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¿Querías rolear algo diferente? ¿Tal vez algo que no estuviese relacionado con el mundo de Harry Potter, o tal vez implementar una forma diferente de roleo? De ser así, este es el lugar indicado, ¡pasen y vean!
Valerian se agachó junto a Eren pero no dijo nada. Trataba de ordenar sus pensamientos antes de hablar. Eren abrió los ojos y, al ver la expresión de su compañero de habitación, no pudo evitar soltar una risa que terminó convertida en un gruñido leve de dolor.
- Debería quedarme aquí, ¿no? -le preguntó a Valerian. La voz le salía temblorosa, como si estuviese corriendo y no sentado en el suelo sin moverse.
- No sabemos qué es lo que habrá en el piso de arriba. O pisos... No sabemos nada...
- No creo que la selkie suba... Si es lo que... te preocupa -le aseguró Eren, haciendo un esfuerzo enorme para hablar con la mayor normalidad posible-. Creo que la hice enojar, nada más.
- ¿Nada más? Dos brazos heridos y casi te ahogan. Este lugar es... -dijo Valerian, sin poder reprimir un escalofrío-. Tenemos que salir de aquí.
- Y para eso tienen que subir. Ustedes. Puedo seguirlos cuando descanse un poco -propuso Eren, mirándolo a él pero luego levantando la vista hacia el resto de sus compañeros-. En serio, no pierdan más tiempo.
- Alguien debería quedarse con él -intervino Genevieve.
- Sí, pero quizás debería ser alguien con varita -dijo Nicol-. No es que no quiera quedarme, es que está oscureciendo y los únicos que pueden hacer luz son Val y Margaery. Recuerdo que podía hacer fuego en Hogwarts, pero no recuerdo cómo.
- No podemos dejarte a oscuras -remarcó Emilie, hablándole directamente a Eren-. Ojalá tuviese varita para ayudar. Siempre soy una carga, siemp...
- Basta, Emilie. ¡Acabas de descubrir algo importante y sigues insistiendo con que eres inútil! -la regañó Moira-. Dile a todos lo que descubriste.
Emilie dudó un momento y, mirando el suelo la mayoría del tiempo, como si no soportase estar haciendo algo importante, les comentó lo que había descubierto observando los caracoles: todos tenían la línea oscura completa, a excepción de los de Nicol, Genevieve y Eren. Los dos primeros tenían borrado el inicio de la línea, pero el de Eren tenía borrado mucho más, casi hasta la mitad.
- Medí las líneas con un hilo de mi sweater... Es como si ustedes tres hubiesen perdido puntos o algo -explicó con timidez. Eso último hizo reaccionar a Margaery, que asintió con la cabeza, comprendiendo algo.
- El mío debe tener la línea completa, ¿no es cierto? -dijo, sacando su caracol del bolsillo para confirmarlo-. Claro, a mí no me sucedió nada.
- Más razones para que Eren no suba. Perdió más... puntos, o lo que sea. Yo me quedaré con él -dijo Valerian.
- Me puedo quedar a oscuras -se quejó Eren. No le gustaba nada convertirse en una carga para los demás.
- Debería quedarme yo -dijo Margaery, decidida. Sabía que Valerian era más valiente que ella y por eso ofrecía quedarse allí. Pero justamente por ese valor lo necesitaban usando la varita arriba y no allí, en donde lo más peligroso que quizás enfrentarían sería la oscuridad.
- Podemos votar -propuso Valerian.
Y por votación se decidirá, AQUÍ.
Nota: disculpen que no haya mucha acción en los últimos dos capítulos. prometo que esta es la calma antes de la tormenta.
Luego de votar, el grupo decidió que Margaery sería quien se quedara allí abajo con Eren. Antes de separarse, decidieron que Genevieve se llevase la revista con ella, ya que era quien la había conseguido. Estaban seguros de que tendrían que enfrentar más habitaciones con pistas, y que deberían ir agregándolas al enigma lógico vacío que habían comenzado a completar al final. Todos coincidían en que tenían que seguir agregando datos allí. Quizás hasta lograrían descubrir pistas por descarte, sin necesidad de tenerlas escritas en papeles. Y quizás eso acortaría su estadía en ese lugar, porque podían descubrir cosas anticipadamente.
Moira caminaba a la izquierda de todos cuando caminaron hacia las escaleras, así que fue la que notó algo raro en el gran espejo que había en el hueco que formaba la curva de la escalera. Consideró que quizás había sido un efecto de la iluminación, algo tenue allá abajo, pero vio que Colin también estaba mirando fijamente en esa dirección.
- ¿Viste eso? -le preguntó él, también notando la mirada de Moira.
- ¿Qué cosa? -preguntó Valerian, acercándose. Los que habían empezado a subir la escalera volvieron sobre sus pasos y se acercaron a mirar, también. Eren y Margaery estaban atentos ya que no estaban demasiado lejos de allí.
- El espejo estaba limpio, pero hace un momento vimos que se le llenó de polvo la superficie -dijo Moira.
De pronto algo hizo que dieran un paso atrás, entre sorprendidos y asustados. Lo que antes había sido una superficie opaca, ahora tenía escritas cuatro letras bien claras: 'ALOH'. Alguien o algo invisible había escrito en el polvo.
La que se acercó primero fue Emilie. Estiró la mano de a poco, con el dedo índice extendido para tocar la superficie que parecía polvillo pero que no estaba segura de que lo fuese, pero la retrajo por instinto cuando la palabra del espejo se desvaneció. No solo eso, sino que reapareció al derecho, como si la hubiesen escrito primero de un lado del espejo y después del otro: 'HOLA'. La palabra se mantuvo allí unos segundos y desapareció, dejando la superficie lisa nuevamente.
Emilie hizo gala del valor que caracterizaba a Gryffindor y escribió otro: 'HOLA'. Todos vieron, asombrados, cómo la palabra desaparecía y reaparecía al revés, como si estuviese preparada para que alguien del otro lado la leyese.
¿Podrían comunicarse con alguien real, que quizás podría ayudarlos, o era todo un truco para entretener a la gente?
Van a poder hablar con los ocho por unas horas, ¡aprovechen el tiempo!
Dejen sus comentarios, preguntas, advertencias o lo que quieran AQUÍ. Pueden dirigirlas a alguien en particular o a todos. Las respuestas se irán publicando en Twitter.
El espejo perdió el polvillo que les permitía comunicarse con esas personas extrañas que decían saber demasiadas cosas de ese lugar. Todos permanecieron en silencio un momento, mirándose unos a otros. Luego volvieron un momento cerca de Eren y Margaery para hablar sobre lo que había pasado.
- Wow... -dijo Nicol, alejándose último del espejo y tocando la superficie una vez más. El espejo ahora lo reflejaba normalmente y no tenía ni un poco de polvo en la superficie lisa.
- ¿Estarán viéndonos todo el tiempo? -preguntó Emilie, paseando la vista por toda la habitación con algo de recelo.
- Si nos pueden ver, ¿por qué no nos habrán ayudado antes? -le contestó Valerian con otra pregunta.
