Flourish & Blotts

[Gideon Prewett]

Ya le tocaba a Gideon dejar de enfadarse por cualquier cosa y encapricharse por tener la razón. Le había llegado tarde, pero al menos esta vez pudo mantener la situación tranquila y a su favor.
"No me interesa que me odien, me interesa que los que quiero estén a salvo" comentó, apresurando el paso buscando quedar a su lado y caminar junto a ella. No quería que ella se fuera enojada, ¿y si le pasaba algo y lo último que habían compartido juntos eran gritos de una discusión?

[Gideon Prewett]

Asintió con la cabeza y rodeó los hombros de Marlene con un brazo "Sí, aún cuando tengan 17 años y quieran salir hasta después de las dos de la mañana" repitió tranquilamente. La verdad, no pensaba dejar salir a ninguna hija suya hasta después de la medianoche sin estar correctamente supervisada por otro adulto de confianza. Y él las iría a buscar a la hora de volver a casa. No estaba arriesgando su vida para que salieran a tomar por ahí y perdieran la vida bajo el chasis de un automóvil muggle al cruzar la calle un sábado por la madrugada.

[Gideon Prewett]

Rió brevemente "Si yo fuera tu padre" -estaría terriblemente mal la relación que tenemos, y merecería morir prendido fuego o algo igualmente doloroso y lento. Comido por las hienas- miró el perfil de Marlene "agradecería mucho que tuvieras un amigo como yo que te cuidara de ti misma" bromeó, aunque... realmente, Marlene. Si no fuera por Gideon, seguro que se hubiera embarcado en misiones peligrosísimas de la Orden.

[Gideon Prewett]

Iba a responder, pero el último comentario lo hizo tropezar con respuestas imaginarias y se quedó callado unos segundos mientras volvía a organizarse mentalmente. ¿Qué se respondía a algo así? No podía imaginarse un futuro, y menos junto a ella. Estaría mal. Sería egoísta de su parte hacer algo así.
"¿Cómo que supuestos hijos, me estás diciendo que hay chance de que no sean míos?" bromear siempre era la salida más fácil para no tener que tomarse las cosas en serio y cargar con esa responsabilidad.

[Gideon Prewett]

Es que Marlene siempre le daba hincapié para que él llegara a pensar que era posible que, en tal evento, ella pudiera andar con otro. U otros, a decir verdad. Miró hacia el frente "Pues uno nunca sabe con esas cosas, considerando la forma en la que plantaste sutilmente la duda en mi cabeza" giró la cabeza para verla.

[Gideon Prewett]

((Gracias, ¿qué tan nerd es que esté aquí en vez de tomando por ahí? A mi favor, debo decir que es lunes))

Tragó saliva y se miró los zapatos un segundo antes de armar sus pensamientos para no tomarse en serio lo del futuro marido. Años de amistad, no podía arriesgarlo todo en una broma. No podía haber futuro para él, nunca sería un buen marido si no podía asegurar que volvería a casa todas las noches.
"Bueno, puedes hacer de cuenta que dejas eso para después. No nos sobra tiempo como para enojarnos, Marlene" ¿cómo decía esa canción de The Beatles? Ah, sí: life is very short and there's no time for fussing and fighting, my friend.

[Gideon Prewett]

((No me aparezco hasta el miércoles, y me van a encontrar en una zanja con un cartelito que diga 'Para Marlene'))

Si dependía de Gideon, y según sus esfuerzos, Marlene iba a vivir todos los años que quisiera. Por siempre, si es que se hacía amiga de Nicholas Flamel. "Por supuesto, me aseguraré de eso" agregó, dándole la razón más por ella sola que por él. Gideon había planeado su vida para no tener que dejar a nadie esperando en su casa por él. Su único error de cálculo era su amistad con Marlene.

[Gideon Prewett]

((De acuerdo, entonces. Levantaré mi Speed con vodka en tu honor))

Okay, okay: un muy afortunado error de cálculo que solamente implicaba que no podía morirse sin resentimientos por más que había tratado de no tener relaciones significativas en su vida. ¿Mejor? Marlene era un genial error de cálculo que le daba un inesperado sentido a su existencia.
"Por supuesto, Marlene" y si sonaba como si le estaba dando el avión y el sí porque era gratis, por algo debe ser. No puede prometer cosas así. Su único objetivo era que ella estuviera bien, él era una pérdida probable.

