar al campo cuando el 'entrenamiento' terminara (en aproximadamente 5 minutos) para llevarle agua y toallas a la gente de sus respectivas casas y, aunque le parecía totalmente innecesario porque seguramente ellos tendrían esas cosas preparadas, decidió que se les iba a pegar. En plan 100% inocente, por si no lo mencioné varias veces ya.

((Reservado. Lo siento, jaja))

[Roman Joyce]

Estamos hablando de los entrenamientos informales, que realizaban de vez en cuando entre los jugadores de los equipos para fomentar el compañerismo y las buenas practicas deportivas ¿no? Además, que le daba una oportunidad a los miembros de reserva de vivir un juego en el aire y no desde las gradas. Bueno, esa vez les tocaba un jueves y contra Slytherin.

En esos cinco minutos que quedaban de juego, Román, quien estaba sudado a pesar del frío y bastante exaltado, le grito una combinación de "¡Golpea bien esa Bludger!" y "¡No a tu compañero, idiota!" al otro golpeador de
Gryffindor, que era un miembro del equipo de reserva. Luego, el arbitro-estudiante hizo sonar un pito dando por finalizado el partido y los jugadores empezaron a descender. Lo primero que él hizo tras bajar de la escoba fue acercarse a su compañero bateador, quien era más alto pero menos fornido que él, y le rodeo el cuello con un brazo en una especie de enganche amistoso, arrastrándolo hacía el área de los vestidores donde pensaba decirle un par de cosas.

[Kinsey Weston]

Eso mismo, estaba segura de que tú ibas a saber.

En cuanto el pitido finalizó oficialmente el partido, sus compañeros se levantaron de las gradas y comenzaron a descender comentando emocionados sobre lo que habían visto y las posibilidades de sus equipos durante los próximos partidos. Kinsey ofreció su opinión basándose en lo que había visto del desempeño de los miembros del equipo de Slytherin, porque aunque no disfrutaba la intensidad por el deporte de ciertas personas, integrarse a ese grupo era la manera más natural de llegar al campo sin sentirse absolutamente fuera de lugar.

[Roman Joyce]

Había sido una gran mentira decir que esperaría hasta estar fuera del Campo de quidditch para iniciar con su sermón. Varios metros atrás, Román había comenzado a explicar las nobles funciones del golpeador a su compañero, como si el pobre no las supiera ya.

"Escucha, no puedes solo golpear la bludger en cualquier dirección cuando está cerca de ti. Sí, ya sé que golpean fuerte, pero nuestro deber como golpeadores no es solo mandarlas en la dirección contraría, tenemos que hacer un buen uso de ellas para hacer que el equipo contrarío pierda" el pobre niño al que iba arrastrando tenía una expresión que decía que su alma estaba cerca de abandonar la entidad material de su ser. Pero Román podía continuar hablandole por horas porque su pasión por el quidditch era incalculable.

[Kinsey Weston]

Kinsey siempre había jugado como cazadora o, cuando las cosas se ponían en extremo tóxicas con la familia, como buscadora, pero golpeadora jamás, porque le gustaba tener su dentadura completa y perfecta. Tampoco era fan de la posición de guardián después una vez que le habían mandado una quaffle que le sacó todo el aire y casi la envió en caída libre a redecorar de forma bastante violenta el campo. Pero si pudiera escuchar el sermón de Román, tendría que estar de acuerdo.

Cuando el grupo con el que iba llegó a la zona donde todavía estaban la mayoría de los jugadores, la gente comenzó a dividirse, porque aunque el interés general era compartido, una vez ahí correspondía a cada persona perseguir los particulares. Kinsey titubeó, buscando con la mirada y tratando de decidir qué hacer, porque se le estaba terminando la determinación.

[Roman Joyce]

Mientras seguía arrastrando al pobre muchacho, continuó hablándole de cosas como la postura que tenía sobre la escoba, la forma en que agarraba el bate, la fuerza con la que golpeaba las Bludgers y unas cuantas cosas más que seguro hacían que considerara si realmente valía la pena ser parte del equipo.

Cerca de la salida, el muchacho aprovecho la cantidad de estudiantes congregados para librarse de Román, "¡No, espera...!" alcanzó a decir antes que desapareciera en dirección a los vestidores. Él también planeaba ir en esa dirección, pero sintió una toalla estamparse contra su pecho y una botella de agua aparecer en su campo de visión.

[Kinsey Weston]

Gracias a quien sea que haya detenido a Roman estampándole la toalla, porque en el preciso momento en el que Kinsey se estaba auto-convenciendo de que se había precipitado al bajar al campo sin un plan de acción más específico, su mirada localizó al Gryffindor que estaba buscando (ya tengo que admitirlo para justificar este thread).

Inhaló profundamente y contó hasta tres antes de permitir que se le formara una sonrisa en los labios y que sus pies dieran varios pasos en dirección a su compañero. "Buen entrenamiento" le dijo, elevando el volumen de su voz lo suficiente para garantizar que la escucharía, pero no tanto como para gritarle y que los demás voltearan a verlos con caras de WTF? Lo que no quita que el momento en general tuviera todo el potencial de ser súper awkward. -Ugh-. Si quien le estaba pasando la botella de agua era otro(a) jugador(a) de Gryffindor, las palabras fueron para ambos.

