Equilibrista

[Henry Leyden]

Para él, tenía perfecto sentido. Claro, una broma. Por una broma, valía la pena un castigo. Una broma a alguien a quien se refería con tanto 'cariño', más todavía. Él no conocía esos placeres de la juventud como las enemistades colegiales y hacer bromas pesadas, pero los comprendía.

"Sólo para evitar malos entendidos, ¿a cuál llamas hueca?", quiso saber Henry. Un momento después rió y rectificó "¡No me digas! No quiero morir sin haber amado... o aprobado mis TIMOS, leído el último libro del Señor de los anillos, recorrido todo el castillo..."
La lista seguía para siempre, así que mejor la dejaba ahí.

"No, no es cierto. Yo siempre quiero saber."

[Henry Leyden]

La verdad, no. Había gente a la que no soportaba, pero a esos los evitaba como fuera, nada de rivalidades. Su concepto de hacer una broma pesada era, no sé... esconder un libro de Winston y devolvérselo en cuanto lo ocupara. En cambio era muy tolerante. Se le podía hacer y decir cualquier cosa, siempre y cuando no se metieran en el concepto de "su desventaja es que es ciego". (En aquel entonces, todavía no sabía que tenía otro gran límite que eran los ataques generales sin dar la cara).

Henry no estaba muy seguro de que fuera cierto que no había mucha diferencia, porque no tenía trato con Yasmin. Pero precisamente por las similitudes era que hacía falta la aclaración.

"Nooo", exclamó Henry, dramáticamente. "Recuerda que te salvé de la escalera malvada. Además, no vale la pena morir por tan poca información. Técnicamente no me dijiste nada que no sup..." Se interrumpió y se aclaró la garganta. No ibas a oír a Henry diciendo que no es novedad que Tamsin es hueca. Qué eso contaba como hablar a sus espaldas y así no es él.

[Henry Leyden]

"Sí, me lo habían dicho. Pero es simple curiosidad..." se justificó y su tono de voz casi lo hacía sonar avergonzado.

"Lo que no me habían advertido es lo segundo. Y no me lo hubiera imaginado. ¿Qué no se supone que a ustedes les gusta que uno muestre interés y apoyo?" dijo, divertido. "¿Ves lo poco que entiendo? ¡No tengo oportunidad!"

¡Uh, Henry abriendole su corazón a una chica a la que acaba de conocer! No... no tiene nada de inusual.

[Henry Leyden]

Cierto, cierto.

"Así que...Buen humor", hizo como que anotaba en una lista invisible "Apoyar sin preguntar entrometerse..."
Claro ahora era muy chistoso; pero sólo porque Henry creía en el trato individual y no creía que fueran efectivas esas listas generales.
"Pero no hay forma de apoyar a quien no conoces. En la mayor parte de los casos, ni siquiera conocerlo y conocer la situación basta. Pero sí. A veces exaspero. Ya verás, voy a reformarme", prometió, alzando la mano derecha y todo.

Y no estaba mintiendo a propósito.

[Henry Leyden]

Henry soltó a reir.

"Creéme que eso es lo de menos. Jamás me querrían para eso. Me salto el reglamento una vez a la semana completamente a propósito, y estoy convencido de que cada quien debe seguir su propio código moral, así que no podría ir por ahí imponiendo un reglamento genérico. Los mandaría a seguir con sus asuntos tan pronto como me pusieran una excusa. En realidad, no tengo idea de como logran manejarlo..."

[Henry Leyden]

Ah, un llamado a la solidaridad. Que buena movida. ¿Serviría de algo si Henry prometiera que no volverá a salir fuera de horas en el resto de ese curso? Porque bueno, de aquí al final de las vacaciones era demasiado tiempo como para prometer nada.

"No soy muy competitivo, pero supongo que tienes razón. Aunque casi nunca he causado conflictos a nuestros prefectos, y en todo el año sólo me han restado puntos por cosas inevitables."
Claro, accidentes. Lo planeado lo planeaba bien, y como cada vez lo hacía menos seguido (lo de una regla a la semana no había sido del todo cierto desde mediados de tercer curso), así que hacía más de un año que no lo castigaban por una de esas.


((Off: vamos cerrando?))

[Henry Leyden]

¡Pero si estaba siendo muy sincero! Las recaídas ocurren, eso es todo.

"Ahora que lo mencionas..."
Henry comenzó a avanzar con ella, haciendo una parada para recoger sus cosas, sin embargo, en ese momento recordó algo:
"Primero veré si consigo que me dejen llevarme este libro para el verano. Quién sabe, tal vez tengo suerte" sonrió alegremente, y con una sonrisa entusiasta, tomó otra dirección.

"Te veré alla", se despidió.


((Cerrado))