Ocupación mental momentánea

[Clifford Solomon]

Si alguien se lo recordaba, sería genial: ya llevaba Clifford veinte minutos en la biblioteca y no había pasado por el escritorio de Madame Pince para pedirle un libro, ni había recorrido las estanterías en busca de un ejemplar en particular, ni había tomado asiento en una de las mesas. Es más, hasta tenía la mochila colgada sobre los hombros, como si acabara de llegar y buscara lugar.
Cuando pasó por la puerta de entrada vio un par de libros desordenados sobre una mesa, y las chicas que los habían sacado riendo mientras caminaban a su lado planeando qué quiz de Corazón de Bruja hacer primero para comparar resultados. Tenía que ordenarlos. Los apiló, dejándolos a un costado de la mesa, y recogió los pedazos de pergamino de la mesa, un envase de goma de mascar y una rana de chocolate aplastada. Fue de un lado a otro deshaciéndose de la basura, y rastreando el tópico de los libros para ponerlos en las estanterías correspondientes. Se había distraído tanto que hasta estaba calmado en su labor y hasta planeó que debería limpiar con algo los ventanales, sin recordar que tenía que buscar un libro para terminar su tarea.

[Mina Hayward]

De acuerdo, confiesa. ¿Cuánto le pagan al año por andar haciendo el trabajo de los elfos domésticos? Igual y ordenar libros en la biblioteca no es tan malo, pero si también gusta de ir a limpiar los baños, espero que sea bastante.
Todo ese rato Mina había estado sentada en una mesa cercana, con los pergaminos ordenados frente a ella de acuerdo a un sistema muy desquiciado complicado de explicar, y varios libros abiertos, apoyados en más libros cerrados. Levantó la mirada cuando las chicas risueñas pasaron cerca, y desde ese momento había seguido con los ojos a Clifford. Tomarse un descanso estaba permitido, porque se encontraba trabajando sola, así que sólo competía contra la hora de irse a cenar, y lo que el hufflepuff estaba haciendo era tan extraño que le retuvo la atención.

[Clifford Solomon]

Lamentablemente para Clifford, la única forma de limpiar los baños era a fuerza de hechizos, porque los elfos no andaban dejando productos de limpieza para que uno pudiera colaborar. Y los hechizos llevan mucho tiempo, y los baños son zona muy solicitada, así que no le pagaban por ello. Aún.
Tomó el último libro de la mesa, deteniéndose a ver el estado de ésta una vez más antes de alejarse. Se detuvo frente a una estantería para devolver el último libro que esas niñas habían tomado. Según el orden alfabético y de tópico de la sección, se suponía que iba en la hilera superior. Miró el libro una vez más, y subió la vista a la hilera donde tenía que acomodarlo. No iba a poder devolverlo a mano porque estaba muy alto, y con un wingardium leviosa, no veía posible empujar los libros para hacerle un lugar al que le tocaba devolver. Frunció el ceño, no recordaba un encantamiento que le fuera a ser útil.

[Mina Hayward]

Bueno, siempre puede mandar por el retrete (ha) siete años de educación mágica e irse a trabajar de conserje a cualquier colegio muggle: ahí seguro que dispondría de todos los productos de limpieza que su mente fuera capaz de soñar.
Ladeó la cabeza, frunciendo el ceño. Quería reírse, pero no podía. También quería dejar de sentirse interesada en la pequeña chocoaventura de Clifford, pero su mirada se negaba a regresar a los libros. Finalmente se puso de pie y caminó tranquilamente hacia donde estaba el hufflepuff. No que ella pudiera ser de mucha ayuda, si era más baja que él. Sin embargo, tenía una súper brillante idea.

[Clifford Solomon]

Bajó la vista hacia el libro por novena vez, me parece, con la esperanza de que el nombre del autor hubiera cambiado para facilitarle la misión de devolver el libro donde correspondía. Ni siquiera había escaleras cerca, y hasta Ollivanders las tenía. Aunque Ollivanders era tremendamente desordenado y sucio, ahora que lo pensaba. No aprobaba de la higiene de Ollivanders (y de esa vez que lo retó porque se había puesto a ordenarle las cajitas que estaban sobre el mostrador, hace ya cinco años).

[Mina Hayward]

((LMAO))

Uhm, ¿ok?
Se detuvo a un lado de Clifford, con las manos en la espalda y la vista fija en lo alto de la estantería. "¿Sabes? Por más que lo mires no va a encogerse" comentó. Le pareció que tratar de sonar graciosa era la mejor manera de meterse en lo que no le importaba, en lugar de directamente decirle que lo olvidara, porque era un caso perdido.

