Beyond Hogwarts RPG - Foro de rol Play-By-Post ambientado en el mundo de Harry Potter
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Con carpa
- Rainier Bruneau
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Con carpa
A Rainier no le importaba su cumpleaños, lo recordaba porque era el día en el que tenía que dejar de decir que tenía dieciséis para responder con diecisiete, y nada más. Su mamá le enviaría una lechuza diciéndole cosas pasadas en cariñosas que lo harían sentir felizmente avergonzado, y su papá quizás le mandaría una tarjeta con una letra sospechosamente femenina, pero no era seguro. No era importante, de todos modos, no había sido un logro sobrevivir todo un año.
Estaba desayunando en la mesa de Slytherin, y como todas las mañanas levantaba la vista cuando se acercaba la taza de té a la cara para mirar con disimulo hacia la mesa de Gryffindor y buscar a la Belkis con la vista. Como no se hablaban solamente le quedaba tratar de averiguar si ella estaba bien con miradas furtivas. Enseguida dejó de mirar hacia la mesa de los leones cuando la ubicó con la vista, bajando la taza y agarrando una tostada para llevársela a la boca y ahora volver a mirarla, con más atención. Le daba gusto sentirse invisible otra vez, la extrañaba pero también había extrañado odiar la escuela y sentirse irrelevante.
No estaba ni enterado que en breves momentos Eve iba a hacer su delivery.
Estaba desayunando en la mesa de Slytherin, y como todas las mañanas levantaba la vista cuando se acercaba la taza de té a la cara para mirar con disimulo hacia la mesa de Gryffindor y buscar a la Belkis con la vista. Como no se hablaban solamente le quedaba tratar de averiguar si ella estaba bien con miradas furtivas. Enseguida dejó de mirar hacia la mesa de los leones cuando la ubicó con la vista, bajando la taza y agarrando una tostada para llevársela a la boca y ahora volver a mirarla, con más atención. Le daba gusto sentirse invisible otra vez, la extrañaba pero también había extrañado odiar la escuela y sentirse irrelevante.
No estaba ni enterado que en breves momentos Eve iba a hacer su delivery.

- Maggie Grimbale
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Estaba molesta, incómoda... no sabía cómo poner sus piernas en el banco, acababa de estornudar por tercera vez en el día y por eso odiaba ser alérgica. Aburrida, tomó la taza caliente entre sus manos y disfrutó por unos segundos de esa sensación en sus manos, antes de subirla y darle un trago al té.
La verdad era que Maggie también lo espiaba todas las mañanas... y todas las noches. La necesidad de mirarlo había ido disminuyendo, ya no lo buscaba cuando caminaba por algún pasillo, por si de casualidad se cruzaban. Se había acostumbrado a esa rutina silenciosa que él mismo le había impuesto, observándolo esporádicamente cuando compartían esos ratos en el Gran Salón.
Otra cosa que también era muy cierta, era que no tenía idea de que era su cumpleaños. Recordaba que era en primavera, pero no podía precisar un día exacto. El año anterior Rainier, en su hermetismo habitual, no le había dicho que cumplía años, y cuando Maggie preguntó ya había pasado como un mes de esa fecha. Lo había estado observando igual con más atención este último tiempo, a ver si lograba descifrar qué día era su cumpleaños. Suponía que Archer lo saludaría, haría algo de escándalo en la mesa y ella podría así enterarse. Pero no, nada de eso sucedía.
Levantó la taza una vez más y curioseó como quien no quiere la cosa, pasando la mirada por la mesa de Slytherin, a ver qué estaba haciendo él...
La verdad era que Maggie también lo espiaba todas las mañanas... y todas las noches. La necesidad de mirarlo había ido disminuyendo, ya no lo buscaba cuando caminaba por algún pasillo, por si de casualidad se cruzaban. Se había acostumbrado a esa rutina silenciosa que él mismo le había impuesto, observándolo esporádicamente cuando compartían esos ratos en el Gran Salón.
Otra cosa que también era muy cierta, era que no tenía idea de que era su cumpleaños. Recordaba que era en primavera, pero no podía precisar un día exacto. El año anterior Rainier, en su hermetismo habitual, no le había dicho que cumplía años, y cuando Maggie preguntó ya había pasado como un mes de esa fecha. Lo había estado observando igual con más atención este último tiempo, a ver si lograba descifrar qué día era su cumpleaños. Suponía que Archer lo saludaría, haría algo de escándalo en la mesa y ella podría así enterarse. Pero no, nada de eso sucedía.
Levantó la taza una vez más y curioseó como quien no quiere la cosa, pasando la mirada por la mesa de Slytherin, a ver qué estaba haciendo él...