- Quizás solo pudieron ayudarnos gracias al espejo. ¿Será que nos ven por allí? -comentó Genevieve.
- Quizás, pero parece normal ahora -dijo Nicol, haciendo que todos se giren a observar el espejo, que ahora no tenía nada especial.
- ¿No les pareció que nos estaban tomando un poco el pelo? -dijo Eren, tratando de no moverse demasiado y agradeciendo internamente que se hubiesen acercado a él así no tenía que gritar.
- Igual algo nos ayudaron... -le respondió Genevieve. Si bien pensaba que sí, algunas cosas de las que les habían dicho parecían una tomadura de pelo, estaba segura de que había sido mejor que Eren estuviese lejos. ¿Quién sabe si no les hubiese escrito todas las cosas que ellos le habían censurado? Mejor no tratar mal a los que tienen ventaja y pueden ayudar.
Eren quiso levantar los hombros como respuesta y se dio cuenta de que esa era la peor idea que se le había ocurrido, en un día lleno de malas ideas. No gritó de dolor, pero solo porque tenía a Margaery y Genevieve demasiado cerca y no quería avergonzarse, además de dejarlas sordas. Así que cerró los ojos y trató de pensar en otra cosa.
- No nos dijeron qué hacer con las heridas de Eren -le dijo Margaery en voz baja a los demás.
- No estoy sordo -se quejó él.
- Moira, ¿qué haces? -preguntó Colin, que era el único que no estaba agachado o sentado en el suelo, así que podía verla sentada más alejada, escribiendo algo.
- No quiero que se nos olviden los hechizos y esas cosas -contestó ella. Estaba escribiendo con lo único que habían encontrado útil: maderas quemadas y carbones sueltos de la chimenea. Anotaba en los márgenes de las hojas los usos de los hechizos que había en el cuadro. También datos como el nombre de la elfina ('Quinda o Kinda') y algunos hechizos más que tenían que practicar.
Nadie entendía aún cómo habían logrado que se olvidaran puntualmente de los hechizos y de sus propias varitas. Y quizás de más cosas de las que todavía no se habían dado cuenta.
- Ok, chicos... -dijo Colin, llamando la atención de todos mientras se acercaba a Nicol-. Voy a probar con una varita. Deseenme suerte... O mejor... ¿Quizás se pueden parar detrás mío para atajarme y que no me golpee? Eso sería genial. Nicol... ¿Me das el porta-varitas?
Val y Nicol fueron los encargados de atajar a Colin cuando tomó la primera de las varitas. Calcularon más o menos dónde ubicarse gracias a la experiencia previa de Nicol. Así que, cuando Colin anunció que probaría con la varita blanca con detalles blancos y la tocó, lograron frenar su caída sin ningún problema. Quince minutos después, según el reloj de Genevieve, Colin volvió en sí.
- ¿Huelo más rico que Nicol? -bromeó, tratando de restarle importancia al hecho de que sentía como si un caballo le hubiese pateado el pecho-. Voy... Voy a tocar otra -dijo, sin mirar a nadie y gateando hacia adelante. Escuchó que todos se oponían a su idea, pero antes de que pudiesen alejarle el porta-varitas que estaba abierto en el suelo, tocó la varita negra con detalle plateado.
Esta vez no lo anunció previamente, porque sabía que si tardaba en hacerlo una milésima de segundo más, se arrepentiría. Y necesitaban saber. Para su mala suerte, esa varita tampoco era la suya, así que lo envió nuevamente con Valerian y Nicol, que no estaban tan preparados como antes pero de todas formas lograron atajarlo.
Media hora después, Colin se despertó de nuevo. Esta vez no hizo ninguna broma sobre el olor a quemado. Ni siquiera habló. Si la de antes la había sentido como la patada de un caballo, la segunda descarga había sido definitivamente como la patada de un caballo alado gigante. O de un troll, o un gigante.
- ¿Terminaste de ser idiota? -le preguntó Moira, visiblemente enojada.
- Tu caracol ahora está igual que el de Eren, no deberías haber hecho eso -le dijo Emilie.
Colin paseó la mirada por todos sus compañeros y vio que estaban o enojados o preocupados, y decidió no jugar más a ser valiente. Se recostó de nuevo en la almohada que le habían hecho con la ropa de alguien y se dio el lujo de descansar cinco minutos mientras el resto decidía lo que harían a continuación.
- Necesitamos más pistas sobre esto, si es que así es como tenemos que jugar -dijo Nicol, haciendo una mueca con al hablar de 'jugar', porque todavía tenía muy presente lo que había dicho la gente del espejo y no le parecía nada divertido.
- Vayamos a ver qué hay allí arriba. Si hay otra habitación, entraré yo -dijo Valerian con decisión. Colin se había electrocutado dos veces para ayudarlos a salir de allí, y solo había descartado dos varitas de las seis que podrían ser suyas. Realmente necesitaban más pistas sobre eso. O sobre lo que fuese de ayuda para salir de allí. * * *
Luego de ayudar a prender el fuego de la chimenea (hubo sacrificios: hojas de la revista que no tenían nada útil), continuaron de acuerdo al plan previo: Margaery se quedaría con Eren hasta que fuese necesario y el resto subiría a ver qué era lo que los estaba esperando en el primer piso.
Cuando terminaron de subir la crujiente escalera, lo que vieron fue un pasillo con muchas puertas. Ninguno de ellos tuvo dudas sobre lo que tendrían que hacer: si había un caracol sobre la puerta, entraría uno de ellos. Además, siempre chequearían antes de entrar si es que había alguna palabra escrita en algún lado con pistas sobre las habitaciones.
Valerian se colocó delante del umbral más cercano a ellos y observó la palabra que tenía tallado en la parte superior: elección. La habitación se veía vacía, salvo por una estructura flotando sobre un agujero que había en el suelo. Por la ubicación de la habitación, el agujero daba a una sección de la casa a la que no habían entrado.
La estructura era como una balanza en equilibrio. En cada uno de los extremos tenía una pequeña superficie lisa y redonda, de más o menos dos dedos de diámetro. Sobre cada una de las dos pequeñas plataformas había una piedra que la ocupaba por completo, y en cada una de esas piedras había atado un pedazo de pergamino. Parecía claro que al sacar una de las piedras, la otra caería al agujero. Valerian se acercó con cuidado, sin confiar mucho en la estabilidad del piso de madera, que se podía acomodar y hacer caer las piedras o que directamente podía ceder bajo su peso como había hecho el piso de abajo con Eren.
- Este pergamino tiene un caracol dibujado, es lo único que se ve -dijo, al acercarse a una de las piedras. Luego caminó con cuidado hacia la otra-. Este otro tiene un hombrecito como en la pista que encontró Margaery -agregó, mirando hacia el umbral en busca de ayuda para elegir.
Valerian estiró las dos manos hacia adelante, como para tomar ambas piedras a la vez, pero a último momento agarró solo una: la del caracol. Un segundo después, como si se hubiese arrepentido de su decisión, estiró la otra mano para tratar de atajar la otra. Demasiado tarde, de todas formas. La otra piedra ya había caído por el agujero del suelo mientras él dudaba.