[Clifford Solomon]

Se sobresaltó cuando escuchó la voz de Mina junto a sí, e hizo un paso al costado antes de darse cuenta de que le estaba hablando a él. Miró el libro y miró a su compañera antes de asentir con la cabeza. Claro, era cierto que él no tenía poderes como para andar encogiendo cosas con la vista. Y no quería, ¿y si encogía a la gente por error y después creaban una franquicia de películas muy malas inspiradas en las tragedias de su vida?
"Sería muy útil si la estantería se encogiera" comentó en voz baja, lamentándose de que ese no fuera el caso. Quizás Mina necesitaba un libro de ahí arriba. Lo cual le vendría bien, tendría aún más necesidad de conseguir una forma de acceder a esa hilera.

[Mina Hayward]

Asintió con la cabeza una vez. Sería útil... si todos los alumnos se obsesionaran con regresar los libros al lugar de donde los sacaron. Es decir, ella tenía su desorden obsesivo-compulsivo, pero si bien se preocupaba por asegurarse dos o tres veces de que ninguna hoja se fuera doblada, no le importaba que el responsable de la biblioteca se encargara de reacomodar. "¿Y qué hay de la opción más obvia para resolver tu problema?" preguntó. Ok, la segunda más obvia, porque la primera era no encargarse de arreglar desastres ajenos.

[Clifford Solomon]

¿La opción más obvia? Miró a Mina sintiéndose tremendamente inseguro: ¿había una opción obvia y él no la había visto? Bueno, no debería sorprenderse. Pero ahora comenzaba a pensar, ¿qué si esa idea obvia era algo como hacer una escalera con los libros de las estanterías más bajas? ¿O si era ir a buscar a Dietrich Stover y pedirle que guardara el libro por él? O... ya sabes, cosas así.
No quería molestarla con la pregunta, pero era inevitable "¿Cuál es esa opción?".

[Mina Hayward]

Esas eran opciones, claro, pero no precisamente obvias. A la que ella se refería era otra que no incluía escaleras o gigantones de Slytherin. "Es súper fácil, mira" extendió la mano derecha, pidiéndole que le pasara el libro que quería regresar. Pensaba que tal vez a Clifford no le iba a gustar el plan, sin embargo, cuando se enterara de cuál era, le resultaría imposible negar que era lo más obvio.

[Clifford Solomon]

La miró extrañado: ¿tal vez ella tenía un par de zapatos mágicos que empezaban a engrosar la suela hasta que quedara alta y capaz de devolver libros en los estantes más altos? Quizás las Spice Girls se habían inspirado en Mina, la manager menos conocida.
Volvió a bajar la mirada al libro que tenía en la mano y decidió confiar plenamente en Mina, así que se lo pasó, sin despegar la mirada de la tapa.

[Mina Hayward]

¿A que sería genial tener unos zapatos de esos? Tanto por su aplicación práctica primaria como para las recurrentes amenazas de pisotones. Unas suelas así tenían que meter más miedo que las comunes y corrientes.
Agarró el libro, canturreando un "gracias", y empezó a caminar hacia el final de la estantería, donde quiero imaginar que, como en cualquier biblioteca, estaban ubicados los maravillosos, increíbles y para nada mágicos carritos donde la gente normal y responsable depositaba los libros cuando terminaba de consultarlos. ¡Tarán! La opción más obvia. Contra esta lógica no puedes, Clifford.

[Clifford Solomon]

¿Pero no tendrías miedo de caerte? Un paso en falso con esos zapatos y sería como caer por las escaleras dos pisos completos, me imagino. Y te romperías cruelmente los tobillos, también.
Se quedó mirando a Mina, esperando el siguiente paso de su demostración de lógica formal aplicada a la devolución de libros en la biblioteca. Le sonrió, inseguro, por si ella estaba checando que él prestaba atención antes de... no sé, hacer levitar el carrito.
((Nunca fui a una biblioteca))

[Mina Hayward]

((Hahahaha))

Todo es cuestión de práctica. Y de perder gradualmente sensibilidad en los pies (?).
Como Clifford no se apresuró a aplaudirle, Mina enarcó una ceja antes de extender los brazos y mostrarle el carrito (que, por cierto, contenía más libros, porque aunque la presente muestra indique que Hogwarts está habitado por raros, debe existir un porcentaje de alumnos normales) como edecán. "Eso es todo lo que hay que hacer" anunció.

[Clifford Solomon]

Miró el carro unos segundos más antes de volver a mirar a Mina, dudando entre hablar o quedarse callado para aceptar la decisión de ella. Que, claro, era más que válida. Pero tenía un interrogante que no terminaba de resolverse en la cabeza de Clifford.
"Disculpa que pregunte" comenzó, porque le parecía que estaba siendo maleducado si ella pensaba que él estaba cuestionando su decisión, "pero ¿no va a tener la bibliotecaria que devolver el libro al estante, o se queda allí en el carro?" porque si era delegarle el trabajo a la bibliotecaria, no se sentía de mucha ayuda.