- Rainier Bruneau
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Cuando le pareció que ella podría estar levantando la mirada (ya sea que ella iba a mirar en su dirección o no, él quería ser muy cuidadoso con no ponerse en evidencia) hizo de cuenta que había algo que ver en su tostada de repente, por lo que la sacudió sobre la mesa, rodeando todo de migajas.
Y ahí fue cuando llegó la tarjeta, y esa caja de bombones cerca suyo que no había visto aún, que le dejaba Eve. La Ravenclaw era de más conocida como la que hacía entregas románticas para otra gente, y él enseguida sintió los nervios cuando se dio cuenta que estaba mirando otra vez hacia la mesa de Gryffindor, buscándola con la vista, sus dedos comenzando a abrir la tarjeta que le llovería papel picado y lo mandaría al frente con la canción en pocos segundos.
Y ahí fue cuando llegó la tarjeta, y esa caja de bombones cerca suyo que no había visto aún, que le dejaba Eve. La Ravenclaw era de más conocida como la que hacía entregas románticas para otra gente, y él enseguida sintió los nervios cuando se dio cuenta que estaba mirando otra vez hacia la mesa de Gryffindor, buscándola con la vista, sus dedos comenzando a abrir la tarjeta que le llovería papel picado y lo mandaría al frente con la canción en pocos segundos.

- Maggie Grimbale
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Lo había buscado con la mirada, a punto de lamentar su suerte si se había sentado en la parte incorrecta de la mesa de Gryffindor y no llegaba a verlo. Ah no, no... ahí estaba, ¿sacudiendo una tostada? Sonrió de costado e iba a aprovechar a mirarlo un rato más, mientras apoyaba la taza sobre la mesa, pero además de los chicos que pasaban por los pasillos que comunicaban las mesas, alguien se paró justo delante de él. Maldición.
Estiró el cuello, pretendiendo que iba a tomar un bollo de canela y se movió un poco a su derecha para seguir la secuencia. La chica se quitó de adelante y de pronto cuando pudo ver a Rainier de nuevo, estaba siendo bañado en papelitos de colores que cayeron sobre la mesa y su cabello. Maggie alzó las cejas... -Hoy- Su cumpleaños era hoy!! Apretó los labios porque sintió un vuelco en el estómago. ¡¿Estaba mirándola?!... y más importante aún, ¿debería saludarlo?
Estiró el cuello, pretendiendo que iba a tomar un bollo de canela y se movió un poco a su derecha para seguir la secuencia. La chica se quitó de adelante y de pronto cuando pudo ver a Rainier de nuevo, estaba siendo bañado en papelitos de colores que cayeron sobre la mesa y su cabello. Maggie alzó las cejas... -Hoy- Su cumpleaños era hoy!! Apretó los labios porque sintió un vuelco en el estómago. ¡¿Estaba mirándola?!... y más importante aún, ¿debería saludarlo?

- Rainier Bruneau
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Más que saludos lo que recibió fueron miradas desagradables de los que acaban de dejar de lado sus desayunos llenos de papel picado para agarrar cosas nuevas y esperaban que él se disculpara. No, ni ahí, ¿querían pelear?
Separó los dedos de la mano y se los pasó por el cabello, tirando hacia adelante el papel picado sobre la mesa y mirando la tarjeta. Eve. Claro que era de Eve, ¿qué se había imaginado? Qué imbécil que era. Se quedó con la mirada clavada en la mesa mientras corría las cosas como había hecho el resto, colocando tazas sin terminar y platos en el centro de la mesa y acercándose tazas de té o café frescas, volviendo a servirse de las bandejas comunales que se habían salvado con expresión de nada. Ni una sonrisa, o la más mínima evidencia de que esa podría ser su cara de cumpleaños.
Separó los dedos de la mano y se los pasó por el cabello, tirando hacia adelante el papel picado sobre la mesa y mirando la tarjeta. Eve. Claro que era de Eve, ¿qué se había imaginado? Qué imbécil que era. Se quedó con la mirada clavada en la mesa mientras corría las cosas como había hecho el resto, colocando tazas sin terminar y platos en el centro de la mesa y acercándose tazas de té o café frescas, volviendo a servirse de las bandejas comunales que se habían salvado con expresión de nada. Ni una sonrisa, o la más mínima evidencia de que esa podría ser su cara de cumpleaños.

