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Niños del Callejón

Todo lo que un mago pueda desear comprar está en el Callejón Diagon, al igual que el dinero para hacerlo, en el famoso y seguro banco Gringotts. Desde tiendas de túnicas, artículos de Quidditch, tienda de mascotas y librería hasta heladería, posadas y Ollivanders, pasando por todo lo que puedas imaginarte para el bolsillo del mago y la cartera de la bruja. Lista de negocios.
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Eren Morikawa
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Niños del Callejón

Mensaje por Eren Morikawa »

Una de las cosas divertidas de criarse en el Callejón Diagon era que uno tenía amigos todo el año en horario de comercio, que uno podía jugar bajo los faroles aún cuando anochecía, porque todos los padres pasaban por allí para volver a sus hogares. Otra de las cosas geniales de ser un 'niño del callejón' era que la mayoría de los comerciantes te regalaban cosas de vez en cuando (una pluma, un helado pequeño, una revista vieja, un pastelillo). Al menos eso podrían decir la mayoría de los hijos e hijas de la gente que trabajaba en el callejón, salvo Eren.
Él podría alegar que no hacía sociales porque en realidad el local de sus padres estaba en el Callejón Knockturn, pero eran solo excusas. Y ni siquiera podía alegar que sus padres no lo dejaban hacer amigos, porque era totalmente lo contrario: a pesar de ser una familia que vivía con lo justo (por el espíritu de ahorro más que nada), nunca le faltaba a Eren dinero para helados y un empujoncito a la calle para que fuese a invitar a los niños de la zona.

Ese día había amanecido tan caluroso que Eren sabía bien que le esperaba un 'día de helados' y que debería tratar de vivirlo sin cruzarse a demasiada gente mientras comía su helado (en singular), para luego volver al local de sus padres a devolverles el dinero sobrante con alguna excusa del tipo 'todos tenían sus propios helados cuando llegué allí'. Quizás era un día ideal para pedir quedarse en casa solo, pero se sentía un hijo bastante egoísta cuando sus padres iban a trabajar todo el día y él se quedaba leyendo en su casa. Además siempre había algo para hacer y ayudar en el local, así que durante las vacaciones era raro que Eren no estuviese por allí, dando vueltas y tratando de pasar inadvertido en los momentos en los que sus padres lo mandaban a jugar o pasar el rato con sus amigos. Claro, ellos daban por hecho que él tenía amigos con los que jugar porque Eren nunca les había dado a entender lo contrario. Como ya dijimos: no era un hijo egoísta, mucho menos desalmado.

De haber sabido que Liv, su compañera, iba a estar toda la mañana con ellos aprendiendo a coser con su madre, Eren quizás habría optado por lo del niño desalmado que abandona a sus padres en el trabajo. Es que... ¡Ella lo ponía nervioso! Era una chica con la que casi no había hablado a pesar de ser compañeros, y ahora le tocaba compartir toda la mañana con ella. Turnarse para sacar galletas del plato con galletas, turnarse para pasar desde atrás del mostrador hacia el local sin chocarse... Había tantos momentos de tensión que Eren estaba a punto del colapso. Y cuando su madre le dio dinero para helados y lo empujó suavemente al otro lado del mostrador, a Eren no le quedó otra opción que aceptar que caminaría con Liv desde la entrada del Callejón Knockturn hasta el local de Florean Fortescue, ida y vuelta. Sin escaparse, porque su madre le había advertido en voz baja que los padres de ella se enojarían mucho si la dejaba caminando sola.


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Liv Dahl
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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Liv Dahl »

No era la primera vez que Liv iba al Callejon Knockturn obviamente. La primera vez ella no había entrado en Hogwarts todavía y se pasó de curiosa aunque no llegó muy lejos, porque más atrás vino su papá para reprenderla. Sin embargo, con el paso del tiempo Liv aprendió a darle una pasada rápida a los primeros locales nada más por ver antes de regresar al Callejón Diagon, así que sabía de la existencia del local de los Morikawa desde hace muchos años, a su vez que conocía de vista a Eren antes de Hogwarts aunque su relación no haya mejorado después.

