Ratas oficinistas

[Gerald Cowershof]

Entre los múltiples trabajos de medio tiempo que Gerald solía tener, el que más frecuentaba era el de la tienda de mascotas del Diagon Alley, y no porque le gustara estar entre animales soportando niños y ancianitas, sino porque ofrecía una buena remuneración económica. Aparte de vender y cuidar mascotas, la tienda también ofrecía servicios de control de plagas para los negocios del callejón, no es quisieran hacer un bien a la sociedad, es que así conseguían comida para las serpientes y las lechuzas a bajo costo.

Aquel día debían limpiar las oficinas de la Corazón de Bruja, que a pesar de dar consejos a las amas de casa, muy poco sabían de mantener las ratas fuera de su trabajo. Gerald esperaba junto a Gustav, su inmigrante y carismático compañero de trabajo, en uno de los pasillos del edificio que la hora del almuerzo terminara para continuar trabajando. Sí, por supuesto que la hora del almuerzo era la mejor hora para sacar las ratas pero alguien había dejado las oficinas cerradas. Tampoco tenían permiso de abrir las oficinas por su cuenta, iba contra la ética laboral. Dio un mordisco a su emparedado de atún y miro a uno de los extremos del pasillo, esperando que alguien llegara.

[Emma Goulding]

Estaba muy muy muy cerca de codearse con la reportera principal de moda, más específicamente de la sección de tendencias. ¡Ya se sabía su nombre!, ¡Y le había pedido hacer algo muy personal por ella!, claro, otros pensarían que se estaba aprovechando del poco rango de Emma pidiéndole que organizara la despedida de soltera de su mejor amiga, pero ella veía el vaso medio lleno y sin dudar era la oportunidad perfecta para demostrar su buen gusto para las fiestas y decoración. Era una gran carga, eso si, tenía muchas cosas que planear, muchas lechuzas que enviar y mucho tiempo que no tenía, porque ya ser secretaria equivale mucho trabajo y mucho papeleo aburrido. Pero valdría la pena.

Sin embargo, ese tiempo extra se lo estaba sacando a sus noches de sueño y digamos que ese día en particular se había quedado un poquitito dormida. Digamos que llegó a la hora del almuerzo, una cuatro horas tarde, ¡No era para tanto!, sus ojeras en cambio, si lo eran.
Con lentes oscuros y un café en la mano caminó a paso apresurado hacia su minúsculo cubículo. Si no se hubiese tomado la mitad del café antes seguro ni se daba cuenta de que había alguien allí.
Se detuvo en seco "Buenos días" Porque son días aún para ella "¿Quienes son ustedes?" Preguntó. La cabeza aún no le daba para recordar que era el día de deshacerse de las ratas que se comían sus muy deliciosos almuerzos hechos en casa y que la hacían comer fuera. Las iba a extrañar.

[Gerald Cowershof]

Compartía un jugo con su simpático y extranjero compañero de trabajo, cinco veces más amable que sus futuros colegas del hospital, para el momento en que una desconocida Emma hizo su aparición. Entre ellos intercambiaron una mirada al escucharla hablar, le correspondía a Gerald, que tenía un dominio superior en el idioma, encargarse de las relaciones publicas.
Trago el pedazo de emparedado que tenía en la boca y se limpio la mano contra el overallazul "Somos del equipo de limpieza de plagas" extendió su mano con su amabilidad característica, "De la tienda de mascotas del Callejón" agrego por si acaso no los ubicaba.

[Emma Goulding]

Se quitó los lentes oscuros, olvidando por un momento que tenía unos ojos cansados y adornados por unas lindas ojeras bien marcadas "¿Plagas?" Preguntó confundida. Tardó un par de segundos en reaccionar "¡Ah!, ¡Las ratas!, claro, claro" Batió su cabello para acomodarse lo lentes de nuevo y se quedó parada unos instantes "¿Y bien?, ¿Por qué no entran?" Desvió la mirada hacia la puerta de la oficina y entendió todo "Está cerrada" Sonrió tontamente y sacó la varita, apuntó a la cerradura y la puerta se abrió "¿Puedo estar adentro mientras ustedes hacen su trabajo?" Tenía demasiado trabajo pendiente para quedarse afuera esperando a que terminaran, y por más asquerosas que sean las ratas, Emma iba a ser capaz de ignorarlas.
Total, estaba demasiado somnolienta para notar lo que sea, incluso lo inestable que se debe ver a los ojos de Gerald y su extranjero compañero.