- Eso fue extraño -le dijo a todos al salir de la habitación, no sin antes revisarla por si había alguna pista oculta (y sin encontrar nada)-. Mi idea era tomar ambas piedras, por más que no parecía lo más inteligente... Porque necesitamos más pistas -explicó.
- ¿Y por qué no lo hiciste? -le preguntó Colin, que se había sentado junto al umbral para aprovechar el tiempo descansando su dolorido cuerpo. Valerian lo miró con expresión preocupada.
- No pude. Mi brazo no respondió a tiempo.
Nadie lo expresó en voz alta, pero todos recordaron lo que había dicho la gente del espejo. Confiaban en que su compañero no les estaba mintiendo y eso les daba miedo, porque significaba que realmente habían perdido parte de su libre albedrío. Si no todo.
- Igual no creo que haya más opciones que seguir -dijo Moira, lamentando un poco su necesidad de decir las cosas, por más negativas que fuesen.
Mientras tanto, Genevieve había tomado la piedra de la mano de Valerian y estaba abriendo el pedazo de pergamino. Ya era prácticamente de noche y él necesitaba una mano todo el tiempo, ya que por el momento era el encargado de iluminar todo por ser el único con varita.
- Al menos... -dijo ella, acercando el papel a la luz para que todos leyeran-. Al menos lo de curación puede ser bueno para Eren y Colin. O para quien necesite antídoto de algo. ¿No había pociones, pastillas o algo que pareciese medicina en la habitación? -le preguntó a Valerian, quien negó con la cabeza.
- Quizás estén en alguna de las demás habitaciones -dijo él. Se acercó a los otros tres umbrales de ese pasillo y trató de iluminar lo mejor posible hacia adentro de todos-. ¡En ésta parece haber frasquitos al fondo! -les dijo, levantando un poco más la varita y moviéndola un poco para sacarle destellos al vidrio de tres frascos al final de unas pasarelas.
La habitación decía ‘Suerte’ en el umbral, lo cual no era muy tentador. Pero las otras dos decían ‘Sorpresa’ y ‘Ajedrez’, palabras que tampoco los dejaban tranquilos. Si eran pistas de lo que tenían que hacer adentro, ninguna parecía más amable que las demás. La habitación de ‘Sorpresa’ parecía haber sido realmente una habitación en el pasado, porque tenía un par de camas. Quizás había más muebles, pero no se veía bien. En la habitación de ‘Ajedrez’ solo se veía un arcón cerrado en la pared opuesta a la puerta. Si bien era la habitación más simple, fue la que más mala espina le dio a todos.
- Ok, ¿voy a la de los frasquitos o pruebo en alguna de las otras? Yo de ajedrez no sé nada, así que preferiría no ir a esa. Y necesitamos que Val alumbre desde la puerta, así que no podemos ir a varias habitaciones a la vez -dijo Emilie, dejando en claro que al menos ella no pretendía que el Hufflepuff se encargase de entrar a todas las habitaciones tan solo porque tenía una varita.
¿A qué puerta quieren que entre Emilie? Voten AQUÍ.
Eren y Margaery se miraron y ella se giró para ninguno de los dos le dé la espalda a las dos puertas. Ahora ambas estaban oscuras, así que todo ese rincón se veía apenas dibujado con la luz de la varita.
- Puedo ver la luz de una varita. ¿Es la chica o el chico? -insistió la voz. Como ninguno de los dos le contestó por un largo momento, la voz continuó hablando-. Soy el Sr. Polys, ¿ya se olvidaron de mí?
- ¿Q-qué quiere, Sr. Polys? -preguntó Margaery, a pesar de que Eren estuviese mirándola con desconfianza y negando con la cabeza.
- No le hables, no me parece tan bueno como le quiere hacer creer a todos -susurró Eren.
- Ayudó a Genevieve -respondió ella en otro susurro, mientras de fondo escuchaban al Sr. Polys seguir llamándolos.
- Y Gen recibió un golpe, no lo olvides.
- Sí, porque eligió mal.
- Eligió mal porque él la ayudó a medias. Podría haberla ayudado de verdad. ¿Y qué fue eso de que 'yo mismo coloqué la pista' o algo así? NO LE CONFÍO -terminó de decir Eren, aún susurrando, pero con misma intensidad que si estuviese gritando.
- Chicos, ¿me escuchan? Lamento haberme ido cuando Sin varita tuvo que elegir. No tuve otra opción... ¡Pero puedo ayudarlos ahora! -dijo el Sr. Polys, elevando la voz para que lo escuchen.
- ¿Ves? Quiere ayudarnos -dijo Margaery, dejando de susurrar para dejar bien clara su postura.
- Y justo menciona a Gen y pide disculpas... Qué conveniente -dijo Eren entre dientes. Su sonrisa falsa también demostraba su postura: no le creía una palabra de bondad al señor del cuadro. Pero no tenía la varita y no parecía poder convencer a Margaery de no confiar en el anciano gordito que al parecer tenía cara de bueno para todos menos para él.
- Pide disculpas ahora porque no nos vio antes -lo defendió ella.
- Ok, Margaery. Hagamos una lista de pros y contras de que la única persona con varita vaya a escuchar a un señor en un cuadro, en una casa cerrada sin más señales de vida que él, por el momento, o sea que podría ser nuestro secuestrador -propuso él, comenzando la lista con una clara nota de indignación hacia la situación y hacia la opinión de su compañera.
¡JA! ¿Se esperaban un update tan temprano? Es que quizás no pueda hacerlo a la noche. Quizás sí, quién sabe. Los lunes, jueves y viernes van a ser inciertos. ¡Más suspenso! Ok, no.
¿Qué quieren que haga Margaery? Voten AQUÍ.
Cuando Emilie pasó por el umbral, notó que la habitación era más grande que una normal. Quizás la habían extendido con magia, pero no tenía forma de saberlo, porque ninguno de ellos había visto la casa desde afuera. El ancho era el de una habitación normal, pero tenía el doble de largo hacia la pared opuesta a la puerta.
Emilie llegaba a ver tres frascos en el fondo. Cada uno de ellos estaba apoyado sobre una pequeña elevación cuadrada de piedra en el piso. Había cuatro de esos pedestales enanos: el primero, el segundo y el cuarto tenían frasquitos, pero en el tercero no se veía nada, porque la piedra estaba rodeada por una cortina oscura y de tela gruesa. Le recordó a un cambiador de los que solía haber en las tiendas de ropa.
La luz de la varita de Valerian no llegaba bien hasta la pared opuesta, así que no llegaba a ver qué contenía cada uno de los frascos. Emilie pensó que seguramente alguno tendría una de las pociones de la pista anterior, así que se separó de la puerta y comenzó a caminar hacia allí para verlos de cerca. Se detuvo sobresaltada antes de dar más de cinco pasos, sin embargo, cuando cuatro plataformas numeradas del 1 al 4 se elevaron unos centímetros del suelo. Parecían ser los puntos de partida de lo que se veía como caminos de piedra desde una plataforma hasta la correspondiente al final de la habitación.
