Regalo atrasado

[Rabastan Lestrange]

A veces no quedaba claro quién le debía un regalo a quién. Normalmente, sí, Rabastan era el que le estaba debiendo favores y regalos a Katherine Heartshape, pero si uno pensaba en eso como una inversión a largo plazo... estaba difícil para decidir. Para Rabastan, al menos, porque no le convenía pensar las cosas de otra forma.

Afortunadamente, Navidad había sida temporada de vacaciones que había resultado, como mínimo, life-changing. No que Rabastan pudiera cambiar mucho, pero seguramente estaba en camino. Siempre y cuando pudiera comenzar a suprimir la costumbre de hacerse el imbécil para que la gente lo subestimara, podría marcar una diferencia. Pero primero lo primero, Kitty. Si había algo o alguien de su pasado cercano que quería conservar en el futuro, era su relación con Katherine. Así que estaba caminando por el pasillo que pasaba frente a la entrada de la Sala Común de Slytherin, esperando verla entrar o salir. Y si ella no lo veía a él primero, mejor.

[Rabastan Lestrange]

Ah, la fiesta que dio Kitty en Navidad... si había uno de esos eventos que te cambiaban la vida, Rabastan tenía que marcar ese en el calendario. Prácticamente no había disfrutado nada de la fiesta, aunque debía admitir que había tenido una de las emociones más fuertes de su vida. Y todas se relacionaban con Kitty. ¿Era eso coincidencia o realmente estaban entrelazados por el destino de destruir?
Había apoyado la espalda contra la pared, junto a la salida de la sala común, con el perfil mirando directamente a la puerta porque quería que fuera ella la próxima a salir o entrar. Llevaba quince minutos esperando eso.

[Rabastan Lestrange]

Siempre quise agarrar a Kitty por sorpresa. Pero nada de caminar por detrás para hacer algo tan perfecto como cubrirle los ojos con las manos, porque Rabastan no es 50% clichés y 50% algodón.
Sonrió de lado y le tomó el brazo más cercano para tirar de éste, como para que ella perdiera el equilibrio de ese paso de gata tan controlado que ella tiene. Rabastan necesita amor, Katherine, espero que sepas eso. Ahora más que nunca.

[Rabastan Lestrange]

Buenísimo.
Rabastan sonrió de lado, como si no supiera qué decir a la muy cierta acusación. OK, era una observación, pero para un paranoico ya sabes como funcionan las cosas. "Hacía mucho que no hablábamos" comentó, sin soltar el brazo de Kitty. Le gustaba mantenerla así, sin que ella se quejara de que él no le devolvía el brazo. La desgraciada de Rebecca siempre se quejaba de eso, de aquello, de todo. Kitty no. Kitty le permitía quedarse agarrándola del brazo. Como si fuera suya, al menos por un rato.

[Rabastan Lestrange]

No importaba que no fuese cierto, la verdad. Siempre y cuando fuera creíble, si era una símil-verdad, le alcanzaba.
"Podría decirse que bien" comentó, subiendo la mano que tenía en el brazo de Kitty para apoyarla en el hombro de ella. "Pero yo quería saber cómo estabas tú" agregó. Después de todo, seguro que varios habrían escuchado que alguien había molido a palos a Rebecca Livenworth y que William, de repente, se había borrado. Se suponía que Rabastan no tendría que estar bien para los no entendidos. Pero Kitty seguro alguna idea tenía.

[Rabastan Lestrange]

Ah, la malagradecida esa. "Sobreviviendo" copió la respuesta de Katherine pero dejó escapar una risa que evidenciaba el placer que le causaba pensar que Rebecca había hecho eso en el sentido más figurativo de la palabra. Bien que había sobrevivido, y no se acordaba de quién le había roto la cara a puño limpio. Irónico, Barty también lo había estado ayudando mucho a él.
"Pero de todos modos hoy a la mañana vi una revistita en la Sala Común con tu cara" comentó alzando las cejas, ¿eso era nada? Era mucho. Kitty acababa de subir de clase, ¿cierto?

[Rabastan Lestrange]

Bajó las cejas complacido por el entusiasmo de Katherine y tiró de ella caminando hacia el lado izquierdo del pasillo para alejarse de la entrada de la Sala Común.
"¿De qué era el concurso?" preguntó, como si realmente le interesaran esas cosas cuando estaba bastante seguro de que Kitty no había tenido que luchar en una piscina llena de gelatina para ganar el derecho a esa sesión de fotos para estar en la tapa de la revista. Pero igual la escuchó, mientras la hacía caminar por ahí.