El proceso para poder llegar a estar con Grace Morikawa cosiendo esa mañana y robándole galletas perturbadoras de la paz de Eren fue bastante largo. Alguna vez se la consiguió por ahí, tal vez después de haberla visto ayudando a Madame Malkin y se ofreció a enseñarle otras cosas en su tienda, y hubiese sido sencillo de no ser por la ubicación, y aunque Liv no quería ser grosera tuvo que sincerarse en cuanto a sus padres, que no la dejarían ir así como así al Callejón Knockturn. Luego de varias charlas y mentiras por parte de Liv de cómo Eren era su súper amigo de toda la vida al fin su papá la dejó ir, siempre y cuando estuviera en casa de vuelta para la hora de almorzar.

Conocía a Eren mejor de lo que él podía suponer. Sabía que no tenía amigos, que era bueno en clases, que apartaba algunos vegetales de su comida y que parecía muy amargado. Liv eso lo entendía porque ella era un poquito así, pero las actividades extracurriculares como el club de teatro o el coro lograron conseguirle algunos amigos. No tenía intenciones de hacerse amiga de él si él no quería, e imaginaba que era así porque después de cinco años no había sucedido nada entre ellos aunque era probable que Liv le haya pedido ayuda en algunas tareas.

Entonces mientras caminaban, Liv decidió no decirle nada, no estaba cerrada a la conversación pero no quería forzarla porque no hacía falta. Igual ella no estaba allí por él y Eren debía saberlo.


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Eren Morikawa
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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Eren Morikawa »

Me asombro y me emociono cada vez que noto que existen estudiantes no-matones que notan la existencia de Eren en el colegio. Me dan ganas de que rompa el cascarón de una vez, pero el problema es que el cascarón es resistente como el mythril.

Los pocos metros que los separaban de la multitud que seguramente encontrarían en el Callejón Diagon los caminó despacio, como disfrutando del paisaje de piedra gris del suelo, porque hacia allí miraba por el momento. Aunque estaba totalmente consciente de Liv y de la distancia que los separaba y del cabello de ella que reflejaba el sol y lo encandilaría un poco, de mirarlo.
Tan consciente estaba de su compañera, que supo que la pila de libros y papeles que traía el mago anciano que caminaba hacia ellos caería justo delante de ella. En algunos milisegundos en los que se cuestionó su existencia prácticamente desde el nacimiento (y la del mago, y hasta se cuestionó cuál sería el contenido de los papeles que ya estaban resbalándose de lo alto de la pila), Eren decidió estirar una mano y tocar brevemente el brazo de Liv.
Tremendo aviso, el de él. Esperemos que al menos a Liv le dé un poco de intriga el impensable contacto físico y se frene en el lugar.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Liv Dahl »

Oh pero Eren no podía sentirse tan alagado de que Liv supiera esas cosas de él, cuando ella sabía un poco de todo el mundo. Cuando eres tan distraída como ella te fijabas en todo tipo de cosas todos los días, y dado que la mayoría del tiempo estaba con los de su curso pues sabía un poco de todos ellos, tal vez no de su vida personal pero sí de lo que se ve a simple vista, como manías o grupos de amigos. No pensaba mucho en eso, pero a veces saltaban en su cabeza como si lo hubiese estudiado por meses, como es el caso de Eren, recordando exactamente cómo es él desde que empezaron a estudiar juntos.

No era nada extraño que esa escena sucediera dado que Liv tenía su mirada puesta en el piso siempre, así que jamás pudo haber visto al mago con los libros y papeles acercándose hacia ella. No peleó cuando Eren la jaló fuera de su camino, pero si le entró un sobresalto en el pecho que hizo que se le acelerara, como si la hubiesen asustado. Alzó la vista hacia él y luego al mago, viendo el porqué de todo. Obviamente se detuvo y cuando el mago terminó de pasar miró a Eren a la cara, pasando dos segundos sin decir nada.

"Lo siento, casi nunca veo al frente" Le dijo sin saber qué otra cosa decir, imaginando que él estaba molesto con ella por ser tan distraída.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Eren Morikawa »

No te preocupes, el hecho de que Liv pensase cosas no dañinas sobre él ya sería suficiente motivo para que Eren fuese por la vida un poco menos infeliz. Si tan solo lo supiera...