Mientras observaba las plataformas cercanas, que se habían detenido a unos diez centímetros del suelo, Emilie vio que las cuatro del fondo de la habitación también se elevaron. Pero esas plataformas, a diferencia de las que tenía cerca, subieron al menos dos veces la altura de ella.
Emilie iba a darse vuelta para que decidiesen entre todos qué hacer, cuando algo dentro suyo le dijo que debía pararse en la plataforma número 3. '¿De esto hablaría Val?' pensó, al obedecer esa voz interior que parecía muy segura de la decisión.
Cuando estuvo parada en la tercera plataforma, sintió cómo comenzaba a subir de nuevo, solo que ahora con ella encima. Le dio un poco de vértigo, pero la plataforma parecía firme y el techo era bastante alto. Luego de sumar a su altura los tres o cuatro metros que había subido, todavía quedaban un par de metros libres hacia arriba.
Lo que la puso nerviosa fue que el resto del camino no se elevó con ella completo, sino solo una primera porción de unos dos metros de largo. La luz de Valerian no le llegaba muy bien hasta allí arriba, pero veía lo suficiente de los contornos como para poder caminar despacio y no caerse, así que avanzó.
Cuando los demás le avisaron que el camino entero no había subido, por si ella no lo veía, ella los tranquilizó y siguió avanzando. Al llegar al final de esa porción, escuchó rudio de piedras y supo que la porción siguiente del camino se estaba elevando, aunque ella todavía no pudiese verla.
- ¡Está bien, chicos! Va a ser un poco lento avanzar, pero el camino se va formando de a poco -le comentó a sus compañeros, que estaban pegados a la barrera invisible del umbral, mirándola.
La porción de pasarela que apareció a continuación no iba derecho, sino que giraba a la izquierda. Emilie comprendió que eso era lo que significaba la palabra ‘Suerte’ de la puerta: no sabría a dónde la llevaría el camino hasta no llegar allí.
Continuó su tarea con toda la paciencia que tenía. Caminaba, esperaba que otra plataforma subiera y retomaba el camino con los cambios de dirección que la suerte dictase. Cuando llegó al tramo final, la última plataforma subió y conectó la que la sostenía a ella con la que tenía, al parecer, uno de los frasquitos de vidrio. Ya estaba tan lejos de la puerta que apenas veía a su alrededor. Para ella, el suelo que estaba varios metros hacia abajo, había dejado de existir momentáneamente. Solo enfocaba la mirada en las piedras por las que tenía que caminar. No quería caerse de allí y quizás quedar peor que Eren. O matarse, claro.
Emilie siempre detectaba la peor opción final de todas las posibles situaciones y asumía que eso sería lo que le pasaría a ella. Quizás esa forma de ser, que era tan irritante para los demás, era lo que evitaba que tuviese accidentes. ¿Qué mejor forma de prevenirlos que verlos siempre acechando por todos lados?
Cuando dio los últimos pasos sobre el último tramo de piedra que había subido, Emilie se agachó hacia adelante y tomó el frasquito que estaba sobre la plataforma final. Dentro del mismo no había ninguna poción, sino que tenía un pedazo de pergamino enrollado.
‘Seguro ni siquiera tiene escrita una pista y es solo el papel’ pensó, desmotivándose. Y estuvo a punto de sacarlo del frasco, cuando se dio cuenta de que seguía elevada a tres o cuatro metros del suelo y que no tenía idea de cómo bajar. Decidió guardar el frasquito en un bolsillo del costado de su pantalón y avanzar hasta la plataforma final, para chequear si había alguna escalera para volver al nivel del suelo. No tuvo necesidad de buscar nada, de todas formas, porque apenas se paró en la última plataforma cuadrada, ésta empezó a bajar tan despacio como había subido.
- ¡Genial! -dijo ella cuando llegó al suelo firme y caminó hacia sus compañeros. Pero algo hizo que se detuviese en el inicio nuevamente. Parecía ser el mismo instinto que la había guiado a la plataforma 3, y parecía dominar todos sus razonamientos y hacerla sentir decidida a probar de nuevo-. Voy a ir por otro camino. Necesitamos esas pociones -le dijo a los demás, que trataron de disuadirla pero no pudieron hacerlo.
Decidida, se acercó a la plataforma 1 y se paró sobre ella. La plataforma se elevó mientras todas las del camino anterior bajaban. Cuando estuvo nuevamente a tres o cuatro metros del suelo, Emilie repitió el lento proceso de caminata, para llegar a su nuevo destino.
Cuando llegó a la plataforma final de ese camino, esta vez tomó el frasquito y se paró sobre ella sin dudarlo. La plataforma comenzó a bajar mientras ella examinaba con felicidad su premio. Al parecer el frasquito tenía líquido adentro, pero en la penumbra no sabía si era azul. Tuvo que armarse de paciencia hasta llegar al suelo y luego trotó hasta el umbral para verlo ella y mostrárselo a todos: era una poción azul.
Sus compañeros festejaron con aplausos sin sonido y gritos en voz baja, por miedo a las cosas que podía haber en la casa y que mejor no despertar. Le indicaron que volviera con ellos, pero Emilie los dejó helados al colocar ambos frasquitos en el suelo, sin pasarlos por el umbral todavía. Y sin pasar ella tampoco.
- Tengo que probar una vez más -dijo. Sonaba decidida, pero tenía los ojos abiertos de par en par con expresión de miedo. ‘¿Por qué? ¿Por qué tengo que ir de nuevo?’ pensó, aterrada. Pero se dio vuelta y se dirigió hacia una de las dos plataformas que aún no había tocado.
Aquí es donde el "PON 1", que en este caso será "DEJA 1" entra en acción: DEJA 1 CAMINO SIN RECORRER. ¡Gracias por elegirlo! ¿Qué sería de esta historia sin ustedes? En fin... Espero que estén contentos y que me ayuden a elegir la última plataforma por la que Emilie va a caminar, AQUÍ.
Margaery se levantó y comenzó a caminar hacia las puertas de las habitaciones. Eren no pudo siquiera intentar detenerla. Tenía el brazo que menos le dolía atado al cuerpo con firmeza y la muñeca del otro brazo hinchada al doble de su tamaño. Ni siquiera podría pararse sin ayuda, de lo débil que se sentía.
- Lo siento, Eren, enseguida vuelvo -dijo ella, llevándose toda la luz hasta los oscuros umbrales de la otra punta de la habitación-. ¿Señor Polys? Soy Margaery. ¿Dice que nos puede ayudar?
- Y hasta le dice su nombre -murmuró Eren, sin poder creer la ingenuidad de su compañera. * * *
Emilie se dirigió a la plataforma 2 y se subió a ella. Si bien los comentarios de los demás diciendo que no hacía falta que fuese allí de nuevo le parecían completamente lógicos, sentía una extraña necesidad de obtener el tercer frasquito. Cuando la plataforma comenzó a elevarse, sintió que estaba haciendo lo correcto: si todo le salía bien, obtendría una poción o una pista extras. Cualquiera de las dos opciones le parecía suficiente como para tentar a la suerte de nuevo. Y si le tocaba llegar a la cortina, la abriría con cautela para poder enfrentar lo que hubiese allí sin ser sorprendida. Confiaba en sus reflejos. * * *
- ¿Se les cayó una pista, entonces? ¿Seguro que tiene una pista la piedra? -trató de confirmar Margaery.
