El sabor de la libertad

[Eileen Breckenridge]

Eileen amaba la clase de pociones porque era, junto a herbología, las que necesitaba para tener un futuro feliz haciendo lo que siempre había soñado: crear fragancias. No era su pasión el hacer todas las pociones que ordenaba el currículum escolar, pero sabía que eran necesarias, por lo que cumplía con un rigor que hasta parecía poco característico de la Gryffindor.
Era una de las últimas personas en salir de la mazmorra donde se enseñaban pociones, y estaba de buen humor porque era su última materia del día. Todo le había salido bien, y hasta tenía todas las tareas para el día siguiente terminadas y listas para entregar. Tenía toda la tarde libre y el mundo era su ostra.
Caminaba por los pasillos de techo bajo de las mazmorras, sintiéndose incómoda: se había puesto unas pantimedias gruesas porque había tenido mucho frío esa mañana, pero aparentemente le estaban quedando algo chicas, porque comenzaba a sentirlas deslizándose por su abdomen y haciéndose tipo bolsa debajo de su ingle. ¡Bah, no importaba! Ya llegaría a su habitación, se sacaría todo y se pondría lo más cómodo que encontrara en su baúl. Sentía que las pantimedias seguían enrollándose en su cadera, pero no les dio importancia. Tarareó una canción de su bruja cantante favorita, apurándose para subir las escaleras a la planta baja.

[Eileen Breckenridge]

Sentía que las pantimedias, ahora enrolladas en su cadera, volverían a bajar en breve. Tenía dos opciones: una era continuar como si nada hasta llegar al próximo pasillo, o subir las escaleras rápidamente para evitar pasar verguenza si se le enrollaban todavía más. Quizás si seguía a ritmo normal, las pantimedias aguantarían en su posición actual.
Quería mirar por encima de su hombro para ver quién estaba detrás de ella, pero no quería ser descortés. "Qué buena clase hoy, ¿verdad?" preguntó en voz alta, al aire, esperando obtener una pista.

[Eileen Breckenridge]

-Una mujer, gracias a Merlín- pensó animadamente, mientras se hacía a un lado y disminuía el paso para quedar junto a Molly. Nunca habían sido grandes amigas, pero la Ravenclaw le caía bien y jamás había tenido razones para pensar algo malo de ella. ¡Y hasta era prefecto! Las prefecto niñas eran las mejores.
"No sé si todas" dijo con sinceridad "pero definitivamente es una de las clases más útiles en Hogwarts, me parece" captando el entusiasmo de la pelirroja, quizás a ella también le apasionaban las pociones.

[Eileen Breckenridge]

Como para no quererla a Molly, si me da galletitas y todo.
"Nunca había escuchado palabras más sabias" le aseguró con una sonrisa, subiendo las escaleras con las piernas ligeramente más apretadas una contra la otra, esperando que eso hiciera que sus gruesas pantimedias de invierno colaboraran y decidieran quedarse donde estaban.
"¿Siempre te gustó tanto pociones?" preguntó, porque por más que estuvieran en el mismo año, Ravenclaw y Gryffindor no siempre habían compartido las mismas clases cada año.

[Eileen Breckenridge]

-Oh- vaya, realmente había sido amor a primera vista para Molly y pociones. Eileen no se había dado cuenta, pero ahora que la Ravenclaw lo ponía así de claro, se daba cuenta que ella misma no estaba tan dedicada a la materia como debería.
"Um, herbología" exageró, porque su materia preferida había sido pociones hasta hace tres segundos, pero oyendo la devoción de Molly realmente se sentía como si hubiera estado viviendo una mentira todos estos años. "Pero me gusta herbología porque la encuentro útil para pociones" se trató de explicar, llevándose una mano a la cadera buscando la cintura de las pantimedias gruesas.

[Eileen Breckenridge]

Cuando encontró la cintura de las pantimedias les dio un tironcito hacia arriba, y siguió caminando como si nada, porque tampoco quería llamar la atención al hecho de que su ropa parecía querer estar escapándosele. Movió la mano, siguiendo la cintura, para darle un tironcito más a la parte de atrás.
"Transformaciones... para ser justas, le veo la utilidad, pero creo que tanto esa materia como encantamientos la usamos tanto en el día a día que realmente pierde el" alzó las cejas cuando se dio cuenta lo que estaba por decir "encanto con el pasar de los cursos" rió brevemente.

[Eileen Breckenridge]

Las cejas de Eileen se elevaron un poco y luego miró hacia el frente, pensativa. Realmente Molly dejaba en claro su orgullo Ravenclaw en unas simples palabras, no le dejaba a Eileen mucho lugar a la duda.
"Realmente no puedo hablar por otras casas" dijo con una sonrisa "no puedo hablar ni por Gryffindor" agregó con una risa breve. Había sentido como un aire de competencia que la puso algo incómoda, por eso recurrió al chiste, porque no sabe si le tocaba darle la razón a Molly o salir a defender su casa. -¡Con razón la eligieron de prefecto!- pensó.