[Rabastan Lestrange]

Si a Rabastan le preguntaban si Charlotte era fea, seguramente podía decir que sí, porque mentir no es la gran cosa. Pero obvio que prefería una victoria singular y completa de Katherine, así que tuvo que estar de acuerdo con ella.
"Probablemente. De todos modos, tenía que felicitarte por eso. ¿Te sobraron fotos de aquella vez?" de cualquier vez, en realidad, tanto pre-portada como las que incluyeron en la revista le alcanzaban.

[Rabastan Lestrange]

Rabastan era lo máximo. ¿Te acordás cuando era un gordito medio retardado y estúpido con olor a cosas muertas más sucio que un vagabundo en pleno verano? Y Rebecca lo rechazaba así. ¿Cuál era su problema? ¿Era la barbita? ¿Eso era?
"Claro que quiero" comentó, sintiendo una calma complacencia al escucharla emocionada por algo que él no tuvo nada que ver. Grosso hubiera sido si la revista hubiera elegido a Charlotte y él hubiera puesto unos cuantos galleones para incluir a Katherine en la tapa, ¿no?

[Rabastan Lestrange]

Pero robar no es lo mismo que regalar, así que en realidad sí sería el primer regalo que podía mostrar a otros porque le pertenecía.
"Genial" dijo tranquilo, ¿por qué la felicidad de Kitty le resultaba tan... relajante? Era como escuchar el ruido de las olas rompiendo contra la arena, más o menos. Era mucho mejor que Queenie y su acento texano, o que Rebecca y sus eternas quejas, o... bueno, no era mejor que Tracy, era diferente. No quería meterse en las bragas de Tracy.
"Hablando de regalos..." sonrió, esperando que ella se emocionara un poquito.

[Rabastan Lestrange]

A ver, veamos, voy a sacar la lista de amigos de Rabastan: Barty Crouch.
Creo que no es peligro alguno que tenga el corazón para mostrarle a alguien unas fotos de Kitty, si solamente tiene un amigo. Tenía dos, pero el otro reusltó ser débil de carne que se dejó manipular por la perra tracionera que todos conocemos y no necesitamos nombrar más.
"Tengo uno para ti" continuó, mirando hacia el frente mientras guardaba ambas manos en los bolsillos de la túnica. "Es un buen regalo" aclaró, Rabastan estaba casi seguro que era mejor que una bolsa de galleones o ropa de moda.

[Rabastan Lestrange]

Todo, por supuesto, guardando la identidad secreta de Kitty como su amante. Ahora la situación está más relajada, porque él es el pobre engañado y no el cruel engañador para el ojo público, pero... no sé. No sé si le va a contar a Barty. Aún.
Si miraba el interior de los bolsillos, lo único que vería aparte de las manos de Rabastan sería un pañuelo hecho bollo en el bolsillo más alejado de ella. "Es una sorpresa, pero más te vale que te guste" comentó, tratando de sonar en broma.

[Rabastan Lestrange]

Claro que me encanta que sea tan idiota, es lo que más me gusta de ella si algún día me vuelvo impotente sin extremidades y con ceguera irreversible.
Y no, Kitty, no es un fetiche. Por cierto, ¿qué te dice que las bragas que Rabastan le dio a Tracy eran tuyas, eh? ¿Qué te dice que no eran de Sarah Gleeson, o de Queenie? Porque obvio que le roba las bragas a todas las minas con las que se revuelca. ESE es su fetiche.
"Entonces..." sacó una mano del bolsillo y la apoyó en el cuello de Kitty "contra la pared, con los ojos cerrados" pidió.

[Rabastan Lestrange]

Sonrió, la obediencia de Kitty era algo precioso, algo que debería hacerse ejemplo para jovencitas en todo el Reino Unido. Le soltó la nuca con cuidado y sacó el pañuelo del bolsillo. Había algo dentro del pañuelo hecho un bollo, ¿sabías? No soy tan tacaño.
"Abrí" le dijo, acercándole el pañuelo a la boca. Lo que estaba dentro del pañuelo ahora lo tenía en la mano libre, seguro dentro de su puño estable.

[Rabastan Lestrange]

No es que te quiera arruinar la ilusión, pero en realidad es que la boca de Kitty es un lugar más divertido que el bolsillo para guardar el pañuelo ahora que necesitaba ambas manos para darle el regalo. Y no hacía falta que abriera las piernas para recibirlo... aún.
Con una mano le corrió el cabello hacia uno de los costados, al pedo, porque la verdad es que no servía para nada y no ayudaba en lo más mínimo, y le pasó un collar por el cuello. Lo enganchó y luego quitó el cabello de debajo del collar. Sí, son esmeraldas de verdad, de nada.