[Gerald Cowershof]

Alzo las cejas al verle la cara a la joven, que se le hacía conocida pero no recordaba bien de donde, mientras Gustav daba un silbido. Era bastante obvio que Emma llegaba tarde al trabajo por culpa de una resaca, no hay excusa que valga, tiene todos los síntomas: lentes oscuros, café, ojeras y olvido.
Guardo la mano en un bolsillo al notar que no le iban a devolver el saludo (por lo general solo le devolvían el gesto en el hospital cuando decía 'Soy el Sanador Cowershof, dígame ¿Cómo se encuentra hoy?') e intercambio una mirada complice con su compañero cuando la mujer empezó el corto monologo, era graciosa. "Puede estar si quiere, no usamos pesticidas" aclaro, llevándose el último bocado de emparedado a la boca y tomando el morral que contenía sus implementos de trabajo del suelo, listo para seguir a Emma.

[Emma Goulding]

Como es natural en ella (Sin importar las horas de descanso que haya tenido), Emma se contoneó hasta entrar en la zona de cubículos, algo así como una serie de escritorios encerrados en tres paredes de un metro cincuenta de alto, cada cubículo era como de dos por dos, un serio problema para los que sufren claustrofobia grave.
Su cubículo era el cuarto a la derecha. Estaba a punto de entrar cuando se percató que había una rata encima de su silla. Como era de esperarse, gritó. Pensó que con eso la rata se iría de allí, porque se supone que le tienen más miedo a los humanos que los humanos a ellas, pero esta como que era especial, se puso incluso de dos patas y olfateó al aire.
Emma se quedó inmóvil, esperando a que el muchacho con overall la auxiliara, porque para eso estaba ahí y para eso alguien le pagaba.

[Gerald Cowershof]

Contuvo una risa al verla caminar, porque a pesar de que era bonita y tenía buen cuerpo, le parecía que caminaba raro por culpa de la resaca. Pero Gustav no pensaba igual y casi que la sigue hasta el cubículo, sin embargo Gerald estaba allí para detenerlo, unos tres cubículos atrás, donde empezaron a sacar las herramientas de trabajo como jaulas que se podían agrandar mágicamente y quesos encantados.
Entonces cuando empezaban a dividirse las jaulas y los quesos, la señorita grito, y no cualquier tipo de grito, si no uno causado por una rata. "Yo me encargo" dijo a su compañero, antes de este saliera corriendo tras Emma, porque era simpático y carismático pero también abusón. Y seguro que quien les pagaba no iba a estar contento con que fueran abusones y babosos con sus empleados. Ah, Uptown Girl, esperate un momentito con la rata ya vamos al rescate.

[Emma Goulding]

Casi derramaba su café, casi, aunque ya no le hacía mucha falta porque nada despierta más que pasar un susto. Se subió los lentes a la cabeza, para que hicieran de cintillo y miró al exterminador acercarse. Y si, pensó: ¿Qué tienen los uniformes que hacen ver a los hombres atractivos?, porque podía ser un overall de mal gusto, pero era uniforme y le quedaba bien. Cerró los ojos dos segundos, tratando de hacer escapar ese pensamiento. Iba a culpar la falta de sueño por cualquier opinión o acción que ejecutara en ese momento que fuese incorrecta.
Se mordió el labio inferior "¿Estas ratas traen enfermedades?" Era un pregunta un poco tonta y fuera de lugar. Pero esa rata estaba en su asiento, se iba a sentir próximamente allí, no quería que le diera peste o algo así.
¿Qué?, la falta de sueño también podía causar comentarios blondies, todo el mundo lo sabe.

[Gerald Cowershof]

¿Qué tienen los uniformes que hacen ver a los hombres tan atractivos? No se Emma, cada vez que veo un policía o un militar en la calle no pienso eso.
En un instante, que contaremos como un minuto, se encontraba junto a Emma y observaba a la rata con gracia. Nada más llevaba unos segundos de conocerla y ya le caía bien que lastima que si no pasaba el examen de sanidad iba a terminar como cena de las mascotas de la tienda. Miro a Emma y alzo los hombros, era una pregunta común en sus trabajos "Si, unas cuantas" respondió sin moverse de la entrada del cubículo, "Es preocupante si te muerden u orinan algo que te lleves a la boca" se cruzo de brazos, aquello era un asunto serio pero no iba a hacer nada por sacar a la rata aun quería conversación con Emma, era un animalito gracioso hasta parecía que quería hablar.

[Emma Goulding]

Dibujó una 'O' con los labios e hizo memoria. No, nunca había comido nada que pasara por una rata primero, de cualquier forma ya se hubiese enfermado. Consideró que después de que eliminara a la rata, debía limpiar su asiento -Lo cambiaré por el de Susan, esa estúpida me robó mi pluma- Porque la venganza siempre era válida.
No le preguntes porqué pensó que tenía la pared justo atrás, consideró recostarse de ella y esperar a que el niño bonito de overall hiciera su trabajo, pero como Emma no estaba pensando bien y la pared estaba a un metro de su espalda, cuando intentó apoyarse de cayó, y no de una manera muy elegante, sólo tuvo suerte de caer con las piernas cerradas.
Soltó un auch porque cayó justo sobre su coxis. Enrojeció un poco, ella nunca era así de torpe, excepto en la cocina.

