Bob no pudo hacerlo

[Melwyn Blackwood]

((¡Yay! Me alegro, sino luego iba a recibir una boleta de pago y tendría que eliminar los rastros de que este thread sucedió jaja))

Cuando él la tomó de las manos sintió que el estómago se le hacía un nudo, incómodo, cerrándose a formar parte de sus órganos. Las manos frías de repente, aunque probablemente era solamente la sensación y no un verdadero cambio de temperatura.

"No es nada, está bien, lo siento" era imposible no disculparse. "¿Ves? Una persona normal probablemente no permitiría que nos la pasemos disculpándonos mutuamente" le sonrió débilmente, insegura de su propio chiste, entrelazando los dedos de sus propias manos y acercándoselos al pecho. "No sé qué tanto podré ayudarte" volvió a advertir.

[Melwyn Blackwood]

Asintió por puro compromiso al primer comentario, porque en realidad ella no deseaba nada más que ser como los demás: no llamar la atención, desaparecer en una multitud de chicas sangre pura hermosas, de estatura normal, de color de cabello normal, sin una nariz larga, con familias perfectas y de buena clase. Eso era su sueño. Ser una más en un mar de gente bien.

"Haré mi mejor esfuerzo, pero no puedo hacer promesas" le dijo mientras bajaba las manos que tenía entrelazadas y las dejaba descansando sobre su regazo. "Siempre pensé que disculparse es algo bastante bonito, algo educado" se le escapó la confesión, casi que distraídamente.

[Melwyn Blackwood]

No pudo evitar sorprenderse con la respuesta de Riurik. Era, realmente, un buen chico. En el corazón de Melwyn siempre estaría Moira en el primer puesto, porque estaba mal de la cabeza y lo único que separaba a Melwyn de un amor verdadero para con su mejor amiga era un trágico caso de heterosexualidad en ambas partes, pero siempre le ablandaba el corazón conocer a alguien tan amable, que pensara cosas buenas de ella.

"Eres demasiado amable conmigo" observó, ahora un poco más atenta que antes. "No quisiera que la gente vea tu amabilidad y se abuse, ahora que lo pienso" dijo como dubitativa. No pensaba que él era el tipo de chico que se dejaría pasar por encima, de hecho antes de hablarle siempre le había parecido imponente y un poco atemorizante, pero se le escapó esa preocupación.

[Melwyn Blackwood]

Entiendo que los heterosexuales son más mandados, pero Melwyn nunca bajaría la guardia en la pecera que era el Gran Salón, por más confianza que termine tomando con Riurik. Merlín, no, no dije nada.

Sonrió con alivio, logrando que su ansiedad bajara aún más. Se sintió un poco cómoda con la situación, como si se olvidara que debía mantener las apariencias constantemente por si alguien la observaba. "¿Te sucede así en Gryffindor también? No quiero sonar a que prejuzgo" aclaró con un dejo de preocupación "pero los imagino a todos muy... energéticos" comentó, sin saber si lo estaba ofendiendo. Riurik parecía un chico tranquilo, pero quizás inevitablemente llamaba la atención en su sala común.

[Melwyn Blackwood]

Su cerebro inmediatamente la ayudó a recordar quién era Joseph -Gryffindor, nariz, ojos claros y cabello oscuro- y continuó escuchando a Riurik. Pensó que, aunque ella se había ofrecido, probablemente la mejor persona para ayudar a Riurik era Joseph. Así como ella tenía a Moira, siempre había un buen balance entre personas tan distintas.
Lo observó detenidamente, preguntándose si quizás no le gustaba estar en lugares públicos porque chicas, como Melwyn (aunque probablemente de años inferiores) se la pasarían tratando de llamar su atención. Intentó evitar que ese pensamiento se convirtiera en palabras. Cuando él terminó de hablar y ella sintió que debía decir algo, soltó un "Suena a que eres hijo único". Se le escapó, su expresión de sorpresa evidenció que sintió que acababa de decir algo muy grosero.

[Melwyn Blackwood]

Se mordió el interior de los labios para no interrumpir a Riurik y pedirle perdón. Lo escuchó, atenta pero llena de culpa, aunque sonrió brevemente cuando élm dijo que sus papás se llevan bien. Pero lo demás hizo que se enseriara, sintiéndose horrible por haber preguntado.

Para ella, esas cosas eran graves. Importantísimas. Secretos familiares, algo que no querría que se entere nadie si podía evitarlo. Que él haya ofrecido esa información, y a ella que no era nada ni nadie, la preocupó. Bajó mucho la voz, inclinándose hacia él para que pudiera escucharla. "Lo siento" dijo con sinceridad. "Debe ser difícil" agregó, con un lamento en la voz. Melwyn imaginaba que la vida familiar de Riurik no debía ser sencilla, pero más que nada imaginaba que él quizás sufría tanto como ella por ser mestizo.

[Melwyn Blackwood]

Se puso nerviosa, pero no completamente por la mano en su hombro. No entendía porqué él acababa de revelarle lo que para ella era un enorme e importantísimo secreto. Su cerebro insistió en que, por empatía, ella le dijera que era mestiza también. Pero no, primero muerta a animarse a decir algo así. Y menos ahí, en el Gran Salón, a un chico amable que no terminaba de conocer.

"No le diré a nadie" le dijo todavía en un hilo de voz, sin moverse del lugar que casi prometía algo de privacidad en esa mesa eterna y pública. "Lo prometo" le dijo, preocupada. Quizás en Gryffindor también eran puristas, Melwyn nunca había estado segura de que fuera cierto que solamente Slytherin tuviera esa fama.

