Antoine volvió a asomarse por la puerta de la habitación, para descubrir que Julie había volcado el contenido de varios cajones del aparador sobre la cama.
"Olivier...
Sweet Child O' Mine..." le dijo, usando su apellido en lugar de su nombre, como siempre que necesitaba que la rubia apretara el botón de 'turbo' en lo que hacía. "Me voy en un minuto,
With Or Without You".
Julie levantó la vista del desparramo de cosméticos y accesorios que ahora cubría la cama y soltó el par de hebillas que tenía en la mano, con furia, sobre el resto. "¡Pero es que
I Still Haven´t Found What I'm Looking For!"
"¿No le puedes hacer
Accio?", preguntó Antoine sin acercarse. Julie era un poco salvaje cuando estaba histérica, y sobre la cama había demasiadas cosas que podrían clavársele en el cuerpo. No, gracias.
Julie resopló y se enderezó, dándole un último vistazo a los accesorios en exhibición. "No puedo. No me acuerdo cómo se llama el..." hizo un gesto con las manos sobre su cabeza "...coso que busco". Resoplando una vez más, furiosa con su suerte, bajó los brazos y se dirigió hacia su novio dando grandes zancadas que lo hicieron titubear en el lugar.
Cuando Antoine se dio cuenta de que ella quería salir de la habitación (y no descargar su nerviosismo en él), se pegó a la pared para dejarle el camino libre. De todas formas su espalda tocó el empapelado solo un instante, porque Julie lo tomó del brazo al pasar y lo arrastró hacia la cocina-comedor.
Al llegar a la mesa, en la que aún estaban apoyadas las tazas sucias del té, Julie lo soltó y señaló la azucarera y luego su cabeza. "
Pour Some Sugar On Me", le pidió.
Antoine la miró con algo de preocupación. ¿Tendría que pasar por el San Mungo para hacerle un chequeo de cabeza a su pobre y estresada novia que claramente estaba sufriendo un colapso porque su mellizo se estaba comprometiendo finalmente con su mejor amiga y--?
"¡ANTOINE! ¡AZÚCAR!" le gritó ella, sacándolo de sus pensamientos. Julie levantó la varita y apuntó hacia su cabello, que ya le había crecido de nuevo y llevaba por debajo de los hombros.
Antoine no se hizo rogar más y levantó el tarro, para luego dejar caer una fina lluvia de azúcar sobre la cabeza de la anormal persona con la que convivía. Para su sorpresa, Julie comenzó a crear una serie de adornos brillantes, que se veían muy bien enroscados en su rubia melenita.
"Wow..." dijo él, dejando el tarro de azúcar nuevamente en la mesa.
Julie se acercó al espejo de la pared del pasillo y sonrió. "Nada mal, ¿no? Solo esperemos que no llueva, porque--".
"Julie", Antoine le cortó el monólogo al pararse detrás de ella y asomarse por sobre su hombro.
"¡Hey!", lo reprimió ella, mirando el reflejo de él en el espejo. Las intenciones de su novio eran tan transparentes como sucios los pensamientos que sabía que le estaban pasando por la cabeza. "Vamos a llegar tarde", agregó, tratando de soltarse de los brazos que ahora la sostenían por la cintura.
"Ya llegábamos tarde cuando inhabilitaste la cama", contestó él, con la voz cercana a un ronroneo, mientras la apretaba un poco más contra él. Julie no hizo más que levantarle una ceja desde el reflejo. "...momento". Antoine se separó de ella para girarla y enfrentarla. "¿Eso fue a propósito?"
Como única respuesta, Julie le sonrió con picardía.
"Oh... You know I'm
Bad", comprendió él, impresionado por la jugada inteligente que le había hecho ella. De todas formas, como seguía algo
motivado por la visión de su novia en vestido y toda bella y brillante, lo intentó de nuevo. "Y, solo para saber, en una encuesta del uno al diez... ¿cuál es tu opinión profesional del sofá?"
Julie le acercó la boca al oído y le susurró un "Pregúntame de nuevo cuando volvamos" absolutamente injusto y perverso. Y, para sumarle maldad, se soltó de su abrazo y caminó hacia atrás para alejarse de él un par de metros. Luego le guiñó un ojo de forma provocadora y desapareció del lugar.
Antoine tuvo que concentrarse un momento antes de seguirla, para sacar de su cabeza ciertos pensamientos que lo iban a transportar tan solo a una habitación de distancia (y sobre cosas puntiagudas, que ya dijo que
'No, gracias') en lugar de llevarlo al viñedo de los Olivier.
Iba a ser una larga velada.