[Gerald Cowershof]

Se fue poniendo unos guantes de seguridad mientras pensaba como atrapar a la rata sin que se orinara en el asiento, porque las ratas inteligentes como aquella sabían que no había nada más poderoso que orinar para alejar a su atacante. Estaba sacando un queso encantado cuando... ¿Auch? Miro a la rata, no, ella no había hablado. Entonces volteo a mirar a la joven y desconocida Emma, alzo las cejas cuando la vio en el piso y tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no hacer la primera acción que todo humano tiene cuando ve a alguien caer: reír.
Luego todo lo que había estudiado las ultimas semanas para uno de sus exámenes de medimagia se apodero de su mente (porque los magos también sufrían ese tipo de accidentes), se acerco a ella y se hinco a su lado "¿Le duele mucho? ¿Siente sus piernas?" pregunto casi automáticamente, deseando que no le doliera y sintiera las piernas. Uno nunca sabe con las caídas.

[Emma Goulding]

Colocó las manos en el suelo. Iba a levantarse pero Gerald hizo la pregunta, ¿Que si sentía las piernas?. Lo miró confundida "Claro que siento las piernas, ¿Por qué no las sentiría?" Se las miró "Sólo me caí" Porque la pared claramente la habían movido de lugar.
Seguro había sido Susan, ya iba a ver esa rubia flacucha.
Tenerlo así de cerca le hizo recordar mejor su cara. No era mucho mayor que ella y no lo sabía porque carecía de arrugas en la cara o algo parecido, sino porque lo recordaba de Hogwarts, se había graduado uno o dos años antes máximo, ¿Por qué nunca antes le había hablado?, ah, si, porque era una frígida antes de conocer a Alfie, siempre lo olvida.
Aunque le gustaba la cercanía con el muchacho, no le gustaba estar en el suelo "¿Me ayuda?" Le estrechó una mano.
Tenía que comenzar a salir con hombres, de lo contrario todos le parecerían atractivos tarde o temprano, con uniforme o sin él.

[Gerald Cowershof]

Miro las piernas de Emma buscando algo que le indicara que iba a quedar paralitica temporalmente, porque los magos son diferentes y su medicina es diferente también, pero al no encontrar nada la miro a la cara, no fuese a pensar que estaba de abusón mirando donde no debía. "Veras es que las caídas son una de las principales causas de parálisis en la población..." guardo silencio, estaba hablando de más, quizás dando información que podía causar pánico justo como hacían sus profesores "Si, es bueno que sientas las piernas" reconoció con una de esas sonrisas amables que le salían bien.
Se apresuro a ponerse de pie y ofrecer su mano para ayudarle, "Es el protocolo" se disculpo, por obviamente no haberla ayudado a ponerse de pie primero. Porque cuando un paciente se caía, primero había que reírse y preguntarle si sentía sus extremidades antes de ponerlo de pie.

[Emma Goulding]

Quizás era la sensación de conocerlo de antes o era que tenía mucho tiempo que no se daba cuenta que por ahí aún existían hombres atractivos, pero le sonrió de vuelta, mostrando todos sus mínimos dientes alineados, arrugando un poco la nariz, como siempre.
Le tomó la mano y aunque trató de ponerse de pie con elegancia y soltura, fue un poco tosca, haciendo sonidos de esfuerzo, ¿Por qué había hecho ese sonido?, ah, claro, tenía tres días que no hacía ejercicios, comenzaba a estar fuera de forma.
La frase hizo eco en su cabeza "¿Es el protocolo para cuando una persona se cae mientras ve a una rata?" Emma obviamente ignoraba que el muchacho bonito tuviese algún otro trabajo que ese.

[Gerald Cowershof]

La miro a la cara y también se le hizo conocida, pero en lo que iba de año había atendido a tantas personas en el hospital que no era capaz de recordarlas a todas. Era una experiencia tan agotadora ('Sr. Sanadoooorr, me duele esto, me pica aquello y me creció una uña, ¿es mortal?') que prefería omitir los rostros de su mente.
Terminó de ayudarla a ponerse de pie, ignorando los ruidos propios de alguien que acaba de caer, para después sonreír. Le hacía gracia lo de las ratas. "Estamos entrenados para estos casos" aclaró, soltando la mano de Emma "No queremos demandas por negligencia" y era una broma, porque una tienda de mascotas jamás se preocuparía por algo así, pero reírse de esas cosas no hacía daño. Solo a las ratas, ¿Cierto?.