[Melwyn Blackwood]

Ella estaba demasiado sorprendida aún como para procesar lo que él le estaba diciendo. Sentía como que acababa de confesarle un secreto enorme, de suma importancia. Quizás luego, cuando estuviera sola en su cuarto, recordaría lo que él acababa de decirle y se pondría más roja que su cabello. Pero, en el momento, no se recuperaba del shock de lo que él acababa de contarle.
"Yo..." dijo, tratando de organizar sus pensamientos. Se enderezó en el lugar, mirando brevemente alrededor "no diré nada, en serio" insistió. "Puedes confiar en mí para esto" respondió mientras asentía con la cabeza. Lo miró, intensamente, para que supiera que hablaba en serio. Ya no se sentía segura hablando ahí. Tendría que interceptarlo luego, a solas.

[Melwyn Blackwood]

Melwyn era, después de todo, una egoísta. Ella pensaba las cosas desde su perspectiva, ponía las preocupaciones propias como regla que medía las de los demás. Que Riurik, que era tan amable, le contara esos secretos sobre su familia, seguramente significaba que confiaba en ella. Y si ella estuviera en su lugar, estaría muy preocupada de que alguien supiera que era mestiza. Sería, dentro de todo, una de las peores cosas que podrían pasarle. Ser mestiza era recordar el olor a lodo de la casa de sus padres, el ruido a animales de granja, el sudor asqueroso del trabajo manual.

"No, no es para que te asustes" sonrió levemente. Forzó la sonrisa, intentó fingir con el cuerpo que no estaba preocupada por él. "Solamente que... ya sabes, algunas personas..." fue bajando la voz a medida que hablaba "te tratan distinto..." su voz se convirtió en un susurro "cuando saben".

[Melwyn Blackwood]

"¡No!" mintió efusivamente en una voz ahogada, un grito susurrado. Claro que iba a tratarlo distinto: con mucho más cuidado y atención que antes, como si toda la charla que tuvieron antes sirviera de antesala para que ella lo ayudara, en realidad, a disimular su estatus de mestizo. Melwyn estaba completamente demente.

"No, claro que no. Nadie debería tratarte diferente" dijo, como si pudiera asegurarlo. No es que deba hablar demasiado en la narración, pero yo diría que esta es la oportunidad perfecta para que Riurik huya de ella. "Yo no lo haré" le aseguró, mirándolo a los ojos.

[Melwyn Blackwood]

-¿¡Cómo sabe que le mentí!?- se puso nerviosa, como sospechando que alguien tan bueno como Riurik podía ver através de ella. Él, seguramente, veía claramente cada mentira que había salido de su boca. No sabía si era la cercanía, la tensión, o el tema delicado que estaban hablando, pero todo tenía un aire de suma importancia.

Titubeó, abriendo la boca levemente para dejar salir algunas sílabas mudas, pero luego apretó los labios suavemente mientras pensaba qué decirle. No aguantó mirarlo a los ojos, como si temiera que él pudiera adivinar algo más sobre ella, como si fuera a descubrir todas sus mentiras. Que ella no era delicada, ni amable, ni buena, ni femenina. Que nada de lo que mostraba era cierto, porque ella era horrible, egoísta y una mentirosa. Se puso de pie.

[Melwyn Blackwood]

"Hablamos por lechuza" dijo mientras pasaba sus piernas por el banco para salir de ahí. "Con, huh, las del colegio" aclaró, porque todo había empezado así: con las lechuzas. Había aprendido su lección y usaría las que Hogwarts había puesto a disposición del alumnado, no vaya a ser que cada vez que ella enviaba o recibía un correo terminaba arruinando los planes de Riurik con el armar y desarmar cosas.

Agarró su bolso, forzando una sonrisa. "¿Me responderás, cierto?" preguntó antes de irse. Ahora ella era la de las dudas. Él sabía que ella era una mentirosa, una mala persona. Él sabía, ella estaba segura. Riurik tenía que darle una chance para demostrarle que ella podía ayudarlo, que a veces ocultar las cosas era para beneficio propio que no lastimaba a otros.

[Melwyn Blackwood]

-Nononono- sentía que él la estaba obligando a seguir diciendo la verdad, y ella no estaba acostumbrada. No estaba acostumbrada a que no le creyeran, no estaba acostumbrada a que a alguien le importara saber si estaba diciendo la verdad.

"Claro que hablaremos, pero... no aquí. Luego. En otro lado. Te diré por lechuza" le dijo nerviosamente. ¿Y si él decidía contarle al mundo que ella también era mestiza? Se imaginaba que le quitarían la insignia, que nadie más en su casa volvería a dirigirle la palabra. Según lo que le había contado su madre sobre lo que ocurría en su época, quizás ni podría conseguir un buen trabajo al salir de Hogwarts. Todos sus méritos a la basura. "No pasa nada" mintió nuevamente, sin poder evitarlo, tratando de soltarse para irse.

[Melwyn Blackwood]

Sé que sobre gustos no hay nada escrito pero debería haber algo, un par de líneas, en algún libro de psicología del San Mungo al menos.

"No voy a mentirte" le aseguró. Estaría mejor preparada para la próxima vez que hablara con él, estaba segura. Era algo demasiado serio para conversarlo con alguien más, pero sentía que Riurik no le dejaba opción. Iba a tener que decirle cosas que llevaba años intentando ocultar, aunque él fuera virtualmente un desconocido. Melwyn estaba segura de que él ya sabía, de todos modos.

Cuando él le soltó la mano, se giró para caminar apresuradamente a la salida del Gran Salón. Iría directo a la Lechucería, moriría de ansiedad si dejaba eso para después.