- Maggie Grimbale
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Por un instante, Maggie siguió con la mirada a la compañera de Rainier que le había llevado la tarjeta. ¿Era la del club de cartitas de amor que participa Leo? Frunció el entrecejo y volvió la vista hacia donde venía un sonidito bastante molesto que parecía ser una melodía de feliz cumpleaños.
Agarró el bollo de canela del plato y lo puso junto a su taza aunque estaba nerviosa como para comerlo. Volvió a subir la mirada y notó que Rainier ya no tenía papel picado en el pelo y que seguía desayunando como si nada. Entrecerró los ojos, le parecía extraño que nadie más lo estuviera saludando y que tuviera esa cara de pocos amigos... No, quizás no, quizás era mejor no acercarse. Pero sí, era su cumpleaños, esa carta y la chica del club no podían estar equivocadas. ¿Alguien le había mandado una tarjeta saludándolo de manera anónima? ¿Tenía una admiradora?
Maggie no paraba de hacerse la cabeza mientras deshacía todo el borde del bollo, tironeando de la masa, con la mente perdida en cualquier otro lado. No sabía qué hacer, quería saludarlo ¿pero y si estaba equivocada? ¿o si él le ladraba y le tiraba el té frío y lleno de papelitos en la cara?
Agarró el bollo de canela del plato y lo puso junto a su taza aunque estaba nerviosa como para comerlo. Volvió a subir la mirada y notó que Rainier ya no tenía papel picado en el pelo y que seguía desayunando como si nada. Entrecerró los ojos, le parecía extraño que nadie más lo estuviera saludando y que tuviera esa cara de pocos amigos... No, quizás no, quizás era mejor no acercarse. Pero sí, era su cumpleaños, esa carta y la chica del club no podían estar equivocadas. ¿Alguien le había mandado una tarjeta saludándolo de manera anónima? ¿Tenía una admiradora?
Maggie no paraba de hacerse la cabeza mientras deshacía todo el borde del bollo, tironeando de la masa, con la mente perdida en cualquier otro lado. No sabía qué hacer, quería saludarlo ¿pero y si estaba equivocada? ¿o si él le ladraba y le tiraba el té frío y lleno de papelitos en la cara?

- Rainier Bruneau
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Puso dos tostadas sobre el plato y las empezó a cargar de cosas: huevo frito, panceta, lo que hubiera a mano, para hacerse un sandwich bruto. Quería desayunar a las apuradas y tomarse el buque, porque todos esos papelitos lo ponían nerviosos. Por respeto a Eve había dejado la tarjeta a un costado, porque le daban ganas de sentarse sobre ésta para ahogar las últimas notas del feliz cumpleaños, que ignoraba como si no tuviera que hacerse cargo.
Iba a tener que decirle a la Ravenclaw que gracias, pero que a él no le gustaban esas cosas. Y menos que menos en público. No sabía qué pensar de ella, porque era demasiado toquetona para su gusto, pero le daba cosa pararle el carro como si él se creyera que ella le estaba arrastrando el ala. Iba a quedar re engreído, no daba.
Iba a tener que decirle a la Ravenclaw que gracias, pero que a él no le gustaban esas cosas. Y menos que menos en público. No sabía qué pensar de ella, porque era demasiado toquetona para su gusto, pero le daba cosa pararle el carro como si él se creyera que ella le estaba arrastrando el ala. Iba a quedar re engreído, no daba.

- Maggie Grimbale
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El bollo no tenia la culpa de su indecisión, de su falta de valentía (¿para esto el sombrero la había puesto en Gryffindor?) pero Maggie seguía rompiéndolo con sus dedos. Había alzado la vista hacia la puerta, esperando que entrara Alice y le diera algún consejo, aunque ya lo sabía. Su amiga había sido muy clara, le había dicho que no se rinda. Que si de verdad le gustaba, no tenía que dejar las cosas como estaban sin pelear.
Y se preguntó si de verdad le gustaba y el corazón le empezó a latir rápido, en una clara respuesta. Quizás si al menos le hiciera una mueca, una sonrisa, ALGO que le dijera que podía acercarse...
Inspiró y la nariz volvió a picarle, haciéndola estornudar, justo cuando estaba por volver a mirarlo, como si en la cara de Rainier bajándose una tostada hipercalórica estuviera la respuesta. Aaah, maldita alergia...
Y se preguntó si de verdad le gustaba y el corazón le empezó a latir rápido, en una clara respuesta. Quizás si al menos le hiciera una mueca, una sonrisa, ALGO que le dijera que podía acercarse...
Inspiró y la nariz volvió a picarle, haciéndola estornudar, justo cuando estaba por volver a mirarlo, como si en la cara de Rainier bajándose una tostada hipercalórica estuviera la respuesta. Aaah, maldita alergia...

