Todos tienen algo para contar

[Daniel Fitzgerald]

((Domingo 22 de diciembre de 1991. Librería Flourish and Blotts. Abierto))

La tercera era la vencida, decían. Hace dos años había comprado los regalos para sus hijos, los tres, en una tienda de artículos de quidditch porque esa era la obsesión del hijo del medio. Su hija mayor le había devuelto el regalo, como siempre desde que se separó, pero el más pequeño no había parecido muy entusiasmado porque no le gustaban los deportes. El año pasado había comprado los tres regalos en Flourish and Blotts: su hija mayor nuevamente le devolvió el regalo, el del medio se quejó porque no le gustaba leer, y el más pequeño sí parecía contento con una biografía.
Ese año, aprovechando que pensaba enviarles dinero a los dos varones que aún iban a Hogwarts, decidió comprarles algo personalizado a sus intereses. Ya tenía en una bolsa de papel madera un kit de lustrado de escobas y un set de guantes para el del medio. Ahora estaba en la librería, revisando la sección de biografías, abrumado por la cantidad de opciones. ¿Acaso todos los magos y brujas escribían la historia de sus vidas, últimamente?

[Prudence Ritchie]

Prudence no solía tomar muy buenas decisiones durante las festividades. Ese año había aceptado participar en un amigo secreto junto a los otros pobres magos que trabajaban para los goblins y pasar las fiestas con su madre. Por suerte sus compañeros de trabajo hicieron una lista de posibles regalos y tenía la mitad de su problema resuelto, qué lástima que su mamá no hiciera lo mismo. Era un trabajo complicado desde que las tarjetas de regalo habían sido vetadas para todas las celebraciones.

Su amigo secreto quería el Libro de Herbología del año (y eso era un premio, sí) por el que ella tuvo que hacer unas tres horas de insoportable fila, para finalmente descubrir que trataba de plantas mágicas nativas del Cercano Oriente y comprar otro porque le parecía interesante. Entonces, con los dos libros bajo su brazo, uno envuelto en papel regalo y el otro no, comenzó la búsqueda de un obsequio para su progenitora. Las opciones eran casi infinitas y al no saber por dónde empezar tomó un libro del primer estante que encontró, el título decía 'Mi amigo el Yeti', sobre un fondo caricaturesco de montaña nevada. Revisó el nombre de la sección, -Memorias- Ah, entonces no era la de literatura infantil.

((¡Mister Morningstar! Permiso))

[Daniel Fitzgerald]

((¡Perdón, no había visto que habías respondido! Y qué vergüenza, a este PB solamente lo conozco como 'Gary' u_u))

Dio un paso hacia atrás, como si ver todos los libros juntos fuera a simplificarle la tarea de elegir uno. Bueno, no iba a leerlo y era un regalo... si la asignatura era simplemente comprar una autobiografía no importaba realmente cuál, ¿no? Con elegir la más visualmente llamativa tenía que alcanzar, ¿no?
Giró la cabeza. notando que había otra persona eligiendo libros cerca. Pasó la vista a los dos paquetes -¿Libros?- que llevaba bajo el brazo y se preguntó si quizás podría hacerle de sombra unos segundos y comprar lo que eligiera ella. Confiaba en ella tenía pinta de saber más que él del tema, pero tendría que ser disimulado para no parecer el tipo ese de You.

[Prudence Ritchie]

((Shame on you!))

Abrió el libro y comenzó a pasar las páginas para verificar cuantas imágenes tenía, apreciaba la lectura sí, pero sabía que las de ese tipo eran más llevaderas acompañadas por fotos e ilustraciones. Encontró que la mayoría de las fotos eran del autor, pudo imaginar a su madre incómoda leyendo sobre un viaje a unas montañas y un yeti, con un hombre que la observaba cada cinco páginas y concluyó que no sería un buen regalo. Le dedicó un gesto de desagrado al libro y lo dejó en el lugar que le correspondía, ni siquiera tenía imágenes de yetis, eso ya podía contar como estafa.