[Eileen Breckenridge]

A Eileen le alcanzó y sobró cuando la Ravenclaw le sonrió dulcemente y aclaró que era broma en ese tonito adorable y cantado, porque Eileen tiende a bajar más las defensas cuando habla con mujeres... porque a los varones no suele creerles mucho.
Asintió con la cabeza, aunque no sabía bien a qué le estaba diciendo que sí. "¿Me esperas un segundo?" preguntó con una sonrisa, alzando las cejas. Ni esperó una respuesta, dejando los libros en el piso para subirse las pantimedias sin mirar si había alguien más cerca que pudiera presenciar el momento.

[Eileen Breckenridge]

Eileen no tenía idea ni sospechaba de esos acertados pensamientos que estaba teniendo Molly en esos momentos. Se acomodó las pantimedias, subiéndoselas y acomodándose la parte de la cintura con especial cuidado para que no se le volvieran a bajar, y miró a la pelirroja para contestar un "Sí, se me estaban por caer" explicó casi con una risa, porque no se podía tomar su situación muy en serio. ¡Y lo aliviada que estaba de que fuera Molly la que estaba ahí con ella! Las chicas siempre eran todas súper adorables y amables.

[Eileen Breckenridge]

Igual Eileen captaba que Molly no parecía muy encantada con su falta de disimulo, pero tampoco es que la podía culpar. Es decir, obviamente le encantaría que la etiquette pasara a ser algo menos riguroso, pero Molly era prefecta por algo. Y ese algo siempre lo había imaginado que era una mezcla de devoción, inteligencia y refinamiento.
"Me quedan muy apretados, me parece" dijo con una sonrisa de lado. "Son como de hace dos años" agregó casi riéndose, porque de verdad no ve qué tiene de malo.

[Eileen Breckenridge]

Se rió, alzando ambos hombros como para quitarle importancia. "Al menos ya se terminaron las clases del día, puedo ir a mi habitación y quitármelas" dijo animadamente, como si realmente estuviera muy entusiasmada con la idea tal como cuando los niños anuncian que sus padres piensan llevarlos a Disneyland.
Recogió los libros que había dejado en el piso, junto al bolso, y se irguió en el lugar mirando a Molly con una sonrisa, como anunciándose lista para seguir caminando, agradecida de que la hubiera esperado.

[Eileen Breckenridge]

Alzó las cejas, sin saber cómo tomarse el ofrecimiento de Molly de acompañarla a comprarse las medias.
"¿Tú compras tus medias ahí?" preguntó mientras caminaba a la par de la prefecto, pensativa. A Eileen no le molestaba ir con medias chicas por la vida, pero la verdad es que su vida tendría un tinte más feliz si empezaba el día con algo más cómodo que no terminara enrollándosele y cayéndosele por los pasillos.

[Eileen Breckenridge]

Asintió con la cabeza, como para demostrarle que ubicaba más o menos dónde estaba el lugar.
"Gracias, eres un ángel" le dijo, porque con la sonrisa de Molly era difícil no creer que decía todas esas cosas por su bien. Igual Eileen pensaba primero atarse la cintura de las medias al torso con cinta adhesiva antes de descartarlas por completo, pero la prefecto no tenía porqué enterarse de tu plan.

[Eileen Breckenridge]

La miró con una sonrisa y luego pasó la vista al frente, pensativa. ¿Era algo bueno o malo que toda esa conversación la habían tenido a causa del deber y la responsabilidad que sentía Molly hacia los mentalmente carenciados como Eileen? Tenía que preguntar.
"¿Te da trabajo tu places o siente como si..." cambió la voz por una más rasposa, como si estuviera irritada, mientras cambiaba la expresión facial por una bien exagerada de hastío "'ugh, otra vez me toca ayudar a alguien, qué lata'?". Alzó las cejas, regresando a su expresión facial de siempre, mirando a la pelirroja.

[Eileen Breckenridge]

No sé cómo hiciste para leer mi post porque me llevó veinte minutos darme cuenta que escribí 'places' (que obviamente interpreté como 'lugares') cuando quise decir 'placer'. ¿Ves? Por eso Molly es prefecto: por ser tan inteligente y saber deducir las necesidades de sus compañeros menos capacitados.
"Oh" respondió, un poquito decepcionada. No es que no le creyera, sino porque hubiera sido genial escuchar a Molly admitir que a veces sus compañeros de castillo podían ser un dolor de cabeza. Igual le alegraba que a ella le gustara su trabajo, pero le parecía genial un poquito de negatividad. "Es muy dulce de tu parte" agregó, para no sonar tan seca, que no era su intención.