Eren no se mostró ni remotamente similar a molesto, aunque sí algo preocupado. El toque al brazo de Liv fue lo mínimo indispensable para lograr lo que había logrado: que ella se detuviese o se corriese del lugar. Luego de lograrlo, había retraído la mano con bastante velocidad. Mano que ahora estaba usando para levantar parte de los papeles que habían caído y entregárselos al mago viejo. Viejo que se había detenido momentáneamente luego de pasarlos, a la espera de la buena acción del chico y pensando '¡Ay, mi espalda!'. Espalda que... Ok, no.
¿Shockeante ver a Eren ayudando voluntariamente a alguien? Es que su problema no son los ancianos ni los niños. Su problema es la gente de su edad.
"Yo casi no lo veo, tampoco" comentó, como para que ella no se sintiese torpe o algo por el estilo. "¿Te golpeé... muy fuerte?" preguntó, con algo de timidez ahora que volvían a caminar hacia donde iban, sin el viejo de testigo.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Liv Dahl »

Liv tenía la (posiblemente errada) idea de que todos los que estaban en Hufflepuff eran buena gente aunque quisieran aparentar lo contrario. Fue extraño pero no demasiado desconcertante ver a Eren ayudando a alguien. Él, después de todo, aceptaba a regañadientes ayudar a sus compañeros con algunas asignaciones, Liv no debió ser la excepción. Así que vio la escena como si no formara parte de ella hasta que pudieron volver a ponerse en marcha.

Levantó la vista del piso para mirarlo. "No me golpeaste, me asustaste" Le contestó frunciendo el ceño. "Pero está bien" Agregó para que no se sintiera mal "Hubiese sido peor si no lo hacías".


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Eren Morikawa »

Seguramente Eren y Liv habían compartido alguna tarea. Liv haciendo grupo con un Eren colorado y queriendo fundirse con las paredes, probablemente. Y sí, él era un niño muy bondadoso cuando no se sentía amenazado. Quizás sus compañeros de casa viesen esa parte de él un poco más seguido que el resto del alumnado.
"Ah, ok" respondió, asintiendo con la cabeza mientras miraba nuevamente el suelo delante de sus pies. Miraba piedra por piedra, como si las contase.
Lo ponía demasiado nervioso estar al lado de Liv, caminando hacia la heladería. De haber sabido que las citas solían ser parecidas, se habría negado rotundamente a salir del negocio. Pero no tenía idea del tema (no aún al menos), así que no estaba preparado para las miradas de la gente cuando salieron finalmente al Callejón Diagon.
Un niño japonés y una niña de cabello super clarito... De alguna forma había gente que los notaba, como un par de señoras que los observaron pasar mientras se dedicaban expresiones de ternura entre ellas, para luego volver a mirarlos sonrientes.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Liv Dahl »

Liv no tenía idea de cómo eran las citas, pero estaba segura de que si tuviese una lo sabría, por lo mismo estaba calmada, o lo más calmada que podía estar con un compañero de clase yendo a comprar helado.
No se enteró de las miradas de ternura que recibían, nunca se enteraba de nada que estuviese más arriba de los pies de la gente, pero si alzaba la vista se iba sentir muy incómoda, no quería darle la impresión equivocada a nadie, especialmente porque ella se la pasaba por ahí y no quería que le preguntaran como estaba su novio chinito aunque no fuese chino.

Al llegar a la heladería, levantó la vista y entró al local. "Hola, Florian" Saludó al encargado con una sonrisa y luego miró a Eren. "¿Qué vas a querer?" Preguntó, dispuesta a ser ella la que pidiera los helados.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Eren Morikawa »

((LOL al novio chinito que no era chino xD Asumo que estos son algunos de los gustos (debe haber más, sobre todo más mágicos) y los tamaños son los clásicos, supongo))

