Qué lástima, pero adiós

[Cecile Greengrass]

Abrió su bolso y uno a uno (porque sus manos eran muy pequeñas para tomarlos todos a la vez) los regresó al lugar de donde vinieron. Si carecía de sentido toda la conversación o sus acciones, ya no había vuelta atrás. Se estaba guiando por las ganas de una venganza que no podía cumplir, porque no tenía poder alguno sobre Dion y, aunque se le había ocurrido implantarle algo ilegal y quitarle puntos a su casa por ahí, eso implicaba demasiado tiempo y esfuerzo cuando él no se merecía. Lo único que tenía a la mano era quitarle la posibilidad de ver apuntes y esperar a que fallara por ahí.
Cerró su bolso y lo miró por un momento. Si había algo que decir, no supo qué.

[Dion Thornhill]

Esperó, pacientemente, haciendo un gran esfuerzo por acallar su mente. Nada de quedarse pensando en posibles explicaciones, nada de imaginar qué había pasado, o practicar en su mente qué le diría la próxima vez que se vieran. Intentó tener por Cecile comprensión y mantener la estima que había tenido esos casi tres años. La respetaba, y quería mantener eso así incluso en ese momento. Confiaba en que luego podrían hablar y solucionar esto. Era un malentendido, no podía ser otra cosa.
Dion le devolvió la mirada.

[Cecile Greengrass]

No supo qué decirle y no logró sostenerle la mirada por mucho tiempo. Le había dicho lo de París y no respondió gran cosa; le expresó sus deseos de felicidad con otra persona y tampoco dijo mucho; le dijo que lo tenía todo y no le preguntó a qué se refería. Cecile le había dejado montículos de migajas en diferentes sitios que desde donde ella estaba de pie se podían seguir con claridad, pero Dion parecía perdido, lejos de encontrar el camino y Cecile no tenía el corazón para guiarlo porque el final se encontraba lejos de ella.
Se acomodó el bolso y sin alzar la mirada, se giró. No esperaba volverle a hablar y por su lado, trataría de no hacerlo. Sus caminos ahora se separaban.