- Rainier Bruneau
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Todo eso le llevó a pensar sobre ese milésimo de segundo en el que no sabía que la tarjeta y toda la mini fiesta venía de parte de Eve. Tenía que sincerarse consigo mismo y admitir que pensó que podría ser de la Belkis, que era mucho más comunicativa que él. Para ella los cumpleaños parecían ser importantes, y aparentemente regalos (como el gnomo de cerámica que él le había enviado pensando que era algo que ella querría tener) no contaban si no venían con una nota.
Se ordeó dejar de pensar en ella y levantó con ambas manos el sandwich hasta su cara, y volvió a mirar hacia donde Maggie estaba sentada.
Se ordeó dejar de pensar en ella y levantó con ambas manos el sandwich hasta su cara, y volvió a mirar hacia donde Maggie estaba sentada.

- Maggie Grimbale
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Estaba con la cabeza gacha, intentando dejar de estornudar porque sí. Se pesó una mano por la cara y luego volvió a enderezarse en el lugar, apartando con una mano el bollo porque ya no quería comer. Prefirió seguir con el té, se llevó la taza a la boca y volvió a mirar a Rainier.
Se quedó quieta unos segundos al notar que él también la estaba mirando, y apartó en seguida la vista para que sus ojos dejaran de hacer contacto.
-Mierda- pensó e intentó seguir disimuladamente, mirando hacia las otras mesas como si todo fuera super normal. ¿Quién no desayuna acosando a todos sus compañeros con la vista?
Se quedó quieta unos segundos al notar que él también la estaba mirando, y apartó en seguida la vista para que sus ojos dejaran de hacer contacto.
-Mierda- pensó e intentó seguir disimuladamente, mirando hacia las otras mesas como si todo fuera super normal. ¿Quién no desayuna acosando a todos sus compañeros con la vista?

- Rainier Bruneau
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-Mierda- también pensó cuando hicieron contacto visual, enseguida dándole un exageradísimo mordisco al sandwich y mirando hacia un compañero que estaba sentado casi que paralelo a él. El compañero también hizo contacto visual, levantando las cejas onda '¿qué?' y Rainier frunció el entrecejo para clavar la vista en una azucarera.
No pegaba una hoy. Masticó a lo bruto, pero masticó, porque si se ahogaba era demasiado para un solo día. ¿Estaría Maggie mirándolo a él por algo? ¿Quizás sí había mandado ella la carta? No, no, decía claramente Eve. ¿Pero no era que quizás así funcionaba el club de las cartitas de amor? No, Rainier, basta. Se estaba haciendo la cabeza solo, odiaba pensar en estas cosas.
No pegaba una hoy. Masticó a lo bruto, pero masticó, porque si se ahogaba era demasiado para un solo día. ¿Estaría Maggie mirándolo a él por algo? ¿Quizás sí había mandado ella la carta? No, no, decía claramente Eve. ¿Pero no era que quizás así funcionaba el club de las cartitas de amor? No, Rainier, basta. Se estaba haciendo la cabeza solo, odiaba pensar en estas cosas.

