Pequeño horror

[Andromeda Black]

Qué chistoso que esa mañana no había aparecido con letras gigantes, en la edición del Profeta, que el mismísimo Apocalipsis ocurriría ese mismo día. O sea, les avisaban mucho sobre el clima y esas bobadas, pero... ¡sobre desastres naturales, desgracias épicas, ni pío de información, ¿no?! Porque fue el día en que Andromeda descubrió una... uh. CANA. EN SU CABELLO.

Estaba delante del espejo del baño tocándose frenéticamente un mechón de cabello (aquel con lo representante de su muerte inminente), después de haber ido a hacer cosas obvias y lavarse las manos como buena y finísima señorita que era, con cara de shock. Pero lo que era... ¡shock, shock, shock! Su mandíbula floja, una frente arrugada que apuntaba a que dentro de poco se escucharía un grito en el baño y ella... bueno. Los que no sean niñas, y tan joven como ella, no entenderían el por qué de sus ganas por tirarse de la ventana en ese mismo momento, en ese mismísimo día... porque ok ok, se la pasaba aplicándose hechizos de coloración a su cabello, pero eso... definitivamente, era una cana.

Definitivamente...


Vaya, ni siquiera había cerrado el grifo de agua luego de lavarse las manos (porque el descubrimiento ocurrió en ese momento). El agua seguía corriendo, y corriendo, y corriendo, y... su cana. Ahí: viva, matándola con su existencia. La muy maldita.

[Andromeda Black]

((¡Yay! Becca-bufanda. Ok, no. XD *hugs tight*))

¿Cómo era posible que una pequeñez estuviera (no literalmente) poniéndole los pelos de punta? Con decirles que no capó enseguida la voz de Rebecca sino hasta pasados algunos segundos en los que siguió viendo su reflejo con cara de horrorizada. Volteó luego hacia ella y su expresión persistió (es que no había motivo para poner otra). Balbuceó antes de poder hablar, "¡B-Becca!" más bien gimotear. Soltó un chillido de queja y volvió rápidamente hacia el espejo. No podía ni siquiera explicarle qué pasaba, pero sí "...fue todo un gusto conocerte" salir con alguna de sus payasadas. Claro que en ese momento se lo dijo totalmente en serio. Sí había sido un gusto conocerla. Pronto moriría. La cana lo decía.

[Andromeda Black]

Gracias por lo del grifo, porque en serio que ella no se hubiera fijado. Y no, por una uña rota no habría gritado... digo, tampoco NO le hubiera importado, pero ¿tanto como para gritar? no estaba TAN loca. Ahora sólo quería llorar mucho y que alguien la abrazara. La mirada que le dirigió a Rebecca era del todo amarga, pero también con un puchero infantil, esforzándose por verle el lado cómico al asunto... no pudo sostener eso y "no," le respondió y se cubrió el rostro con ambas manos, totalmente dramática, "...¡mi cabello!".

[Andromeda Black]

"Nonononono," se apresuró a replicar, tan rápido que por poco balbucea, "no, ¡no!. Rebecca, mira". Giró hacia ella señalándose frenéticamente con diez dedos su área entera de cabello. Hacía ademanes de querer ponerle mucho énfasis al asunto, porque se supone que una canita tan diminuta (aún así, odiosa y mortal) debía visualizarla su amiga sin problema. SE SUPONE; las canas volvían loca a la gente.

[Andromeda Black]

No era como si hubiera ocurrido el Apocalipsis, ESTABA sucediendo. Suerte para ella que Rebecca era una jovencita observadora y no tuvo mayor problema en detectar el motivo de su histeria. Y, como siempre, era mucho peor escuchar la verdad de la boca de alguien más que la que uno mismo se imaginaba. Tras escuchar a Rebecca, soltó otro gemido como de dolor. "¡No lo digas!" no pudo no encorvarse un poco al decirlo, nuevamente tapándose los ojos, como si eso anulara la realidad que vivía (así como esperaba que si Rebecca se retractaba de la afirmación, podría ser que la cana era una pesadilla y nada más).

[Andromeda Black]

((...Y antes de que me digan que WTF con la cana en una adolescente: es posible, a una amiga le pasó eso, jajajaja))((Y Rebecca rulz :D))

¡¿Cómo que tal vez traía algo contagioso?! ¡Que no la deprima más! Faltaba ahora que al caminar provocara Andromeda un radio de aislamiento por las niñas que temían quedar albinas por su culpa. Al escuchar a Rebecca sintió un fuerte deseo de repetir lo que le acababa de decir, ¡que no lo dijera! En cambio, hizo un ademán histérico como para que, por favor, se abstuviera a soltar palabras. Rebecca decía explícitamente qué pasaba y ella se moría, en serio. "No sé por qué, ni cómo llegó ahí, es como si... ¡Merlín! Como si me hubiera revolcado con Flitwick y se me quedara enredado uno de sus pelos," Flitwick era muy, muy, muy canoso... seguramente ustedes ya lo sabían, pero still, "¡¿te imaginas?!" soltó la carcajada.