[Roman Joyce]

Román aceptó la toalla y la botella, de la que empezó a tomar de inmediato, que eran cortesia de un miembro del equipo, quien posiblemente había querido salvar al otro golpeador de la intensidad de Román. Nada, esos magos eran afortunados de no haberlo escuchado hablar de futbol aún. Lo cierto es que su compañero aprovecho para preguntarle sobre un pergamino del que no quería ni pensar porque... ¿Quién hablaba de asuntos académicos cuando estaban ocupados con algo más importante? Ahora él necesitaba ser salvado y así fue como la presencia de Kinsey le pareció como caida del cielo.

Le sonrió ampliamente a la muchacha, "¡Gracias! Ganaremos el partido" respondió con una emoción mas positiva y amable de como se sentía en ese momento. Pero considerando que ella era Slytherin decir que el equipo rival iba a ganar quizá no era la mejor idea.

[Kinsey Weston]

A ella le pareció graciosa la frescura de su compañero. Desubicada, por supuesto, pero graciosa. En cualquier caso, no tenía por qué ofenderse, ya que sólo eran palabras. Si Roman le repitiera desde su escoba '¡ganaremos el partido!' mientras efectivamente le estaban ganando el partido a Slytherin, es muy probable que lo encontrara menos divertido.
"Quizá no esté de acuerdo contigo, pero respeto tu confianza" comentó, torciendo la sonrisa. Kinsey no podría decir si el equipo de su casa era mejor o peor, y tampoco tenía muchas ganas de engancharse en una pelea de esas. No estaba ahí para eso (aunque no le preguntes para qué está, porque ni ella sabe bien).

[Roman Joyce]

Desubicado era su cuarto nombre. No, mentira, era confianzudo.

Empujó con un codo, no muy bruscamente, a su compañero de equipo esperando que entendiera que lo quería lejos. No existían segundas intenciones por las cuales prefiriera estar a solas con Kinsey, pero habían muchas razones por las cuales no quería estar cerca de su compañero. Olía mal y quería hablar de tareas, por nombrar algunas.

Román pasó toda su atención a la chica, "Confío en las habilidades de mi equipo" se pasó la toalla por encima de un hombro con un gesto de excesiva confianza "No solo ganaremos, sino que atraparemos la snitch" aseguró con toda la seguridad que los cálculos de aritmancia le podían dar.

[Kinsey Weston]

Miró de reojo al compañero al que se le estaba solicitando que se retirara y durante una fracción de segundo quiso hacer algo para detenerlo. No porque le encantara el olor de un jugador de quidditch recién bajado de la escoba tanto como para querer a dos en las cercanías, sino porque tener a un tercero ahí la hacía sentir más cómoda. Volvía, al menos en su mente, menos evidente que había bajado al campo para hablar con Roman. Pero al final no intentó nada para impedir que le hicieran shoo.

Se cruzó de brazos, todavía entretenida. "Tienes demasiada confianza" agregó a su comentario anterior. Lo cual no era malo per se, pero la tentaba a ponerlo a prueba. "Casi suena como si quisieras apostar algo".

[Roman Joyce]

Kinsey no tenía que hacer nada para detenerlo porque esa personita sabía que solo podía obtener dos cosas de Román: un puñetazo o que le prestara el pergamino, y tenía las de ganar porque nadie quería meterse en problemas cuando un partido tan importante se acercaba.

Por norma general, Román no apostaba con sus compañeros de escuela porque siempre existía la posibilidad de que alguno supiera lo que estaba haciendo en clases de adivinación y tuviera una ventaja increíble, pero los deportes eran su debilidad lo suyo y nada que los involucraba podía causarle temor. "¿Apostar? ¿Yo?" se señaló con una mano y con la otra volvió a empujar a su compañero "Por supuesto ¿Qué quieres apostar?". 100% convencido que ganarían y atraparían la snitch en el próximo juego.

[Kinsey Weston]

No te voy a mentir, comenzó a ponerla nerviosa que él se mostrara tan seguro de lo que estaba diciendo. Ese tipo de confianza sólo podía causar que se preguntara qué sabía él que ella no, y no, la firme creencia de que su equipo era mejor no contaba como un hecho, porque ella podía creer lo mismo del de Slytherin. Pero, por supuesto, no se lo iba a demostrar. Uno no puede apostar si duda desde el inicio.
Inclinó mínimamente la cabeza hacia su hombro derecho, pensando qué podía apostar. "No sé, ¿qué quieres perder?" devolvió la pregunta con mucha, mucha falsa seguridad.

[Roman Joyce]

La filosofía que practicaba en ese momento era la de finge hasta que lo consigas, pero que ella le preguntara qué quería perder lo hizo flaquear por un segundo. No podía recordar si Kinsey cursaba Adivinación porque hacía mucho tiempo había olvidado cuales de sus compañeros lo hacían. Tenía jugadas de Quidditch más importantes que memorizar.

Hizo un gesto serio y chasqueó la lengua, no podía pensar en algo que estuviese dispuesto a arriesgar y responder con otra pregunta solo iba a llevarlos a un bucle sin fin. "Nómbralo. No tengo nada que perder" dijo, alzando un poco su mentón para verse más confiado. A ese paso iba a correr sangre si ocurría lo peor y su equipo perdía.