- Exacto, señorita Margaery. Una pista que se va a perder si no la recuperan -respondió el Sr. Polys, con voz preocupada y asintiendo desde el cuadro. Margaery no había entrado a la habitación, sino que le hablaba desde el umbral. Todos habían aprendido la lección con lo que le había pasado a Genevieve: si cruzabas un umbral, no salías de allí sin hacer algo. Algo que en general era peligroso para la salud.
- Y no es una habitación con prueba -repitió ella en voz alta y mirando hacia donde estaba Eren, aunque no lo distinguía demasiado entre las sombras.
- No confíes, Margaery. Hagamos de cuenta que no dijo nada y esperemos a los demás -dijo él, tratando de alejar a Margaery de lo que él percibía como una trampa.
- Es una pista sobre las varitas -agregó el Sr. Polys, haciendo que Margaery abriera los ojos con emoción y que Eren los cerrase con fuerza, frustrado. La batalla estaba perdida: había ganado el Sr. Polys. * * *
Cuando Emilie estuvo frente a la columna que tenía la cortina, deseó con todas sus fuerzas que la plataforma que subiese a continuación no la llevara directo allí, sino que fuese un tramo hacia la izquierda, hacia la plataforma con el frasquito.
Pero no tuvo tanta suerte. La plataforma que subió la conectó directamente con la columna de la cortina. Emilie cerró los ojos un momento, para acostumbrarse aún más a la oscuridad. Cuando los volvió a abrir, agradeció ver un poco más detallado lo que tenía adelante, pero no era suficiente. Ella lo que necesitaba era poder ver a través de la tela.
Deseando con todo su ser tener una varita en la mano (y saber usarla), Emilie se armó de valor y avanzó lentamente hacia el final de ese recorrido. * * *
Margaery caminó hacia donde le había indicado el Sr. Polys, rodeando a Eren desde una distancia prudencial por si él trataba de detenerla. No quería escuchar todo lo que le estaba diciendo su compañero. Sentía que si dudaba ahora se quedaría paralizada y no podría volver a juntar el valor para hacer algo así.
Al pasar junto al espejo se preguntó si realmente alguien allí afuera estaba tratando de ayudarlos. ‘Apestan bastante en ayudar, si es que lo están haciendo’, pensó, mirándolo de reojo. Cuando llegó al comienzo del pasillo que habían visto antes, dudó un momento. El Sr. Polys le había dicho que esas habitaciones no eran como las otras, sino simples habitaciones. Solo simples habitaciones. Luego de unos segundos de duda, Margaery volvió a enfocarse en que él parecía estar ayudándolos y se adentró en la penumbra.
Debía buscar la cocina, que era la segunda puerta a la derecha, así que pasó por delante de la primera puerta bastante rápido. No tenía idea de las cosas que podría haber allí abajo. Si bien la casa era la misma que se veía vacía con la luz diurna, en la oscuridad no se sentía tan abandonada. Al contar solo con la luz de su varita, veía sombras acechando por todos lados en los sitios donde no llegaba la luz.
Cuando llegó a la puerta de la cocina, que estaba entreabierta, maldijo en voz baja. ¿Por qué esa puerta no se había caído y podrido en el suelo como todas las demás? La abrió del todo despacio, aprentando los dientes al oirla rechinar y esperando que algo o alguien le saltase al encuentro para matarla (del susto, si no era con hechizos o armas). Nada sucedió, así que levantó la varita para ubicar el agujero que había mencionado el Sr. Polys en el techo. El agujero estaba allí, así que Margaery sintió (por primera vez, si era sincera) que había hecho bien al escucharlo.
Debajo del agujero había dos calderos grandes, así que Margary se acercó un poco al centro para verlos mejor. Aún a unos metros de distancia, aprovechó su altura y levantó la punta de la varita para ver qué tenían adentro. En uno de ellos había una piedra con un pergamino, en el otro... Lo que había en el otro le generó una oleada de terror que la dejó paralizada en el lugar, sin respirar y pensando en qué hacer a continuación.
El texto me estaba quedando muy largo, así que pueden ir leyendo esta parte mientras esperan la siguiente (que subiré en una hora aprox.)
Y ya que estamos, ¡voten mientras esperan! ¿Qué será más peligroso? Lo que vio Margaery o lo que se encontrará Emilie detrás de la cortina? Voten AQUÍ
Emilie se colocó lo más lejos posible de la cortina, pero de todas formas tuvo que inclinarse hacia adelante para abrirla despacio. Deseaba haber subido a las plataformas con un palo o algo que le sirviese para ver lo que había allí adentro desde una distancia más segura, pero solo tenía el largo de sus brazos para hacerlo. Consideró patear la cortina, pero se imaginó perdiendo el equilibrio y cayendo cuatro metros hasta el suelo y descartó la idea. Además de eso, si la pateaba probablemente perdería la oportunidad de mirar sin que lo de adentro se enterase de ello. Si es que había algo vivo, claro.
Que lamentablemente lo había. * * *
Margaery se alejó despacio de los calderos, con el corazón palpitándole tan fuerte que lo sentía hasta en las orejas. La serpiente enorme que había dentro del segundo caldero había levantado un poco la cabeza al verla asomarse de lejos, pero no había hecho nada más.
‘¿Una cobra era eso? Era una cobra, sí... ¿Las cobras eran venenosas? Sí, creo que sí’. Margaery pensó a toda velocidad en lo que sabía de serpientes y se dio cuenta de que era cercano a cero. Deducía que las cobras eran peligrosas, pero solo porque los encantadores de serpientes no serían tan interesantes si no fuese así.
Tuvo ganas de salir corriendo de allí y decir que no había encontrado nada, pero lo pensó un momento y decidió que tenía que comportarse como una bruja valiente y que hacía honor a sus decisiones. Y ella había decidido por sí misma ir a buscar esa pista, así que tenía que lograr llevársela. De ser posible, sin correr peligro.
Giró en el lugar, iluminando las vasijas y objetos rotos que había esparcidos por todos lados, buscando algo para hacerle frente a la cobra. Su primer pensamiento fue usar una tapa de hierro que parecía del tamaño adecuado para tapar el caldero habitado, antes de acercarse al de la pista. Pero lo descartó al ver un cuchillo enorme apoyado sobre una mesa llena de polvo.
Margaery tomó el cuchillo con la mano en la que llevaba la varita y se acercó a los dos calderos, pero por el costado del que tenía la piedra con el pergamino. Si la serpiente la atacaba, esperaba tener los reflejos suficientes como para cortarle la cabeza o herirla y espantarla.