Resopló, acomodó los libros que tenía en su brazo, solo revisaría unos cuantos más y escogería el menos aburrido, porque le empezaban a doler los pies. Colocó un dedo sobre uno donde se leía con letras plateadas 'Mi niñera arpía', luego sobre otro con letras escarlata 'El vampiro que me amó' y tuvo que revisar que el nombre de la sección no hubiese cambiado a Terror o Romance.

[Daniel Fitzgerald]

((I've been awfully naughty, it would seem...))

Se acercó un poco a donde estaba Prudence, pasando la vista por los libros solamente para no mirarla, pretendiendo estar haciendo un pantallazo general de los libros disponibles. Solamente pasó la vista hacia donde ella estaba brevemente, de reojo, para ver si había agarrado algún libro más.
Acercó una mano al libro más cercano -Una vida despelotada- de un ex-guardián de un equipo irlandés de Quidditch cuando recordó que ya había cometido ese error de comprarle algo al menor de sus hijos que no le interesaba. ¿Y si hacía un esfuerzo? El punto intermedio entre arruinar una sorpresa preguntándole qué quiere directamente, y comprar cualquier cosa al azar. "Disculpe" dijo, girándose hacia Prudence.

[Prudence Ritchie]

Le parecía que su mamá nunca había disfrutado el terror y que le daba más o menos igual el romance. Se decidió por el libro del vampiro, el cual sacó con cuidado y examinó su portada oscura adornada con una rosa marchita y ensangrentadada, le hacía recordar a uno de esos que solo compraban las mujeres de mediana edad. Justo como su madre. Bueno, eso sonaba prejuicioso y concluyó que necesitaría saber más antes de decidir si se acomodaría a sus gustos o no. Primero el nombre del autor -Andreas Bohlin- frunció el ceño y ese era un nombre... Revisó la contraportada: masculino. Estuvo a punto de que se le escapara un 'Ooooooh' y todo ese libro le ha pareciera más interesante cuando fue interrumpida.

Miró al hombre, "¿Sí?" preguntó con una expresión que ella describía como atenta y que en realidad parecía desinteresada aunque no grosera.

[Daniel Fitzgerald]

"Lo siento" comenzó, porque estaba muy consciente de que estaba molestando a una persona. "Sé que no trabajas aquí, pero me serviría de mucho una recomendación de alguien que no tenga interés en venderme un set de enciclopedias deluxe" comenzó, intentando bromear. Ojalá no lo escuchara ningún empleado, porque iban a saber que Daniel era una de esas personas que pensaban que iban a venderle accesorios inútiles para sacar más comisión.

[Prudence Ritchie]

Con un movimiento guardó los libros que ya le pertenecían en el bolsillo de su abrigo y luego, tomó con ambas manos el nuevo libro intentando que no fuese posible leer el título porque algo de vergüenza sentía de andar dando vueltas por ahí con una novela como esa.

De vuelta a su interrupción, Prudence evaluó al hombre como si creyera que era él quien quería venderle el set de enciclopedias, porque en efecto no había entendido que era una broma. "Ok, sí" respondió y eso era todo lo que podía ofrecerle para indicarle que quizá podía ayudar. O sea, no podía imaginar lo desesperado que tenía que estar ese desconocido para pedirle ayuda a alguien como ella.

[Daniel Fitzgerald]

Pasó la vista a la hilera de libros a su derecha antes de volver a ver a Prudence, como tomando coraje para preguntarle algo tan personal a una completa extraña. Recomendaciones alternativas, eso estaba buscando. De un no-profesional que vende libros para vivir.
"¿Has leído alguna de estas biografías? Necesito regalar una y, francamente, no tengo idea cómo se supone que sepa elegir una" sonrió brevemente, más como disculpas que como cualquier otro gesto.

[Prudence Ritchie]

Alzó una ceja tras escuchar la pregunta y le pareció curiosa la coincidencia, aunque, si bien ella no necesitaba obligatoriamente regalar una de esas y por cosas de flojera destino había llegado hasta ahí, seguía contando como coincidencia. Una lástima que solo tenía unos minutos y tres libros de conocimiento extra sobre esa sección. Dos libros, porque el que tenía en sus manos le daba pena recomendarlo.