- Maggie Grimbale
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¿Había sido casualidad? Quizás Rainier pudo sentir la insistencia con la que lo estaba mirando y por eso él también miró hacia la mesa de Gryffindor...
Maggie bajó la taza sin apoyarla aún en la mesa y se mordió el labio inferior de manera nerviosa, porque ahora tenía todavía más ganas de volver a pasar la vista por ahí, para saber si seguía mirándola. Fue un segundo, así, como quien no quiere la cosa, volvió la vista al frente, notó que Rainier ya no estaba mirando en su dirección y siguió el recorrido por la mesa de Slytherin.
Sintió un poco de desilusión, porque había pensado que si él seguía mirándola era porque quería también saber de ella, no se había olvidado de que existía. Pero la había salteado, no le estaba invadiendo el espacio personal con la mirada, y eso se sentía terrible. Ella no quería ser parte del montón de compañeros para él.
Apoyó la taza sobre la mesa y la observó, cansada. No quería que pasar otro cumpleaños de Rainier sin saludarlo, quizás debiera recurrir al método que Alice le había sugerido... En seguida la idea entró en duda al recordar que una chica acababa de darle también una carta por su cumpleaños, hasta le había agregado un hechizo para que lo bañara en papel picado. No quería hacer lo mismo, pero no sabía cómo saludarlo sin hablarle. Volvió a mirarlo, dudando.
Maggie bajó la taza sin apoyarla aún en la mesa y se mordió el labio inferior de manera nerviosa, porque ahora tenía todavía más ganas de volver a pasar la vista por ahí, para saber si seguía mirándola. Fue un segundo, así, como quien no quiere la cosa, volvió la vista al frente, notó que Rainier ya no estaba mirando en su dirección y siguió el recorrido por la mesa de Slytherin.
Sintió un poco de desilusión, porque había pensado que si él seguía mirándola era porque quería también saber de ella, no se había olvidado de que existía. Pero la había salteado, no le estaba invadiendo el espacio personal con la mirada, y eso se sentía terrible. Ella no quería ser parte del montón de compañeros para él.
Apoyó la taza sobre la mesa y la observó, cansada. No quería que pasar otro cumpleaños de Rainier sin saludarlo, quizás debiera recurrir al método que Alice le había sugerido... En seguida la idea entró en duda al recordar que una chica acababa de darle también una carta por su cumpleaños, hasta le había agregado un hechizo para que lo bañara en papel picado. No quería hacer lo mismo, pero no sabía cómo saludarlo sin hablarle. Volvió a mirarlo, dudando.

- Rainier Bruneau
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Se dio cuenta que más que masticando estaba mordiendo lo que tenía en la boca, y tragando. No disfrutaba de lo que comía, solamente buscaba no ahogarse y terminar con lo que tenía en las manos. Sentía una mezcla de bronca y tristeza que también le recordaba a Maggie, solamente logrando hacerlo sentir peor.
De haber sido más inteligente se hubiera levantado, abandonando el desayuno y buscando una forma de dejar de pensar urgentemente: haciendo lagartijas hasta que le dolieran las manos contra el piso de piedra, corriendo hasta que le ardiera el aire al entrar a los pulmones. Pero no, no quería pasar hambre a media mañana. Iba a comer, y torturarse mentalmente, sin entender bien porqué.
De haber sido más inteligente se hubiera levantado, abandonando el desayuno y buscando una forma de dejar de pensar urgentemente: haciendo lagartijas hasta que le dolieran las manos contra el piso de piedra, corriendo hasta que le ardiera el aire al entrar a los pulmones. Pero no, no quería pasar hambre a media mañana. Iba a comer, y torturarse mentalmente, sin entender bien porqué.

- Maggie Grimbale
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Si quizás él la volviera a mirar, podría saludarlo a la distancia. Tal vez mover los labios para decirle Felicidades... así no debería acercarse ni enfrentar una conversación más larga, se evitarían la incomodidad de mirarse de cerca, de no saber cómo saludarse ni cómo terminar una charla que dudaba pudiera tener más contenido que un Feliz Cumpleaños a secas. Porque no, todo lo demás no sabía cómo ponerlo en palabras y él no quería escucharlo.
Ese era el plan. Se quedó entonces con la mirada fija en él y comenzó a llamarlo mentalmente -miramemiramemiramemirame- una publicidad hace un par de años nos demostró que eso funciona (?).
Ese era el plan. Se quedó entonces con la mirada fija en él y comenzó a llamarlo mentalmente -miramemiramemiramemirame- una publicidad hace un par de años nos demostró que eso funciona (?).

- Rainier Bruneau
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Empezó a preguntarse, otra vez, si se arrepentía de la última vez que habló con Maggie, de las cosas que dijo. Pasó meses tratando de asegurarse de que no, que había tomado la decisión correcta tanto para él como para ella. Que sí, seguramente dolía, pero al menos ahora ella podía estar con quien quisiera sin sentir culpas, y él sin sentirse mal. Pero Rainier se sentía mal igual, así que al menos tenía que convencerse de que Maggie estaba bien.
Bajó el sandwich, ya casi terminado. Agarró una taza de té y la levantó a la cara, dejando que la mala costumbre de mirar hacia donde estaba Maggie traicionara su determinación.
Bajó el sandwich, ya casi terminado. Agarró una taza de té y la levantó a la cara, dejando que la mala costumbre de mirar hacia donde estaba Maggie traicionara su determinación.