Estiró la mano libre y... * * *
Emilie se quedó paralizada al ver a la cobra real esperándola en el centro de la columna del final del recorrido. Sabía muy bien el tipo de serpiente que era aquella y sabía que su veneno era fatal. También sabía que no tendría que haber hecho contacto visual con ella, porque ahora no podía quebrarlo sin correr peligro de que la serpiente se tirase hacia adelante para atacarla. Estaba segura de que era una cobra real por el tamaño: era inmensa. ‘Así debe verse una de tres metros’, pensó, aún sin moverse.
Mientras Emilie pensaba en sus opciones, la serpiente se elevó a la altura de sus ojos y abrió la boca, dejando ver los colmillos de forma amenazadora. La Gryffindor se habría retirado sin problema de allí, dando por perdida la batalla y el frasquito de la columna vecina, pero no tenía forma de bajar de allí si no era parándose en esa plataforma.
Emilie miró hacia arriba, para ver si las cortinas colgaban de algo que ella pudiese desarmar luego de cerrar la cortina, pero las cadenas que las sostenían colgaban del techo y se veían demasiado gruesas. Tarde se dio cuenta de su error: había dejado de mirar a su contrincante. Así que cuando bajó la mirada de nuevo y se encontró a la serpiente tan solo a un metro de su cara, Emilie no pudo evitar soltar un chillido y tratar de alejarse un paso.
Y la serpiente atacó. * * *
Margaery supo que había tenido una pésima idea en el momento en que tuvo que inclinarse sobre el caldero para tomar la pista. Al hacerlo perdió de vista a la serpiente por un segundo y, cuando se enderezó de nuevo, se encontró con que la cobra se había estirado y la miraba desde arriba de su cabeza.
Si bien la reacción de Margaery no fue la de una cazadora nata, el cuchillazo que soltó al alejarse pegó en el cuerpo de la serpiente y desvió su ataque. Lo que antes había ido dirigido a su rostro, Margaery lo sintió en el antebrazo con el que se había protegido al defenderse, el de la piedra.
Sin terminar de registrar que la había mordido una cobra venenosa y que se iba a morir pronto, salió corriendo de allí. Cuando llegó junto a Eren, no pudo evitar llorar del dolor y de la impotencia que le había dado ser atacada así sin poder defenderse.
- Esta es la pista -dijo, tratando de calmarse. La estiró hacia Eren, que no pudo hacer más que mirarla y tratar de sujetarla con los dedos del brazo atado al cuerpo, sin lograrlo. Margaery temblaba demasiado como para que tomar la piedra fuese una tarea fácil para él. Cuando ella se dio cuenta de esto, logró calmarse más y desató la pista ella misma-. Disculpa...
- ¿Qué pasó allí? -preguntó él, preocupado.
- Me mordió una serpiente... Creo que venenosa. Creo que una cobra -le respondió ella, sintiendo cómo se le llenaban los ojos de lágrimas de nuevo y tratando de enfocarse en leer la pista para no llorar-. Dice: “Valerian es experto en un hechizo de los que comienzan con 'I'. Eren es experto en el hechizo Alohomora.” Alohomora... Hubiese sido un buen hechizo para buscar esta pista -comentó, tratando de tomarse su dolor con humor.
- Margaery -le dijo él, con bastante seriedad-. Vas a tener que ayudarme a subir. No podemos quedarnos aquí y los chicos quizás encontraron algo para ayudarte. * * *
Cuando Emilie se acercó al umbral de la puerta de nuevo, los demás pudieron ver que se aferraba con fuerza una mano.
- Emilie... ¿Qué..? -comenzó a preguntarle Colin, pero en ese momento ella dejó de cubrir una de sus manos para tomar los frasquitos que había dejado en el suelo, y todos pudieron ver los dos puntitos rojos que tenía en el dorso de la mano.
Cuando salió de allí, le entregó los frasquitos a Genevieve y se sentó con fuerza en el suelo, como si sus piernas ya no la hubiesen querido aguantar más. Estaba temblando y volvía a ocultarles la mano.
- Era una cobra real. Las conozco pero no me acuerdo qué hacer. Tengo como... -soltó una risita nerviosa que no tenía nada de gracioso- ¿Un minuto? ¿Diez? ¿Una hora? ¿Cuánto tiempo antes de...?
Valerian había visto alguna vez un documental sobre víboras en la TV de su familia, por lo que hizo lo único que se acordaba: trató de sacarse el cinturón... Pero no tenía.
- ¿Alguien tiene un cinturón o algo para atarle el brazo? Hay que evitar que el veneno suba -le dijo a los demás, con urgencia-. Tenemos menos de media hora para encontrar el antídoto que decía en la pista anterior. ¡Si es antes, mejor!
Nunca en la vida se había imaginado que le gritaría órdenes a gente de su edad y mayores, pero al parecer nada importaba cuando la vida de alguien estaba en juego. Valerian le indicó a Colin qué hacer con el cinturón que el otro Hufflepuff se había sacado: debería usarlo para apretarle el brazo a la altura del hombro, de ser posible, y luego bajar dando un par de vueltas cruzadas por el brazo antes de atarlo firmemente.
Con Colin atendiendo a Emilie, Valerian alejó a los demás unos pasos, para pedir que alguien entrase a la habitación que decía ‘Ajedrez’ (que estaba ligeramente iluminada por una antorcha) a buscar el frasquito de poción blanca. Él, sin dudarlo un momento más, entró a la habitación menos iluminada de las dos, la que decía ‘Sorpresa’.
¿Querían ver sufrimiento? Ahí tienen. ¡A buscar los frascos blancos! ¿Quién más irá, además de Valerian?
¡Voten AQUÍ!
Valerian entró a la habitación y se dio cuenta de que antes no la habían observado con tanto detalle. El suelo les había parecido oscuro, pero Valerian había pensado que era por estar iluminándolo desde afuera. Las paredes parecían oscuras también, pero Valerian había pensado que era lo mismo: falta de iluminación. La que desde el pasillo le había parecido una simple habitación más, le generó un escalofrío en todo el cuerpo cuando cruzó el umbral.
La habitación estaba cubierta de telarañas tan oscuras que parecían absorber la luz de la varita. Colgaban de las paredes y cubrían todo el suelo. Y pobre diablo el que se acercara a alguna de las cuatro esquinas de ese lugar, porque estaban directamente redondeadas por la cantidad de capas de telaraña que había allí. Valerian se odió a sí mismo por haber dejado de cursar Cuidado de Criaturas Mágicas. ¿Habría alguna araña más amistosa que las acromántulas en las casas de los magos? Él esperaba que sí. Realmente esperaba que allí hubiese una colonia de arañas vegetarianas y no de futuras arañas gigantes y carnívoras.
Sin moverse del umbral, levantó la varita para tratar de alumbrar mejor toda la habitación. En la pared opuesta vio algo brillante y trató de enfocar la luz allí.
- Veo un frasquito, voy a buscarlo en silencio -le dijo a Colin en voz baja, girándose para mirarlo. Colin estaba tan atareado tratando de hacer que el cinturón quedase firme y apretado en el brazo de Emilie que solo atinó a asentir con la cabeza, asumiendo que él vería su gesto. Valerian también asintió, más que nada para reafirmar su decisión, y dio un paso hacia adelante.