Estaba bueno eso de que ella pidiese los helados. Su mamá ponía el dinero, Liv pedía las cosas y él se limitaba a existir, caminar y comer. Bueno, y a evitar que Liv se choque más cosas que él, porque no estaba bueno que los dos sean miembros activos del club de mirarse los pies al caminar.
Eren levantó la vista y saludó con la mano, con una ligera sonrisa y con un "Buen día, señor Fortescue" bajito pero audible. No se asombren: el señor le daba helados y era amable, menos amenaza que esa para Eren, ¡imposible! Así que se merecía un saludo completo y más.
"Eh... Quiero de..." miró la lista que había en la pared, eligiendo rápido para no molestar. "Mermelada de naranja y... Crumble de manzana. Mamá me dio dinero para que compremos las copas... si quieres" agregó. Con ese dinero podían elegir de las copas hacia abajo, lo que incluía el cucurucho más grande y todos los pequeños, si querían cucurucho en lugar de copa de vidrio y cuchara.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Liv Dahl »

Tampoco se sorprendió de que Eren fuese tan solemne para saludar a quien probablemente ve casi todos los veranos por una buena temporada, incluso le hizo pensar que no fue del todo educada con Florean, pero se distrajo rápidamente de ese pensamiento porque también le tocaba elegir. Miró a Eren para escuchar su pedido y lo que añadió sobre su mamá.

"Es muy amable de su parte, creo que sí pediré la copa" Le dijo, volviendo la vista a la pared para también elegir. Ella había pensado en pedir de un solo sabor porque era más barato pero él eligió dos así que cambió de idea. "Pues yo quiero una copa de cerveza de mantequilla con chocolate y frambuesa" Miró a Eren "¿Está bien?" Preguntó, sintiéndose un poco tonta pero él era el del dinero y tenía más rango que ella en la decisiones. Se acercó al mostrador y le volvió a sonreír al dueño "Florean, ¿podrías darnos dos copas, una de" y miró a Eren tratando de recordar sus sabores "mermelada de naranja y ehm, crumble de manzana y otra de butterbeer con chocolate y frambuesa?" Pidió, mirando a Eren de reojo, por si se había equivocado de sabores y a él le daba un tic en el ojo por eso.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Eren Morikawa »

Ya bastante dañado me salió el chico. Mejor dejémoslo sin tics nerviosos hasta que se le pasen algunos de los problemitas con los que ya está lidiando todos los días.

Asintió para confirmar el pedido, acercándose al mostrador para darle el dinero al señor Fortescue. Luego de recibir el vuelto y meterlo en el bolsillo de su pantalón, se quedó junto a Liv esperando los helados. Florean sirvió primero el de ella, porque había escuchado las elecciones de los jovencitos y sabía cuáles eran sus gustos. Mientras la copa de Liv estaba siendo superpoblada de helado, Eren se giró un momento para chequear qué tan lleno estaba el lugar y qué mesitas les convendría ocupar.
Había algunas mesas vacías, pero quizás estarían más tranquilos arriba en la terraza. Volvió a girarse, decidido a dejar que Liv eligiera dónde sentarse.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Liv Dahl »

A Liv le gustaba mucho el helado, comerlo le hacía sentir como cualquier otro mago que pasaba por ahí, especialmente aquellos que no tienen padres sobreprotectores y más dinero que ella, así que sonrió muy contenta cuando Florean le entregó el suyo, sacando la cucharita para chuparla de una vez, sintiéndose como una niña. Luego hizo lo mismo que Eren y miró a ver dónde podían sentarse. Estudió, esta vez con más madurez, los lugares disponibles. "¿Al lado de la ventana en la esquina te parece?" Le preguntó, señalando la mesa en cuestión. Era un sitio estratégico, pensó Liv. Tenían menos personas a su alrededor que si se sentaban en una mesa céntrica así que era un poco más reservada y la ventana le daba una buena vista al exterior así como una protección, de forma tal que si no encontraban nada qué decir podían mirar a la gente que pasaba o al menos hacer comentarios de lo que veían.


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Re: Niños del Callejón

Mensaje por Eren Morikawa »

"Sí, genial. Si quieres ve primero" comentó, mirando la mesa. No quería que ella tuviese que esperar también el helado de él, parada e incómoda. Además les podían robar la mesa estratégica, ¿no? Ojalá que no.
Florean no tardaría tanto en servir su helado, pero Eren no se sentía bien imponiéndose sobre la gente. Ni siquiera esos segundos en los que ella quizás sintiese que debía esperar con él, porque esos eran segundos que a Eren siempre se le transformaban en paquetes de culpa exageradamente pesados.


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