27 de Diciembre

[Rabastan Lestrange]

((Linda forma de inaugurar la décimotercera página))

No es justo, falta más de un mes para que Rabastan cumpla 17 y sea un señorito de libre alberdrío. No más abuso por parte de Rodolphus sin poder defenderse y atacar, ¡vamos todavía!
"¿Dice quién, tu abuela?" le preguntó, moviendo el abrigo frente al rostro de Rebecca para que lo tomase. Pesaba levantándolo con una sola mano, especialmente si uno es Rabastan Lestrange que nunca hace ni el más mínimo esfuerzo físico. Llevarse galletas a la boca creo que no cuenta.

[Rabastan Lestrange]

Tranquila que no va a usar la magia para cosas feas como abusarse de ella, sino para practicar deporte. Como torturar y desangrar muggles hasta que ruegen de rodillas y con lágrimas en los ojos para que termine con sus miserables vidas, ya sabes, ese tipo de cosas deportivas e informales.
"No lo quiero" le dijo muy lento tratando de pronunciar cada palabra correctamente como el buen señorito inglés que es y a veces se olvida de ello, para que Rebecca comprendiera lo que le estaba queriendo decir.

[Rabastan Lestrange]

Ladeó la boca en un gesto de incomodidad cuando nombró a su madre. Un abrigo húmero y maloliente no era un buen presente de Navidad. Dejó el abrigo de Rebecca tirado sobre la botella que habían roto y sacó algunas monedas del bolsillo para pagar por lo que habían consumido en caso de que el dueño de la bodega se enfadara y mandara a buscar por los Auror a los ladrones de firewhiskey. Sí, Rabastan delira a veces.
Ignoró a Rebecca mientras hacía esto, no se giró para ver si ella ya se había marchado. Miró con tristeza la botella de firewhiskey que había sido suya, no había tomado casi nada y ya le dolía la cabeza.

[Rabastan Lestrange]

Miró el saco en el piso, las monedas sobre él y el olor a alcohol, tan tentador. Oyó los pasos que se alejaban. Mientras Rebecca subía las escaleras, Rabastan metió las manos en todos los bolsillos que tenían sus prendas, buscando desesperadamente un cerillo o un encendedor. Las ganas de prender fuego la bodega eran enormes, pero se apagaron rápidamente al notar que no poseía ninguno de los dos. Hubiera estado divertido, y terminar culpando a Rebecca por el incidente si encontraban los restos del abrigo.
-Bleh- esperó unos segundos y salió al frío, sintiéndose congelar con el cabello y parte de la ropa húmeda. Ojalá no hubiera próxima vida.