No veía el suelo, pero la telaraña que lo cubría no era dura, así que la fue cortando al avanzar con el pie. Pensó en hacerlo con la mano libre, pero descartó la idea con rapidez: si había algo que pudiese picarlo debajo de esa tela, mejor que tratase de picarle el calzado o el pantalón y no la mano. Y porque, además del asco que le daba solo imaginarse tocando esa telaraña, el piso estaba resbaloso. Y si se llegaba a caer... No, no quiso imaginar eso y optó por caminar despacio y equilibrándose con los brazos.
Dio un paso adelante y nada malo sucedió. Ningún animal (que sabía que iban a ser arañas, no era tonto) se le subió por las piernas ni lo mordió. Cuando dio el segundo paso, sin embargo, descubrió que el suelo estaba cubierto de una sustancia amarilla que hacía que sus pies se patinaran más todavía. Tendría que andar con mucho cuidado, eso estaba muy claro.
Cuando vio que tampoco salía nada de la sustancia amarilla y que no le estaba derritiendo los zapatos o atrapándole los pies por siempre jamás allí, Valerian dio otro paso.
¡A jugar con Valerian! Porque claro que de este lado de la historia tomamos esto como un juego, ¿no? ¿No logramos hacerles crecer ni un poquito de empatía o culpa hasta ahora? Qué mal... Seguiremos intentándolo.
FORMA DE JUGAR:
1. Subiremos a Twitter la imagen inicial del juego.
2. Ustedes deciden para qué lado da un paso Valerian. Las únicas opciones que pueden elegir son: ADELANTE, ATRÁS, IZQUIERDA o DERECHA.
IMPORTANTE: Siempre respondan al Tweet con la última imagen. No respondan a otros Tweets de los demás usuarios o a los Tweets anteriores nuestros.
3. Tomaremos la primer dirección que le den a Valerian (chequeando el horario del Tweet) y dejaremos la imagen siguiente.
4. Ustedes dicen qué dirección toma. Y así hasta el final del juego.
~AYUDA (o algo asÍ): Hay 18 casilleros peligrosos y algo que se irá revelando, quizás, a medida que avance el juego en otros 9 casilleros.~
Emilie trató de zafarse, nuevamente, del agarre de Colin. Las dos manos del Hufflepuff la mantenían sentada en el suelo, sosteniéndola de los hombros.
- Basta, Emilie -le dijo él, algo irritado.
- No entiendes, Colin. Tú no pudiste... -dijo ella. La voz le salía temblorosa, el veneno estaba afectándola cada vez más. La mordedura le dolía de una forma que nunca antes había experimentado, pero si trataba de escaparse del dolor comenzaba a sentirse adormecida. Tenía miedo de no despertarse de nuevo si dejaba de sentirlo- Nicol no pudo... Gen tampoco pudo... -continuó, pero se interrumpió al sentir que las manos que la mantenían quieta aflojaban ligeramente la presión.
Colin primero notó la luz que venía de la escalera y luego vio a Eren y a Margaery terminar de subirla. Tardó unos momentos en entender la situación. No tenía lógica. ¿No era Eren el herido? ¿Por qué parecía que Margaery estaba apoyada en él y no era a la inversa?
- ¿Qué pasó? -preguntó, parándose para acercarse y ayudar.
- La atacó una serpiente, cree que fue una cobra -dijo Eren, agachándose para que Colin pudiera sostener a Margaery y ayudar a que se sentara en el suelo. Luego se dejó caer él también, al lado de la Slytherin. Había usado demasiado los brazos y se lo estaban cobrando con una infinidad de dolores diferentes entre uno y otro.
- ¿Hace cuánto? ¿Por qué está tan mal? -Colin estaba por tener un ataque de histeria. ¿Dos ataques de serpiente? Valerian había visto solo un frasco con poción. ¿Y si no alcanzaba para ambas? ¿Se encontrarían más serpientes por ahí? La voz de Emilie lo sacó de sus pensamientos.
- Hazle un torniquete.
- Oh, es verd... -la voz le desapareció cuando se giró hacia Emilie. La Gryffindor había cruzado el umbral nuevamente cuando él había la había soltado- ¡Emilie! ¿Por qué...?
- Necesitamos esa pista -dijo ella, y se dirigió hacia la última plataforma de la derecha que, por lógica, la llevaría a la segunda columna desde la izquierda, en la que había visto el segundo frasquito sin poción.
Colin se resignó a que no podía hacer nada contra la terquedad de Emilie. Ni siquiera había podido entrar a la habitación después de que ella saliese de allí, como para ir a buscar el frasquito (que quizás contenía una pista y quizás no). Se sacó el cinturón mientras pensaba que tendrían que hacer un stock de cinturones y cordones de zapatos, por las dudas. Luego se mordió la boca para evitar que una sonrisa desubicada apareciese en su rostro.
No todos lidiaban con el estrés riéndose, como lo hacía él.
* * *
Nicol y Genevieve se acercaron al resto mientras Colin atendía a Margaery. Ellos dos y Moira habían decidido que esta última entraría a la habitación que decía ‘Ajedrez’. No había sido una decisión fácil, considerando lo que le había sucedido a Emilie, así que querían ayudarla. Por eso propusieron acercar a Margaery al umbral de esa puerta para alumbrar un poco el interior. Propuesta que fue recibida con quejas de parte de Colin y Eren, pero con un asentimiento de cabeza de la implicada.
- Quiero ser útil -dijo Margaery, aceptando la ayuda para pararse y luego para sentarse de nuevo esta vez junto a la puerta por la que había pasado Moira. Con el brazo sano sostuvo la varita para alumbrar el interior, y luego cerró los ojos para tratar de concentrarse de nuevo en su cuerpo. Esa era toda la ayuda que podía brindar en ese estado, a pesar de lo mucho que amaba jugar al ajedrez.
- Chicos, nos olvidamos de la poción. ¿Debería tomarla Eren? -preguntó Genevieve.
- ¿Servirá para el veneno de serpiente? -preguntó él-. Ya no me duele tanto y no tengo ninguna herida mortal -agregó, aunque no estaba muy seguro de lo último: sentía algo extraño en el pecho. A esta altura se sentiría una persona con suerte si lo que tenía era tan solo una costilla rota. Además de la muñeca, claro.
- No creo -dijo Genevieve, mirando de cerca el frasquito con la poción azul, que no tenía nada útil en la etiqueta, salvo la palabra ‘Curación’-. Por algo estaban diferenciados los colores, ¿no?
¿Qué opinan? ¿La poción azul curará las mordeduras de serpiente? ¿Si se la dan a Margaery y a Emilie será un gasto de poción sin sentido o servirá de algo?
Que Eren se negara a tomar toda la poción y que la rayita negra del caracol de Margaery se hubiese achicado de 3/4 de su tamaño a 1/2 cuando la estaban mirando, fueron las dos cosas que los hicieron decidirse: Emilie, Margaery y Eren tomarían un tercio de la poción azul cada uno. Así que, cuando Emilie salió de la habitación con el último frasquito, la obligaron a sentarse junto a Margaery y a tomar su parte de la poción.