Le dio un vistazo rápido al lugar donde estaba el libro del yeti y se preguntó si la ojeada que le había hecho contaba como lectura. No, claro que no. "No las he leído" respondió con honestidad, sonando más seca de lo que pretendía "Podría recomendarle que intente buscar una que se adapte a los intereses de la persona a quien le va a regalar" justo como había hecho ella o algo parecido, y en esa ocasión intentó hacer su voz más suave y su expresión fuera menos seria. No había sonado 100% como una persona dispuesta a ayudar, pero había dado su mejor esfuerzo, es decir, un 5%.

[Daniel Fitzgerald]

Se enserió un poco mientras la escuchaba, pasando la vista de ella a los libros. "Ya veo" dijo con una sonrisa cortés, porque totalmente pensó que probablemente Prudence estaba haciéndole entender con su tono de voz que quería que la deje en paz. O sea, sí había pensado en qué podría regalarle a su hijo, pero también tendría que admitir que no lo conocía demasiado. Que no sabía qué libros ya había leído, y que tampoco podía imaginarse qué le interesaba.
Pensó en decirle que lamentaba haberla molestado para dejarla en paz, pero- "¿Y ese sí recomiendas?" preguntó, señalando con un movimiento de la cabeza el libro que Prudence tenía en las manos.

[Prudence Ritchie]

((Por cierto ¡Ya conocí a Gary, a Miranda y a Stevie!))

Tardó unos largos segundos en relacionar la pregunta con el libro que le iba a regalar a su madre y otros más observando a Daniel, como si solo viéndolo pudiese deducir si él era el tipo de persona que consumía ese tipo de literatura. No, nada, también era mala leyendo a las personas.

"¿Qué? Este. No, no, no." dijo, escondiéndolo más para que fuera difícil leer el título "Es un encargo, yo no lo recomendaría" y tras decir esas palabras regresó la vista a la estantería, esperando encontrar un título llamativo que pudiese recomendar a ciegas y así compensar su terrible intento inicial de prestar ayuda. Sí, había mentido, porque no estaba preparada para reconocer que ella leía esas cosas.

[Daniel Fitzgerald]

((Such fun!))

La observó con curiosidad y apretó los labios cuando la escuchó negar tres veces. Iba a disimular y pretender que no estaba interesado en leer el título, pero ahora estaba más que intrigado. Estaba imaginando que llevaba un libro más picante de lo que realmente era, porque a veces la ficción sí es más interesante que la realidad. Siguió la vista de Prudence hacia la estantería.
"¿Compras libros por encargo muy seguido?" quiso saber, porque si ese era su trabajo no podría haberle preguntado a una persona más adecuada. Es más, podría contratarla varias veces al año para que se encargue de comprar regalos por él, ya podía tenerlo de cliente.

[Prudence Ritchie]

((Such fun!))

Le dieron ganas de meter el libro en el bolsillo de su abrigo y hacer como que no existía, pero, no, no, debía desviar la atención del tomo, librarse de aquel desconocido e ir a la caja para poder marcharse. Nada de actividades ilegales. Su vista recorrió los lomos de los libros sin leer los títulos y apenas escuchó la pregunta que le hacía, "No, no seguido" respondió, sin apartar la vista del estante, 'encargo' le sonaba a algo sospechoso ¿por qué había usado esa palabra? "Es solo por una ocasión especial". Ugh, qué difícil era decir que se trataba de un regalo.

Echó una ojeada más, veloz y corta, tocó con un dedo el primer libro que le llamó la atención, que decía algo así como 'Viajes australes' (o astrales, no estaba segura) y regresó la mirada al desconocido, como si le dijera '¿Qué tal ese?'.

[Daniel Fitzgerald]

Siguió la mirada de Prudence hacia el libro que ella estaba tocando, ladeando la cabeza ligeramente para mostrarle que estaba leyendo el título del libro. Alzó las cejas, acercándose y mirándola sin saber si era una recomendación directa o solamente estaba posando el dedo ahí.
"Luce interesante" dijo sin realmente creerlo, pero estaba ahí para confiar en el juicio de cualquier ser vivo menos el propio. Extendió la mano y la dejó en el aire: no sabía si ella quería sacar el libro o si quería que lo hiciera él, así que apenas ella alejara la mano del ejemplar iba a tomarlo. De lo contrario, esperaría la oportunidad de tener el libro en sus manos.