[Gideon Prewett]

((Ya no me acuerdo, así que me imagino que bastante bien))

Claro que soy egoísta. Pero de todos modos, si Marlene fuera a perecer antes que Gideon, daría igual: estra muerto por dentro y luego por fuera no cambiaría en nada el destino de ninguno de los dos.
Se detuvo y se giró para ver a Marlene, volviéndose para mirar en dirección a donde ella observaba, pensando que había visto algo sospechoso en la multitud. Porque si era cierto eso de 'hablando de Roma...' no podía esperarse otra cosa de la suerte que tenían.

[Gideon Prewett]

Buscó al hombre con la mirada en la multitud. Lo observó en silencio, parecía estar atento esperando algo, y aún no los había notado (y si lo hizo, no pareció reconocerlos de ningún lado).
Tomó a Marlene del brazo y dio unos pasos hacia atrás para hacerla retroceder con él. Si lo reconocía de un ambiente poco confiable, sería mejor incrementar la distancia hasta saber qué estaba haciendo o qué harían ellos de tratarse de alguien peligroso.

[Gideon Prewett]

Miró a Marlene ahora, más intrigado por ella que por el hombre. Le sorprendía que ella lo reconociera y él no, pero asumió que ella tendría mejor memoria fotográfica en el sentido de que recordaba mejor las fotografías que alguien de la Orden pudiera haber mostrado en alguna reunión. Porque la idea de Marlene en misiones peligrosas, como ya vimos, no le gusta demasiado.
Se colocó casi delante de ella, porque si ella lo reconocía, seguramente la cortesía del otro lado sería la misma. Él, al menos, no lo recordaba de nada.

[Sir Ulrich Lamport]

((No sé si ofenderme con que me confundan con un borracho))
Frunció el entrecejo mientras esperaba que el dueño de la tienda de túnicas usadas abriera la puerta principal que tenía una ventana de vidrio en la mitad superior. Había notado a leguas que había cerrado el negocio a propósito cuando lo vio caminar en esa dirección por la calle. Y ahora se acercaba en silencio hasta la puerta con la varita en alto, destrabando la puerta de entrada.
Era un hombre de más o menos su misma edad, o alguien mucho más joven que no había pasado una vida tranquila. Lamport tomó aire por la nariz y extendió un brazo para empujar la puerta una vez que estuvo destrabada y la cerró detrás de sí, bajando la persiana. Ni enterado que alguien había dado especial importancia a su presencia allí.

[Gideon Prewett]

Frunció el entrecejo al escucharla mencionar Bristol. ¿Desde cuándo Marlene...? -Ah, no- bien había hecho con armar escándalo antes, si ya había estado en otras misiones peligrosas la suerte de salir ilesa eran cada vez menos. Bien estaba haciendo tratando de mantenerla a raya, aunque ella hiciera de las suyas. ¿Menos mal que no había secretos entre ellos? Mal, Marlene, muy mal.
"¿Algo más que quieras confesar?" se cruzó de brazos, ignorando al hombre que ella estaba tratando de identificar momentáneamente.

[Gideon Prewett]

Se quedó viéndola en silencio, brazos cruzados, mirada fija en Marlene con los labios apretados. Cada vez tensaba más los músculos, y había cerrado las manos en puños que escondía bajo las axilas, más o menos. Tenía ganas de castigarla, pero no era su hija. Gran problema. Por eso no había que encariñarse con gente fuera de la familia.
"...¿O sea que has estado desobedeciéndome a mis espaldas?" lo repetía porque quería que ella lo admitiera. Era obvio. Marlene era una niña desobediente.

[Gideon Prewett]

Solamente desvió la vista a donde solía estar el hombre y volvió a enfocarse en Marlene. Estaba tan enfadado con ella que no sabía qué decirle primero. Le tomó la muñeca con la cicatriz.
"Déjalo así, no quiero saber más al respecto" le soltó la mano lentamente, y tragó saliva para ver hacia el frente "Solamente me alegro y agradezco que estés bien" comentó serio. Más que el enojo, era el alivio de saber que no le había pasado nada demasiado grave.