Los tres heridos mantuvieron sus caracoles a la vista de todos. Luego de un momento, la rayita del caracol de Eren se extendió hasta cubrir nuevamente 3/4 del espacio. Todos aguardaron en silencio los cambios en los otros dos caracoles, pero nada sucedió. Se habían equivocado y habían desperdiciado poción que no estaba preparada para curar gente envenenada.
El silencio se mantuvo lo que pareció una eternidad, hasta que escucharon a Valerian gritar y vieron que corría hacia el umbral, con un brazo delante de los ojos.
- ¿Por qué se tapa? -dijo Nicol, acercándose con Genevieve hasta donde la barrera les permitió hacerlo-. Oh... Merlín...
Ambos habían visto las arañas que lo perseguían sin darle descanso. Genevieve se llevó las manos a la boca de la impresión, mientras veía cómo se le trepaban las arañas a las piernas. ‘Pequeñas, al menos son pequeñas’, pensó.
Cuando Valerian llegó cerca del umbral, las piernas se le doblaron y Nicol le gritó para alentarlo a seguir. Era desesperante estar del otro lado de la barrera sin poder hacer nada. ¡Valerian estaba a menos de un metro de ellos! Colin se sumó a la tortura de verlo lidiar con las arañas desde el umbral y también se unió a los gritos de aliento, junto con Nicol y Genevieve.
Luego de unos segundos de arrastrarse con los brazos entre las arañas enojadas, apuntando hacia los gritos de sus compañeros, Valerian logró sacar una mano por el umbral. Y eso fue más que suficiente para que los que estaban afuera tirasen de él con todas sus fuerzas y lo sacasen de allí.
- OhMerlínohMerlínohMerlín -fue lo único que atinó a decir Colin, mientras le revisaba el rostro a su compañero de casa-. Val, ¿puedes ver algo?
- ¿Qué te pasó en las piernas? -preguntó Genevieve al mismo tiempo. Se odiaba por haber estado pendiente de los caracoles en lugar de ver lo que estaba haciendo Valerian dentro de la habitación.
Valerian tosía, aún sin poder hablar claro. Trataba de hacerlo, pero además de haberle arruinado los ojos, lo que le había tirado la araña también parecía estar haciéndole algo en la garganta. Estaba demasiado concentrado en respirar como para tratar de narrarle su aventura a los demás. Y justo cuando iba a volver a intentarlo, el grito de Eren le recordó lo que había ido a buscar a aquella habitación nefasta.
- ¡Los caracoles! ¿Val tiene la poción? ¡Están por desaparecer las rayitas!
Valerian trató de levantar uno de los brazos y abrir la mano, pero no lo logró del todo. De todas formas, el temblor del intento fue suficiente para que Genevieve notase lo que tenía en ella: la poción blanca. Con algo de dificultad, la Hufflepuff le abrió la mano temblorosa y sacó el frasquito para examinarlo.
- ¡Creo que sirve para los tres! -dijo emocionada, mientras miraba la etiqueta. En ella se veían varios animales e insectos dibujados, incluidas serpientes y arañas.
- ¡Tráiganla! ¡Ya casi desaparecen! - gritó Eren, haciendo que las tres personas medianamente sanas que quedaban allí decidieran en milisegundos cómo repartirían la poción.
¿Qué dicen? Les damos las mismas opciones. ¡Esperamos que esta vez tomen la decisión correcta!
Los segundos que tardaron en decidir si le daban o no poción a Valerian se les hicieron eternos. El gesto sutil de la mano de él, descartándose a sí mismo, hizo que no tarden más aún. Genevieve se acercó a Emilie y a Margaery y las ayudó a tomar medio frasco de poción blanca cada una. El cambio fue notable: ambas comenzaron a respirar mejor y se relajaron al instante. La poción, al parecer, era la correcta para darles.
- Al menos ya sabemos que los pergaminos no mienten -comentó Eren-. Siento calor en el pecho y los brazos, pero creo que es el efecto de la poción -agregó, moviendo despacio la muñeca que se había herido con la caída. En pecho también sentía el alivio de la poción trabajando en lo que hubiese tenido allí. Tenía su caracol en la mano del brazo inmobilizado, a la vista de todos. La línea negra se había estirado hasta cubrir 3/4 del espacio que había ocupado antes y parecía haberse detenido allí. Eren de todas formas no se preocupó: sabía que estaba mejor que antes y que así al menos podría ser de más ayuda que antes.
- Hablando de eso... -dijo Emilie, mientras le mostraba a los demás el último frasquito que había sacado de la habitación.
Nicol se acercó para tomarlo y sacar el pergamino que tenía adentro. El piso estaba lleno de tierra y pedazos de empapelado pudriéndose, pero esas cosas ya no les importaban. Los que habían estado parados o en cuclillas se acercaron a la puerta en la que estaba Moira y se sentaron formando lo más parecido a un semicírculo que el pasillo les permitía.
- Veamos... -Nicol puso en el medio de todos la revista y los pergaminos que todavía no habían leido-. Esta última dice: 'Genevieve y Margaery son expertas en los hechizos que comienzan con E'. La anterior de esa habitación dice: 'Ninguna de las chicas es experta en los hechizos que empiezan con consonante'. Y la que trajo Margaery dice: 'Valerian es experto en un hechizo de los que comienzan con 'I'. Eren es experto en el hechizo Alohomora'.
Genevieve había ido completando los cuadraditos del enigma lógico a medida que Nicol leí a las pistas. Cuando terminó de hacerlo se lo mostró a todos, enumerando las pistas y cómo las había plasmado en la grilla. Entre todos trataron de recordar si había alguna pista extra, además de los intentos de Colin con las varitas, pero no parecían tener más datos que los que había allí. Y no eran suficientes. Necesitaban con urgencia tener una varita cada uno.
- Moira, ¿puedes ver alguna pista allí? -le preguntó Nicol, tratando de no elevar demasiado la voz. Quién sabe lo que habría escondido en aquella habitación.
- Por ahora solo veo los caballos, pero está algo oscuro -dijo ella, a unos pasos del umbral. El ajedrez le encantaba, pero aquella habitación no tenía demasiado sentido. Había solo dos piezas: un caballo negro de su altura, en la pared más alejada de la habitación, y un pequeño caballo blanco, justo delante del umbral. Moira había estado tratando de pensar en cómo ‘jugar’ a aquello, en lugar de entrar a ciegas, pero no tenía ninguna idea coherente. Conseguir lo que hubiese allí adentro ya no era de vida o muerte. O al menos no de muerte inmediata. Así que, aprovechando que podía darse el lujo de pensar un momento más, decidió preguntarle al resto.
EXTRA: Pueden ganar un voto extra si envían por Mensaje Directo (en Twitter o aquí en el foro) el Enigma Lógico resuelto correctamente con las pistas dadas hasta el momento. ¡no se pierdan la oportunidad de votar doble cuando quieran! (Aquí el Excel con el original. Las pistas están en el desplegable a continuación)