Buena gracia

[Nicol Lufkin]

Siendo uno de los mejores estudiantes de su curso (él mejor si pedían su humilde opinión), era de esperar que los profesores pensaran en él, al momento de sugerirle a otros estudiantes quien podía ayudarlos a reforzar los temas de las asignaturas. Sobretodo en ese momento del año escolar que tenían los TIMOS a la vuelta de la esquina. En esa ocasión, el profesor Flitwick le había pedido que ayudara a un par de sus compañeros de curso con la teoría y practica de la materia, y aunque Nicol pensó seriamente en negarse diciendo que tenía algo que hacer, la posibilidad de quedar en buena gracia con el jefe de su casa había sido más tentadora. Honestamente, no esperaba nada más que aquello a cambio de la ayuda que prestaría, sin embargo, el profesor le había sugerido que pusiera una tarifa por tiempo de ayuda. Él no necesitaba dinero, obviamente, su familia tenia suficiente, pero ya que no quería desperdiciar su tiempo por completo y sabía que las personas solían apreciar más las cosas cuando había dinero involucrado, acepto. El profesor le asigno un aula en el primer piso del castillo y le informo a que hora serían las clases.

Tras invertir la primera parte de la tarde de aquel sábado, en uno de sus compañeros que había traído a dos personas más junto a él, Nicol consideraba seriamente no volver a aceptar realizar ese tipo de favores. No entendía, ni creía poder entender, como esas tres personas habían llegado al quinto curso con tantas fallas y se le ocurría que solo un milagro lograría que aprobaran los TIMOS. Una vez su primera tanda de alumnos se marcho, aprovecho para hacer cosas como ir al baño y pasar por las cocinas (sí, sabía dónde estaban, había un libro que lo decía), porque de verdad no le emocionaba mucho recibir a la siguiente persona que debía ayudar. -¿Será otro caso perdido más? ¿mi ayuda servirá para algo?-, al no encontrar respuesta, decidió tomar diez minutos extra para degustar muffins en las cocinas antes de regresar al aula.

Una vez sació su hambre, que era más bien aburrimiento y frustración, y a modo de disculpa por tardar, llevo consigo unos cuantos muffins recién horneados que los elfos le habían ofrecido. Tampoco consideraba que debía disculparse por algo, pero bueno, en casa le habían enseñado a no ser grosero.
((Reservado))

[Nicol Lufkin]

Obviamente había un problema de comunicación allí porque él no sabía ni a cuántos ni a quienes tenía que tutorear, es decir, el profesor había dicho un par... De los cuales uno había resultado ser tres. Por lo tanto, antes de abrir la puerta del salón se había preparado mentalmente para atender como a cuatro personas en esa ocasión. Pero se llevo una sorpresa al entrar y solo ver a una persona allí. -Holland Fawley- recito mentalmente, mirándola de pies a cabeza, a diferencia de ella, Nicol usaba una túnica. No entendía como un mago podía usar ropa muggle cuando no tenían muggles cerca, era aceptable para los muggleborn, por obvias razones, pero para los demás... Bueno, cada quien tenía sus gustos.

Movió su cabeza y le sonrió un poco "Hola" le saludo de vuelta. No era ni por asomo cercano a ella y solo sabía cosas muy básicas de su compañera, como que tenía una hermana que le caía mal a su hermano menor y un hermano que era de la misma edad que su hermana menor, era simpática y le parecía que si se peinaba podría verse bonita, iba a Gryffindor y era buena en cuidado de criaturas. Por lo menos le caía mucho mejor que el grupo anterior y esperaba que siguiera cayéndole igual después de la clase.

"Puedes sentarte allá" le indico, señalando una de las mesas que estaba llena de cosas para practicar y unos cuantos libros y pergaminos de consulta. La bandeja donde llevaba los muffins comenzaba a pesarle, así que apresuro un poco sus pasos para poder desocupar sus manos, "Si tienes hambre puedes comer" ofreció una vez puso la bandeja sobre la mesa. El tono de su voz reflejaba que a esas alturas de la tarde se encontraba algo agotado pero un compromiso era un compromiso y debía hacer lo mejor para cumplirlo..

[Nicol Lufkin]

Abrió su boca dispuesto a responder un 'Ya comí, gracias' pero su cerebro hizo filtro y prefirió no hacerlo. "Estoy bien, más tarde" contesto, tampoco podía ser tan descarado como para admitir que ya había comido y que por eso la había hecho esperar ¿cierto? Era mejor si daba la impresión de haber tardado por ir a buscar comida para compartir y no por tragón.

Regresando su atención al tema de clase, cayo en cuenta que realmente nunca le había prestado atención a la muchacha en Encantamientos y por tanto no tenía idea que tal era su desempeño -No es muy bueno- obvio, de lo contrario no estarían allí. "¿Estás lista?" pregunto dándole a entender que la clase había comenzado porque no espero una respuesta y rebusco entre los pergaminos, extendiéndole uno. "Contesta estas preguntas, por favor" le pidió sonriendo, por supuesto que había preparado un quiz sorpresa, aunque no era más que una lista de preguntas sobre varios hechizos y su descripción, bastante sencillo. Con preguntas tan tontas como '¿Cuál es el encantamiento convocador?' y '¿Para qué sirve Glacius?'.

[Nicol Lufkin]

Lo que Holland quería era un picnic, habla claro menor.

A penas le presto atención a lo que ella respondía en el pergamino (para no dañar la sorpresa durante la corrección, claro) y se ocupo acomodando con ayuda de su varita unos cuantos objetos sobre la mesa, como frutas de madera, esferas de metal, un recipiente vacío y uno con agua y una caja con salamandras que esperaba siguieran vivas. Obviamente seguía una parte practica, ja, cualquiera salia bien parado solo con la teoría.

Una vez ella termino el cuestionario, tomo el pergamino y se dispuso a corregirlo, dibujando círculos o líneas según la respuesta fuese correcta o no. -Hasta un niño de primero lo responde mejor- pensó prefiriendo cambiar sus palabras, "He visto peores" contesto, mostrándole el pergamino donde en tinta azul le había calificado con un '10/20'. "Ahora necesito que pongas en práctica lo que respondiste bien" señalo con la varita los objetos del otro lado de la mesa "En orden, realizarás cada uno de los encantamientos que conoces y que funcionarían sobre el objeto u animal" le explico, modulando con calma para que no le escuchara mal. Con otro movimiento de varita saco las salamandras de la caja y las dejo sobre la mesa.

Esperaba haber sido claro y que ella fuese más intuitiva, no como el trio anterior que habían hecho cada uno de los hechizos en el pergamino y habían prendido en llamas un par de las frutas de madera. Que no, no debían incendiarlas, solo moverlas, ponerlas a girar, cambiarles el color... Lo que fuera más sencillo.